Un sal¨®n del autom¨®vil para mujeres en el ¨²nico pa¨ªs del mundo donde no hay conductoras
Arabia Saud¨ª dejar¨¢ conducir a las mujeres a partir de junio, pero eso no acabar¨¢ con la tutela moral y legal que los hombres tienen sobre ellas en ese pa¨ªs
El pasado septiembre, cuando el rey Salm¨¢n emiti¨® un real decreto que autorizaba (por fin) a las mujeres a tener carn¨¦ de conducir y a ponerse detr¨¢s de un volante, los v¨ªtores fueron bastante un¨¢nimes: la opini¨®n p¨²blica se congratulaba de esta apertura en el mundo isl¨¢mico y se habl¨® de gran paso. No todo era, ni es, lo transparente y ejemplar como parece.
Algunos, como Ali al Ahmed, el director del Gulf Institute, vieron la cuesti¨®n desde otra perspectiva: ¡°Aplaudir a la monarqu¨ªa saud¨ª por levantar la prohibici¨®n de que las mujeres conduzcan es como aplaudir a un secuestrador por liberar a sus rehenes¡±. Otros expertos, periodistas y analistas pol¨ªticos apuntaron tambi¨¦n hacia otro lado, el econ¨®mico: levantar la prohibici¨®n ten¨ªa m¨¢s de inversi¨®n que de avance social. Ahora se ha inaugurado el primer Sal¨®n del Autom¨®vil para conductoras en el Reino del Desierto, el ¨²nico lugar del mundo donde todav¨ªa no las hay. Un nuevo mercado que se abre.
Y lo hace con anticipaci¨®n (ser¨¢ en junio cuando entre en marcha la nueva medida) en un pa¨ªs que desde 2014 padece un d¨¦ficit continuo y que ha acabado por tener que tomar medidas de austeridad, emitir deuda, usar las reservas depositadas en el extranjero y tambi¨¦n aprobar el mayor presupuesto de su historia para relanzar la econom¨ªa. Con este panorama financiero no parece casualidad el nacimiento de un nuevo nicho de mercado que, seg¨²n algunos c¨¢lculos podr¨ªa suponer un crecimiento de entre 0,4 y 0,9 puntos porcentuales del PIB anual del pa¨ªs en los pr¨®ximos 20 a?os (unos 74.000 millones de euros).
Este pasado jueves, en la ciudad costera de Yeda, las mujeres acudieron a Le Mall, un centro comercial donde un Sal¨®n del Autom¨®vil les ofrec¨ªa la oportunidad de elegir uno para ellas. Entre globos de colores y asientos todav¨ªa envueltos en pl¨¢stico, las saud¨ªes se hac¨ªan selfies, tocaban la carrocer¨ªa y los interiores, cambiaban las marchas y ajustaban los espejos... Era la primera vez que muchas se sentaban en el asiento del conductor, la primera vez que pisaban un embrague o mov¨ªan un freno de mano. La primera vez que se acercaban a un coche sabiendo que pod¨ªan subir a ¨¦l sin ser paradas por la polic¨ªa, detenidas, acusadas y procesadas por la justicia. En 2018.
La apertura social que supone esta medida, las nuevas oportunidades que ofrecer¨¢ a las mujeres, el espacio de libertad ganado... Todo es bienvenido, pero sin perder de vista el objetivo: dejar de vivir bajo la tutela moral y legal de los hombres, de sus deseos y ¨®rdenes. Esto solo es soltar un agujero en un cintur¨®n que, en el d¨ªa a d¨ªa, impide casi respirar.
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