Tentaciones ante la reforma territorial necesaria
La Constituci¨®n de 1978 es la historia de un ¨¦xito que ha contribuido a la modernizaci¨®n de Espa?a. Su actualizaci¨®n no debe caer en la recentralizaci¨®n ni otorgar privilegios a las comunidades denominadas ¡°hist¨®ricas¡±
Todo indica que en un futuro cercano iniciaremos un proceso para la reforma de la Constituci¨®n, reto dif¨ªcil, viendo el panorama parlamentario, pero absolutamente necesario. Pensemos que ning¨²n espa?ol menor de 55 a?os ha podido votarla, lo que dificulta que pase la ITV de las generaciones m¨¢s j¨®venes. Tiene que ser una reforma en profundidad, valiente e imaginativa, especialmente en lo relativo al modelo territorial, pero no puede significar caer en el estilo de los modernos izquierdo-populistas, tan sobrados de narcisismo juvenil como de hemiplejia ideol¨®gica, y tan poco respetuosos con las instituciones democr¨¢ticas que podr¨ªan pretender una reforma a base de tuits encadenados, exigiendo que cada art¨ªculo no tuviese m¨¢s de 140 caracteres y confundiendo las redes sociales con la realidad social.
Tiene que ser una reforma seria en la que incorporemos nuevos derechos civiles, la igualdad femenina en la sucesi¨®n de la Corona, la sociedad digital, nuevas formas que mejoren la participaci¨®n, medidas de regeneraci¨®n democr¨¢tica y calidad de la pol¨ªtica y algunas reivindicaciones del movimiento 15-M. Pero tiene que centrarse, desde luego, en el modelo territorial.
Ante este reto, pueden renacer viejos deseos reprimidos y surgir otros nuevos, alimentados en los ¨²ltimos a?os, que emerjan como tentaciones al abordar la reforma.
La primera tentaci¨®n que deber¨ªamos superar es el ¡°s¨ªndrome de la papelera de reciclaje¡±. Una vieja tradici¨®n del constitucionalismo espa?ol consiste en sustituir cada Constituci¨®n por otra nueva. Hemos sido incapaces, a lo largo de la historia, de reformar nuestras Constituciones; siempre hemos sustituido un texto por otro, escenificando as¨ª ¡°la muerte del padre¡±, seg¨²n la figura metaf¨®rica freudiana.
Hay que abordar los cambios sin miedo, con sentido com¨²n y junto a las comunidades
La segunda, o ¡°s¨ªndrome del salto al vac¨ªo¡±, ser¨ªa cambiar el modelo de Estado, pasando de una monarqu¨ªa parlamentaria a un Estado republicano, intentando satisfacer a ciertos nacionalismos, a los nuevos partidos de izquierdas y a algunos sectores de la izquierda tradicional. Adem¨¢s, ser¨ªa una buena excusa para fortalecer esta tentaci¨®n incluir la idea obsesiva de la autodeterminaci¨®n de una parte del territorio, cuesti¨®n esta que es dif¨ªcil encontrar en alguna Constituci¨®n escrita.
La tercera tentaci¨®n, o ¡°s¨ªndrome de la vuelta al pasado¡±, podr¨ªa consistir en dar un giro al modelo territorial y apostar decididamente por una recentralizaci¨®n. Las principales competencias volver¨ªan a ser gestionadas por el Gobierno de la naci¨®n, vaciando as¨ª de contenido competencial a las comunidades aut¨®nomas, que han sido demonizadas desde hace tiempo, especialmente desde el inicio de la crisis econ¨®mica, culp¨¢ndolas de todos los males: incremento del d¨¦ficit y de la deuda, despilfarro en obras y proyectos innecesarios, duplicidades casi obscenas, recortes en los servicios p¨²blicos esenciales, etc¨¦tera. Si a esto a?adimos los casos de corrupci¨®n y la crisis catalana, encontramos el chivo expiatorio perfecto (la mejor forma de proyectar la culpa y librarse de responsabilidades) y la combinaci¨®n adecuada para dar un giro recentralizador, situ¨¢ndose en el extremo m¨¢s radical la eliminaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas. Esto ser¨ªa para algunos un retorno de deseos reprimidos en el inconsciente.
La cuarta tentaci¨®n, o ¡°s¨ªndrome del hijo pr¨®digo¡±, podr¨ªa consistir en ampliar privilegios a algunas comunidades, especialmente a las denominadas ¡°hist¨®ricas¡±, con la falaz idea de avanzar hacia un modelo de federalismo asim¨¦trico o un modelo confederal, que lo ¨²nico que nos traer¨ªa ser¨ªan desigualdades y desequilibrios entre territorios y una pseudosatisfacci¨®n temporal de los nacionalismos. Tampoco el mal denominado Estado plurinacional solucionar¨ªa las cosas. Un Estado democr¨¢tico es un Estado de ciudadanos libres e iguales en derechos y obligaciones, y no de naciones. Es evidente que un principio b¨¢sico del federalismo es la igualdad de todos los entes que lo componen.
La quinta tentaci¨®n, o ¡°s¨ªndrome de la resistencia al cambio¡±, consistir¨ªa en tratar de minimizar la reforma territorial tras haber descubierto el art¨ªculo 155, convirtiendo una medida de protecci¨®n del modelo territorial y de la democracia, una especie de airbag de seguridad m¨¢xima, en una amenaza (¡°el aviso a navegantes¡±). Se tratar¨ªa de convertir la culpa del otro en beneficio del inmovilismo y dejarlo todo como est¨¢. Otra excusa para el inmovilismo podr¨ªa ser la b¨²squeda de un respaldo como en 1978, asunto que en la actualidad no nos debe obsesionar aunque haya que intentarlo, pues ser¨¢ dif¨ªcil alcanzar simplemente los apoyos imprescindibles.
La reforma podr¨ªa ser un buen div¨¢n para resolver las represiones que nos impiden hablar de Espa?a y del sentimiento patri¨®tico sin complejos
La sexta tentaci¨®n, o ¡°s¨ªndrome nominalista¡±, podr¨ªa consistir en poner nuevos apellidos al modelo territorial que puedan dar lugar a confusi¨®n. En realidad, el Estado auton¨®mico actual es un Estado federal, y para qu¨¦ cambiarle el nombre. Es tan Estado federal como el que m¨¢s, y tan diferente a los otros como los otros lo son entre s¨ª. Adem¨¢s, es la historia de un ¨¦xito que ha contribuido a la modernizaci¨®n de Espa?a y a la creaci¨®n de un envidiado Estado de bienestar. Pero despu¨¦s de 40 a?os de su creaci¨®n, y m¨¢s de 15 de su consolidaci¨®n, es necesario proceder a perfeccionarlo, actualizarlo y reformarlo para corregir d¨¦ficits y excesos, y mejorar su funcionamiento.
Hay que abordar la reforma sin miedo, con la ilusi¨®n de trabajar en un proyecto compartido, con mucho sentido com¨²n y di¨¢logo, y dejar el odio y la ignorancia en el trastero y no olvidar nunca, en este largo camino que debemos recorrer, que es muy dif¨ªcil crear algo nuevo simplemente desobedeciendo lo existente. El principal objetivo ser¨ªa perfeccionar la Constituci¨®n de 1978, y abordarla entre todos y con todos (no olvidar a las comunidades aut¨®nomas), de forma prudente, generosa y valiente, para conseguir que hasta los que se sienten actualmente inc¨®modos se sientan razonablemente confortables.
Por ¨²ltimo, la reforma tambi¨¦n podr¨ªa ser un buen div¨¢n para resolver las represiones que mantenemos en el inconsciente colectivo que nos impiden hablar de Espa?a y del sentimiento patri¨®tico sin complejos, y no identificando la palabra Espa?a con Franco y dictadura, pues el div¨¢n, sin duda, es una buena disciplina emancipadora.
Jos¨¦ A. de Santiago-Ju¨¢rez, del Partido Popular, es vicepresidente y consejero de la Presidencia de la Junta de Castilla y Le¨®n.
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