C¨®mo hacer la dif¨ªcil transici¨®n de pareja a familia sin que la relaci¨®n naufrague
Los nuevos padres deben apostar por el di¨¢logo para tomar las decisiones con respecto a la crianza
¡°Dejamos de ser una pareja un instante despu¨¦s de habernos convertido en una familia¡±, escribe Antonio Scurati en El padre infiel (Libros del Asteoride). Y esta frase, que encierra una bella met¨¢fora, la del nacimiento de la familia, tambi¨¦n incluye en las palabras que la forman el anuncio de una muerte: la de la pareja. La llegada de un hijo, como comprueba Glauco Revelli, el protagonista de la novela, supone un terremoto para la pareja previa a la familia. Y uno no es consciente de su magnitud en la escala de Richter hasta que se convierte en padre/madre y vive el nacimiento de la familia y la muerte aleg¨®rica de la pareja al mismo tiempo y en primera persona.
Para el psic¨®logo Alberto Soler, que dedica un cap¨ªtulo de su libro Hijos y padres felices (Editorial Kailas) a la pareja, el contexto socioecon¨®mico, unido a las dificultades inherentes a la maternidad y la paternidad (p¨¦rdida de independencia, m¨¢s trabajo, menos descanso, cambios en la gesti¨®n de los tiempos, nuevos roles), propician en cierto modo esa ruptura entre el binomio familia y pareja: ¡°Con esto ya tenemos el l¨ªo montado. Si adem¨¢s le sumamos la idealizaci¨®n que se hace a veces de la crianza, con unas expectativas poco realistas, apaga y v¨¢monos¡±.
Una idealizaci¨®n m¨¢s latente si cabe entre los padres primerizos; y una falta de tiempo y una reorganizaci¨®n de roles y prioridades que se hace especialmente visible durante el primer a?o de vida del beb¨¦, cuando se hace m¨¢s evidente esa transici¨®n de dos a tres que no todas las parejas saben afrontar y sobrellevar, en parte por nuestra tendencia a dejarnos en el ¨²ltimo lugar de nuestras prioridades. ¡°No es algo que necesariamente hagamos de manera consciente, no es que de pronto tu pareja no te importe, pero en el tsunami del d¨ªa a d¨ªa, en el bucle de las tareas y los ¡°deber¨ªa¡±, vamos atendiendo a otras cosas que nos parecen m¨¢s urgentes como las lavadoras, la compra, atender a las visitas¡ Y s¨ª, lo son, hay que comer, hacen falta bodis de recambio para cuando el beb¨¦ vuelva a mancharse, pero tambi¨¦n hace falta apoyo, risas, cari?o, roces y amor para afrontar esta etapa de la mejor manera posible¡±, explica Mamen Jim¨¦nez, psic¨®loga, sex¨®loga y autora de Amor con ojeras (Lunwerg).
Y es que, como reconoce Soler, puestos a tener que recortar tiempo por alg¨²n sitio para dedicarlo a las necesidades del reci¨¦n nacido, siempre es ¡°mucho m¨¢s f¨¢cil¡± recortar ese tiempo del ¨¢rea de la pareja, una estrategia que para el psic¨®logo valenciano no deja de ser ¡°peligrosa¡±: ¡°Es pan para hoy pero hambre para ma?ana. Cuando los hijos crecen y son menos dependientes y demandantes es cuando se hace evidente el distanciamiento que ha habido en la pareja, y a veces se le intenta poner remedio demasiado tarde¡±.
As¨ª que para no llegar a estos extremos Jim¨¦nez recomienda que el cuidado de la pareja est¨¦ detr¨¢s (¡°pero muy cerca¡±) en nuestras prioridades del cuidado del beb¨¦, ya que en mitad de la vor¨¢gine de cambios, cansancio, agotamiento y frustraciones que puede suponer la paternidad ¡°necesitamos tener pilares fuertes que nos sostengan y el mejor punto de apoyo en este momento es, sin duda, la pareja¡±. Tanto con respecto a log¨ªstica como emocional, de ah¨ª que para la autora del blog La Psicomami ¡°merezca tanto la pena cuidar a la pareja¡±.
Entre otras cosas, tambi¨¦n, porque como a?ade Alberto Soler ¡°el que los padres est¨¦n bien como pareja es bueno para toda la familia¡±. ?Y c¨®mo podemos seguir cultivando la relaci¨®n de pareja? Partiendo de la base de que no nos va a ser posible seguir el ritmo de vida en pareja previo a la llegada de los ni?os, el psic¨®logo recomienda ¡°priorizar¡± los momentos y las citas de pareja, que en funci¨®n de la edad del hijo y de las circunstancias propias de cada familia pueden oscilar desde una merienda a solas en una cafeter¨ªa cerca de casa hasta un viaje en pareja. ¡°Hay que planificarlo y poner los medios necesarios para lograrlo¡±, afirma. Estas citas formar¨ªan parte de lo extraordinario, es decir, de actividades que no se puede hacer todos los d¨ªas, por lo que Soler anima tambi¨¦n a intentar conseguir que lo cotidiano sea algo que nos refuerce. ¡°?C¨®mo? Intentando crear un buen clima: sonre¨ªr, dar las gracias, gestos de afecto, de cari?o, sin que pase un solo d¨ªa en el que no recordemos a nuestra pareja por qu¨¦ es especial para nosotros¡±.
Con el sexo hemos topado
Una de las grandes perjudicadas tras el nacimiento del beb¨¦ es la vida sexual de la pareja. El agotamiento, las secuelas del parto y el estr¨¦s pueden reducir el deseo en ambos progenitores. Tambi¨¦n, seg¨²n Soler, otros factores psicol¨®gicos como ¡°la autopercepci¨®n del cuerpo y lo que ambos miembros de la pareja puedan pensar acerca del deseo del otro (¡°ya no le gusto¡±, ¡°ya no le atraigo¡±). No obstante, como matiza Mamen Jim¨¦nez, no se trata de un punto de no retorno: ¡°el deseo puede volver, se puede hacer m¨¢s fuerte si lo trabajamos, as¨ª que no pasa nada¡±.
En ese retorno del deseo desempe?a un papel b¨¢sico la comunicaci¨®n, que para Alberto Soler es ¡°fundamental para evitar malentendidos¡±. ¡°Si no hablamos, si no expresamos nuestras necesidades, nuestros deseos o nuestros miedos, ?c¨®mo vamos a conseguir lo que queremos?¡±, se pregunta por su parte la sex¨®loga malague?a, que a?ade que dar por sentado que nuestra pareja tiene que interpretar y adivinar lo que necesitamos o nos pasa ¡°adem¨¢s de ineficaz es injusto¡±.
Soler destaca tambi¨¦n la importancia de generar ¡°las condiciones adecuadas¡± para recuperar la naturalidad en la relaci¨®n, ya que a mayor nivel de estr¨¦s se produce una mayor inhibici¨®n del deseo sexual, ¡°por lo que esta deber¨ªa ser una primera ¨¢rea de trabajo¡±. En ese sentido anima a pedir ayuda cuando sea necesario a familiares o amigos e, incluso, si tenemos la posibilidad, contratar a alguien unas horas a la semana para que nos eche un cable con las tareas dom¨¦sticas o de otro tipo. ¡°Cualquier ayuda es bienvenida. Todo lo que contribuya a disminuir el estr¨¦s y mejorar el clima en la pareja ayudar¨¢ a recuperar la normalidad a nivel sexual¡±, afirma.
Por ¨²ltimo, Mamen Jim¨¦nez plantea la necesidad de ¡°cambiar el chip¡± en lo referente a qu¨¦ entendemos por el concepto de ¡°recuperar la vida sexual normal¡±. Para la psic¨®loga el modelo sexual imperante dictamina que el sexo normal ¡°pasa s¨ª o s¨ª por el coito y tiene que ser ardiente, espont¨¢neo y libre¡±. Seg¨²n Jim¨¦nez resulta ¡°obvio¡± que este modelo no funciona en el nuevo contexto paternal, lo que nos lleva a sentir la paternidad como ¡°una p¨¦rdida con respecto a nuestra sexualidad¡±. Por ello, a?ade, en su consulta parte del trabajo que realiza con parejas pasa por intentar cambiar ese modelo ¡°por otro m¨¢s adaptativo que nos permita disfrutar de nuestra sexualidad antes, durante y despu¨¦s¡±, lo que inevitablemente pasa por expandir el concepto de sexo: ¡°porque no, no es solo coito¡±.
Hacer equipo
Las recomendaciones de los psic¨®logos, en el fondo, apuntan a una necesidad: la de hacer equipo para afrontar una nueva etapa vital muy diferente por sus circunstancias a la que hab¨ªamos vivido hasta el momento en que la pareja se convierte en familia. Para Alberto Soler este aspecto es tan importante que ¡°si no hay equipo se acaba en el abogado¡±. Y las cifras parecen darle la raz¨®n. En 2016, seg¨²n los datos del INE, en Espa?a hubo m¨¢s de 100.000 separaciones y divorcios. El 47,2% de esas rupturas, casi una de cada dos, fue de parejas con hijos menores de edad a cargo.
En ese sentido, profundiza el psic¨®logo, cobra m¨¢s importancia si cabe pensar en el proyecto com¨²n, ¡°ya que la relaci¨®n es dif¨ªcil que resista¡± si anteponemos sistem¨¢ticamente las necesidades individuales a las necesidades de la pareja o familia: ¡°Como se suele decir, en la crianza los d¨ªas son largos, pero los a?os son cortos, y merece la pena hacer un sacrificio durante un tiempo, pero si ese sacrificio lo hace solo una de las dos partes no es justo. Debe ser compartido¡±.
Y en ese hacer equipo tambi¨¦n entran las diferencias de criterio en cuanto a la crianza de los hijos, que suelen ser motivo de conflictos en la pareja cuando para Mamen Jim¨¦nez ¡°en realidad puede tratarse de algo que precisamente enriquezca nuestra manera de ser padres ya que contamos con dos perspectivas¡±. Una opini¨®n que comparte Soler, que aunque considera que hay ciertos aspectos b¨¢sicos en los que ¡°s¨ª es muy importante que haya acuerdo¡±, como el sue?o, la lactancia, el papel de la familia, la conciliaci¨®n o la escolarizaci¨®n, tambi¨¦n hay otros temas importantes ¡°en los que merece la pena hablar y negociar hasta llegar a una postura compartida por ambos¡±
Y aqu¨ª vuelven a aparecer de nuevo el di¨¢logo y la comunicaci¨®n como herramientas primordiales para la pareja. ¡°El di¨¢logo, entendido como negociaci¨®n y b¨²squeda conjunta de soluciones, es fundamental para consensuar y poner a prueba las decisiones tomadas. Somos un equipo y eso implica trabajar conjuntamente a pesar de no estar de acuerdo en todo¡±, afirma Jim¨¦nez. Para Soler, por ¨²ltimo, es ¨²til recordar a las parejas cuando no hay acuerdo que ¡°por lo general, ambos progenitores buscan lo mismo (el bienestar de la pareja y del hijo), y que tan solo difieren en el modo que creen m¨¢s adecuado para lograrlo¡±.
Un motivo cada vez m¨¢s habitual de consulta
Seg¨²n ha podido comprobar Alberto Soler cada vez son m¨¢s las parejas que deciden dar el paso y buscar ayuda cuando observan que su relaci¨®n no funciona como les gustar¨ªan. Lo corrobora Mamen Jim¨¦nez, quien considera que este auge tiene dos motivos fundamentales: ¡°Por un lado cada vez hay m¨¢s parejas que cr¨ªan en soledad, sin familia, sin apoyo, y ese tener que afrontar la log¨ªstica y lo emocional ¡°a pecho descubierto¡± hace que muchos se vean superados. Por otro lado, tambi¨¦n es cierto que cada vez son m¨¢s las parejas que visitan a un terapeuta y luego hablan de ello sin reparos, lo que favorece que esto se normalice¡±.
?Es aconsejable, por tanto, buscar la ayuda de un psic¨®logo cuando una relaci¨®n de pareja se estanca tras la llegada de un hijo? Para Soler ¡°es ¨²til, sobre todo cuando el da?o no es definitivo y la situaci¨®n es reversible¡±. ¡°Merecer¨¢ siempre la pena si entendemos que trabajar por el bien de nuestra relaci¨®n es algo positivo¡±, a?ade por su parte Jim¨¦nez, que matiza que siempre dice a las parejas en la primera visita que trabajar en ello puede arreglar el problema, pero tambi¨¦n hacer que la pareja vea que efectivamente la relaci¨®n se ha acabado. ¡°Lo positivo en cualquier caso es que aunque finalmente decidan ponerle fin esto se haga desde la calma y no desde el enfado, la ira o el despecho, lo que garantiza rupturas m¨¢s positivas para todos, especialmente para los ni?os¡±, concluye.
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