La salud no deber¨ªa depender de un pasaporte
ONG e instituciones p¨²blicas se dan cita en Rabat (Marruecos) para hablar de salud y migraciones
La salud es un derecho asociado a la condici¨®n de ser humano, no a la posesi¨®n de un pasaporte. Se trata de un principio b¨¢sico de la dignidad humana, establecido en los acuerdo universales de derechos humanos y consagrado en normas internacionales asumidas por Estados democr¨¢ticos. Para millones de personas migrantes, sin embargo, un principio tan simple se ha convertido en una quimera.
He tenido la oportunidad de comprobarlo esta semana, durante el seminario que el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), el Ministerio de Sanidad marroqu¨ª y la Organizaci¨®n Internacional de las Migraciones (OIM) han organizado en Rabat con el apoyo de la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional para el Desarrollo (AECID). Adem¨¢s de la presentaci¨®n del trabajo en este campo del Observatorio de Salud del Mediterr¨¢neo, cinco pa¨ªses de la regi¨®n (Libia, Yemen, Marruecos, T¨²nez y Egipto) mostraron los resultados de su experiencia en la atenci¨®n sanitaria de los migrantes y la construcci¨®n de sistemas nacionales de salud que consideren los retos de la poblaci¨®n en movimiento.
No hay nada sencillo en este asunto. Unos veinti¨²n millones de africanos viven en el mundo como migrantes, buena parte de ellos dentro de la propia regi¨®n africana. Y, en contra de un mito bien establecido en el imaginario europeo, nueve de cada diez lo hacen por razones econ¨®micas, no en busca de asilo. La mayor parte de los pa¨ªses de la regi¨®n son al mismo tiempo origen, tr¨¢nsito y destino de la movilidad humana (?se puede decir algo diferente de Espa?a, por cierto?), lo que les obliga a considerar los riesgos y oportunidades de este proceso para la salud de sus sociedades.
Marruecos ilustra a la perfecci¨®n los retos de una econom¨ªa emergente en esta ¨¢rea. El pa¨ªs es hoy protagonista en una ruta migratoria que promete intensificarse a¨²n m¨¢s en los pr¨®ximos a?os. Afortunadamente, no todo consiste en medidas coercitivas para intentar expulsarlos de su territorio: la regularizaci¨®n de unos 25.000 inmigrantes (datos oficiales) en situaci¨®n irregular en 2014 convirti¨® a Marruecos en una de las referencias de la regi¨®n en la gesti¨®n de este desaf¨ªo.
Esta medida es la m¨¢s llamativa de una serie de pasos que buscan alinear las pol¨ªticas p¨²blicas de Marruecos con sus compromisos internacionales en materia de derechos e inmigraci¨®n, mejorando de paso una imagen internacional tocada por las escenas de inmigrantes en los montes que rodean la ciudad de Melilla, por ejemplo. Solo un a?o despu¨¦s de la regularizaci¨®n el conjunto de inmigrantes en situaci¨®n legal fueron incorporados al sistema p¨²blico de salud, mientras que el plan estrat¨¦gico nacional sobre la salud de los inmigrantes (2017-2021) propone una bater¨ªa de medidas para que todos los extranjeros que residan legalmente en el pa¨ªs (incluyendo los estudiantes) cuenten con una tarjeta sanitaria.
Los inmigrantes irregulares est¨¢n todav¨ªa excluidos de todo lo que no sea la atenci¨®n b¨¢sica, y los regulares est¨¢n sujetos a las mismas limitaciones de servicio y copagos que sufren los marroqu¨ªes, pero el paso adelante es indudable. Marruecos est¨¢ sentando las bases legales, institucionales y sociales de un proceso complejo que requiere una buena dosis de creatividad, adem¨¢s de una inversi¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica. Los donantes internacionales pueden ayudar mucho a este esfuerzo con su cooperaci¨®n, pero tambi¨¦n con un enfoque migratorio menos obsesionado por el control que por el gobierno de los flujos.
Aunque parece situarse en otro universo, el caso de Libia tambi¨¦n ha ofrecido un ejemplo interesante. En medio de un contexto descrito candorosamente por el representante de la OIM como ¡°un pa¨ªs con m¨¢s de un gobierno¡±, Libia acoge en este momento a m¨¢s de un mill¨®n estimado de inmigrantes (sin contar desplazados internos), de los que unos 390.000 est¨¢n identificados por las organizaciones internacionales y entre 60.000 y 70.000 recluidos en 24 centros de detenci¨®n que solo se diferencian de un presidio en el nombre.
La atenci¨®n es b¨¢sicamente humanitaria, incluyendo la lucha contra la trata y el apoyo al retorno para los que quieren utilizarlo. La situaci¨®n no permite hacer planes muchos m¨¢s all¨¢ de eso. Pero mantiene viva la idea de que no todo vale en el esfuerzo por retener a los inmigrantes a este lado del Mediterr¨¢neo, que no es poca cosa.
Con su trabajo en migraciones, el Observatorio Mediterr¨¢neo de Salud puede contribuir a ofrecer respuestas a algunas preguntas fundamentales: ?cu¨¢les son las condiciones y necesidades de salud de las poblaciones inmigrantes? ?Qui¨¦n y d¨®nde est¨¢ ofreciendo respuestas eficaces y replicables? ?C¨®mo pueden los pa¨ªses de la regi¨®n dotarse de las pol¨ªticas p¨²blicas de salud ajustadas a sociedades que est¨¢n cambiando? ?Qu¨¦ apoyo o formaci¨®n necesitan los profesionales de la salud y los responsables de estas pol¨ªticas?
Conf¨ªo en que muy pronto podamos contarles desde aqu¨ª algunas de las respuestas que hemos ido encontrando a estas preguntas.
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