¡°Una mala palabra a un ni?o puede llevarle a la autodestrucci¨®n o la destrucci¨®n de los otros¡±
Luis Castellanos, propone un cambio educativo en 'Educar en lenguaje positivo '. ?Qu¨¦ consecuencias tiene utilizar este tipo de expresiones cuando nos dirigimos a los menores?
Frases como ¡°Si suspendes no vas a ser nada en la vida¡±, ¡°Si no estudias, no sales de casa¡±, ¡°No vas a aprobar¡±, ¡°Mejor ni lo intentes¡±, ¡°Esto no se te da bien¡± han sonado, al menos, una vez en la vida de cualquier estudiante en nuestro pa¨ªs. ?Qu¨¦ consecuencias tiene utilizar este tipo de expresiones cuando nos dirigimos a los menores?
El pionero en la investigaci¨®n del lenguaje Luis Castellanos propone un cambio educativo en su ¨²ltimo libro Educar en lenguaje positivo (Paid¨®s). Los fundamentos cient¨ªficos y la metodolog¨ªa de su Proyecto ¡°Palabras Habitadas¡±, que recientemente se ha puesto en pr¨¢ctica en el Instituto Profesor Julio P¨¦rez, de Rivas-Vaciamadrid, se exponen en este libro como recurso educativo para padres y profesores.
Pregunta. ?C¨®mo influye la palabra en el pensamiento y este en el comportamiento del ni?o?
Respuesta. Que el pensamiento moldea el cerebro est¨¢ demostrado cient¨ªficamente, con estudios que analizan c¨®mo una mala palabra disminuye la capacidad cognitiva del sujeto. Hasta ahora, la Humanidad ha sobrevivido gracias a una serie de emociones negativas, como el miedo, porque el miedo nos defend¨ªa ante las amenazas. Pero esto ya no es necesario. Influimos en las capacidades de los ni?os a trav¨¦s del lenguaje y de las palabras que usamos con ellos.
P. ?Y c¨®mo se puede motivar a un ni?o a que estudie o se esfuerce a trav¨¦s de un lenguaje positivo?
R. No se trata de un optimismo buenista, sino de dar herramientas para el d¨ªa a d¨ªa. El error ha sido pensar que el ¨¦xito en la vida depend¨ªa de una consecuci¨®n de cosas: estudios, trabajo, casa, pareja, hijos. ?Eso garantiza una vida feliz? No, los padres no quieren que los hijos sean clones de ellos, sino que sean felices, que su historia de vida sea digna. El mundo nos duele porque nos han apretado los tornillos en la cabeza que son las palabras. No hemos prestado atenci¨®n en la ense?anza y en casa al lenguaje que utilizamos hacia nosotros mismos y hacia los dem¨¢s.
P. Un cerebro al que han hablado con malas palabras, ?es diferente al cerebro que ha escuchado palabras positivas?
R. Rotundamente, s¨ª. Nosotros lo llamamos ¡°palabras habitadas¡±, que elegimos conscientemente. El cerebro es maleable y las conexiones sin¨¢pticas se ven influidas por las palabras, como expusimos en el libro anterior, La ciencia del lenguaje positivo. Hace a?os publicamos en Plos One los resultados de un experimento que hicimos con deportistas y estudiantes. Busc¨¢bamos ¡°palabras clave¡±, positivas o negativas, y med¨ªamos c¨®mo reaccionaba el sujeto a los est¨ªmulos cuando escuchaba unas u otras. Medimos las reacciones cerebrales con resonancia magn¨¦tica y electroencefalograf¨ªa. Y comprobamos c¨®mo, ante las palabras positivas, los sujetos eran m¨¢s r¨¢pidos en la prueba y acertaban mejor a los est¨ªmulos. Esto es clave en la ense?anza y la comunicaci¨®n con los estudiantes. Mejora su rendimiento cognitivo y su memoria con solo introducir cambios en el lenguaje con el que nos dirigimos a ellos.
P. ?Qu¨¦ consecuencias tiene a medio y largo plazo estas palabras negativas o el silencio?
R. No somos conscientes del da?o que hace el castigo del silencio. Se le pasan mil cosas por la cabeza a ese ni?o: ¡°?qu¨¦ he hecho mal, y si mis padres ya no me quieren, y si no me vuelven a hablar?¡± Su autoestima empieza a descender. El silencio se convierte en el mayor bullicio negativo en la cabeza de una persona. Un ni?o al que sus padres han castigado con el silencio en la infancia lo usar¨¢ tambi¨¦n como presi¨®n hacia sus iguales en su madurez. Tenemos que tomar conciencia de todo esto y ¡°habitar¡± las palabras: escogerlas. Hasta ahora no sab¨ªamos que una mala palabra a un ni?o puede llevarle a la autodestrucci¨®n o la destrucci¨®n de los otros. Pero ahora que lo sabemos, no podemos ignorarlo. El futuro de nuestros hijos, sus vidas, depende de ese uso del lenguaje.
P. ?Qu¨¦ han descubierto en el experimento ¡°Palabras Habitadas¡± puesto en pr¨¢ctica en el instituto Profesor Julio P¨¦rez de Madrid?
R. Fue asombroso comprobar c¨®mo un a?o de trabajo introdujo grandes cambios en las clases, incluso con los ni?os m¨¢s ¡°disruptivos¡±, aquellos sentados en la ¨²ltima fila, capaces de romper una clase. Utilizamos todas las herramientas disponibles, como pegar palabras concretas en sus zapatos, escribir una frase motivadora en la pizarra¡ escribir el ¡°Cuaderno de las Palabras Habitadas¡±, con objetivos. En un curso escolar vimos el cambio, que nos sorprendi¨® a todos: los ni?os mejoraron su rendimiento, su capacidad de concentraci¨®n y su relaci¨®n con los iguales, con los profesores y sus padres. Solo hizo falta cambiar el lenguaje que se utilizaba en el d¨ªa a d¨ªa.
P. En su metodolog¨ªa propone a padres y profesores unas ¡°listas de comprobaci¨®n¡± para introducir estos cambios. ?En qu¨¦ consisten y para qu¨¦ sirven?
R. Consiste en escribir listados con las palabras que usamos, para ser conscientes de c¨®mo nos expresamos. Una an¨¦cdota curiosa sobre esto es cuando trabajamos con padres, que no se dan cuenta del lenguaje que usan con sus hijos. Las listas de comprobaci¨®n les hac¨ªan ver que por las ma?anas no hab¨ªan dado los ¡°buenos d¨ªas¡± a sus hijos, mir¨¢ndoles a los ojos. Despedirte de ellos, desear que tengan un buen d¨ªa, preguntarle c¨®mo est¨¢. En cambio, pod¨ªan haber empleado palabras malsonantes o cr¨ªticas. Vale. No se trata de autoflagelarse. No somos perfectos: si has tenido una discusi¨®n con tu hijo o le has hablado mal, no pasa nada. Reconc¨ªliate, toma conciencia y elige mejor tus palabras la pr¨®xima vez.
P. ?Por qu¨¦ no se incorpora a la ense?anza todo este conocimiento sobre la influencia y el riesgo del lenguaje?
R. Esto requiere una franqueza absoluta: la educaci¨®n en Espa?a tiene un problema y son los pol¨ªticos, que han ca¨ªdo en la ¡°psicolog¨ªa de la escasez¡±. No hay pactos educativos. Tenemos un alto ¨ªndice de abandono y fracaso escolar. Cuando les planteas la evidencia cient¨ªfica y les pides medidas te dicen ¡°Uy, s¨ª, el lenguaje es important¨ªsimo, vamos a hacer cosas¡±. Pero nunca se da el paso, no se toman decisiones pol¨ªticas mientras el bullying se extiende y los ni?os se dicen barbaridades frente a un espejo. Aprenden mucho de matem¨¢ticas o historia, pero poco de c¨®mo hablarse a s¨ª mismos. En Canad¨¢ y Francia quieren introducir el lenguaje positivo como base de la inteligencia emocional dentro de la ense?anza. Es un primer paso. Si las instituciones no lo hacen, mi petici¨®n ser¨ªa que los colegios, los profesores, las asociaciones de padres se pongan en contacto con nosotros. Ellos tienen las herramientas: el lenguaje es gratis. Nosotros solo tenemos que ense?arles c¨®mo funcionan las palabras.
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