Buscando palabras para decir ¡°te quiero¡± en el Magreb
La realizadora Sonia Terrab propone despejar el tab¨² del amor en su documental 'Shakespeare en Casablanca'
¡°Shakespeare est¨¢ vivo en Marruecos¡±, bromea Sonia Terrab, escritora y guionista nacida en Mekn¨¦s, autora de dos novelas y realizadora del documental Shakespeare en Casablanca. La idea le surge cuando ella estaba en Par¨ªs y so?¨® con una noche de verano en Casablanca. Entonces regres¨® a su pa¨ªs para preguntar a los marroqu¨ªes por qu¨¦ no saben decir ¡°te quiero¡± ni ¡°te amo¡±. Y con ese material hizo una pel¨ªcula desde los techos de una metr¨®polis afrancesada que desde arriba se ve blanca. Hay mucha luz, algo de cielo (mucho m¨¢s azul que el de Wim Wenders sobre Berl¨ªn) que recortan las c¨²pulas de la catedral que dej¨® la colonia. En una acera, un chico responde a una pregunta callejera: ¡°El amor es para los cristianos", recoge esta pel¨ªcula, reci¨¦n presentada en la 11? edici¨®n del Festival Internacional de Films de Mujeres de Sal¨¦ (FIFFS).
El filme? ¨Cproducido por Nabil Ayouch¨C no se queda en las respuestas resignadas, aprendidas, de los ciudadanos de la capital financiera magreb¨ª. La realizadora se incorpora a los ensayos de un grupo de teatro que quiere llevar a escena Sue?o de una noche de verano, de William Shakespeare, en ¨¢rabe dialectal marroqu¨ª (dariya), gracias a la traducci¨®n del director de la troupe Ghassan El Hakim, y la puesta en escena de Jouk Attamatil Al Bidaoui.
¡°Mi primera aproximaci¨®n al tema fue la lengua, porque en Marruecos no tenemos palabras para decir te quiero. En nuestra variaci¨®n dialectal tenemos una manera de decir te deseo, pero es un t¨¦rmino que involucra la posesi¨®n; hay algo de violento en esa construcci¨®n, que se suma a la pronunciaci¨®n en dariya, que es muy gutural, casi agresiva, y que no permite expresar el amor o la emoci¨®n",?explica Sonia, tras la celebrada proyecci¨®n de su filme en la sala de un barrio popular de Sal¨¦. "Y no tener palabras para el amor dice mucho de nuestra sociedad, adem¨¢s de explicar muchos problemas sociales, incluso y fundamentalmente, la dificultad para amarnos a nosotros mismos, para tener una relaci¨®n amable con nosotros, poder mirarnos y aceptarnos¡±, a?ade.
Durante el pase, grupos de adolescentes ¨Cfundamentalmente chicos¨C aplauden y se r¨ªen con incomodidad o perplejidad ante la sinceridad ajena. Es como si el hecho de que los integrantes de la troupe hablen seriamente de su idea del amor los desnudara a ellos, los espectadores, y resulta que algunos solo pueden afrontar el tema con humor de trazo grueso o con una palabra comod¨ªn: shuma (verg¨¹enza). Hay silencio en la platea, en cambio, cuando las mujeres de la calle se quejan de la imposibilidad de los hombres para expresar la ternura y el afecto.
La realizadora cuenta que estudi¨® en Par¨ªs pero volvi¨® a Marruecos y se instal¨® en Casablanca hace tres a?os para hacer esta pel¨ªcula. "Entonces me incorpor¨¦ al grupo de teatro como una compa?era m¨¢s. La mayor¨ªa de los chicos que integran el grupo viene de barrios populares y perif¨¦ricos y me maravillaron. Estuve seis meses con ellos, les coment¨¦ la pregunta que quer¨ªa hacer y les pregunt¨¦ qu¨¦ har¨ªan con ella. All¨ª surgi¨® la idea de traducir al dariya la pieza de Shakespeare, y de extraer de all¨ª las ideas del dramaturgo para hacer las preguntas en la calle, porque son universales¡±, plantea.
Terrab hab¨ªa escrito dos novelas para hacer catarsis sobre su marroquinidad y en el camino de continuar creando se fue acercando a su pa¨ªs, y consigui¨® aceptarlo y aceptarse. ¡°En mis novelas habl¨¦ sobre la burgues¨ªa marroqu¨ª, los j¨®venes de la burgues¨ªa marroqu¨ª, y sobre esa Casablanca tan oscura¡ ten¨ªa mucha rabia. Esta pel¨ªcula es otro acercamiento a la ciudad y a los j¨®venes que la habitan. Esta vez surgi¨® alegr¨ªa, luz y generosidad. Me reconcili¨¦ con Casablanca y conmigo misma como marroqu¨ª. Tambi¨¦n me reconcili¨¦ con la juventud de este pa¨ªs y con la lengua. Hubo buena energ¨ªa, no nos cost¨® hablar con la gente: los marroqu¨ªes quieren expresarse, tienen cosas para decir y quieren hacerlo con honestidad, sobre todo en los barrios populares, donde tienen necesidad de sentirse escuchados¡±, considera.
"Los entrevistados rechazan el tema, o dicen que el amor no es para los musulmanes y, finalmente, confiesan que s¨ª", dice Terrab
Es verdad que, al formular la pregunta, casi todos los entrevistados rechazan el tema, o dicen que el amor no es para los musulmanes y, finalmente, confiesan que s¨ª. Llegan a la afirmaci¨®n pensando en situaciones concretas, en acciones que les evocan afecto. ¡°Sent¨ª amor con una chica a la que le cont¨¦ lo que no le hab¨ªa contado nunca a nadie¡±, reconoce uno de los actores aficionados, prepar¨¢ndose para escenificar Shakespeare.
Amar es contar, hablar con el otro, en confianza. En ese sentido, la familia sigue siendo restricci¨®n y una palabra inmensa e intocable. ¡°Las familias suelen ser un obst¨¢culo al amor, como en Shakespeare. De ah¨ª que sea tan valioso un texto suyo en este contexto. Shakespeare vive en Marruecos, donde los padres todav¨ªa impiden a las j¨®venes parejas llevar adelante su amor¡±, r¨ªe Sonia y agrega: ¡°es una sociedad hip¨®crita, en la que las mujeres tambi¨¦n tienen mucho que ver en la repetici¨®n de pautas. Tambi¨¦n las madres reproducen las mismas consignas que los hombres frente a sus hijos. Todos somos responsables y todos, v¨ªctimas¡±.
¡°El amor es para los cristianos¡±, dice un chico marroqu¨ª
?Aman diferente los ricos y los pobres?, le preguntamos. ¡°La libertad aqu¨ª se compra. Con dinero se compran espacios de libertad para seguir haciendo todo a escondidas, porque en Marruecos todo se hace a escondidas¡ El dinero est¨¢ hoy en el coraz¨®n de nuestra sociedad y eso es, justamente, una constataci¨®n del fracaso¡±.
Terrab es guionista de la televisi¨®n marroqu¨ª, por lo que se impone la pregunta: ?de qu¨¦ se puede hablar en la televisi¨®n marroqu¨ª? ¡°En la ficci¨®n, de muy poco, lamentablemente. En los telefilmes de ficci¨®n hay l¨ªneas rojas infranqueables. Afortunadamente, en cuanto a los documentales tenemos un espacio en la cadena 2M (que genera Reda Benjelloun) que nos permite tener esta libertad. Este documental lo vieron dos millones de telespectadores¡±.
Hay, por lo dem¨¢s, otro mensaje que suele o¨ªrse: ¡°el pueblo no est¨¢ preparado¡± para ver determinadas pel¨ªculas o afrontar algunas tem¨¢ticas. Contesta Terrab: ¡°es un mensaje muy peligroso. Un pueblo que no ha conocido la libertad nunca puede estar preparado para la libertad, dec¨ªa en mi novela¡±.
Por el momento, la realizadora asegura que est¨¢ aqu¨ª para hacer preguntas, no para responder, y que quiere quedarse en su pa¨ªs porque este es su alimento: ¡°cuando est¨¢s en la creaci¨®n, haces a pesar de ti mismo. Y las cosas que nos llenan de c¨®lera y nos enferman son las m¨¢s fecundas y las que nos impulsan¡±.
Shakespeare en Casablanca ha sido recientemente premiada en el Festival Saratov Sufferings Documentary Drama Film Festival, en Rusia y en el Silicon Valley African Film Festival, en California (EE UU); su pr¨®xima parada ser¨¢ la ¨²ltima semana de octubre, en el Istanbul International Architectural and Urban Films Festival, en Turqu¨ªa.
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