Derechos humanos: la necesidad de primar a los dem¨¢s frente a nosotros
El 10 de diciembre es un d¨ªa en el que tenemos que seguir denunciando los abusos e intensificar la lucha para que el respeto a los derechos se aplique en todo lugar
Hoy en d¨ªa casi todos los pa¨ªses del mundo han firmado la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos. De hecho, el 10 de diciembre los volveremos a celebrar coincidiendo con la fecha en que la Asamblea General de Naciones Unidas adopt¨® dicha Declaraci¨®n, en 1948. Haremos actos; brindaremos por ser sociedades tan avanzadas donde, gracias a acuerdos como este, reina el bienestar y disfrutamos de una convivencia arm¨®nica. Nos felicitaremos por tener tantos y tan efectivos instrumentos internacionales para salvaguardarlos, y redoblaremos nuestro compromiso para los pr¨®ximos a?os. En este sentido, Espa?a, con su incorporaci¨®n al Consejo de Derechos Humanos de la ONU para el periodo 2018-2020, tendr¨¢ un protagonismo especial.
Probablemente en algunos lugares se haga balance y se reconozca que a¨²n quedan cosas por mejorar. Y es que, lamentablemente, todav¨ªa quedan muchos sitios y muchas situaciones en las que estos derechos fundamentales son vulnerados. Hay muchos lugares del mundo en los que las personas no pueden contar con unos m¨ªnimos b¨¢sicos para su supervivencia, ni pueden expresarse con libertad, ni practicar su religi¨®n, ni tener un juicio justo, ni confiar en su seguridad personal, ni disfrutar de un trato igualitario. Adem¨¢s, estas carencias se ceban habitualmente con los m¨¢s vulnerables: personas indefensas, ni?os y ni?as, mujeres. Por eso el 10 de diciembre es un d¨ªa en el que tenemos que seguir denunciando los abusos e intensificar la lucha para que el respeto a los derechos se aplique en todo lugar, en toda situaci¨®n.
No olvidemos que la equidad, la justicia y la libertad evitan la violencia y velan por la paz
Para entender lo que vivimos debemos tener presente que la vulneraci¨®n de derechos humanos tiene una ¨ªntima relaci¨®n con los graves problemas que sigue sufriendo el mundo. En un contexto en donde la desigualdad y la pobreza contin¨²an convirtiendo la vida de muchos millones de personas en un callej¨®n sin salida, en el que se esquilman los recursos naturales, donde la corrupci¨®n y la impunidad desv¨ªan recursos hacia para¨ªsos fiscales opacos, en el que la movilidad humana se ha convertido en un fen¨®meno atroz y permanente, y en el que el autoritarismo intenta acotar la democracia; el respeto a los derechos pierde universalidad y se convierte en un objetivo en mucho casos inalcanzable. Sobre todo para aquellos y aquellas que sufren su ausencia.
A estas causas estructurales debemos unir la diferente interpretaci¨®n de los derechos, casi siempre en funci¨®n del lugar desde el que los aplicamos. Lugar se refiere a la ubicaci¨®n geogr¨¢fica, porque no todos los pa¨ªses y regiones del mundo tienen ganado el disfrute de los mismos derechos. As¨ª, cada vez m¨¢s, los Estados consideran que el est¨¢ndar de protecci¨®n de ciertos derechos puede variar seg¨²n si la persona es o no es nacional del Estado en cuesti¨®n. Lugar tambi¨¦n tiene que ver con si eres considerado un ciudadano t¨ªpico o por el contrario perteneces a alguna minor¨ªa racial o ¨¦tnica, est¨¢s encarcelado, eres un migrante, un ni?o o una ni?a, una persona con discapacidad, perteneces al colectivo LGBTI, o todav¨ªa peor, una combinaci¨®n de alguna de las anteriores.
Es, en definitiva, la interpretaci¨®n de los derechos en un paradigma del nosotros frente a los dem¨¢s, lo que est¨¢ afectando al criterio de universalidad y est¨¢ generando no pocos problemas para las organizaciones y las personas que se dedican a defender y perseguir las violaciones de los derechos de las personas. No cabe duda de que ser un defensor de los derechos humanos se ha convertido en un riesgo. Y que las organizaciones no gubernamentales nos enfrentamos a un juicio permanente para colocarnos del lado correcto: el de los los dem¨¢s.
La interpretaci¨®n de los derechos en un paradigma del nosotros frente a los dem¨¢s, lo que est¨¢ afectando al criterio de universalidad
Parece que no queremos darnos cuenta del da?o que podemos estar caus¨¢ndole a la convivencia sobre la que debe asentarse el bienestar global del futuro. M¨¢s a¨²n en la ¨¦poca actual, donde unido a la desigualdad o a la movilidad humana con la que llevamos conviviendo tanto tiempo, se suman nuevos retos. Vivimos en sociedades m¨¢s abiertas donde la informaci¨®n y la digitalizaci¨®n suponen activos fundamentales para el desarrollo, y elementos que pueden acrecentar las brechas entre territorios y personas. Esta realidad nos est¨¢ llevando a que no sepamos enfrentar nuevos derechos que todav¨ªa est¨¢n lejos de ser reconocidos. Son esos derechos emergentes, que se unen a los que contempla la Declaraci¨®n Universal, y que cada vez son m¨¢s evidentes. El ¨²nico que ha empezado a regularse es el derecho a la privacidad de la informaci¨®n personal, pero encontramos otros como por ejemplo el acceso a la tecnolog¨ªa, la renta b¨¢sica, la orientaci¨®n sexual y la identidad de g¨¦nero, el derecho a la ciudad¡ ?qu¨¦ hacemos al respecto? De momento nada, solo considerarlos. Esperar a que la sociedad reaccione.
Una de las formas m¨¢s efectivas que las ONG tenemos de aportar es formar, denunciar, sensibilizar e informar. No podemos quedarnos impasibles ante una generaci¨®n que se forma en principios excluyentes y que no reconoce la importancia de preservar la dignidad de los dem¨¢s como forma de asegurar la propia. Solo as¨ª conseguiremos afrontar los retos que nos plantea la nueva sociedad que se genera alrededor de la digitalizaci¨®n. No olvidemos que la equidad, la justicia y la libertad evitan la violencia y velan por la paz. Que cada vez que abandonamos los derechos humanos, corremos un gran riesgo. Y que solo luchando por los derechos de los dem¨¢s lograremos preservar los nuestros.
Termino con una cita siempre inspiradora. Pertenece a Eleanor Roosevelt, presidenta del comit¨¦ de redacci¨®n de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos. Ojal¨¢ aprendamos algo de ella:
"En definitiva, ?d¨®nde empiezan los derechos humanos universales? En peque?os lugares, cerca de casa; en lugares tan pr¨®ximos y tan peque?os que no aparecen en ning¨²n mapa. [...] Si esos derechos no significan nada en estos lugares, tampoco significan nada en ninguna otra parte. Sin una acci¨®n ciudadana coordinada para defenderlos en nuestro entorno, nuestra voluntad de progreso en el resto del mundo ser¨¢ en vano".
Fernando Mudarra es director general de Ayuda en Acci¨®n.
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