La mitad de los latinoamericanos desconf¨ªa de su polic¨ªa, ?c¨®mo solucionarlo?
Una tesis estudia uno de los grandes problemas de la regi¨®n: la corrupci¨®n. Concluye que no basta con apartar a las "manzanas podridas"
Corr¨ªa el a?o 2013. Un par de polic¨ªas hondure?os especulaba a cu¨¢nto ascender¨ªa la tasa de homicidios en su pa¨ªs ese a?o. Uno apostaba por 85 por cada 100.000 habitantes; otro cre¨ªa que llegar¨ªan a 88. La cifra lleg¨® a 90 y situ¨® a Honduras como l¨ªder mundial en asesinatos.
La an¨¦cdota, presenciada por uno de los participantes en la IX Semana de la Seguridad de Latinoam¨¦rica, se quedar¨ªa en tal si no fuera porque uno de los muchos problemas que padec¨ªa el pa¨ªs centroamericano era la terrible corrupci¨®n de sus cuerpos de seguridad; m¨¢s all¨¢ de hacer apuestas, eran tremendamente ineficaces a la hora de atajar este drama.
Es un problema end¨¦mico de Am¨¦rica Latina: en la regi¨®n (sin guerra) m¨¢s violenta del planeta, la mitad de los ciudadanos piensa que todos o la mayor¨ªa de sus agentes son corruptos, seg¨²n el ¨²ltimo y reciente informe de Transparencia Internacional. Un tercio de la poblaci¨®n (90 millones de personas) ha pagado mordidas a funcionarios p¨²blicos. Y los polic¨ªas, junto a los pol¨ªticos, son el colectivo percibido como menos honesto.
Desde la an¨¦cdota de los agentes, Honduras ha rebajado espectacularmente sus ¨ªndices de homicidios. En 2016 fueron 60 por 100.000 habitantes, y proyecta cerrar 2017 en unos 50, poco m¨¢s de la mitad de los que alcanz¨® el a?o que lideraron la clasificaci¨®n mundial. No ha habido un factor ¨²nico para este logro, pero los expertos coinciden en se?alar la reforma de la polic¨ªa como una de las claves para conseguirlo.
En la regi¨®n (sin guerra) m¨¢s violenta del planeta, la mitad de los ciudadanos piensa que todos o la mayor¨ªa de sus agentes son corruptos
En este tiempo se formaron 4.000 nuevos funcionarios con criterios nuevos, se ampli¨® la presencia de la mujer en el cuerpo de un 15% a un 20% y se depur¨® a casi un tercio de la plantilla: unos 4.500 agentes fueron expulsados del cuerpo por sus malas pr¨¢cticas. ¡°Esta profesionalizaci¨®n ha producido cambios importantes. Mejor¨® la capacidad de la investigaci¨®n, la formaci¨®n de los polic¨ªas y su coherencia y alineaci¨®n con la filosof¨ªa del cuerpo, con mayor ¨¦tica e inclusi¨®n de g¨¦nero. En 10 a?os se podr¨ªa producir una rebaja de los homicidios de un 50% adicional¡±, aseguraba Cristina Hoyos, l¨ªder en Am¨¦rica Latina del Centro de Control Democr¨¢tico de Fuerzas Armadas de Ginebra (DCAF, por sus siglas en ingl¨¦s).
La polic¨ªa hondure?a ha pasado de ser paradigma de malas pr¨¢cticas a ejemplo a seguir. En la tesis doctoral Evidencia y marcos conceptuales de la lucha contra la corrupci¨®n en la polic¨ªa de Latinoam¨¦rica aparec¨ªa muy mal parada frente a sus vecinos de Nicaragua, que hab¨ªan logrado unos altos est¨¢ndares de calidad y legitimidad. Su autor, Mauricio Garc¨ªa, especialista en Reforma del Estado en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), estudi¨® precisamente qu¨¦ hace que unas polic¨ªas sean m¨¢s corruptas que otras. Su idea era crear un marco te¨®rico para abordar el fen¨®meno y tratar de cambiarlo en aquellos lugares donde fuera necesario.
La principal conclusi¨®n de la tesis es que no se puede achacar a un solo factor. Y esto contrasta con la mayor¨ªa de las pol¨ªticas de los estados latinoamericanos, que se hab¨ªan enfocado en un problema (ya fuera la formaci¨®n de los polic¨ªas, las pruebas de acceso, las sanciones¡) para solucionar una corrupci¨®n que casi siempre es sist¨¦mica. ¡°Hay una tendencia a buscar manzanas podridas. Se piensa que si se eliminan todo va a funcionar. Pero no es as¨ª, no es un problema individual que afecte a determinadas personas. As¨ª que si se expulsan pero las condiciones para la corrupci¨®n contin¨²an, seguir¨¢ produci¨¦ndose¡±, expone Garc¨ªa.
Empezando por el principio, el experto considera clave el proceso de selecci¨®n: ¡°Cada vez se realizan m¨¢s y mejores pruebas para que los candidatos sean los id¨®neos, tengan ciertos valores y aptitudes psicot¨¦cnicas¡±. Pero esto, por s¨ª solo, es insuficiente. Si un sujeto a priori id¨®neo llega a un ambiente corrupto, es probable que reproduzca las malas conductas de su entorno. Una vez dentro del cuerpo, Garc¨ªa considera importante que la formaci¨®n contin¨²e. ¡°Muchas veces no hay un c¨®digo de conducta, el polic¨ªa llega y no sabe c¨®mo tiene que comportarse, sus jefes no les dicen qu¨¦ est¨¢ bien o mal. Y es una profesi¨®n en la que no existe una supervisi¨®n en el momento de la acci¨®n, por lo que en realidad depende del propio sujeto corromperse o no¡±, a?ade.
Hay una tendencia a buscar manzanas podridas. Se piensa que si se eliminan todo va a funcionar. Pero no es as¨ª, no es un problema individual que afecte a determinadas personas
Un error frecuente que la tesis detecta es que muchos cuerpos policiales se centran en las sanciones para atajar la corrupci¨®n, cuando est¨¢ demostrado que este tipo de medidas tienen una efectividad muy limitada. ¡°Si existe una predisposici¨®n y un entorno que favorezcan las conductas inapropiadas, una amenaza de sanci¨®n no va a frenarlas. Y si el individuo ni siquiera concibe la corrupci¨®n como alternativa, tambi¨¦n es in¨²til¡±, se?ala Garc¨ªa.
Y, por mucho que todo lo que suceda dentro del cuerpo policial sea perfecto, en cuanto a acceso, formaci¨®n, controles, supervisi¨®n¡ sirve de poco si no hay una retroalimentaci¨®n de la comunidad y de la pol¨ªtica. ¡°Si no se percibe que todo el mundo gana atajando la corrupci¨®n, esta va a continuar campando a sus anchas¡±, concluye el especialista, quien propone modelos integrales para acabar con el problema.
La siguiente dificultad viene a la hora de medir esta corrupci¨®n. M¨¢s all¨¢ de los ¨ªndices de percepci¨®n, los indicadores son indirectos. De hecho, los directos pueden ser incluso contradictorios. En la ¨¦poca en la que Nicaragua era ejemplo a seguir y Honduras a evitar, el primer pa¨ªs ten¨ªa muchas m¨¢s denuncias por corrupci¨®n que el segundo. Pero esto no mostraba que hubiera m¨¢s, sino que los ciudadanos confiaban m¨¢s en la polic¨ªa y por eso se decid¨ªan a denunciar los casos, algo que no ocurr¨ªa con sus vecinos del norte.
A m¨¢s corrupci¨®n, m¨¢s cara es la deuda
Si se plasma en un gr¨¢fico la percepci¨®n de la corrupci¨®n en un pa¨ªs por parte de su ciudadan¨ªa y la calificaci¨®n de su deuda, se ve entre ambos una clara correlaci¨®n. Cuando se dieron cuenta de esto en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), encargaron un estudio que, si bien no permiti¨® establecer una causalidad irrefutable, confirm¨® de forma cient¨ªfica lo que ya hab¨ªan comprobado a simple vista.
Lo cierto es que las tres principales agencias calificadoras de deuda tienen en cuenta la percepci¨®n de corrupci¨®n, normalmente a trav¨¦s de indicadores del Banco Mundial, especialmente uno de ellos, que se enfoca en medir la incidencia de corrupci¨®n y fortaleza de instituciones que luchan contra ella. "No hay un solo factor que marque la calificaci¨®n de la deuda. Tradicionalmente se hab¨ªa atendido a marcadores como balanza de pagos, la macroeconom¨ªa, la inversi¨®n externa. Se pensaba que si todo esto est¨¢ ordenado, la cosa va bien. La investigaci¨®n viene a decir: los n¨²meros importan, pero las instituciones tambi¨¦n", explica Roberto de Michele, especialista del BID.
Esto implica que, adem¨¢s de las cuestiones morales de la corrupci¨®n y del coste directo, tiene otro indirecto: parece influir de forma negativa en la calificaci¨®n de la deuda, con lo cual los estados tienen que pagar m¨¢s intereses.
El problema es que toda medida que se toma para solucionar estos indicadores son a muy largo plazo y tienen a menudo incentivos perversos para los gobernantes. Como explica De Michele, el hecho de investigar y perseguir fuertemente la corrupci¨®n suele destapar m¨¢s casos, con lo cual, a priori, la ciudadan¨ªa puede percibir m¨¢s simplemente porque ha aflorado. Las agencias de calificaci¨®n, sin embargo, tambi¨¦n ponderan la fortaleza de las instituciones para hacer sus evaluaciones, con lo cual, afrontar el problema es en todos los sentidos el mejor remedio.
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