?Por qu¨¦ los ni?os creen (o no) que Pap¨¢ Noel existe?
El 83% de los chavales de cinco a?os piensan que Pap¨¢ Noel es real, seg¨²n un estudio
La Navidad est¨¢ aqu¨ª, y con ella los mitos que la acompa?an, el m¨¢s destacado de los cuales es el de Pap¨¢ Noel. En esta ¨¦poca, muchos ni?os oyen la historia de un hombre que vive eternamente, reside en el Polo Norte, sabe lo que desean todos los ni?os del mundo, conduce un trineo tirado por renos voladores, y entra en las casas a trav¨¦s de la chimenea, que la mayor¨ªa de los cr¨ªos ni siquiera tienen.
Dados los m¨²ltiples absurdos y contradicciones del relato, es sorprendente que siquiera los ni?os se lo crean. Sin embargo, la investigaci¨®n que llevamos a cabo en mi laboratorio muestra que el 83% de los chavales de cinco a?os piensan que Pap¨¢ Noel es real.
?Por qu¨¦?
?Una ventaja evolutiva???????????????????????????????????????????????????????????????????
En la base de esta paradoja se encuentra un planteamiento de fondo seg¨²n el cual la naturaleza de los ni?os peque?os es intr¨ªnsecamente cr¨¦dula ?es decir, se creen todo lo que les cuentan?, en vez de racional.
El c¨¦lebre et¨®logo y escritor Richard Dawkins propon¨ªa en un ensayo de 1995 que los ni?os son cr¨¦dulos por naturaleza y propensos a creerse casi cualquier cosa. Incluso insinuaba que creer era una ventaja evolutiva para los peque?os. Lo ilustraba bastante convincentemente con el ejemplo de un ni?o que viv¨ªa cerca de un pantano infestado de caimanes. Dawkins argumentaba que un ni?o esc¨¦ptico que tiende a evaluar cr¨ªticamente la recomendaci¨®n de sus padres de que no se ba?e en el pantano tiene menos probabilidades de sobrevivir que otro que hace caso sin pensar.
Esta idea de que los ni?os peque?os se creen las cosas f¨¢cilmente es compartida por mucha gente, entre otros el fil¨®sofo del siglo XVIII Thomas Reid y los psic¨®logos del desarrollo, que sostienen que los cr¨ªos tienen una fuerte inclinaci¨®n a confiar en lo que les dice la gente.
?Es posible que no sean muy diferentes de los adultos?
Sin embargo, la investigaci¨®n que llevamos a cabo en mi laboratorio muestra que, en realidad, los ni?os son consumidores racionales y reflexivos de informaci¨®n. De hecho, en gran parte emplean las mismas herramientas que los adultos para decidir qu¨¦ creerse.
?Cu¨¢les son, entonces, algunas de las herramientas que emplean los adultos para decidir qu¨¦ creerse, y qu¨¦ pruebas tenemos de que los ni?os disponen de ellas? Voy a centrarme en tres. Una es la atenci¨®n al contexto en el que se inserta la nueva informaci¨®n; la segunda es la tendencia a sopesar esa informaci¨®n nueva compar¨¢ndola con los propios conocimientos de partida, y la tercera es la capacidad de evaluar la competencia de los dem¨¢s en la materia.
Veamos primero el contexto.
Imagine que lee un art¨ªculo sobre una nueva especie de pez al que llamaremos "surnit". A continuaci¨®n, imagine que lo lee en dos contextos diferentes. En uno, su m¨¦dico llega con retraso y usted est¨¢ en la sala de espera leyendo el art¨ªculo en un ejemplar de National Geographic, la revista oficial de una sociedad cient¨ªfica.
En el otro, usted tropieza con un art¨ªculo sobre el descubrimiento mientras espera en la cola de la tienda y hojea el National Enquirer, una publicaci¨®n sensacionalista estadounidense que se distribuye en los supermercados. Supongo que el contexto que rodease a su introducci¨®n a esta nueva informaci¨®n orientar¨ªa su juicio acerca de la existencia real del nuevo pez.
En esencia, eso fue los que hicimos con los ni?os. Les hablamos de animales desconocidos, como los "surnits". Algunos oyeron lo que les contamos en un contexto fant¨¢stico, en el cual les dec¨ªamos que los dragones o los fantasmas capturaban los peces. Otros tuvieron noticia de su existencia en un contexto cient¨ªfico, en el cual les explicamos que los m¨¦dicos o los investigadores los utilizan.
Con tan solo cuatro a?os, la probabilidad de que los ni?os afirmasen que los "surnits" exist¨ªan realmente era m¨¢s alta cuando hab¨ªan o¨ªdo hablar de ellos en el contexto cient¨ªfico que en el fant¨¢stico.
De qu¨¦ manera utilizan los ni?os el conocimiento y la autoridad
Una de las principales maneras que tenemos los adultos de aprender cosas nuevas es o¨ªr hablar de ellas a otras personas. Imagine que oye hablar de una nueva especie de pez a un bi¨®logo marino o a su vecino de al lado, que suele obsequiarle con noticas de abducciones por parte de extraterrestres. Su evaluaci¨®n de la autoridad y fiabilidad de ambas fuentes probablemente guiar¨¢ sus ideas sobre la existencia real del pez.
En otro proyecto de investigaci¨®n, presentamos a los ni?os animales desconocidos para ellos que pod¨ªan ser posibles (por ejemplo, un pez que vive en el oc¨¦ano) o imposibles (por ejemplo, un pez que vive en la Luna). Luego les dimos a elegir entre averiguar por s¨ª mismos si el ser exist¨ªa realmente o preguntar a alguien. Tambi¨¦n escucharon los que les cont¨® un guarda del zool¨®gico (un experto) o un cocinero (un no experto).
El c¨¦lebre et¨®logo y escritor Richard Dawkins propon¨ªa en un ensayo de 1995 que los ni?os son cr¨¦dulos por naturaleza y propensos a creerse casi cualquier cosa. Incluso insinuaba que creer era una ventaja evolutiva
Descubrimos que los ni?os cre¨ªan en los seres posibles y rechazaban los imposibles. Los cr¨ªos tomaron la decisi¨®n comparando la informaci¨®n nueva con los conocimientos que ya ten¨ªan. Con respecto a los animales improbables ?aquellos que era posible que existiesen, pero que eran infrecuentes o extra?os?, la probabilidad de que creyesen en ellos era mayor cuando el que afirmaba que exist¨ªan era el cuidador del zoo afirmaba que cuando lo afirmaba el cocinero.
En otras palabras, los ni?os utilizan la autoridad, igual que los adultos.
Los adultos son la explicaci¨®n
Si los ni?os son tan listos, ?por qu¨¦ creen en Pap¨¢ Noel?
La raz¨®n es sencilla: los padres y los dem¨¢s adultos hacen todo lo posible por mantener el mito. En un reciente estudio, descubrimos que el 84% de los padres declaraba que llevaba a sus hijos a que viesen a m¨¢s de dos imitadores de Pap¨¢ Noel durante las Navidades. The Elf on the Shelf [El duende en el estante], que en origen era un libro infantil ilustrado cuyos protagonistas eran los duendes que informaban a Pap¨¢ Noel de c¨®mo se portaban los ni?os cuando se acercaba la Navidad, es ahora una franquicia multimillonaria. Asimismo, el servicio de correos de Estados Unidos promueve el programa "Cartas de Pap¨¢ Noel" por el cual env¨ªa respuestas personales a las misivas de los ni?os.
?Y por qu¨¦ nos sentimos obligados a esforzarnos tanto? ?Por qu¨¦ el t¨ªo divertido de la familia insiste en trepar al tejado en Nochebuena para hacer sonar sus pisadas y tocar las campanillas?
La repuesta es, sencillamente, que los ni?os no son irreflexivamente cr¨¦dulos y no se creen todo lo que les contamos. Por tanto, los adultos tenemos que inundarlos de pruebas como las campanillas en el tejado, los pap¨¢s noeles vivientes en el centro comercial, o la zanahoria a medio comer la ma?ana de Navidad.
C¨®mo eval¨²an los ni?os
Considerando este esfuerzo, ser¨ªa b¨¢sicamente irracional que los ni?os no creyesen en Pap¨¢ Noel. De hecho, al hacerlo est¨¢n ejercitando su capacidad de pensar cient¨ªficamente.
En primer lugar, los peque?os eval¨²an las fuentes de informaci¨®n. Como indica la investigaci¨®n que estamos llevando a cabo en mi laboratorio, hay m¨¢s probabilidades de que crean lo que dice un adulto sobre qu¨¦ es real que lo que dice un ni?o.
En segundo lugar, utilizan la evidencia (por ejemplo, el vaso de leche vac¨ªo y las galletas a medio comer de la ma?ana de Navidad) para llegar a una conclusi¨®n sobre si ese ser existe o no. Otro estudio de mi laboratorio muestra que los ni?os se sirven de pruebas similares para guiar sus creencias sobre la Bruja de los Caramelos, un ser fant¨¢stico que los visita la noche de Halloween y les deja juguetes nuevos a cambio de caramelos.
En tercer lugar, los estudios muestran que, a medida que la comprensi¨®n de los ni?os se vuelve m¨¢s sofisticada, suelen hacerse m¨¢s preguntas sobre los puntos absurdos del mito de Pap¨¢ Noel; por ejemplo, c¨®mo un hombre gordo puede caber en una chimenea estrecha o c¨®mo puede ser que los animales vuelen.
?Se est¨¢ preguntando qu¨¦ decirle a su hijo?
Algunos padres se preguntan si, al participar en el mito de Pap¨¢ Noel, est¨¢n perjudicando a sus hijos. Tanto los fil¨®sofos como los blogueros han elaborado argumentos contra la perpetuaci¨®n de la "mentira de Pap¨¢ Noel", y algunos han llegado a afirmar que podr¨ªa llevar a desconfiar permanentemente de los padres y otras autoridades.
Entonces, ?qu¨¦ deber¨ªan hacer los padres?
No hay pruebas de que creer y acabar dejando de creer en Pap¨¢ Noel afecte de manera significativa a la confianza en los padres. Es m¨¢s, los ni?os no solo poseen las herramientas para averiguar la verdad, sino que participar en la historia de Pap¨¢ Noel puede ser una oportunidad para que ejerciten esas capacidades.
As¨ª que si piensan que ser¨ªa divertido para usted y para su familia invitarlo a casa en Navidad, h¨¢ganlo. A sus hijos no les har¨¢ da?o, y hasta es posible que aprendan algo.
Jacqueline D. Woolley es catedr¨¢tica y directora del Departamento de Psicolog¨ªa de la Universidad de Texas en Austin.
Cl¨¢usula de divulgaci¨®n: Jacqueline D.Woolley ha recibido financiaci¨®n del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano.
Este art¨ªculo fue publicado originalmente en ingl¨¦s en la web The Conversation.
Traducci¨®n de News Clips.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.