11 pasos para ser un buen t¨ªo (pero un buen t¨ªo de verdad)
El libro 'Nuevos hombres buenos' de Ritxar Bacete es una radiograf¨ªa del estado de la masculinidad y un paseo por algunas de las claves para un cambio real
Los hay conscientes, indiferentes, responsables, contrarios, incr¨¦dulos y militantes. Los hay comprensivos y sorprendidos, en proceso de cambio y anquilosados. Los hay reacios, predispuestos, educados y los hay que obstruyen. En torno al feminismo, como en torno a cualquier otra cuesti¨®n, hay tantas opiniones masculinas como hombres. Mientras que entre las mujeres est¨¢ m¨¢s extendido el feminismo, para ellos, en general, sigue trat¨¢ndose de ayudar. Ven la brega desde fuera, jaleando en uno u otro sentido, sin sentirla suya. Y es curioso, porque esta es, o deber¨ªa ser, la lucha m¨¢s global, y unilateral, de la historia.
Hace un par de semanas, el economista y soci¨®logo Bernardo Kliksberg nos llamaba (a las mujeres) el grupo m¨¢s numeroso de oprimidos del planeta en una entrevista, y las cr¨ªticas no tardaron en levantarse por calificarnos como ¡°grupo¡±; la verdad es que lo somos, un grupo que abarca la mitad de la humanidad, eso s¨ª. La conciencia creciente de esa mitad ¡°oprimida¡± hace poco viable un futuro en el que la otra mitad siga siendo ¡°opresora¡±. En esta tesitura, ?qui¨¦n puede pensar que no hace falta la conciencia de ambas mitades? El cambio y la implicaci¨®n de los hombres es inherente al propio concepto, la igualdad implica, como m¨ªnimo, dos partes en las que haya correspondencia.
Un baile que, sin pareja, no es posible. De ello est¨¢ convencido Ritxar Bacete (Vitoria-Gasteiz, 1973), que acaba de publicar Nuevos hombres buenos (Pen¨ªnsula, 2017): ¡°Necesitamos un di¨¢logo y plantear un pacto de humanidad. Es tremendamente necesario¡±. ?l, que lleva m¨¢s de dos d¨¦cadas trabajando porque los hombres se impliquen en la igualdad, se sigue reconociendo en algunos de esos modelos; el ¡°traje identitario¡±, ese con el que nacen los hombres por el simple hecho de ser hombres, es tremendamente dif¨ªcil de quitar. ¡°Encaja como un guante en nuestras vidas, por supuesto, por eso es dif¨ªcil detectarlo, se confunde con nuestra propia piel¡±. En su libro, Bacete hace referencia a una an¨¦cdota que le ocurri¨® hace 30 a?os al soci¨®logo Michael Kimmel y que ¨¦l mismo ha contado en alguna ocasi¨®n.
"Hablando con dos mujeres feministas, una negra y la otra blanca, la segunda afirmaba que todas las mujeres viven la misma discriminaci¨®n universal por ser mujeres y que, por eso mismo, entre todas las mujeres ten¨ªa que surgir una especie de solidaridad intuitiva. La mujer negra, en cambio, respondi¨® no estar segura, ya que cuando ella se miraba al espejo cada ma?ana no ve¨ªa a una mujer, sino a una mujer negra, porque para ella el racismo es visible en la construcci¨®n de su identidad. La mujer blanca no ve¨ªa a una mujer blanca, sino a una mujer, porque as¨ª es como funcionan los privilegios, que son invisibles para quienes los tienen. Pero la parte m¨¢s rica a¨²n de la an¨¦cdota que nos recuerda Kimmel es que ¨¦l mismo, cuando se mira al espejo cada ma?ana, no ve a un hombre, sino a un ser humano. Por lo que cuando los hombres, sobre todos los blancos, aut¨®ctonos y de clase media, nos miramos al espejo, nos vemos reflejados m¨¢s f¨¢cilmente en una especie de modelo universal, que ya no es un se?or con barba llamado Dios, pero que est¨¢ exento de g¨¦nero, de clase y de raza, porque no construimos nuestra identidad sobre la referencia del resto y porque nosotros mismos nos significamos como el modelo de referencia para el resto de la humanidad".
Hay que aceptar el reto de mirarse al espejo. ¡°Ese que nos hab¨¦is puesto las mujeres despu¨¦s de tantos cambios, liderados por vosotras, llevados a cabo por vosotras. Ah¨ª est¨¢ la historia. Tenemos que ser capaces de mirarnos y descubrir qui¨¦nes somos, e imaginar que podemos ser otra cosa, que ser hombre no es lo que hemos aprendido¡±, reflexiona.
Este antrop¨®logo, trabajador social, amo de casa y especialista en g¨¦nero asegura que, una vez hechas las preguntas adecuadas ¡ª?qui¨¦n soy yo en este nuevo mundo? ?Qu¨¦ es ser hombre hoy? ?Qu¨¦ se espera de m¨ª? ?Soy un hombre justo? ?Puedo cambiar? ?Debo cambiar? ?C¨®mo me relaciono con otros hombres? ?Y con las mujeres? ?Soy un buen padre? ?Establezco relaciones igualitarias con las mujeres de mi entorno? ?He sobrepasado alguna vez alguna l¨ªnea roja en mis relaciones? ?Soy machista? ?Soy libre?¡ª, uno es capaz de reconocer la carga sexista que hay en el d¨ªa a d¨ªa, cambiar y saber qu¨¦ es lo que necesita quienes est¨¢n al lado; en su caso, su pareja y sus dos hijos. Una ni?a y un ni?o que terminaron de pulir la visi¨®n de Bacete sobre la igualdad, el feminismo y la imperiosa necesidad de un cambio en la sociedad que empieza por la transformaci¨®n individual. Y la transformaci¨®n individual puede comenzar con algunas claves que, libro mediante, Bacete apunta.
1. Adi¨®s, binarismo
Es tajante: ¡°Definir a alguien por el sexo con el que nace es inhumano y de un simplismo que no puede funcionar¡±. As¨ª que el primer paso es ser conscientes de lo poco operativa que es esa clasificaci¨®n en este contexto. ¡°Tambi¨¦n somos lo que hacemos¡±, a?ade refiri¨¦ndose a la epigen¨¦tica. "Ser hombre o mujer es una construcci¨®n cultural que nos marca de forma sesgada, determinada por nuestras circunstancias y nuestra historia. No somos una realidad inamovible: estamos, y siempre en tr¨¢nsito".
2. El tama?o no importa
"Hay recetas, imperfectas, pero con detalles tremendamente importantes". Bacete insiste en que la igualdad no se construye con grandes esl¨®ganes, sino en muchos lugares, con muchas (aparentemente peque?as) decisiones. "Los hombres tenemos capacidad para decidir nuestros espacios y tiempos. Si yo elijo trabajar en casa, mi mujer puede hacerlo fuera, por ejemplo. Cientos de miles tomando esa decisi¨®n pueden provocar un cambio estructural en las empresas. No subestimemos ninguna de las decisiones que tomamos, cada d¨ªa". Y hablando de esas elecciones diarias, Bacete recuerda que estas podr¨ªan contribuir a que la violencia contra las mujeres fuera disminuyendo hasta su extenci¨®n: "Porque no es ni natural ni neutral, es una plaga evitable, masculina y singular". "Los cambios, por insignificantes que nos parezcan, son capaces de transformar las circunstancias que los crean, modificando las reglas del juego y las estructuras de relaci¨®n".
3. ?El Betamax? ?El Betamax ya no existe!
Desde Saturno devorando a sus hijos de Rubens, hasta Terminator o los cl¨¢sicos de Los Panchos, la memoria de hoy est¨¢ construida con una mirada casi exclusivamente masculina. "Y para transformar el presente necesitamos reconquistar esa memoria, reconstruirla y poner a trabajar todos nuestros esfuerzos y toda la potencia performativa (la capacidad de algunas expresiones para convertirse en acciones y transformar la realidad) de los nuevos s¨ªmbolos a nuestro favor". Insiste en que las viejas heroicidades que cubren la inmensa mayor¨ªa de los espacios p¨²blicos, y por tanto de la memoria colectiva, "han quedado tan obsoletas y son tan poco operativas como los reproductores de v¨ªdeo en Betamax".
4. Dejar de ser John Wayne
Viendo Una jaula de grillos, con Robin Williams y Nathan Lane, Bacete se dio cuenta de que ser hombre es puro teatro y que la pluma normalizada y dominante no se ve, aunque est¨¦ presente en pr¨¢cticamente todas las acciones que realizan los hombres. Cuenta que tuvo una revelaci¨®n: ¡°?Vaya! ?John Wayne tiene pluma masculina de macho hegem¨®nico!¡±. ?Qu¨¦ es llorar como una ni?a? ?C¨®mo se sienta uno como un hombre? "Todos respondemos a determinados estereotipos: controlar los gestos, no besar a otros hombres, abrir las piernas al sentarnos... Son comportamientos marcados, y sin ning¨²n sentido". Explica que no plantea que nadie tenga que transitar por experiencias o modelos determinados: "Simplemente que nos demos cuenta de que nuestro cuerpo est¨¢ cargado de cultura y de que ser capaces de identificarlo nos libera, porque nos permite optar".
5. ?C¨®mo que qu¨¦ privilegios?
Todav¨ªa hay quien se pregunta qu¨¦ privilegios tienen los hombres que no disfrutan las mujeres. Esto es, entre otras razones, porque la relaci¨®n de los hombres con esos privilegios es estructural, vienen dados por el simple hecho de haber nacido var¨®n; a eso apunta Bacete en el libro. "No los tenemos por m¨¦ritos propios, nos son dados culturalmente solo por el hecho de ser hombres". Asegura que afectan tanto a la esfera privada como a la p¨²blica, en el trabajo, la econom¨ªa, el arte, la religi¨®n o el deporte, etc. "Y si somos conscientes y no actuamos, nos convertimos en c¨®mplices".
6. Las palabras no se las lleva el viento
El lenguaje es una herramienta tremendamente poderosa, es capaz de modificar un momento, de provocar alegr¨ªa, tristeza, dolor, de construir una idea y tambi¨¦n de desintegrarla. "Las palabras son realidades f¨ªsicas, y cuando las usamos, al elegirlas, estamos usando los mapas mentales que ya tenemos construidos y en nuestro caso, en general, son mapas muy masculinizados". Eliminar los "est¨¢s loca", "tendr¨¢ la regla", "la habr¨¢ dejado el novio", cuando no se entiende la reacci¨®n de la otra persona, por ejemplo. Usar el s¨ª para promover los cambios, los noes para frenar lo que no es justo, los no s¨¦ para reconocerse tambi¨¦n como seres vulnerables o pedir perd¨®n. "Cualquier palabra est¨¢ cargada no solo de significado, sino de emociones asociadas, positivas o negativas en funci¨®n de las connotaciones que le otorga la cultura dominante y de los nuevos valores que le hayamos podido adjudicar a nivel personal en subespacios culturales o pol¨ªticos. Necesitamos tomar conciencia de las palabras que utilizamos, los cuentos que contamos, los juicios que hacemos de forma cotidiana, y saber que tales acciones mueven el mundo en un sentido o en otro".
7. La extinci¨®n de los depredadores
El porno es una de las formas m¨¢s visuales de perpetuaci¨®n del modelo patriarcal y fuente a veces de conductas negativas y frustrantes para las mujeres, y tambi¨¦n para los hombres. "Es hora ya de que los nuevos hombres desarrollemos otra masculinidad, una en clave igualitaria", comenta Bacete. Para ¨¦l, la sexualidad, el erotismo y el ideal de amor rom¨¢ntico son probablemente los reductos donde los avances de la equidad han tenido menor ¨¦xito y por tanto, donde m¨¢s trabajo queda por hacer para avanzar hacia una masculinidad realmente alternativa. "Esa idea de que los hombres tenemos una naturaleza sexual insaciable y activa y dominante viene a convertir el pene en una especie de arma para expresar el poder y reafirmar nuestra masculinidad". Bacete argumenta que la cultura sexual patriarcal construye los imaginarios sexuales de los hombres desde la idea del depredador infinito: "Eso es fuente de frustraci¨®n y sufrimiento, porque se crea un v¨ªnculo entre el sentimiento, la necesidad compulsiva de tener relaciones sexuales de los hombres patriarcales y las limitaciones para lograrlo".
8. Hasta nunca, se?or Banks (para los que deciden ser padres)
El padre tieso, estirado, recto, poco emp¨¢tico, extremadamente estricto y nada cari?oso del principio de Mary Poppins es un buen ejemplo de lo que no deber¨ªa ser un padre. "Cuando cuidas est¨¢s conectando con la empat¨ªa, con el otro, el hombre naturalizado debe ser aquel que est¨¢ con el carrito, con el biber¨®n, jugando. Cuando eso no extra?e a nadie habr¨¢ acabado el modelo de masculinidad hegem¨®nico". Sabe que queda mucho por hacer en el terreno privado, en el p¨²blico y, sobre todo, en el del empleo. "Hay muchas cosas que podemos empezar a hacer ya: marcar distancias con los modelos de masculinidad y paternidad hegem¨®nicos (que son meros proveedores y emocionalmente distantes), tener una implicaci¨®n activa en la crianza, la demostraci¨®n de empat¨ªa, la participaci¨®n en los trabajos reproductivos, el cuidado y la priorizaci¨®n de las hijas e hijos, pedir permisos de paternidad y aspirar a que en alg¨²n momento sean iguales e intransferibles".
El panorama de los padres en el mundo
Aunque Ritxar Bacete sabe que la paternidad igualitaria est¨¢ lejos de ser un fen¨®meno local, s¨ª asegura que refleja una tendencia global hacia la transformaci¨®n gracias al impulso que supone el empoderamiento de las mujeres y su incorporaci¨®n al mercado laboral. "En 2015 se present¨® por primera vez en Nueva York, en la sede de ONU Mujeres, el Panorama del estado de los padres en el mundo". El pasado junio, en Belgrado, se present¨® el segundo informe, que recog¨ªa evidencias y experiencias sobre la implicaci¨®n de los padres en la crianza en todos los rincones del planeta, desde Brasil a Ruanda.
La evidencia de distintos estudios longitudinales plantea que la participaci¨®n activa del padre constituye un beneficio para el conjunto de la familia. Por un lado?contribuye al empoderamiento de mujeres y disminuye la violencia contra ellas. Por otro, enriquece el crecimiento de ni?as y ni?os: mejor desarrollo en diversas ¨¢reas como el rendimiento escolar, los resultados en escalas de desarrollo cognitivo, menor estr¨¦s cuando son adultos, menores problemas conductuales y menos conflictos con la ley cuando crecen, entre otros. "La paternidad positiva, que por definici¨®n es una paternidad igualitaria, presente, comprometida y equitativa, es uno de los m¨¢s poderosos factores de transgresi¨®n y transformaci¨®n de los roles sociales asignados culturalmente a los hombres".
9. Apuntarse al bando perdedor o c¨®mo convertirse en disidente
Si en un grupo de WhatsApp, en el que solo hay hombres, alguno de ellos env¨ªa un gif sexista, un chiste machista o un v¨ªdeo que denigra a la mujer, ?cu¨¢ntos de ellos protestan? ?A cu¨¢ntos de ellos les parece mal? "La manada es posible por el pacto entre varones, ninguno quiere salirse de esa manada y eso hace que se contagien los modelos t¨®xicos y son tan fr¨¢giles que necesitan estar afirm¨¢ndose continuamente. Pero la disidencia genera una transformaci¨®n brutal". Afirma que, sin ser plenamente conscientes de su trascendencia, estamos ante una oportunidad extraordinaria para romper ese pacto, frenar el sexismo oculto y abrir y oxigenar espacios masculinos para la igualdad, contribuyendo as¨ª a arrancar las malas costumbres. "Puede sonar parad¨®jico, pero una derrota en toda regla, una rendici¨®n como hombres ante nuestros restos patriarcales, puede ser un canto a la belleza al mismo tiempo que una acci¨®n de justicia".
10. Bob Esponja vs Frozen
Mientras que la princesa Elsa, de la pel¨ªcula de Disney Frozen, canta que es libre y que ya no hay reglas para ella, Bob Esponja y Patricio entonan que, como son hombres, todo lo pueden hacer. "?Qu¨¦ est¨¢ pasando con las ni?as? M¨¦rida, Vaiana, Elsa y Anna¡ mi hija sale con un arco a la calle. ?Pero qu¨¦ pasa con ellos? Ellos siguen teniendo los mismos modelos". Bacete afirma que las diferencias y asimetr¨ªas entre los prototipos de hombre y mujer que se est¨¢n generando ayudan a dibujar un futuro incierto de ni?as empoderadas con ni?os que siguen teniendo como ejemplo de poder Spiderman o a los super¨¦roes de carne y hueso que genera la industria del f¨²tbol. "No estamos siendo capaces de construir referentes ni modelos para los ni?os de hombres emp¨¢ticos, sensibles, que expresen sus emociones o sus miedos". Afirma con preocupaci¨®n que, si no se le pone remedio ahora, "estaremos abocando a las ni?as libres del presente y del futuro a tener que convivir y compartir vidas y sue?os con ni?os que no habr¨¢n sido capaces de liberarse ni de situarse al mismo nivel de humanidad".
11. Correr con lobas
"Ojal¨¢ llegue un d¨ªa en el que todos nos dejemos llevar por mujeres libres, compartir con ellas, correr con ellas". Bacete asegura que aprender de las mujeres empoderadas con las que se comparte vida har¨ªa mucho bien no solo de forma individual, sino al conjunto de la humanidad. "Dejar atr¨¢s ese mito del macho alfa, infalible, incansable, fuerte y sin miedo. Abandonar cualquier resistencia a la igualdad. Dejarnos guiar, abrazar, acompa?ar por las mujeres libres, correr junto a ellas, hacia un futuro lleno de posibilidades, de vivir haciendo las paces. Otro mundo es posible y necesario, y otras masculinidades, tambi¨¦n".
Termina insistiendo en que ¨¦l no es un hombre bueno, pero que quiere serlo y cada d¨ªa trabaja para ello. ¡°El cambio no es f¨¢cil, pero una vez despierta la conciencia, la llevas a todos lados. Y no es f¨¢cil, porque por todos lados sigue existiendo machismo y desigualdad. Y esto es lo m¨ªnimo que los hombres podemos hacer¡±. Es consciente de que hay a quien no le parece bien esta ¡°incursi¨®n¡± de los hombres en el feminismo, y recuerda a la activista feminista de Reino Unido Kelley Temple: ¡°Los hombres que quieren ser feministas no necesitan que se les de un espacio en el feminismo. Necesitan coger el espacio que tienen en la sociedad y hacerlo feminista¡±. ¡°Y en ello estoy, en ello estamos¡±. Un viaje largo el que queda, largo y muchas veces inc¨®modo, pero imparable. Y compartido.
Medidor de privilegios masculinos
Ritxar Bacete adapta en su libro la propuesta de Michael Flood sobre aquello que los hombres pueden hacer en sus entornos de trabajo para renunciar a sus privilegios y la convierte en un cuestionario para medir los privilegios basados en el g¨¦nero (el masculino, claro).
Elige s¨ª o no para las siguientes preguntas:
? ?Crees que las mujeres de tu entorno te han cuidado m¨¢s a ti que t¨² a ellas?
? Pensando en tu deporte favorito, ?crees que en la pr¨¢ctica profesional de ese deporte tendr¨ªas m¨¢s posibilidades de triunfar socialmente u obtener ¨¦xito, reconocimiento y dinero que si fueras mujer?
? ?Trabajas de forma confortable sin miedo a sufrir acoso sexual?
? En el caso de decidir ser padre, ?crees que en tu trabajo continuar¨ªan confiando en tu capacidad profesional?
? ?Te has sentido alguna vez excluido en el trabajo porque se refirieran al conjunto de trabajadoras y trabajadores en femenino?
? En los puestos de responsabilidad en tu trabajo o en tu entorno, ?tienes un mont¨®n de profesionales de referencia de tu mismo g¨¦nero?
? ?Caminas seguro por la calle sin miedo a sufrir acoso o una agresi¨®n sexual?
? Si tienes hijos y una carrera, nadie pensar¨¢ que eres ego¨ªsta por no quedarte en casa a cuidarlos.
? En el caso de que convivas en pareja con una mujer, ?consideras que asumes menos responsabilidades en los trabajos de cuidados que ella?
? Si eres padre en una pareja heterosexual, ?dedica tu pareja m¨¢s tiempo que t¨² al cuidado de tus criaturas?
Si todas o la mayor¨ªa de las respuestas son afirmativas, significa que disfrutas de distintos privilegios en relaci¨®n con las mujeres.
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