Nostalgia de Obama
Lo peor es el lugar donde Trump ha puesto el list¨®n de la autoridad presidencial
La entrevista del pr¨ªncipe Harry de Inglaterra a Barack Obama, retransmitida ayer por la BBC, estimula a la nostalgia. Un a?o de Trump es m¨¢s que suficiente. El le¨®n era mucho m¨¢s fiero de lo que lo pintaban. Nada bueno ha aprendido el magnate en este tiempo. Los controles y equilibrios del Estado de derecho han funcionado, pero casi siempre se han quedado cortos. Finalmente, es peor incluso de lo que parece, y ser¨¢ dif¨ªcil echarle, por m¨¢s que el fiscal especial Robert Mueller, que lleva el caso de la colusi¨®n con el espionaje ruso, est¨¦ trabajando bien y con discreci¨®n.
Parte de las medidas m¨¢s escandalosas no han tenido todav¨ªa efectos, como el muro con M¨¦xico, pero todas terminar¨¢n teni¨¦ndolos. Y no son pocas, especialmente la retirada o denuncia de pactos e instituciones internacionales, como el Tratado Transpac¨ªfico, el acuerdo del clima de Par¨ªs, el nuclear con Ir¨¢n, la apertura a Cuba, el estatus de Jerusal¨¦n o la participaci¨®n en la Unesco.
Sin contar las que ya lo han tenido, como las expulsiones de extranjeros, y las prohibiciones de viaje a EE?UU a ciudadanos de siete pa¨ªses musulmanes. Entre las que van a dejar huella se hallan tambi¨¦n los recortes fiscales destinados a favorecer a los m¨¢s ricos y a desarmar buena parte de los programas sociales de Obama, especialmente la reforma sanitaria, que contribuir¨¢ al d¨¦ficit p¨²blico con 1,3 billones de d¨®lares en los pr¨®ximos diez a?os.
Pero ninguna medida dejar¨¢ una impronta tan profunda como los nombramientos de jueces conservadores, desde el Supremo hasta tribunales de rango inferior. El 90% de los designados son blancos, el 80% hombres y entre ellos hay incluso alg¨²n juez caracterizado por su proximidad al supremacismo blanco del Ku Klux Klan. La velocidad con que se han cubierto las vacantes judiciales contrasta con la lentitud con que est¨¢ todav¨ªa ahora llenando vacantes en la Administraci¨®n y especialmente en el departamento de Estado, que Trump desprecia y detesta.
Lo peor no son las decisiones inspiradas en el programa republicano m¨¢s genuino, especialmente en fiscalidad y desregulaci¨®n, que habr¨ªa aplicado cualquier otro candidato de las primarias. Ni siquiera las vinculadas al extremismo disruptivo de la derecha alternativa o alt right de Steve Bannon, aunque en este caso erosionan las instituciones de Washington y el edificio de las relaciones internacionales construido por EE?UU en los ¨²ltimos 70 a?os. Lo peor es la cuesti¨®n que Obama suscita por contraste y es su desastrosa ejemplaridad.
Un presidente como este es un p¨¦simo modelo, en su forma de comunicarse, en su estilo arrogante y amenazador, en su gesti¨®n ca¨®tica, en su ignorancia devastadora o en su desprecio a las mujeres. Sin capacidad ni voluntad de reflexi¨®n, sin sentido de la responsabilidad ni visi¨®n sobre las consecuencias a largo plazo de sus decisiones. Obama no habla nunca de Trump, pero Trump no puede dejar de atacar su legado y seguir difam¨¢ndole. El legado de Obama es insoportable para Trump y por eso no quiere dejar tras de s¨ª ni sus cenizas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.