Rosa Jov¨¦: ¡°Los deberes son una p¨¦rdida de tiempo¡±
La psic¨®loga aborda en su ¨²ltimo libro, 'La escuela m¨¢s feliz', los cambios necesarios para que "los ni?os se levanten cada ma?ana con ganas de ir¡± a clase
Psic¨®loga cl¨ªnica infantil, psicopedagoga y autora de superventas como Dormir sin l¨¢grimas y?La crianza feliz, Rosa Jov¨¦ atesora una experiencia de casi dos d¨¦cadas trabajando para el departamento de la Generalitat de Catalu?a dedicado a la ayuda a menores con problemas escolares y diversos trastornos, as¨ª como asesorando a padres y escuelas. De ese conocimiento acumulado nace su ¨²ltimo libro, La escuela m¨¢s feliz, donde aborda los cambios necesarios para transformar la escuela en un lugar ¡°al que los ni?os se levanten cada ma?ana con ganas de ir¡±.
Pregunta. Tu ¨²ltimo libro tiene un objetivo claro, ayudar a crear escuelas m¨¢s felices. ?C¨®mo se crea una escuela feliz?
Respuesta. No hay una f¨®rmula ¨²nica y m¨¢gica para crear una escuela feliz, porque depende de los maestros y los alumnos que haya en cada aula y en cada centro, pero en general se trata de una escuela a la que los ni?os quieren ir, en la que los ni?os se levantan cada ma?ana con la ilusi¨®n de ir all¨ª porque aprenden y se lo pasan bien.
P. Los expertos en neurociencia siempre hablan de la necesidad de emocionar para motivar e incentivar el aprendizaje. ?Es m¨¢s f¨¢cil encontrar alumnos motivados en una escuela feliz?
R. Claro, porque la felicidad nos hace m¨¢s proclives a hacer cosas, m¨¢s proactivos. Un ni?o m¨¢s feliz es un ni?o con m¨¢s ganas y m¨¢s motivado.
P. ?Est¨¢ re?ida entonces la escuela feliz que propones con la clase magistral?
R. Re?ida no est¨¢, lo que pasa es que es m¨¢s dif¨ªcil con clases magistrales que los ni?os vayan motivados y contentos a la escuela, que la escuela sea ese lugar, como digo siempre, al que los ni?os quieren ir. ?Por qu¨¦? Pues porque es m¨¢s fr¨ªo y a los seres humanos nos gustan los sitios donde nos encontramos en nuestra salsa. Pero imposible no es, porque conozco grandes maestros que a trav¨¦s de clases magistrales son capaces de seducir a los ni?os con su don de la palabra.
P. Muchos expertos en educaci¨®n dicen que no es posible que con todo lo que ha cambiado el mundo en el ¨²ltimo siglo, los ni?os de hoy sigan recibiendo las clases como las recib¨ªan sus abuelos e incluso sus bisabuelos. ?Pasa por un cambio en ese sentido la revoluci¨®n secreta de las aulas que propones en el libro?
R. Es uno de los pasos, quiz¨¢s no el ¨²nico, pero evidentemente estamos en el siglo XXI y damos las clases como en el siglo XIX. Las cosas han cambiado y la educaci¨®n tambi¨¦n debe hacerlo, porque los ni?os han nacido en una era completamente digital y todo lo que sea mediante pantallas, sistemas audiovisuales, comprensi¨®n y, sobre todo, mediante la experimentaci¨®n directa, lo aprenden mucho antes.
Antiguamente la gente, en su mayor¨ªa, no ten¨ªa libros en casa ni hab¨ªa bibliotecas en la mayor¨ªa de pueblos, as¨ª que el ¨²nico saber era el que transmit¨ªa el maestro, por lo tanto, era importante que el maestro hablara y los alumnos escucharan y memorizaran. Ahora la informaci¨®n la tienen los ni?os a un clic, a una b¨²squeda de Google, por eso ha perdido sentido la clase magistral y tiene m¨¢s sentido ense?ar a los ni?os a gestionar, discernir, buscar y saber manejar la informaci¨®n.
P. ?Y qu¨¦ papel puede jugar en esa revoluci¨®n la triada colegio-familia-sociedad, a la que dedicas el cap¨ªtulo Todos somos escuela?
R. Es muy importante que estas tres cosas funcionen y vayan juntas de la mano. Est¨¢ comprobado que en las escuelas en las que hay m¨¢s conexi¨®n con las familias (aquellas en las que es muy f¨¢cil que las familias entren, organicen cosas, participen) los ni?os se sienten mejor, porque lo que hacen los ni?os en clase los padres se lo valoran mejor en casa; y porque cualquier cosa que hagan en casa, cuando lo cuentan en la escuela tambi¨¦n es valorada all¨ª. Como consecuencia, los padres, al ver a sus hijos felices, est¨¢n muy contentos, valoran mejor al profesor y se fidelizan m¨¢s con la escuela, de forma que hay un feedback muy positivo.
Y con la sociedad pasa igual. Hoy en d¨ªa las escuelas tienen un papel muy importante en el ¨¢mbito social. En Catalu?a, por ejemplo, muchas escuelas los fines de semana dejan el patio o la biblioteca abierta al vecindario, de forma que se organizan actividades por parte de asociaciones de vecinos. De esta forma, se enriquece culturalmente al barrio y la gente valora m¨¢s y mejor lo que se hace en esa escuela.
P. Entre los cimientos del cambio tambi¨¦n hablas de los dones con los que nace cada ni?o y de la necesidad de descubrirlos y potenciarlos. ?Tiende hoy en d¨ªa la escuela a anular esos dones en favor de la uniformidad de todos los alumnos?
R. S¨ª. Parece que muchos profesores solo est¨¢n contentos si consiguen que todos los ni?os sean grises. Quiero decir, que solo tienen la sensaci¨®n de ir bien si los ni?os son mediocres y hacen lo que hacen todos al mismo tiempo. ?Y no, hombre, no, te est¨¢s dejando por el camino a todos los que son de otros colores! Con esa f¨®rmula nos perdemos en la mediocridad, porque al final hay ni?os que podr¨ªan ir por arriba y otros que van ahogados para alcanzar ese nivel uniforme.
P. ?Qu¨¦ estamos perdiendo, como sociedad, al anular esos dones, al buscar que todos los ni?os aprendan lo mismo y de la misma forma?
R. La excepcionalidad y el talento. Antiguamente, por ejemplo, en las escuelas la gimnasia era una asignatura en la que no hac¨ªamos nada, pero hubo un momento en donde se empiezan a buscar talentos deportivos en las escuelas y a los ni?os que destacan se los llevan a centros de alto rendimiento, donde compaginan su talento por un deporte con los estudios. En el momento en el que se hace eso, en el momento en el que Messi, por ejemplo, llega a La Mas¨ªa, los ni?os tienen una escolarizaci¨®n acorde a su don. Y estoy poniendo el ejemplo del deporte, pero esos talentos hay que potenciarlos a todos los niveles y en todas las disciplinas.
P. El tercer cimiento en el que se sostiene tu propuesta de cambio hacia una escuela m¨¢s feliz es el de priorizar la ideolog¨ªa a la metodolog¨ªa. Es decir, empezar la casa por los cimientos y no por el tejado. Con el auge de la innovaci¨®n pedag¨®gica, ?est¨¢n empezando muchas escuelas el cambio por el tejado?
R. Es que lo primero que tenemos que tener claro, por encima de las modas, es hacia d¨®nde vamos como colegios, porque si no pasan cosas como las que han ocurrido en los ¨²ltimos a?os, en los que se han cambiado cosas a lo loco sin una base que sustentase esos cambios. Hay escuelas, por ejemplo, que han metido port¨¢tiles en las aulas, pero a los ni?os se les acababa la bater¨ªa y no ten¨ªan un enchufe en la mesa para cargarla. O que han metido ordenadores en el aula pero siguen trabajando en formato de clase magistral. ?Para eso no necesitas un ordenador, ya tienes un libro de texto que es m¨¢s barato!
P. En la segunda parte del libro das ideas pr¨¢cticas para aulas felices y hablas, entre otras cosas, de la gesti¨®n de los tiempos, de las extraescolares y los deberes, de los que reniegas un poco.
R. Un poco no, del todo (risas). Reniego porque los deberes son una forma de perder el tiempo. En primer lugar, de perder el tiempo en familia. ?Cu¨¢ntas familias se pasan las tardes peleadas por culpa de los deberes? No hay ning¨²n deber tan importante que justifique que un padre o una madre se enfaden con su hijo. Ninguno. Y en segundo lugar est¨¢ el derecho de los ni?os a jugar libremente y los deberes les restan tiempo para ejercer ese derecho. Y a parte luego est¨¢n los deberes en tiempos de vacaciones, que esos ya deber¨ªan estar prohibidos directamente en la Constituci¨®n. Con esto tengo una an¨¦cdota con mi hijo.
P. Soy todo o¨ªdos.
R. Cuando ten¨ªa ocho a?os mi hijo lleg¨® a casa el ¨²ltimo d¨ªa de clase antes del verano con un listado de deberes para hacer durante las vacaciones, as¨ª que yo me fui a hablar con su profesora y le dije que el ni?o hab¨ªa aprobado el curso bien y que no iba a hacer los deberes. ¡°Ay, Rosa, c¨®mo eres, t¨² siempre antideberes. ?No te has dado cuenta de que he mandado muy poquitos? No llegan a una hora al d¨ªa. Solo son para que no pierdan el h¨¢bito de estudio¡±, me dijo. ¡°Es verdad, tienes raz¨®n. ?Y c¨®mo lo hacemos? ?Vienes t¨² a casa o te mando yo el ni?o a la tuya? Porque no quiero que pierdas el h¨¢bito de hacer de maestra en verano¡±, le contest¨¦.
P. ?Le convenciste?
R. No hubo deberes (risas). Las vacaciones son para perder los h¨¢bitos. Cuantos m¨¢s mejor. La gente que no sabe desconectar en vacaciones va a tener un problema.
P. ?Y a los que dicen que los deberes son una forma de dar responsabilidad a los ni?os qu¨¦ les contestas?
R. Yo no hice deberes en la vida hasta lo que ahora es la secundaria, pero yo soy responsable porque mi madre me hac¨ªa hacer la cama, me mandaba a comprar el pan, ten¨ªa que mirar cada d¨ªa que llevaba en la mochila los libros y libretas que me tocaban en el cole¡ ?Claro que te haces responsable sin deberes!
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