La vivienda social debe estar m¨¢s cerca del inter¨¦s de la gente y del centro de la ciudad
Las viviendas de protecci¨®n social en la periferia aumentan los gastos en desplazamientos y disminuyen las redes de apoyo
La mayor parte de la legislaci¨®n de ordenaci¨®n territorial comprende incentivos o subsidios para la vivienda de inter¨¦s social. Pero ?qu¨¦ ocurre cuando el peso de situarla en la periferia es alto y el coste lo absorben los beneficiarios? Podr¨ªamos pensar que las casas de las afueras son m¨¢s baratas y por lo tanto m¨¢s beneficiosas, pero la realidad demuestra que situarlas fuera de los n¨²cleos urbanos tiene impactos negativos en los ingresos, en los ahorros y en el acceso a las redes de apoyo de las familias que all¨ª habitan y a quienes se quiere apoyar.
Estas ¨²ltimas semanas han sido particularmente duras en Am¨¦rica Latina y el Caribe a causa de los desastres naturales. Varios han sufrido, en carne propia o ajena, olas gigantes arrasando ciudades costeras, tejados parti¨¦ndose por la mitad por culpa de terremotos o simplemente la falta de apoyo humanitario. Pero despu¨¦s de la saturaci¨®n medi¨¢tica, toca volver a la vida diaria y trabajar en la reconstrucci¨®n de aquello que qued¨® arrasado, especialmente la vivienda. La pregunta es qu¨¦ hacer y por d¨®nde comenzar.
Varios pa¨ªses en Am¨¦rica Latina han lanzado ¨²ltimamente ambiciosos programas de vivienda social para estimular la producci¨®n privada de vivienda econ¨®micamente asequible. Estos programas han tenido ¨¦xito a la hora de aumentar la cantidad de unidades habitacionales de bajo coste, pero la mayor¨ªa de las viviendas est¨¢ localizada en ¨¢reas periurbanas retiradas de los sitios de trabajo y de los servicios.
Un debate tan antiguo como importante, el de la ubicaci¨®n espacial, requiere al menos de propuestas sustentadas en evidencias emp¨ªricas. Para ello, desde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) hemos analizado encuestas realizadas entre residentes de conjuntos de vivienda de inter¨¦s social en ¨¢reas centrales y perif¨¦ricas en las ciudades de Goi?nia (Brasil), Barranquilla (Colombia) y Puebla (M¨¦xico). Los proyectos habitacionales de inter¨¦s social observados en estas tres urbes absorben gran parte de los subsidios en dichas ciudades, afectando mayoritariamente a los hogares de bajos ingresos localizados en la periferia, y fueron construidos con el prop¨®sito expl¨ªcito de mejorar las condiciones materiales de las familias con dificultades.
Una persona trabajadora que vive en la periferia viaja alrededor de una hora para llegar a su empleo en la ciudad
Para entender mejor estas din¨¢micas, analizamos el impacto de la localizaci¨®n en el valor de la vivienda, en los gastos en trayectos diarios y en las interacciones sociales mediante una encuesta realizada en una muestra de 150 hogares seleccionados de manera aleatoria. Encontramos que para aquellas personas que viven en la periferia, el valor de su inmueble resultaba un 40% m¨¢s bajo, mientras que el valor del alquiler resultaba aproximadamente un 50% menor e incluso m¨¢s bajo respecto de aquellos en el centro. Dados estos beneficios aparentes, nos preguntamos por qu¨¦ hab¨ªa poca demanda para estas unidades alejadas, pues son escasas aquellas que se venden o se arriendan. En M¨¦xico, aun trat¨¢ndose de vivienda social en la periferia de grandes ciudades, muchas familias optaron incluso por abandonar estas opciones habitacionales por las que contrajeron deudas.
Los datos de nuestro estudio nos demostraron que la localizaci¨®n de la vivienda tiene implicaciones en la riqueza del hogar, no solo en su valor de mercado, sino tambi¨¦n en los gastos incurridos por sus ocupantes, particularmente en sus desplazamientos y en las redes de apoyo en las que participan.
En cuanto al coste de los trayectos, en comparaci¨®n con los hogares c¨¦ntricamente localizados, quienes residen en las ¨¢reas perif¨¦ricas gastan casi el doble de dinero y casi tres veces m¨¢s tiempo en sus desplazamientos al lugar de trabajo. Una persona trabajadora que vive en la periferia viaja de media una hora para llegar a su empleo en la ciudad, lo que resulta en interacciones menos frecuentes con sus familiares a causa de los altos costes y a la larga duraci¨®n del viaje para visitarlos.
Una opci¨®n es aumentar los subsidios para que la vivienda social pueda encontrarse en ¨¢reas con acceso adecuado a servicios y a mercados laborales
Esto fuerza a que las familias ubicadas en la periferia deban contratar servicios que antes sol¨ªan obtener de sus parientes, como por ejemplo el cuidado de los ni?os, una realidad que afecta m¨¢s a las mujeres. La periferia tambi¨¦n causa una sensaci¨®n de aislamiento y poca exposici¨®n a la diversidad social, con la consecuente falta de oportunidades para sus residentes. Otro efecto negativo para los hogares situados en barrios segregados es el menor acceso a trabajos bien remunerados y a una mayor incidencia de enfermedades relacionadas con el ambiente.
?Por d¨®nde se puede comenzar?
Hoy en d¨ªa varias ciudades de Am¨¦rica Latina y el Caribe est¨¢n considerando la reconstrucci¨®n de barrios, por lo que las pol¨ªticas de nueva vivienda de inter¨¦s social deber¨ªan enfocarse en aliviar el impacto negativo que la ubicaci¨®n tiene en los hogares de bajos ingresos y promover este tipo de vivienda en lugares con acceso a centros laborales y socialmente integradas. Por otra parte, hay soluciones diversas que pueden mitigar el impacto negativo de la ubicaci¨®n. Una de ellas es aumentar el valor de las unidades de vivienda situadas en las ¨¢reas perif¨¦ricas. Esto no significa ¨²nicamente infraestructura, sino incidir en el valor del entorno de dicha vivienda, facilitando la presencia de empleos en los complejos habitacionales de la periferia o alrededores.
Esta nueva cultura debe influir en los c¨®digos del ordenamiento territorial en el momento de incluir usos comerciales, considerando la posibilidad de dar incentivos para emprendimientos locales, lo que puede atraer a un mayor volumen de negocios, en la medida en que se logre m¨¢s densidad de poblaci¨®n. Otra opci¨®n es incrementar las inversiones p¨²blicas en ¨¢reas perif¨¦ricas, o mejor a¨²n, aumentar los subsidios para que la vivienda social pueda encontrarse en ¨¢reas con acceso adecuado a servicios y a mercados laborales.
Existen varios ejemplos de cambios en la forma de encarar estos temas. La Comisi¨®n Nacional de Vivienda de M¨¦xico ha estado trabajando en una pol¨ªtica de vivienda con un enfoque m¨¢s sist¨¦mico y sostenible; el Ministerio de Vivienda de Colombia ha trabajado en la articulaci¨®n de sistemas integrados de transporte masivo, mientras que el de Ciudades de Brasil ha propuesto ligar la noci¨®n de sostenibilidad con las din¨¢micas productivas del espacio urbano. El objetivo es mejorar las vidas de los residentes de esos complejos habitacionales desde el principio, as¨ª como los barrios donde se encuentra la vivienda de inter¨¦s social. En cualquier caso, la soluci¨®n pasa por un enfoque multidisciplinar, que integre los colectivos menos favorecidos en el tejido econ¨®mico de la ciudad para ayudar a reducir las brechas socioecon¨®micas.
Nora Libertun y Fadrique iglesias son respectivamente especialista y consultor de comunicaci¨®n de la Divisi¨®n de Vivienda y Desarrollo Urbano del Sector de Cambio Clim¨¢tico y Desarrollo Sostenible del BID.
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