Mentiras y verdades sobre el resfriado en ni?os: el fr¨ªo no constipa
Todos los padres intuimos que ser¨¢ en la guarder¨ªa donde nuestro hijo se contagie y no en el parque, entonces, ?por qu¨¦ culpamos al invierno?
Llega el fr¨ªo y no falla: sostenemos con la misma solemnidad que nuestro hijo se ha contagiado de un resfriado en la guarder¨ªa como que ha cogido un catarro por salir a la calle sin abrigar o por andar descalzo por casa. La primera afirmaci¨®n est¨¢ basada en hechos y teor¨ªas cient¨ªficas contrastadas. Sin embargo, las otras son solo suposiciones, es decir, hip¨®tesis que, basadas en la pervivencia cultural de ciertos clich¨¦s, est¨¢n a¨²n por demostrar.
Por mucho que se escriba o se diga, la ciencia actualmente no sabe con certeza por qu¨¦ hay prevalencia de constipados y gripes en invierno. Algunas teor¨ªas apuntan a que puede ser porque en invierno estamos m¨¢s cerca uno de otros, en sitios cerrados, o que el aire es m¨¢s seco y facilita el contagio. Adem¨¢s, hay menos s¨ªntesis de vitamina D porque hay menos sol o una menor vasoconstricci¨®n de los capilares nasales por el fr¨ªo que dificulta la acci¨®n del sistema inmune. Pero solo una cosa es segura: sin virus que se contagie de una persona a otra no puede existir la enfermedad. En otras palabras, la causa es ¨²nicamente un virus.
El constipado, el resfriado o la gripe son enfermedades v¨ªricas, como lo son la varicela o la hepatitis. Un virus -el rhinovirus en el caso del resfriado- entra en nuestro organismo y se reproduce dentro de nuestra c¨¦lulas para crear m¨¢s copias de s¨ª mismo, lo cual afecta, en mayor o menor medida, a nuestros procesos fisiol¨®gicos y a nuestros ¨®rganos. Los s¨ªntomas son los t¨ªpicos: mocos, dolores de garganta, malestar general y -el m¨¢s preocupante- las subidas de temperatura, que son precisamente el m¨¦todo que tiene el organismo para luchar contra la infecci¨®n. Es m¨¢s, se puede estar infectados con el virus del constipado y no tener apenas s¨ªntomas.
Algunos virus utilizan como v¨ªa de infecci¨®n para entrar en nuestro organismo la sangre. Otros, como el del constipado o la gripe, principalmente la nariz, que no la boca. Nos contagiamos al inhalar gotitas de agua que contienen ese virus que antes resid¨ªa en otras personas. Al respirar, esas gotas se expulsan al exterior y as¨ª es como llegan a nuestro organismo, en un ciclo que hace que indefectiblemente toda la guarder¨ªa acabe en cama al mismo tiempo. Por tanto, lo m¨¢s probable es que, en el caso de los ni?os, enfermen cuando se hallen cerca unos de otros. En invierno, cuando pasamos m¨¢s tiempo entre paredes, ese contagio, pues, se produce en recintos cerrados, como la guarder¨ªa y otras peque?as habitaciones. Pero no en la calle con el fr¨ªo, justo al contrario de lo que pensamos.
Aproximadamente, hay un 95% de posibilidades de que nuestro hijo se constipe al estar en contacto con una persona infectada por el virus. Por lo general se trata de otro ni?o, ya que durante el juego los ni?os se tocan, se besan y un largo y pringoso etc¨¦tera. El 5% restante podr¨ªa depender -hay estudios contradictorios- de la humedad del aire, del estado an¨ªmico, de la respuesta inmune o incluso de la higiene del sue?o y la alimentaci¨®n.
Curiosamente, tiene mayor base cient¨ªfica un estudio donde se afirma que tomar dos copas de vino al d¨ªa reduce el riesgo de infecci¨®n por virus del constipado que otros que aseguran que hay que tomar zumo de naranja. No se trata de darle dos chatos de vino al ni?o, pero, a la hora de atajar el resfriado, seguro que es mucho m¨¢s efectivo que la bufanda y otros in¨²tiles clich¨¦s.
Algunos hechos sobre los virus
Los virus no pueden vivir en el agua o en el aire mucho tiempo. Su vida media es de m¨¢s o menos 24 horas. Luego se mueren. Por ejemplo, el virus de gripe se muere a la hora de estar en nuestra mano, mientras que el del ?bola se desactiva en cuanto toca el agua. Dicho de otro modo: el virus necesita un organismo vivo para poder reproducirse. Por lo tanto, el virus NO PUEDE estar esperando en la calle, al fresco, para constiparnos , como creen muchos padres. Asimismo, el virus tampoco sabe si estamos descalzos o con el pelo mojado.
Cuando hay un virus en el ambiente, es porque otra persona lo ha puesto all¨ª desde su nariz al respirar o estornudar, as¨ª que el virus, que trata de sobrevivir como sea porque su vida es muy corta fuera de un organismo, busca c¨¦lulas vivas de una nariz que colonizar. Y la m¨¢s probable es la que est¨¢ m¨¢s cerca.
Seg¨²n el investigador de la Universidad de Virgina Richard Turner, uno de los mayores expertos en enfermedades infecciosas del mundo, una vez el virus ha llegado a nuestra nariz tenemos un 90 % de posibilidades de desarrollar la infecci¨®n. Una vez infectados -esto es lo m¨¢s importante- poco m¨¢s del 50% presentar¨¢ s¨ªntomas t¨ªpicos del constipado, mientras que el resto pasar¨¢ la infecci¨®n sin darse cuenta. No podemos evitar que el virus llegue a nuestra nariz salvo que vayamos con mascarillas o vivamos en la Ant¨¢rtida solos. Hasta el m¨¢s sano puede constiparse.
En Finlandia los ni?os duermen la siesta en la calle hasta con diez grados bajo cero. Por supuesto lo hacen arropados, pero el objetivo no es tanto evitar resfriados como que no pasen fr¨ªo. Es normal ver cafeter¨ªas con varios carritos en la puerta con ni?os dentro durmiendo. Si vas a casa de unos amigos y tu hijo quiere echarse la siesta, te ofrecen la terraza y el jard¨ªn, no la habitaci¨®n. Incluso las autoridades sanitarias lo recomiendan. Esta pr¨¢ctica ser¨ªa motivo de esc¨¢ndalo para muchos padres espa?oles, pero la realidad, que es terca, dice que los ni?os finlandeses no se constipan m¨¢s que los nuestros.
Nuestro entorno
La antropolog¨ªa hace tiempo que evidencia que no tenemos posibilidad de acci¨®n y cambio sobre todo nuestro entorno, lo cual nos lleva a sobreactuar all¨ª donde podemos -o sea, llevar a nuestros hijos abrigados como si fueran el mu?eco de Michelin- y quedarnos pasivos o mirar hacia otro lado donde no podemos, como pasa con el estr¨¦s o la contaminaci¨®n de la autopista de al lado de casa, que, de hecho, es mucho peor que el fr¨ªo para nuestros hijos, seg¨²n afirma UNICEF.
La cultura en la que crecemos tiene mucha fuerza en nuestras costumbres a trav¨¦s de la tradici¨®n. Y esas costumbres, que velozmente se convierten en clich¨¦s, unas veces son m¨¢s acertadas que otras. En el caso que nos ocupa, la relaci¨®n entre pasar fr¨ªo, mojarse la cabeza o salir sin bufanda y constiparse es m¨¢s un clich¨¦ que un hecho probado. Lo mismo sucede con el mantra de que la vitamina C previene el constipado, cuando m¨¢s de 30 estudios con 10.000 personas no han encontrado relaci¨®n alguna entre tomar vitamina C y evitar la infecci¨®n por el virus de constipado o la gripe, aunque s¨ª han constatado una muy ligera reducci¨®n de los s¨ªntomas.
Indudablemente a los ni?os hay que abrigarlos mientras son peque?os y no pueden decirnos si tienen fr¨ªo, pues es mejor pecar por defecto. Adem¨¢s, est¨¢ demostrado que los ni?os desde que nacen protestan cuando tienen fr¨ªo, pero no tanto cuando tienen calor: una cosa es tan mala como la otra. Tambi¨¦n hay que tener en cuenta que su actividad constante, como si fueran electrones, hace que necesiten menos abrigo que los adultos.
Por todo lo anterior, parece una idea razonable que, a partir de los tres a?os, los ni?os, cuando ya saben si tienen calor o fr¨ªo, sean quienes elijan abrigarse, siempre que sea, claro, est¨¢, un fr¨ªo moderado. Todo lo dem¨¢s, como hemos visto, es un clich¨¦ que reconforta -ese es uno de los poderes de la costumbre-, pero que en verdad sirve para muy poco. A fin de cuentas, todos los padres intuimos que ser¨¢ en la guarder¨ªa donde nuestro hijo pillar¨¢ el resfriado y no en el parque, pero ese irreversible conflicto entre lo racional y lo irracional es, en fin, materia para otro art¨ªculo.
Para los que quieran profundizar en los aspectos cient¨ªficos, siempre tomando como premisa que tiene que haber un contagio del virus desde otra persona:
Influencia del fr¨ªo (estudio en c¨¦lulas nasales de rat¨®n) no comprobado en humanos.
Influencia de la humedad
Influencia del estr¨¦s
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