¡®Normalidad¡¯ y g¨¦nero
No comentar el sexo de los que gobiernan, ganan premios o ingresan en la Academia ocultar¨ªa que el poder y los recursos los siguen acaparando hombres
Las mujeres est¨¢n siendo v¨ªctimas de una paradoja, asegura Javier Mar¨ªas en un art¨ªculo reciente (Paradoja, El Pa¨ªs Semanal, 25-12-17). Y es que despu¨¦s de haber luchado mucho para ser juzgadas ¡°con normalidad¡±, sin que se tuviera en cuenta su sexo, ahora no hacen m¨¢s que hablar de eso: de su sexo. Hacen listas de escritoras olvidadas; publican art¨ªculos protestando de que haya tan pocas ministras o acad¨¦micas; escriben libros que tratan solo sobre su sexo... Las mujeres, en fin, parecen empe?adas en recordar que lo son, y eso, seg¨²n Mar¨ªas, las perjudica.
Otros art¨ªculos de la autora
Como autora que soy, desde hace m¨¢s de veinte a?os, de libros y art¨ªculos sobre este tema, y cofundadora de una asociaci¨®n para la igualdad de g¨¦nero en la cultura (Cl¨¢sicas y Modernas), me siento aludida por el art¨ªculo y me gustar¨ªa, se?or Mar¨ªas, contestarle.
Coincido con usted en que existe, en este asunto, una paradoja, pero no la que usted se?ala, sino otra: la de la ¡°normalidad¡±. Pues ¡°normalidad¡± es, en su art¨ªculo, el concepto clave. ?Y en qu¨¦ consiste? Muy sencillo, seg¨²n usted: en que se juzgue a las mujeres ¡°exclusivamente por su calidad¡±. Respuesta impecable, desde luego, si no fuera por una peque?a cuesti¨®n previa: ?qu¨¦ es ¡°calidad¡±?... No trat¨¢ndose de ciencias exactas, calidad ser¨¢ lo que guste a quienes juzgan. ?Y qui¨¦nes son? Quienes hacen cr¨ªtica en los suplementos, componen las Academias, ostentan c¨¢tedras... Y que pertenecen, en un 80 % aproximadamente, al mismo sexo (adivinen cu¨¢l). Por cierto, qu¨¦ curioso: ese 80 % de cr¨ªticos del mismo sexo, eligen rese?ar libros cuyos autores pertenecen, tambi¨¦n en un 80 %, al sexo en cuesti¨®n. Por razones de calidad, claro, exclusivamente.
Esa es la ¡°normalidad¡± imperante, en lo cuantitativo. Fij¨¦monos ahora en lo cualitativo. Elogia usted a las mujeres que ¡°no esperan favores y jam¨¢s lloriquear¨ªan¡±. Ensalza a Rosa Chacel, que ¡°no sent¨ªa ning¨²n complejo¡± y cuando fue candidata a la Academia ¡°no le gust¨® tener que disputarse el sill¨®n con otra mujer¡±. Est¨¢ claro que para la ¡°normalidad¡± de la que se hace usted portavoz, ser mujer es algo que rebaja. Competir con una de ellas es degradante y provoca admiraci¨®n y sorpresa la que no est¨¢ acomplejada por serlo.
El 80% de los cr¨ªticos son hombres que eligen rese?ar libros de hombres en el 80% de los casos
?¡±Normalidad¡±? Ocurre en las artes lo mismo que en cualquier otro ¨¢mbito: el sujeto supuestamente neutro, ¡°normal¡±, en realidad es masculino. En lo laboral, por ejemplo, se concibe al trabajador como alguien siempre disponible, porque no asume cargas familiares. En arte, una obra ¡°normal¡± es la que trata de la guerra o la caza de ballenas: aunque todos los personajes sean masculinos, nadie dir¨¢ que su autor ¡°habla solo de su sexo¡±; se entiende que trata de la condici¨®n humana, pues el patriarcado confunde lo masculino con lo humano. Cuando las mujeres hacemos arte sobre las experiencias femeninas, en cambio, eso no se considera ¡°normal¡±, sino ¡°de mujeres¡±. Ah¨ª est¨¢ la paradoja: en reclamar una ¡°normalidad¡± consistente en hacer como si el sexo no existiera..., mientras se mantiene un statu quo en el que quienes juzgan pertenecen muy mayoritariamente a uno de los dos sexos, y aplican criterios sexuados.
En Paradoja, Mar¨ªas aplica un modelo de argumentaci¨®n al que ya nos tiene acostumbradas: lo ha utilizado en Trabajo equitativo, talento azaroso (20-11-16), M¨¢s da?o que beneficio (25-6-17) o Lo terrible de estos cr¨ªmenes (10-12-17). Consta de dos partes. En la primera, present¨¢ndose como ¡°feminista¡± (sic), proclama su indignaci¨®n ante la desigualdad. En la segunda, procede a explicarnos (con la especial legitimidad que le otorga su condici¨®n de feminista) en qu¨¦ se equivoca el feminismo. Desigualdad, dice, la hubo... pero nunca afect¨® a las de verdad buenas (M¨¢s da?o...); la desigualdad laboral es inaceptable... pero la que se da en el ¨¢mbito art¨ªstico constituye un misterio insondable que no debemos criticar, ni intentar entender siquiera (Trabajo equitativo...); los cr¨ªmenes machistas son terribles... pero individuales: como sociedad, poco podemos hacer, de modo que casi mejor no hacer nada (Lo terrible...). Paradoja aplica el mismo esquema y aspira al mismo objetivo: que dejemos de criticar. Que el sexo de quien gobierna, gana premios o ingresa en la Academia ¡°no sea objeto de comentario¡±.
Buena idea. Si no lo comentamos, no nos daremos cuenta de que el poder, el reconocimiento y los recursos los siguen acaparando hombres. El silencio es, qu¨¦ duda cabe, la mejor manera de mantener intacto el statu quo, con sus jerarqu¨ªas y sus privilegios. Pero mucho me temo, se?or Mar¨ªas, que no le vamos a hacer caso.
Laura Freixas es escritora. Su nuevo libro, Todos llevan m¨¢scara. Diario 1995-1996, saldr¨¢ en febrero en la editorial Errata Naturae. Es presidenta de honor de la asociaci¨®n Cl¨¢sicas y Modernas.
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