Qu¨¦ funciona para prevenir la violencia contra las mujeres
Las intervenciones entre adolescentes se han mostrado como el m¨¦todo m¨¢s eficaz para evitar los malos tratos, algo que es muy dif¨ªcil de parar cuando ya ha comenzado
La violencia machista no suele empezar con el matrimonio. Ni en el noviazgo. Ni siquiera en la ni?ez. Arranca con mucha frecuencia en la generaci¨®n anterior. Los malos tratos son una lacra que afecta a todos los sectores sociales y pa¨ªses, pero si existe una correlaci¨®n clara es que quien vio o sufri¨® violencia tiene m¨¢s probabilidades de reproducirla y, tambi¨¦n, de padecerla.
?C¨®mo prevenir esta violencia heredada? Idealmente, evit¨¢ndola en el seno del hogar, para que los hijos no la aprendan y reproduzcan. El problema es que ¡°es muy dif¨ªcil cambiar el chip de los adultos¡±, como explica Andrew Morrison, jefe de la divisi¨®n de G¨¦nero y Diversidad del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). ¡°No tenemos evidencia de que los programas que se emplean con ellos tengan efectividad, sin embargo, con los j¨®venes s¨ª, son m¨¢s moldeables¡±.
Con estas premisas, las pol¨ªticas de prevenci¨®n de violencia machista tienen un importante papel en esa fase cr¨ªtica de la vida que es la adolescencia. Est¨¢ demostrado que existen programas capaces de disminuir los malos tratos, sean f¨ªsicos o psicol¨®gicos, que ya aparecen en las primeras relaciones sentimentales. Y, con esto, se estar¨ªa cortando en el futuro la transmisi¨®n de esta violencia a los hijos de estos j¨®venes.
Porque se conoce que los ni?os que ven violencia en casa son m¨¢s propensos a ejercerla despu¨¦s. Pero no solo eso: el riesgo de sufrirla en la edad adulta entre las ni?as que viven en estos entornos se multiplica por 2,5. ?Por qu¨¦ se repiten estos patrones? ¡°No se sabe al 100%, pero la hip¨®tesis es que si crecen en ese ambiente piensan que es la forma normal de resolver conflictos. Hay encuestas a mujeres adultas en Latinoam¨¦rica que dicen que el 16% piensan que la violencia contra ellas mismas es aceptable bajo ciertas circunstancias¡±, explica Morrison. Este porcentaje es todav¨ªa superior si se atiende a los adolescentes de todos los pa¨ªses en desarrollo: casi la mitad de las j¨®venes de entre 15 y 19 a?os cree que en ocasiones se justifica, seg¨²n un informe de Unicef.
Sea por lo que fuere, lo cierto es que una de cada tres mujeres del mundo es v¨ªctima de malos tratos de su pareja a lo largo de su vida. Y que el 38% de los asesinatos a mujeres los cometen sus parejas, seg¨²n datos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. En todo el mundo se experimenta con programas para revertir estas cifras. Desde el punto de vista de la prevenci¨®n, estos son algunos de ellos, c¨®mo lo hacen y su efectividad:
Amor, pero del bueno
Con la idea de aprovechar esta etapa moldeable que es la adolescencia, el programa Amor, pero del bueno experiment¨® en M¨¦xico con j¨®venes y docentes. En primer lugar, se capacit¨® a profesores y orientadores. En segundo, se impartieron talleres con los propios chavales. Son sesiones participativas en las que reflexionan sobre los roles y estereotipos de g¨¦nero o los derechos sexuales y reproductivos. El programa, en el que participaron 800 adolescentes y 100 docentes, consigui¨® reducir en un 55% la violencia psicol¨®gica perpetrada por los j¨®venes varones a sus parejas. Es la m¨¢s frecuente: seg¨²n datos oficiales del pa¨ªs, un 76% experimenta violencia psicol¨®gica; un 16,5%, sexual y un 15%, f¨ªsica.
Las ni?as que viven en entornos de violencia tienen un incremento del riesgo de sufrirla de un 2,5 cuando son adultas
Con esta enorme problem¨¢tica y el ¨¦xito cosechado por Amor, pero del bueno, el Gobierno de M¨¦xico ha decidido llevar el programa a escala para probarlo con 10.000 j¨®venes. Claudia Piras, economista principal en la Divisi¨®n de G¨¦nero y Diversidad del BID (uno de los promotores del programa) asegura que han extra¨ªdo tres ense?anzas principales: ¡°Primera: es posible implementar intervenciones en ¨¢mbito escolar que contribuyan a cambiar actitudes. Segunda: intervenir en esta edad es fundamental, porque es cuando se consolida la forma en la que se relaciona la pareja. Y, tercera: hacerles reconocer cu¨¢ndo una relaci¨®n no es sana y actuar en el momento adecuado es la mejor herramienta para que no se conviertan en v¨ªctimas de la violencia de adultos¡±.
Programa H y M
La ONG Promundo fue la pionera, a finales del siglo pasado, en poner en marcha programas para concienciar a los adolescentes y reducir la violencia machista entre ellos. "Involucrar a hombres j¨®venes y empoderar a mujeres j¨®venes para promover la igualdad de g¨¦nero y la salud". Este es el lema de los programas H y M, que fueron experimentados por primera vez en Brasil. Se trata de un grupo de intervenciones complementarias que usan talleres educativos, estrategias de alcance comunitario y una campa?a multimedia para potenciar el sentido de control sobre sus vidas en las chicas y para sensibilizar a los chicos sobre algunas de las formas da?inas en que socializan e introducir formas para tomar actitudes y comportamientos de equidad de g¨¦nero. La piedra angular son las actividades grupales que realizan grupos separados por sexos, ya que se comprob¨® que era la mejor forma para expresar sentimientos y conseguir resultados.
Una de cada tres mujeres del mundo es v¨ªctima de malos tratos de su pareja a lo largo de su vida
Las evaluaciones de impacto de estos programas mostraron que despu¨¦s de participar en las actividades, ellas afianzaron su conocimiento y comunicaci¨®n con sus parejas sobre la salud sexual, incrementaron tambi¨¦n su autoeficacia en las relaciones interpersonales, hubo disminuci¨®n en el consumo de drogas y mayor uso de preservativos. En ellos se produjo un notable cambio en la concepci¨®n de las actitudes de g¨¦nero.
A la vista de los resultados, la metodolog¨ªa del programa se ha usado en m¨¢s de 30 pa¨ªses de Am¨¦rica, Asia, ?frica y Europa.
Ciudad mujer joven
Los malos tratos machistas se suman a las muchas formas violencia a las que est¨¢n sometidos los j¨®venes (y el resto de la poblaci¨®n) en El Salvador. La secretar¨ªa de Inclusi¨®n Social del pa¨ªs lanz¨® en 2014 Ciudad mujer joven, un modelo integral de atenci¨®n que combin¨® actividades en las escuelas con la filosof¨ªa del exitoso programa H y M. ¡°Incluye pr¨¢cticas de prevenci¨®n del embarazo y habilidades para la vida que hagan ver, sobre todo a las chicas, que pueden tener mejores expectativas¡±, explica Nidia Hidalgo, especialista en el pa¨ªs del BID, que es socio del Gobierno en este para aplicar este programa.
Los resultados mostraron una mejora de las habilidades de las chicas para tener conversaciones entre ellas en temas de violencia. ¡°Es algo que se suele callar. Con esta metodolog¨ªa se ha derribado el tab¨² y conseguido que reflexionen sobre esa situaci¨®n y la compartan¡±, asegura Hidalgo. Entre los chicos, sin embargo, el estudio posterior mostr¨® un cambio en los conocimientos de g¨¦nero, pero sus actitudes permanecieron. ¡°No dudamos que trabajo con hombres es de suma importancia, pero hay que intensificarlo. No es lo mismo modificar actitudes para las afectadas, que est¨¢n m¨¢s abiertas al cambio, que en la posici¨®n de poder que tienen los hombres¡±, subraya esta experta.
Con P de paternidad
Aunque la etapa de la adolescencia es clave para actuar en la prevenci¨®n de la violencia, tambi¨¦n hay programas que muestran resultados interviniendo en la paternidad. ¡°Existe gran cantidad de evidencia del impacto profundo y duradero de la presencia de padre var¨®n en el futuro de los hijos. Pero en muchas comunidades esto no se estila, no se les ha ense?ado a ser cari?osos o estar cerca de sus hijos, sino a proveer¡±, subraya Clara Alemann, experta de g¨¦nero del BID. ¡°La violencia contra mujer y la ni?ez est¨¢n ¨ªntimamente relacionadas. Suelen suceder en hogares donde est¨¢ legitimada por normas sociales; en familias o comunidades con altos grados de desigualdad de g¨¦nero¡±, contin¨²a.
La ONG Promundo tambi¨¦n fue la que comenz¨® a probar programas de crianza destinados a los padres. Se trata de adaptar la metodolog¨ªa al contexto de cada comunidad para pasar de relaciones paterno-filiales fr¨ªas e inseguras a clima familiar armonioso. Para ello se trabaja con los profesionales sanitarios, con los padres (masculinos) y sus parejas y con actividades que movilizan a toda la comunidad. En Ruanda y Uganda, esta metodolog¨ªa ha dado resultados positivos de menor violencia y mayor di¨¢logo en el seno de la familia. ¡°En Latinoam¨¦rica no hay ninguno con una evaluaci¨®n de impacto rigurosa¡±, asegura Alemann. Con P de paternidad se est¨¢ implementando en comunidades de El Alto (Bolivia), donde por el momento se est¨¢n midiendo actitudes, conocimientos y pr¨¢cticas de padres, para comprobar si una intervenci¨®n logra mejores relaciones, mayor involucraci¨®n y distribuci¨®n del trabajo dom¨¦stico, y logran reducir la disciplina violenta. Los resultados se conocer¨¢n el a?o que viene.
Lo que los especialistas tienen muy claro es que para combatir la violencia contra la mujer ¡ªcuyo d¨ªa internacional se celebra el 25 de noviembre¡ª, la prevenci¨®n es la clave. Alemann subraya que hay que empezar lo antes posible: "Ninguna intervenci¨®n de respuesta a posteriori va a poder contrarrestar este fen¨®meno. Es necesario empezar antes de que ocurra para evitar la repetici¨®n".
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