?Qui¨¦nes son las presas de Am¨¦rica Latina?
Las mujeres suelen entrar la delincuencia por el tr¨¢fico de drogas, empujadas por la pobreza
En su casa hab¨ªa violencia entre sus padres, aunque no siempre le afectaba directamente a ella. Tuvo varios hijos durante la adolescencia, que crio sin la ayuda del progenitor. M¨¢s tarde, se vio involucrada en los trapicheos de su pareja y, sin violencia de por medio, ayud¨® a transacciones de droga como mula e informadora. Acab¨® en la c¨¢rcel despu¨¦s de ser detenida con 30 a?os.
No es nadie en concreto, pero podr¨ªa tratarse de multitud de mujeres. Las descritas son algunas de las caracter¨ªsticas generales de las reclusas de Latinoam¨¦rica, un colectivo a menudo olvidado por representar solo un 5% de la poblaci¨®n carcelaria, pero que en los ¨²ltimos a?os ha crecido a un ritmo mayor que el de los hombres. Todos estos datos aparecen en un reciente estudio bajo el t¨ªtulo Mujeres en contexto de encierro en Am¨¦rica Latina: caracter¨ªsticas y factores de riesgo asociados a determinados comportamientos delictivos, auspiciado por el Wilson Center, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia (Celiv).
¡°En general, las mujeres se vinculan al delito a trav¨¦s de sus parejas. En los hombres sucede con su grupo de amigos: la proporci¨®n de varones con amistades que delinqu¨ªan es de dos a uno con respecto a ellas¡±, explicaba Marcelo Bergman, director del Celiv, en la IX Semana de la Seguridad, celebrada en Colombia a finales de noviembre. Para estos hallazgos entrevistaron a casi 8.300 reclusos (un 15% mujeres y un 85% hombres) en ocho pa¨ªses de la regi¨®n.
En general, las mujeres se vinculan al delito a trav¨¦s de sus parejas. En los hombres sucede con su grupo de amigos
Aunque los delitos que comenten ellas suelen estar menos vinculados a la violencia y el uso de armas (solo un 26% ha tenido una, frente al 61% de los hombres), la tendencia al incremento de la violencia tambi¨¦n afecta a las mujeres. ¡°Suelen ser v¨ªctimas del olvido del sistema y de su propia familia muy j¨®venes, madres adolescentes que no siempre mantienen a la pareja, con grandes dificultades para lograr un salario estable y as¨ª mantenerlos. Se vinculan a la droga porque representa el doble de ingresos que con un sueldo medio para una persona no capacitada¡±, explicaba Bergman.
No solo proceden de contextos de pobreza, sino que han aprendido la violencia en el hogar.?Ana Safranoff, otra de las autoras del estudio, aseguraba que entre los varones es m¨¢s frecuente haber sido v¨ªctimas directas (48%, frente a 42% de mujeres), pero entre ellas es m¨¢s com¨²n haberla sufrido de forma indirecta (35% frente a 32%). ¡°Es decir, puede que su padre pegase a su madre y ellas ni siquiera lo presenciaran, pero viv¨ªan en un contexto donde se ejercen estos malos tratos¡±, resume.
Uno de los problemas es que cuando salen a la calle despu¨¦s de su reclusi¨®n se encuentran con la misma falta de oportunidades que ten¨ªan al entrar. ¡°La gran mayor¨ªa de los pa¨ªses no hacen nada. Es un contexto de alt¨ªsima vulnerabilidad. Dejaron sus hijos y tienen que volver a hacerse cargo de ellos sin apoyos, sin sost¨¦n econ¨®mico y sin profesi¨®n¡±, a?ade Bergman. As¨ª que es f¨¢cil que se vuelvan a ver involucradas en la rueda de la delincuencia: el 32% de los encuestados eran reincidentes.
Ante este panorama, los investigadores hacen varias recomendaciones a los tomadores de decisiones: programas que se centren en reducir la violencia directa e indirecta en los hogares; intervenciones en el hogar y la familia dirigidas espec¨ªficamente a factores de riesgo tales como la pobreza, la disponibilidad de servicios y el cuidado de los hijos; pol¨ªticas dise?adas para reducir la reincidencia mediante el apoyo a la mujer durante el periodo de integraci¨®n posterior a la prisi¨®n, especialmente centrados en la inserci¨®n laboral, el cuidado de los hijos y el empoderamiento femenino.
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