Ni?as y ley, la soluci¨®n al matrimonio infantil
Cinco pa¨ªses, cuatro de Am¨¦rica Latina y el Caribe y uno africano, han prohibido este a?o los casamientos entre ni?os definitivamente. Ahora, las ni?as tienen la ley de su parte para decir no
Casi la mitad de las mujeres casadas en Malawi contrajeron matrimonio cuando a¨²n eran ni?as. Concretamente, el 46% se enlazaron o fueron forzadas a hacerlo impunemente antes de haber cumplido los 18 a?os, seg¨²n datos de Unicef. Hoy, en caso de hacerlo, sus padres y adultos involucrados ¨Cnormalmente los maridos son mayores¨C se arriesgan a una elevada multa si obligan o consienten bodas entre menores de edad: una cabra. A veces, es todo lo que tienen para subsistir. Incluso pueden llegar a ser condenados a pagar dos o penados con la c¨¢rcel si persisten en mantener su decisi¨®n tras la primera multa y el asunto escala de la autoridad local a los juzgados nacionales. Este cambio se debe a la modificaci¨®n en febrero de 2017 de la Constituci¨®n del pa¨ªs, que conten¨ªa una laguna jur¨ªdica que permit¨ªa que los ni?os entre 15 y 18 se casaran con el consentimiento paterno.
Malawi se convirti¨® as¨ª en uno de los cinco pa¨ªses que, hasta la fecha, han prohibido definitivamente y sin excepciones los matrimonios infantiles este 2017. Los otros cuatro son de Am¨¦rica Latina y el Caribe: Guatemala, El Salvador, Honduras y Trinidad y Tobago. En la regi¨®n, el 23% de las j¨®venes casadas se hab¨ªan enlazado antes de alcanzar la mayor¨ªa de edad, revelan las estad¨ªsticas recabadas por la ONU en 2016. "Los cambios no suceder¨¢n de la noche a la ma?ana, este ser¨¢ un proceso que llevar¨¢ alg¨²n tiempo, pero esto ya es un paso para nosotros", declar¨® Marleni Mat¨ªas, congresista guatemalteca y presidenta de la Comisi¨®n de Mujeres en el Parlamento, cuando se acab¨® en agosto de este a?o con el ¨²ltimo resquicio legal por el que ni?os y ni?as se pod¨ªan casar "si un juez consideraba que era en el mejor inter¨¦s de los menores", denuncia Plan Internacional.
Cada a?o se casan 15 millones de ni?as; 28 cada minuto, una cada dos segundos
Con motivo del D¨ªa Internacional de la Ni?a este 11 de octubre, la ONG ha invitado a cuatro j¨®venes de Malawi y Guatemala para demostrar que ellas, como activistas y defensoras de los derechos de las ni?as, pueden conseguir los cambios pol¨ªticos y sociales que desean para tener una infancia y adolescencia feliz en sus pa¨ªses. Para ellas, tal felicidad significa vivir libres de violencia, jugar y, sobre todo, tener la oportunidad de estudiar. Una de cada cuatro mujeres del mundo no disfrut¨® de tal ni?ez, son los 750 millones de mujeres hoy casadas cuyos enlaces se celebraron antes de cumplir los 18, seg¨²n datos del ¨²ltimo informe de seguimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la agenda internacional que llama, entre otros retos, a erradicar esta pr¨¢ctica en 2030. La tarea es inmensa: cada a?o se casan 15 millones de ni?as; 28 cada minuto, una cada dos segundos.
La aprobaci¨®n de leyes es un gran paso que, sin embargo, no siempre significa el cese definitivo de los casamientos tempranos y forzados. Prueba de ello es que pa¨ªses donde el matrimonio infantil es ilegal registran altos ¨ªndices de enlaces informales que, en la pr¨¢ctica, para las ni?as desembocan en el mismo mal: son obligadas a convivir con hombres mayores que ellas, sufren violencia y abusos sexuales, dejan la escuela y son madres demasiado pronto. Por ello, desde Girls not brides, conglomerado de organizaciones unidas para luchar contra esta lacra, destacan que es necesaria tambi¨¦n una labor de sensibilizaci¨®n y concienciaci¨®n a todos los niveles. A ella contribuyen las cuatro j¨®venes de visita en Madrid, Estefany, Ezelina, Naydelin y Josephine, que como activistas de Plan Internacional, lo mismo han recogido firmas para presentarlas en los parlamentos de sus pa¨ªses, que organizado sesiones con padres que planean casar a sus hijas. Y son un ejemplo en sus comunidades porque ellas, solteras y educadas, son la prueba de que con apoyo pueden cambiar la vida a muchas m¨¢s.
Estefany, 20 a?os, Guatemala
"En mi comunidad, se llevaba dar a una ni?a a cambio de algo. Era la nueva moda", asegura Estefany. "A¨²n se siguen dando casos en mi departamento. S¨¦ de una ni?a a la que sus padres dieron en matrimonio a cambio de una caja de cerveza y otra de agua y comida", afirma. Uno de los problemas que ahora enfrenta el pa¨ªs, tras a prohibici¨®n del matrimonio infantil en todo caso, es que los padres, al no poder casar formalmente a sus hijos menores, lo hacen de manera informal. Es lo que llaman uniones libres. Ante esta nueva realidad, el trabajo de concienciaci¨®n es indispensable para evitar que las ni?as sean forzadas a compartir vida y lecho con hombres mayores que ellas, y consecuentemente, abandonar la escuela. "Organizamos reuniones para sensibilizar", subraya Estefany.
La joven se involucr¨® a fondo en la defensa de los derechos de las ni?as despu¨¦s de que su padre tratara de prohibirle estudiar. "?l pensaba que era un gasto que luego, si me serv¨ªa para tener un mejor empleo, disfrutar¨ªa mi futuro esposo. Lo consideraba dinero perdido", reconoce. Finalmente, su madre, voluntaria de Plan Internacional, la apoy¨® y medi¨® para que continuase su formaci¨®n. Hoy, sus progenitores (ambos) est¨¢n convencidos de que hicieron lo correcto, subraya. Aquella experiencia y su participaci¨®n en actividades de la ONG fueron el empuj¨®n para que Estefany se acabase convirtiendo en una activista con especial inter¨¦s en erradicar los casamientos tempranos en su pa¨ªs. "?Qu¨¦ futuro tiene una ni?a cuidando de otros ni?os, porque son madres muy pronto, sin educaci¨®n ni trabajo? Se convierten en esclavas de sus esposos, porque dependen de ellos", expone. Ella, pese a su deseo de ser ingeniera y matricularse en Asuntos Sociales en la universidad, tuvo que abandonar en el primer semestre debido a su falta de recursos. Hoy, sigue viviendo en el caser¨ªo el Coyolito, una comunidad de 250 personas, en el departamento de Verapaz (Guatemala) junto con sus padres y tres hermano en una "casa humilde" de adobe, y trabaja de camarera. Hay algo, no obstante, de lo que se siente muy orgullosa: "Donde vivo, con 20 a?os y soltera, soy leyenda". Y sonr¨ªe.
Ezelina, 23 a?os, Malawi
Ezelina es reportera y presentadora en el canal de televisi¨®n infantil y juvenil Timveni, apoyado por Plan Internacional en Malawi, donde presenta un programa sobre empoderamiento de las ni?as. La joven se involucr¨® en la lucha por los derechos de las mujeres porque su progenitora era madre soltera. "Eso me marc¨®", reconoce. Adem¨¢s, est¨¢ convencida de que una ni?a con educaci¨®n ser¨¢ mejor persona. Pero en su pa¨ªs son muchas las que abandona la escuela porque son forzadas a casarse durante la adolescencia, antes de poder completar sus estudios. "Esto sucede por varios factores. El principal es que los padres son muy pobres y no tienen recursos para educarlas", explica. El casamiento se convierte as¨ª en una salida: las chicas dejan de ser una carga econ¨®mica y el marido paga una dote o trabaja para la familia. "Tambi¨¦n est¨¢ extendida la creencia de que cuando alcanzan la pubertad ya est¨¢n preparadas para el matrimonio", a?ade.
Para Ezelina, los medios de comunicaci¨®n son una buena plataforma para dar voz a las ni?as que impulsan iniciativas en sus comunidades contra esta pr¨¢ctica o para mejorar sus vidas. "Compartir historias de ¨¦xito, y no solo de sufrimiento, es muy importante", argumenta. Una de esas historias inspiradoras es la de una adolescente de 15 a?os que se hab¨ªa casado y ten¨ªa un beb¨¦. "Hab¨ªa perdido la confianza en s¨ª misma, pero con apoyo, a sus 21 a?os ha vuelto a estudiar", relata. Adem¨¢s de la sensibilizaci¨®n, Ezelina conf¨ªa en que la definitiva prohibici¨®n de esta pr¨¢ctica en su pa¨ªs ayudar¨¢ a frenarla. Tanto es as¨ª, que ella particip¨® activamente en la campa?a de recogida de 42.000 firmas (22.000 llegaron de Espa?a), para pedir la anulaci¨®n de la cl¨¢usula constitucional que a¨²n lo permit¨ªa. Y lo consiguieron.
Naydelin, 13 a?os, Guatemala
"En mi aldea, la gente entregaba a sus hijas en matrimonio a cambio de una vaca, dos gallinas o un canasto de pan", asegura resuelta la peque?a Naydelin. Vive en una casa de adobe con sus padres, una abuela y cuatro hermanos en Carrizar Grande. Para ella, lo mejor es estudiar. Quiere licenciarse en Ciencias Jur¨ªdicas y Sociales. Si sus padres, en contra de su voluntad, le dijeran que tiene que abandonar la escuela para casarse con un hombre, ella les responder¨ªa: "No, tengo que aprovechar mi juventud". Eso significa: "Vivir bien, jugar con mis hermanos, estudiar y salir con mis compa?eras". La realidad es que a sus padres les parece muy bien que Naydelin sea activista y luche contra el matrimonio infantil. "Porque no solo pienso en mi bien, sino en el de todos. Hay que ser coherentes y no solo hablar, sino actuar", explica.
Tal es su compromiso que, al enterarse de que los padres de dos ni?as de su comunidad planeaban casarlas, les reuni¨® para convencerlos de que no lo hicieran. "Est¨¢ mal que entreguen a sus hijas a cambio de algo. Ellas ser¨¢n de m¨¢s ayuda para la familia si estudian", les dijo. Ahora, con la ley en la mano, tiene m¨¢s argumentos. "Les entra como miedo de que les metan en la c¨¢rcel", asegura. A pesar de su edad, Naydelin no solo se atreve a debatir con los adultos de su aldea, sino tambi¨¦n con los pol¨ªticos. ?Qu¨¦ les dir¨ªa? "Que tienen que pensar lo que le ocurre a una ni?a cuando se va a otro hogar con un hombre mayor", zanja.
Josephine, 16 a?os, Malawi
"En mi ¨¢rea, la mayor¨ªa de las ni?as se casaban antes de los 18 a?os", asegura Josephine. Cuando ten¨ªa 14 a?os, se dio cuenta de que el n¨²mero de chicas en su clase hab¨ªa ca¨ªdo considerablemente respecto al curso anterior. "Cada a?o, perd¨ªa amigas", resume. Curiosa, pregunt¨® por qu¨¦ y la respuesta que obtuvo es que se hab¨ªan casado o quedado embarazadas. "Empec¨¦ a pensar que hab¨ªa que hacer algo". As¨ª fue como empez¨® a discutir sobre este y otros temas que les preocupaban con otras compa?eras. Llegaron a la conclusi¨®n de que les hac¨ªa falta un ba?o. "Cuando est¨¢bamos con la regla y manch¨¢bamos la ropa, los ni?os se re¨ªan de nosotras", recuerda. No solo lo consiguieron, sino que adem¨¢s una consejera femenina de la escuela les ense?¨® a fabricar (y usar) sus propias compresas con pa?os.
Sabedora, por propia experiencia, de que ella puede conseguir los cambios que desea para s¨ª misma y las dem¨¢s, Josephine comenz¨® a colaborar con Plan Internacional para sumar sus esfuerzos a los de esta organizaci¨®n. Hoy, es miembro del Comit¨¦ Juvenil de esta ONG en su comunidad y, como tal, ha organizado encuentros en los pueblos y escuelas cercanos a su aldea para advertir de los peligros del matrimonio infantil.?"A los padres les decimos que si quieren casar a sus hijas porque no tienen dinero para costear sus estudios, que no se preocupen, que buscaremos una beca para que contin¨²en su educaci¨®n", detalla. Con su apoyo, cuatro ni?as han anulado sus matrimonios y regresado al colegio. Es una peque?a contribuci¨®n a solucionar un gran problema, pero tambi¨¦n la prueba de que ellas pueden cambiar el mundo.
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