La educaci¨®n de los refugiados no puede esperar
La tasa mundial de escolarizaci¨®n primaria entre los ni?os desplazados es del 61%. Es hora de que la comunidad internacional acompa?e sus compromisos hacia ellos con acciones
La crisis de refugiados que afecta al mundo suele medirse en n¨²meros. Pero para los j¨®venes refugiados que se pierden una educaci¨®n, tambi¨¦n se puede hacer seguimiento con una m¨¦trica irreversible: el paso del tiempo. De los 17,2 millones de personas que la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) es responsable de proteger, m¨¢s o menos la mitad tienen menos de 18 a?os de edad; es decir, toda una generaci¨®n, que ya ha sido despojada de su infancia, corre riesgo de quedarse tambi¨¦n sin futuro.
Buena parte de la poblaci¨®n de desplazados del mundo est¨¢ compuesta por ni?os en edad escolar. Se calcula que a fines de 2016, hab¨ªa 11,6 millones de refugiados en situaci¨®n de ¡°desplazamiento prolongado¡±: lejos de sus hogares por m¨¢s de cinco a?os y sin ¡°perspectivas inmediatas¡± de regresar. De los cuales 4,1 millones lo han sido por al menos 20 a?os, m¨¢s que el tiempo que pasa en la escuela una persona promedio.
La importancia de su educaci¨®n es evidente. La ni?ez es el tiempo de aprender a leer, escribir, contar, preguntar, evaluar, debatir, calcular, establecer empat¨ªa y fijarse objetivos. Estas destrezas son especialmente importantes para quienes tendr¨¢n la responsabilidad de reconstruir sus pa¨ªses cuando regresen. Adem¨¢s, la educaci¨®n ofrece a los ni?os refugiados un espacio seguro en medio de la conmoci¨®n del desplazamiento. Y tambi¨¦n puede colaborar con el desarrollo pac¨ªfico y sostenible de las comunidades que abrieron sus puertas a las familias desplazadas.
Por desgracia, para muchos de los 6,4 millones de refugiados en edad escolar que actualmente est¨¢n bajo responsabilidad del ACNUR, el acceso a la educaci¨®n sigue siendo un lujo. La tasa mundial de escolarizaci¨®n primaria es 91%, pero entre los ni?os refugiados se reduce a 61%, y a 50% en los pa¨ªses de bajos ingresos, donde vive m¨¢s de un cuarto de la poblaci¨®n desplazada del mundo. Y la brecha educativa aumenta con la edad. En el caso de la escuela secundaria, la tasa para los adolescentes refugiados es 23% (contra 84% mundial) y apenas 9% en los pa¨ªses de bajos ingresos.
En cuanto a la postsecundaria (la fragua de los l¨ªderes del ma?ana), el panorama es desolador. Cerca de un tercio de los j¨®venes del mundo estudian una carrera universitaria o alg¨²n programa de formaci¨®n avanzada; pero a pesar de becas y otros incentivos, ese porcentaje entre los refugiados es un mero 1%.
En septiembre de 2016, pol¨ªticos, diplom¨¢ticos, funcionarios y activistas de todo el mundo se reunieron en la ONU para trazar soluciones a los problemas de los desplazados. El resultado fue la Declaraci¨®n de Nueva York para los Refugiados y los Migrantes, firmada por 193 pa¨ªses, que destaca la educaci¨®n como un elemento crucial de la respuesta internacional. Adem¨¢s, uno de los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU para poner fin a la pobreza y promover la prosperidad de aqu¨ª a 2030 demanda ¡°educaci¨®n inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos¡± (ODS 4).
Pero a pesar del amplio apoyo a la Declaraci¨®n de Nueva York y a los principios establecidos en el ODS 4, los j¨®venes refugiados siguen en riesgo de quedar rezagados. Es hora de que la comunidad internacional acompa?e la ret¨®rica con acciones.
La educaci¨®n ofrece a los ni?os refugiados un espacio seguro en medio de la conmoci¨®n del desplazamiento
La educaci¨®n debe convertirse en parte integral de la respuesta de emergencia a cualquier crisis de refugiados, y hay que dar prioridad al aprendizaje en el aula, para facilitar un ambiente seguro y estable para los m¨¢s peque?os entre ellos. La educaci¨®n es una necesidad b¨¢sica para los refugiados, porque no solo imparte habilidades vitales, sino que tambi¨¦n promueve la resiliencia y la autoconfianza, y ayuda a resolver las necesidades psicol¨®gicas y sociales de los ni?os afectados por conflictos.
La provisi¨®n de oportunidades educativas a los j¨®venes desplazados demanda planificaci¨®n e inversiones a largo plazo, no puede ser un mero ap¨¦ndice. Su financiaci¨®n debe ser sostenible, previsible y hol¨ªstica, tanto para que los sistemas educativos de los pa¨ªses anfitriones puedan hacer los planes necesarios como para que la escolarizaci¨®n de los ni?os no se interrumpa si estalla una crisis nueva en alg¨²n otro lugar.
Tambi¨¦n es fundamental que los peque?os refugiados se integren a los sistemas educativos nacionales all¨ª donde residen. Ellos, como todos los j¨®venes del mundo, merecen una educaci¨®n de calidad que siga una curr¨ªcula acreditada y se base en un sistema de evaluaci¨®n y promoci¨®n riguroso; y los pa¨ªses de acogida son los m¨¢s indicados para proveer eso. La comunidad internacional puede ayudar dando m¨¢s apoyo a los agentes educativos, especialmente los maestros, mediante la provisi¨®n de una remuneraci¨®n acorde, materiales de ense?anza adecuados y acceso a asistencia experta.
La educaci¨®n de los refugiados es una responsabilidad compartida. El a?o pasado, con la Declaraci¨®n de Nueva York, los gobiernos de todo el mundo hicieron promesa colectiva de invertir en ellos y en las comunidades que los albergan. Los j¨®venes refugiados no tienen tiempo que perder.?
Traducci¨®n: Esteban Flamini
Filippo Grandi es el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
?Copyright: Project Syndicate, 2017.
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