Ni?os anclados a la silla del cole en Alemania
El uso de chalecos cargados con hasta seis kilos de arena para mejorar la concentraci¨®n de menores hiperactivos desata una fuerte pol¨¦mica en el pa¨ªs
Pesan entre uno y medio y seis kilos y los hay de distintos colores. Son peque?os chalecos rellenos de arena, que los llevan puestos alumnos de primaria en muchas aulas de Alemania y que han desatado una intensa pol¨¦mica en el pa¨ªs. Este invento, argumentan sus defensores, ayuda a concentrarse a los ni?os con d¨¦ficit de atenci¨®n y en general a los que les cuesta quedarse quietos en la silla. Sus detractores ven sin embargo en los famosos chalecos una suerte de camisa de fuerza que impide el libre movimiento de los peque?os.
Los chalecos no son nuevos, hace a?os que se usan, pero a ra¨ªz de la publicaci¨®n de un art¨ªculo en un peri¨®dico de Hamburgo, ha prendido la mecha en un momento, en el que la falta de medios para la integraci¨®n de alumnos con necesidades especiales ocupa un lugar destacado en el debate pol¨ªtico en Alemania. En las redes sociales, como casi siempre, es donde el griter¨ªo ha sido m¨¢s intenso. ¡°Tortura¡±, ¡°es una perversi¨®n¡±, ¡°los ni?os necesitan amor, comprensi¨®n y confianza y no chalecos¡±.
La empresa que vende los chalecos de la discordia en Alemania se llama Beluga y est¨¢ especializada en la ¡°terapia con arena¡±. En su p¨¢gina web explican c¨®mo funcionan los chalecos, que cuestan entre 80 y 170 euros: ¡°Distribuyen el peso y la presi¨®n a lo largo de los m¨²sculos y estimulan los sentidos, lo que provoca un incremento del rendimiento cognitivo [¡] el ni?o est¨¢ relajado y puede trabajar totalmente concentrado¡±.
Su directora Silke Turley explica en una conversaci¨®n telef¨®nica que suministran chalecos a 200 centros de Alemania, la mayor¨ªa son centros para ni?os con necesidades especiales. Turley cree que parte del revuelo tiene que ver con que ahora, los ni?os con discapacidades est¨¢n integrados en todo tipo de colegios y eso hace que los maestros entren en contacto con los chalecos y otros materiales especializados. ¡°Est¨¢ indicado para personas con problemas que tienen problemas para percibir su cuerpo. El chaleco les ayuda a ser conscientes del espacio, es lo que llamamos la propiocepci¨®n¡±.
Turley cree que uno de los problemas es ahora pasamos mucho tiempo sentados y que muchos chicos de los que ahora tienen problemas no los tendr¨ªan si estuvieran corriendo por el campo en lugar de estar encerrados. Asegura que sus chalecos no se venden solo en Alemania, sino que exportan tambi¨¦n a Suiza, Austria, Suecia, Dinamarca. Noruega, Finlandia, Holanda y Reino Unido.
Gerhild De Wall, es la cara visible de la corriente de defensores de los chalecos. Es maestra de educaci¨®n especial de uno de los 14 colegios de Hamburgo que utilizan los chalecos y que aparec¨ªa en el reportaje del Hamburger Abendblatt que encendi¨® la mecha. En 2013, despu¨¦s de volver de Estados Unidos, donde escuch¨® hablar de ellos por primera vez, De Wall le propuso a la madre de un chico inquieto probarlo. A la madre le pareci¨® bien y el experimento, seg¨²n De Wall funcion¨®. Ahora, en la Schule Grumbrechtstrasse, donde trabaja, los chicos cogen los chalecos cuando quieren y se los ponen.
Su opini¨®n no la comparten multitud de profesionales de la pediatr¨ªa que en las ¨²ltimas semanas han puesto el grito el cielo. ¡°Como pediatra, no considero justificable poner un chaleco de arena en un ni?o con problemas y estigmatizarlo como el problem¨¢tico. Los pacientes con TDAH necesitan ser examinados, pero no por un profesor¡±, ha considerado Hermann Josef Kahl, portavoz de la asociaci¨®n de pediatras alemanes en un comunicado. En ¨¦l explica que entre el 3 y el 5% de los pacientes hiperactivos necesitan un tratamiento. ¡°Muchos de los otros ni?os que no pueden concentrarse, que est¨¢n inquietos y molestan en la clase, simplemente no han aprendido c¨®mo adaptarse a las exigencias del aula. En muchos colegios, hay demasiados ni?os por curso, o las aulas son demasiado peque?as y los educadores est¨¢n sobrecargados y no pueden ocuparse de las necesidades individuales de cada ni?o. [¡] poner un chaleco no soluciona estos problemas¡±.
El director del Departamento de psiquiatr¨ªa infantil y adolescente del hospital universitario de Eppendorf, Michael Schulte-Markwort, respondi¨® a la profesora en el peri¨®dico de Hamburgo que poner esos chalecos era una decisi¨®n ¡°¨¦ticamente irresponsable¡±, ya que sostiene que no existen estudios cient¨ªficos que permitan recomendar el uso de los chalecos. El especialista explica que s¨ªntomas como la falta de concentraci¨®n y la inquietud requieren diagn¨®sticos espec¨ªficos y diferenciados, y no soluciones f¨¢ciles. ¡°En lugar del chaleco, yo prefiero la mano calmante del maestro en el hombro del alumno¡±, dice Schulte-Markwort. Este m¨¦dico plantea adem¨¢s los problemas ortop¨¦dicos que puede causar el peso adicional en el cuerpo del ni?o. ¡°Por un lado nos planteamos rebajar el peso de las mochilas escolares y por otro, les cargamos con chalecos pesados. Perm¨ªtame dudar de los efectos beneficiosos¡±.
Se refiere Schulte-Markwort a que en Alemania, desde los seis a?os, los ni?os cargan unos mochilones descomunales al colegio. En ellos, llevan y traen cada d¨ªa una pila de libros que en casa ni tocan. Al ser un sistema que fomenta la autonom¨ªa, muchos ni?os, van adem¨¢s al colegio solos, andando o en bicicleta, con el mochil¨®n a cuestas cada d¨ªa.
Cordula Lasner-Tietze, directora de la Agencia de Protecci¨®n del ni?o alemana considera que ¡°los llamados chalecos de arena imponen una restricci¨®n f¨ªsica a la libertad del ni?o, que en principio no debe ser prescrita por un pedagogo. En las escuelas debe haber un di¨¢logo interprofesional para asegurar el correcto desarrollo del ni?o¡±, escribe en un correo electr¨®nico Lasner-Tietze, preguntada por este diario. Lasner-Tietze cree adem¨¢s, que el desembarco de los chalecos desplaza un debate necesario sobre la cualificaci¨®n de los trabajadores en escuelas con ni?os con problemas o el tama?o de las aulas.
La pol¨¦mica ha saltado incluso al terreno pol¨ªtico. La responsable de educaci¨®n escolar del Estado de Renania del norte-Westfalia, Yvone Gebauer, declar¨® que ¡°este es un m¨¦todo inusual con el que solo puedo ser muy cr¨ªtica¡±. Algo parecido estim¨® Birgit St?ver, de la gubernamental CDU en Hamburgo, quien consider¨® que las escuelas se dejan influenciar por m¨¦todos importados del otro lado del Atl¨¢ntico, seg¨²n declar¨® al Frankfurter Allgemeine Zeitung. En EE UU, se vende un tipo de chalecos similar, llamados ¡°de compresi¨®n¡±, para ni?os con autismo. El Senado de Hamburgo present¨® a finales del a?o pasado un informe sobre el estado de la cuesti¨®n a petici¨®n del partido liberal. En ¨¦l dice que ¡°la autoridad competente no ha encontrado pruebas cient¨ªficas del m¨¦todo. Sin embargo, los informes de las escuelas indican un impacto positivo en el uso de los chalecos.
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