C¨®mo es posible que un pueblo de 12 habitantes venda 11.000 cervezas al d¨ªa
As¨ª es la macabra historia de Whiteclay, una diminuta localidad con cuatro licorer¨ªas y situada en una zona con el mayor ¨ªndice de suicidios de Estados Unidos
Durante el verano de 1999 dos indios Oglala Lakota, procedentes de la cercana reserva de Pine Ridge, en Dakota del Sur, fueron asesinados en la puerta de uno de los bares de Whiteclay, justo al otro lado de la frontera con Nebraska. Esta remota localidad (Whiteclay) a 600 kil¨®metros de Omaha era conocida en la zona por sus licorer¨ªas y sus bares, a pesar de contar entonces con apenas 14 habitantes. Muchos nativos americanos vagaban ebrios por sus calles. Se acercaban aqu¨ª, algunos a pie, algunos en coche ¨Clas cruces en el camino de los fallecidos en accidentes de tr¨¢fico, casi siempre por conducci¨®n ebria, decoran el camino, pero no sirven de advertencia alguna¨C desde la reserva, donde la venta del alcohol estaba prohibida desde finales del siglo XIX.
Se sucedieron una serie de manifestaciones de protesta por parte de la comunidad Lakota, reclamando una investigaci¨®n en condiciones del suceso. Por entonces, la regi¨®n a¨²n contaba con un cuerpo policial formado por 100 agentes. M¨¢s tarde, George W. Bush lo redujo a 32. Hubo choques violentos entre los indios y las fuerzas del orden. Se cerraron los bares y, por primera vez, la prensa nacional se hizo eco del caso del pueblo que estaba destruyendo la comunidad india en la frontera entre Dakota del Sur y Nebraska.
Es el ¨¢rea m¨¢s pobre, con la menor esperanza de vida y con el mayor n¨²mero de suicidios de EE UU. Un joven indio Oglala recordaba que en el ¨²ltimo a?o 10 de sus amigos hab¨ªan acabado con sus vidas
En primavera de 2017, en Whiteclay quedaban solo 12 habitantes y los bares hab¨ªan cerrado, pero segu¨ªan abiertas hasta cuatro licorer¨ªas que despachaban una media de cuatro millones de latas de cerveza al a?o (11.000 al d¨ªa), casi todas a los indios Oglala Lakota de Pine Ridge. El alcoholismo afecta a uno de cada tres indios en esta zona, cuyo ¨ªndice de desempleo alcanza el 80%.
Es el ¨¢rea m¨¢s pobre, con la menor esperanza de vida y con el mayor n¨²mero de suicidios de EE UU. En declaraciones a The Guardian, un joven Oglala recordaba el pasado mes de septiembre que en el ¨²ltimo a?o 10 de sus amigos hab¨ªan acabado con sus vidas. Los asesinatos cometidos aqu¨ª en 2016 doblaron a los registrados el a?o anterior. La relaci¨®n del alcohol con esta realidad est¨¢ clara.
A pesar de todo esto, no fue hasta la primavera de 2017 cuando las autoridades de Nebraska revocaron las licencias de las cuatro licorer¨ªas. Seg¨²n el auto, no hab¨ªa suficiente polic¨ªa en la zona ¨Ctres agentes en 90 kil¨®metros a la redonda¨C para garantizar la seguridad. ¡°Se hab¨ªan llevado a cabo bastantes intentos de cerrar las licorer¨ªas en el pasado, pero ninguno hab¨ªa llegado a ning¨²n sitio¡±, recuerda Paul Hammel, reportero de la secci¨®n de local en el Omaha World Herald y uno de los periodistas que m¨¢s de cerca ha seguido ¨²ltimamente la evoluci¨®n del caso Whiteclay.
Hammel contin¨²a: ¡°Entonces, hace un par de a?os, un abogado de Oklahoma especializado en temas legales relacionados con el alcohol rod¨® un documental titulado Sober indian, dangerous indian (Indio sobrio, indio peligroso), en el que aparec¨ªa el caso Whiteclay. Pero de otra manera. Mientras los reportajes hasta entonces se hab¨ªan basado en im¨¢genes de gente de la calle borracha que orinaba y dorm¨ªa donde pod¨ªa, este se centraba en c¨®mo el consumo desmesurado de alcohol en la zona hab¨ªa propiciado una cantidad descomunal de ni?os nacidos en la reserva de Pine Ridge con s¨ªndrome alcoh¨®lico fetal, que afecta al beb¨¦ tanto en su desarrollo f¨ªsico como mental. As¨ª, la historia mut¨® y se convirti¨® en una que trataba de ni?os inocentes con un futuro arruinado por culpa de la adicci¨®n al alcohol de sus padres. Fue entonces cuando esos grupos conservadores que tanto valoran la vida y a los ni?os se involucraron en la lucha contra las licorer¨ªas. Todo cambi¨®¡±.
El consumo desmesurado de alcohol ha propiciado una gran cantidad de ni?os nacidos en la reserva de Pine Ridge con s¨ªndrome alcoh¨®lico fetal, que afecta al beb¨¦ tanto en su desarrollo f¨ªsico como mental
Por aquella misma ¨¦poca arranc¨® el proyecto Wounds Of Whiteclay (Las heridas de Whiteclay), liderado por docentes de la Universidad de Lincoln Nebraska y en el que participaron una docena de estudiantes de la instituci¨®n. La intenci¨®n era crear un sitio web en el que se narrara la historia y la actual realidad de esta macabra anomal¨ªa. En mayo, el proyecto recibi¨® el prestigioso Premio Robert F. Kennedy de Periodismo. Derrotaron a proyectos presentados por HBO, National Geographic o The New Yorker y se convirtieron en los primeros estudiantes en ganar este galard¨®n en sus 50 a?os de historia.
Marcella Mercer era una de esas estudiantes y su m¨¢s destacada contribuci¨®n al proyecto fue una pieza period¨ªstica alrededor de la historia de Nora Boesum, una mujer de Dakota del Sur que hab¨ªa adoptado a varios ni?os con s¨ªndrome alcoh¨®lico fetal. La pieza, firmada junto a la fot¨®grafa y tambi¨¦n estudiante Carla Kessler, les vali¨® el premio de periodismo universitario Mark of Excellence. ¡°Mi reportaje se centraba en la historia de esta familia. Una ni?a necesit¨® hasta tres millones de d¨®lares [2,5 millones de euros] en facturas m¨¦dicas para poder sobrevivir a sus tres primeros a?os de vida. Su madre era una de las borrachas m¨¢s conocidas de Whiteclay. De hecho, la tuvo all¨ª mismo, en la licorer¨ªa¡±, recuerda Mercer.
¡°Durante nuestro trabajo contrastamos datos procedentes del hospital de Pine Ridge y concluimos que la esperanza de vida all¨ª no solo era la m¨¢s baja de EE UU, sino una de las m¨¢s bajas en todo el mundo¡±, a?ade. Una de las profesoras que lider¨® el proyecto fue Rebekka Schlichting, quien qued¨® en estado de shock despu¨¦s de ver el documental de John Maisch antes mencionado por Hammel. Entonces, decidi¨® que era el momento de hacer algo. Empez¨® a documentarse sobre la situaci¨®n en Whiteclay y se lanz¨® a dar charlas en la Universidad y a reclutar estudiantes para el proyecto. Tard¨® a?os en atreverse a visitar el pueblo de las cuatro licorer¨ªas y los 12 habitantes. ¡°Cuando llegu¨¦¡±, recuerda, ¡°hab¨ªa unas 30 personas absolutamente borrachas vagando por la calle. La pobreza era extrema. Me qued¨¦ rota. El tercer mundo en mi propio pa¨ªs. Me rompi¨® ver a mi propia gente en ese estado¡±. Rebekka es de origen nativo americano.
¡°A ver, esta gente solo espera que venga alguien y arregle sus problemas. Eso es poco probable que suceda. Vivimos en un mundo de libre mercado. Si hay demanda, debe haber oferta. Las licorer¨ªas existen y son el resultado de las fuerzas del mercado, no del racismo. Es simple econom¨ªa. Cerrarlas es ir contra eso¡±. As¨ª se manifestaba en p¨²blico Loren L Paul, comisionado del condado de Sheridan, al que pertenece la localidad de Whiteclay, despu¨¦s de que en septiembre, en respuesta a la apelaci¨®n presentada por los propietarios de las licorer¨ªas, las autoridades de Nebraska se ratificaran en la orden de cerrar los establecimientos que dispensaban alcohol en este min¨²sculo pueblo.
¡°Este argumento se oye bastante¡±, recuerda Hammel. Y a?ade: ¡°Pero tambi¨¦n hay quien insiste en culpar a los indios, pues fueron ellos quienes decidieron que el alcohol estuviera prohibido en Pine Ridge¡±. Una vez cerrados los negocios, dos dudas se presentaron. Una, al respecto del futuro del propio Whiteclay; la otra, al respecto del futuro de todos esos indios adictos al alcohol.
A lo primero da respuesta Hammel: ¡°Claro que hay futuro para Whiteclay. Est¨¢ situado al lado de una reserva donde viven 25.000 personas. As¨ª pues, estos meses se han abierto una tienda de ultramarinos, dos caf¨¦s, una fruter¨ªa y un local de reparaci¨®n de botas. Les va a ir muy bien¡±. A lo segundo responde la realidad. Durante la semana posterior al cierre de las licorer¨ªas de Whiteclay, la carretera que recorre los 50 kil¨®metros que separan la reserva de Pine Ridge de la localidad de Chadron, en Nebraska, fue escenario de hasta 10 accidentes de coche. En todos ellos, el conductor manejaba bebido. Fallecieron media docena de personas. La ¨²ltima, una ni?a de seis a?os. Los indios ya han encontrado otro lugar para conseguir alcohol.
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