?Nunca culpables?
El independentismo es tan leg¨ªtimo como cualquier otra opci¨®n. El problema es c¨®mo se lleva a cabo la secesi¨®n y en manos de qui¨¦nes se pone el Estado.
LOS PUEBLOS o los ciudadanos nunca son culpables de nada, suele decirse. (Tambi¨¦n hay quienes aseguran que jam¨¢s se equivocan, pese a que el mundo y la historia est¨¦n llenos de grav¨ªsimos casos de meteduras de pata, el m¨¢s reciente la elecci¨®n de un pat¨¢n racista para la Casa Blanca.) Pero ya lo creo que lo son, culpables. Otra cosa es que su culpabilidad carezca de consecuencias, o s¨®lo les acarree el castigo de padecer durante cuatro a?os a los criminales o imb¨¦ciles ¡ªbueno, lo uno no excluye lo otro¡ª a los que han votado. Claro que a veces, como en los actuales casos de Venezuela o Rusia, esos cuatro a?os se convierten en veinte y los que te rondar¨¦: algunos pol¨ªticos, una vez instalados y con mayor¨ªa parlamentaria, la aprovechan para suprimir o adulterar las elecciones o ¡°abrir un proceso constituyente¡±, esto es, instaurar una nueva ¡°legalidad¡± que los perpet¨²e en el poder y los beneficie. Pero en fin, a la primera, los pueblos pueden escaquearse de su responsabilidad arguyendo que fueron enga?ados por sus elegidos.
A estas elecciones se presentan los mismos individuos balcanizantes y totalitarios que han obrado sin escr¨²pulos desde 2015. Quienes los voten ya saben a qu¨¦ se atienen
El pueblo o los ciudadanos catalanes no podr¨¢n esgrimir esta excusa dentro de cuatro d¨ªas. Durante los dos a?os y pico transcurridos desde sus anteriores auton¨®micas han visto c¨®mo ya el resultado de ¨¦stas fue falseado: los partidos independentistas alcanzaron el 47% o 48% de los votos, y sin embargo eso fue para ellos ¡°una mayor¨ªa clara¡± que reclamaba la escisi¨®n de Espa?a, ¡°un mandato¡± que se han limitado a obedecer, enviando a la inexistencia al 52% de los votantes. No s¨®lo han borrado a ¨¦stos, sino que los han arrinconado y acosado, los han purgado de las instituciones y aun del Govern si se mostraban ¡°tibios¡± (recu¨¦rdese al conseller Baiget, que se dijo dispuesto a ir a prisi¨®n pero no a perder su patrimonio, y eso ya bast¨® para que se lo considerara ¡°desafecto¡±). Luego, todas sus actuaciones han sido y siguen siendo de un cinismo que ha superado al que hemos sufrido por parte del PP durante lustros, y que en verdad parec¨ªa imbatible, lo mismo que su nivel de falacia. ERC, PDeCat y CUP han mentido sin cesar en todo. Las empresas se pelear¨¢n por establecerse en la Catalu?a independiente, y el mero amago ya ha llevado a casi tres mil (incluidas las principales) a cambiar la sede social o fiscal o ambas. Ni un minuto estaremos fuera de la Uni¨®n Europea, y todos los pa¨ªses miembros les han dado la espalda. Seremos m¨¢s pr¨®speros, y ese mero amago ha hecho descender el turismo y el comercio, ha llevado a los teatros y cines casi a la ruina, ha rebajado la producci¨®n, ha hecho salir dinero a espuertas y ha enviado al paro a los m¨¢s pobres, camareros y ¡°kelis¡± a la cabeza. Seremos como Dinamarca, y las perspectivas econ¨®micas de la rep¨²blica apuntan a convertirla en un gran M¨®naco (es decir, un inmenso casino), una gran Andorra (es decir, un inmenso para¨ªso fiscal) o, para la CUP, una gran Albania de los tiempos de Hoxha (es decir, una inmensa c¨¢rcel con economatos).
Pero bueno, cada cual es libre de desear lo que quiera. El independentismo es tan leg¨ªtimo como cualquier otra opci¨®n. El problema, desde mi punto de vista, es c¨®mo se lleva a cabo la secesi¨®n y en manos de qui¨¦nes se pone el nuevo Estado. A estas elecciones se presentan los mismos individuos balcanizantes y totalitarios que han obrado sin escr¨²pulos desde 2015. Quienes los voten ya saben a qu¨¦ se atienen, no podr¨¢n decir ¡°Ah, yo no sab¨ªa¡± ni ¡°Ah, es que me enga?aron¡±. Quienes suelen abstenerse en las auton¨®micas, tambi¨¦n, ya no podr¨¢n decir ¡°Ah, yo me inhibo¡± ni ¡°Ah, es que todos son iguales¡±. Estas elecciones vienen tras una emergencia. Los independentistas exigen que el Gobierno central se comprometa a aceptar los resultados si son contrarios a sus intereses, pero eso mismo habr¨ªa que exigirles a ellos, y no parecen dispuestos: si pierden, las considerar¨¢n ileg¨ªtimas; si ganan, aducir¨¢n que han realizado una proeza, pese a las dificultades. Y ya hablan de posibles pucherazos, quienes cometieron uno flagrante el pasado 1-O, dando por v¨¢lido un pseudorrefer¨¦ndum controlado por ellos y sin la menor garant¨ªa.
Hay que reconocer que, si se eclipsaran, echar¨ªamos de menos a sus l¨ªderes, que han resultado de lo m¨¢s entretenidos. O¨ªr los disparates y vilezas del lun¨¢tico Puigdemont, de la difamatoria y melindrosa Rovira, del beato Junqueras, de la autoritaria y est¨®lida Forcadell, del achulado Rufi¨¢n y del aturullado Tard¨¢ ha sido como tener una entrega diaria de aquellas vi?etas del gran F. Ib¨¢?ez, ¡°13 rue del Percebe¡±. Y escuchar las verborreicas incoherencias malsanas de Colau (m¨¢s que ambig¨¹edades) ha sido como una raci¨®n de Cantinflas a diario, aunque los j¨®venes ya no sepan qui¨¦n era Cantinflas (un mexicano liante, lo encontrar¨¢n en YouTube, seguro). Pero la diversi¨®n tiene su l¨ªmite cuando lleva aparejado el suicidio. No s¨®lo el pol¨ªtico. Tambi¨¦n el econ¨®mico, el de la convivencia, el de la libertad democr¨¢tica y el del decoro. Para convertirse en un pa¨ªs indecoroso no hay excusa. Que se lo pregunten a Austria cuando, recorriendo el camino inverso, perdi¨® su nombre y pas¨® a llamarse Ostmark durante siete a?os. Fue por voluntad de su pueblo o de sus ciudadanos.
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