Entrevistamos a Sabina Urraca y a su perra Murcia
La escritora se ha convertido en una de las revelaciones del panorama literario con la publicaci¨®n de 'Las ni?as prodigio', su primera novela
Murcia es marro?n. Tan marro?n que asusta. Sorprende su capacidad de ser toda homoge?nea. Sus ojitos castan?os con forma de boto?n del mando de la tele, sus patas, sus tetitas, sus orejas que son suaves como las de un peluche, su nariz. Su marronez combinada con el collar hace que parezca una Coca-cola con su respectivo precinto rojo. Rojo como la correa que lleva en la mano Sabina Urraca y que hace las veces de cordo?n umbilical que lo mismo las une o las desune. Sabina (San Sebastia?n, 1984) es periodista, autora de Las nin?as prodigio (Fulgencio Pimentel, 2017) y fiel compan?era de la criatura marro?n. Ahora, la perra anda libremente por el parque que hay junto al edificio de La Casa del Reloj, en Matadero, Madrid, y Sabina continu?a a su lado con tranquilidad, sin observarla demasiado. Encontramos un banco alargado en un lado del paseo y nos sentamos.
?Co?mo te ha cambiado la vida Murcia?
A nivel creativo, es muy positivo para alguien que se pasa el di?a escribiendo en casa. Tengo mucha vida social, pero estoy gran parte del di?a sola escribiendo. Tener un perro es algo que puede liberar de la locura a un escritor o a un periodista. Terminas hablando mucho con ella y te ves obligada a salir y caminar. En ese sentido, el siguiente libro me parece importante.
Esta?s preparando un pro?ximo libro.
Si? y han sido muy importantes los paseos con Murcia. De hecho toda la idea surgio? paseando con Murcia.
Has dicho varias veces que cuando has pensado en esterilizar a la perra te has dado cuenta de lo precario que es el trabajo del periodismo.
Lo de castrar a la perra me violenta mucho, pero lo voy a hacer porque se supone que es mejor para ella. Estoy tardando en hacerlo porque me angustia la idea de privar a un ser de esa parte de si? mismo. Hace poco di? una charla en las torres Ki?o. Despue?s de hacerlo pense? que estaba loca, porque yo esperaba a gente joven y eran directivos de las ONG de toda Espan?a, sen?ores de traje y chaqueta. Yo llegue? y me dio mucho ve?rtigo, era una planta muy alta de las Torres de Ki?o.
?Tienes ve?rtigo?
Mmm no, normalmente no. Alli?, en las charlas, ellos todo el tiempo hablaban de transparencia de las ONG y de adaptabilidad. Yo pense? que me teni?a que adaptar a esa situacio?n en la que me encontraba: en una planta tan alta. Y que teni?a que mostrar transparencia. Entonces, conte? la cantidad que iba a cobrar por la charla que estaba dando y en que? iba a invertir mi dinero. Lleve? una foto de Murcia en celo, en la que se vei?a su chocho pistacho gigante, como una castan?a pilonga.
Como una flor.
Como una orqui?dea. Y un perro olie?ndola. Y entonces dije: voy a gastar el dinero en castrar a mi perra, que es esta. Eran dos temas tabu?: el sexo, porque era el chocho de mi perra gigante, y el dinero.
"Ahora ya estoy bien, pero comprend¨ª que la vida nunca va a parar para que t¨² puedas escribir tu gran novela. Tienes que hacerlo todo a pesar de la vida y aprovechando lo que te pasa en ella para ese proceso de creaci¨®n"
?Cua?l es la situacio?n ma?s extran?a en la que te has encontrado en relacio?n a la precariedad laboral?
Una vez, con el Ayuntamiento de Cuenca, me teni?an que pagar para unos textos que habi?a hecho para una exposicio?n. Yo llamaba y llamaba y me daban largas, no se? cua?ntos meses estuve esperando cobrar esos 450 euros. Cuando eso vivi?a en el campo y, entonces, descubri? el ASMR, esta te?cnica que consiste en hablar con susurros. Se supone que este susurro te hipnotiza y te hace prestar ma?s atencio?n. Entonces, como no sabi?a que? hacer ya, llame? al Ayuntamiento de Cuenca y: "Hola, soy Sabina Urraca, llamaba porque queri?a cobrar mi..." (habla en susurros). Nadie me preguntaba que que? me pasaba en la voz. Me pasaban de unos a otros y, finalmente, despue?s de eso, cobre?.
Te referiste antes al momento en el que estabas viviendo en el campo y estabas escribiendo el libro. Un elemento que llama la atencio?n de Las nin?as prodigio es la presencia del miedo. ?En que? crees que te marco? ese sentimiento a la hora de escribirlo?
Yo he sido muy miedosa de toda la vida. Me da miedo la oscuridad y me da miedo lo paranormal. Pero, en aquel momento, tampoco teni?a mucho sitio adonde ir, porque habi?a estado viviendo fuera de Espan?a y volvi? y eso fue lo que encontre?. Fue adonde me llevo? la situacio?n. Entonces, senti?a que no me podi?a ir de ahi? y que no habi?a otra opcio?n. Era como: esta vez tengo que estar aqui?, escribir un libro y punto.
Fuiste alli? especi?ficamente para escribir el libro...
(Murcia se cae del banco como un meteorito y colisiona contra la superficie terrestre)
Si?. Primero mi editor me contacto? porque lei?a mis arti?culos. Me pregunto? que que? estaba haciendo y yo le conte? un poco la idea del libro, que era diferente, y me dijo que lo sacaba.
(Murcia me mete la lengua hasta el ti?mpano)
Me fui alli? con esta idea y no me podi?a rendir. Creo que aunque hubiesen aparecido unos espi?ritus y me hubiesen sacado de los pelos de la casa yo habri?a seguido alli?. Es importante el papel que jugo? el miedo y es verdad que esta? presente en el libro porque, al principio, en el texto, la parte de la escritora viviendo en el valle no estaba.
?Crees que ese libro es una especie de proceso en algo o para algo?
Si?, yo creo que es una forma de dejar atra?s muchas cosas de la infancia y de la adolescencia y poder entrar en temas de madurez. De hecho, en el pro?ximo libro se tratan temas ma?s adultos. Desde que saque? el libro me da la sensacio?n de que llevo una vida muchi?simo ma?s adulta. Me siento ma?s una sen?ora. Me gusta la sensacio?n de ser vieja. Es satisfactorio sentirme madurita.
?Que? es lo ma?s triste que crees que te ha ocurrido tanto en el proceso de escritura como despue?s de publicarlo?
Bueno, si?... ya son cosas personales, pero vivi? una ruptura hacia el final de la escritura del libro y para mi? lo ma?s duro fue, a pesar de las cosas que estaban pasando, ser capaz de desligarme y decir: "Vale, si?, estoy fatal, pero yo voy a seguir escribiendo el libro y tengo que terminarlo porque esto es lo u?nico que me puede salvar". Ahora ya estoy bien, pero comprendi? que la vida nunca va a parar para que tu? puedas escribir tu gran novela. Tienes que hacerlo todo a pesar de la vida y aprovechando lo que te pasa en ella para ese proceso de creacio?n.
En el libro hablas, en repetidas ocasiones, sobre la necesidad de aprobacio?n constante por parte de los dema?s (sobre todo en el capi?tulo del profesor). ?Co?mo se gestiona eso con la cultura del like?
Es terrible. Yo intento desligarme un poco. Valoro mucho la cri?tica negativa, los haters es un tema del que he hablado mucho. Me parecen muy importantes porque creo que vivimos en una cultura de la complacencia y la critico. En esta cultura de la complacencia todo el mundo te dice que esta?s muy guapo, que haces todo genial, que eres un genio, que es s¨²per fan de ti. Y me parece un poco peligroso eso, aunque me encanta, obviamente, que la gente me diga esas cosas, pero me parece que te pueden hacer perder la nocio?n de la realidad y yo siempre intento tener los pies en el suelo y decir: "Bueno, a ver, no eres tan guay como te esta? haciendo creer esta gente".
Creo que hay que saber mantener la cabeza fri?a y no dejarse llevar por el "le encanto a todo el mundo", porque eso no es real. Pero es difi?cil de gestionar porque yo, sin querer, a pesar de que lo he superado, ciertas partes de ese querer gustar siempre y que todo el mundo te adore siguen ahi?.
Es algo que tengo desde pequen?a, porque, aparte, soy hija u?nica y mis padres me dieron bastante coba en este sentido, me segui?an el rollo. Eran muy duros en algunas cosas, pero estaban encantados de que yo escribiese y habi?a como una especie de aura de ? esta nin?a es especial ? . Luego te das cuenta de que no eres especial. De que eres un desastre igual que otras personas y de que, encima, tienes ese listo?n tan alto y tienes que escalar hasta ahi? y es muy jodido algunas veces.
"En esta cultura de la complacencia todo el mundo te dice que est¨¢s muy guapo, que haces todo genial, que eres un genio, que es super fan de ti. Y me parece un poco peligroso eso, aunque me encanta, obviamente, que la gente me diga esas cosas (...)"
Has dicho, en alguna ocasio?n, que tienes miedo de quedarte con esa imagen de loquita de Facebook y no poder salir de ella. ?Es complicado mostrarse de otra manera si ya tienes ese personaje construido?
Es que, de alguna manera, siento que hago reflexiones de la vida y de las cosas que voy viendo que para mi? no son de loquita o graciosita . Pero es verdad que hay gente que no sabe ver ma?s alla? de eso, y es como: "Esto eres tu?". Tambie?n me doy cuenta de que hay gente que no es consciente de que eso es un personaje. Porque parece que cuento mi vida pero yo, en Facebook, no cuento nada de mi vida personal.
Entonces, en cierta manera, piensas que Facebook, o el muro de Facebook, es un tipo de literatura, ?no?
Si?, totalmente. Yo lo vivo asi?.
?Y que? caracteri?sticas crees que tiene esa forma de literatura, ese subge?nero autobiogra?fico o, ma?s bien, autoficcional?
Si?, en realidad, mi Facebook es autoficcional. El mi?o y el de mucha gente que me gusta co?mo escribe. Por ejemplo, Lea Ve?lez o Sergio C. Fanjul. Estamos escribiendo sobre lo que nos pasa cada di?a pero no somos totalmente nosotros. Hay ma?s profundidad detra?s de eso pero tu? cuentas lo que te apetece, lo que te parece novelesco casi. Este tipo de literatura me parece super fresca, inmediata, liberada de un monto?n de vergu?enzas y pudores. Hay gente que no es escritora y hay gente que ha empezado a ser escritora en Facebook. Me parece que no se le da todo el valor cultural que se le podri?a dar. Es que son diarios.
Cuando la gente entra en tu muro de Facebook, ?que? crees que espera encontrar?
Algunas veces me canso porque me parece que esperan encontrar todo el rato risas y yo no ofrezco eso todo el tiempo. Me molesta mucho la gente que es como "no, no dejo tu muro porque sin Murcia yo no puedo vivir" y es como... Es un personaje, tambie?n, mi perra. Me refiero a que es una perra normal. ?Mi?rala! (Murcia corre como una cabra). A mi? me gustaba mucho Punky Brewster de pequen?a y con Murcia me siento como esa nin?a y su mascota que van por ahi? viviendo aventuras pero a nivel real, urbano.
Hablando de Punky Brewster, si tuvieras que elegir a una nin?a prodigio, ?cua?l seri?a?
Hay tantas, no se?... me gusta mucho Nika Turbina. Mi libro comienza con un fragmento de un poema suyo. Nika escribi?a poemas desde los tres an?os. Teni?a insomnio y termino? suicida?ndose con veintipocos. Me gustan las que han vivido dramas. Punky Brewster es otra. Ella tuvo gigantomastia, le crecieron las tetas brutalmente y se tuvo que operar. Ahora es una ti?a bastante anodina. Casi me gustaba ma?s con las tetas esas enormes. Drew Barrymore tambie?n. Me cae muy bien. La veo tan sana siempre, que digo: "Co?mo puede ser que te hayas drogado tanto y hayas bebido tanto".
"He entrevistado dos veces a un oficiante de funerales laico y creo que ese trabajo, por ejemplo, me gustar¨ªa much¨ªsimo hacerlo. Tambie?n tanatopractor"
?De alguna forma te sientes como una especie de nin?a prodigio?
No, en absoluto. De hecho, di una charla aqui?, en Matadero, en la que hablaba de escapar de la nin?a prodigio, de asesinar a la nin?a prodigio que hay en mi?, que, en realidad, es una nin?a que tiene un nivel de exigencia que yo no puedo cumplir. Yo no soy una nin?a prodigio, se me dan bien unas cosas y otras cosas no, como a todo el mundo. Siento que la presencia de la nin?a prodigio ha estado en mi vida como esa promesa de que yo iba a ser algo increi?ble y esa idea no me ha hecho ningu?n bien ni me hace ningu?n bien. Yo soy una adulta, no prodigio. O, por lo menos, aspiro a ser una adulta no prodigio.
Para ir terminando, ?tienes alguna profesio?n frustrada, alguna cosa que te hubiera gustado hacer y nos ha hecho?
Creo que nada en concreto, pero si? que echo de menos un trabajo un poco ma?s fi?sico. Tambie?n me pasa mucho que, cuando entrevisto a gente, me apetece dedicarme a lo que se dedican esas personas. He entrevistado dos veces a un oficiante de funerales laico y creo que ese trabajo, por ejemplo, me gustari?a muchi?simo hacerlo. Tambie?n tanatopractor.
?Co?mo es tu relacio?n con la muerte?
No lo se?, u?ltimamente me ha dado miedo al estar entrevistando a gente que trabajaba alrededor de eso. Como la mayori?a gente neuro?tica, he tenido muchi?simo miedo a la muerte durante toda mi vida. Pero creo que, ahora mismo, tengo ma?s miedo a la enfermedad, al dolor y al sufrimiento que a la muerte en si?. Antes me pareci?a que yo era incapaz de imaginar el futuro. Ahora lo hago con mucha fuerza y no siento que la muerte este? ahi?.
?Y por que? crees que no lo vei?as antes y ahora si??
Igual porque soy ma?s feliz, me siento ma?s integrada en la vida. Antes no me senti?a tan integrada. No se? por que? me pareci?a que siempre estaba un poco extraterrestre y ahora no. Siento mucho que estoy en la Tierra.
Nos levantamos del banco en el que esta?bamos sentadas y continuamos charlando. Sabina dice que necesita ir al ban?o porque se ha tomado dos tazas de te? antes de venir. La acompan?o a La casa del reloj. Cuando llegamos a la entrada, me otorga la correa-cordo?n umbilical y la agarro entre las manos. Sabina entra en el edificio y alli? nos quedamos la Murci y yo, a la espera. Todo parece correcto hasta que Murcia se pone tiesa como un palo y empieza a gimotear. Le digo ?t ranquila, Murcia, ya viene ? y ella, resignada, apoya sus patitas sobre mi pantalo?n como quien se apoya en la barra de un bar esperando a que algo increi?ble suceda. Le tomo una foto y, de repente, comienza a agitarse. Me doy la vuelta y ahi? esta?: Sabina Urraca. "Tranquila, Murci" , le dice mientras la toma en brazos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.