C¨®mo tratar las fracturas
El ecosistema de la convivencia no es otro que los principios constitucionales. El per¨ªmetro del entendimiento democr¨¢tico
Reconciliaci¨®n. Apenas anunciadas las elecciones, el piadoso deseo comenz¨® a circular como un prop¨®sito para el d¨ªa siguiente, hoy. Hab¨ªa que cerrar la fractura social, pasar p¨¢gina. Algunos incluso quer¨ªan pasar p¨¢gina sin terminar de leer la anterior, como Iceta con su propuesta de perdonar sin saber qu¨¦. Una suerte de indulto preventivo y general que resulta dif¨ªcil distinguir de la impunidad.
Obviamente, el odio fatiga. El reto consiste en precisar el paisaje de su final. Aqu¨ª no hay nada que descubrir. El ecosistema de la convivencia no es otro que los principios constitucionales. El per¨ªmetro del entendimiento democr¨¢tico.
Causa rubor recordar que no estamos ante dos bandos que buscan ¡°lugares de encuentro¡±. El nacionalismo no va de eso. La perversi¨®n radica tanto en los procedimientos como en las ideas. Mejor dicho, las ideas, excluyentes, y los procedimientos, totalitarios, resultan inseparables. Las banderas de parte que se?orean las instituciones comunes, los medios p¨²blicos entregados al agitprop, las calificaciones como persona non grata no son excentricidades, sino convicci¨®n traducida en programa.
Incluso los defensores de la reforma constitucional est¨¢n obligados a reconocer que los principios constitucionales son de mal llevar con proyectos que sostienen la incompatibilidad de identidades. Si hay que garantizar los principios, el marco constitucional ha de enfrentarse ¡ªy no acoger¡ª al nacionalismo.
Otro asunto es la naturaleza de la respuesta. La trama de incentivos no deber¨ªa favorecer proyectos que buscan socavar la democracia. Quiz¨¢ incluso debamos matizar los recurrentes elogios a nuestra Constituci¨®n. Los resultados, deprimentes, est¨¢n a la vista. Y no porque el dise?o institucional haya ignorado ciertas ¡°realidades nacionales¡± sino porque ha contribuido a recrearlas. Nuestros problemas no son el resultado de diferencias ignoradas por las instituciones sino que el dise?o institucional est¨¢ en el origen de las diferencias. Por dejarlo claro: los nacionalismos, que desprecian nuestro marco constitucional, son en buena medida un resultado de ese marco.
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