Los hombres parisinos son los nuevos iconos de estilo
In¨¨s de la Fressange defiende en su ¨²ltimo libro 'Les parisiens' su ascensi¨®n como s¨ªmbolos de sofisticaci¨®n. ¡°No son ostentosos y no les da miedo seguir la ¨²ltima moda¡±, dice la modelo y dise?adora
Tras la parisienne, llega el turno de su equivalente masculino. Si la mujer francesa ha sido un icono del estilo y la elegancia durante d¨¦cadas, inspirando innumerables tendencias, perfumes, libros y productos derivados, la moda empieza a abrazar al hombre parisino como posible sucesor. La encargada de abrir la veda ha sido In¨¨s de la Fressange, experta en la teor¨ªa y la pr¨¢ctica de la elegancia a la francesa.
La exmodelo y dise?adora, al frente de la marca que lleva su nombre, logr¨® vender un mill¨®n de ejemplares de La parisina (Grijalbo), un manual publicado en 2010 que ser¨ªa traducido alrededor del mundo, donde elogiaba el estilo de estas mujeres reputadas por su sofisticaci¨®n sin esfuerzo, un arquetipo algo ilusorio que las consumidoras de moda del resto del planeta llevan m¨¢s de un siglo intentando imitar.
¡°Cuando iba a firmar libros siempre me preguntaban si alg¨²n d¨ªa escribir¨ªa algo sobre los hombres parisinos. Yo sonre¨ªa educadamente, porque no cre¨ªa que tuvieran ning¨²n inter¨¦s, comparados con los ingleses o los italianos, que suelen llamar m¨¢s la atenci¨®n¡±, confiesa De la Fressange (1957, Gassin). Pues ahora acaba de publicar en Francia un nuevo volumen, Les parisiens (Flammarion), que vendr¨ªa a ser el doble masculino de aquel ¨¦xito editorial. La autora analiza la imagen de un centenar de residentes en la capital francesa, adem¨¢s de proporcionar consejos para que sus lectores potenciales mejoren su aspecto y recomendar comerciantes parisienses donde abastecerse de la ropa necesaria para conseguirlo.
La autora termin¨® entendiendo que se equivocaba: los parisinos no hac¨ªan m¨¢s que reproducir los mismos preceptos que sus compa?eras. De la Fressange hace una lista: ¡°No son ostentosos, no quieren aparentar que son ricos. Les gusta la comodidad y la calidad de las materias. Quieren estar elegantes sin que parezca que han hecho un sobreesfuerzo. Tienen la misma libertad que las parisinas y no les da miedo no seguir la ¨²ltima moda. E, igual que ellas, no aspiran a imitar la p¨¢gina de una revista, sino reflejar su identidad y su inteligencia a trav¨¦s de su forma de vestir¡±.
De la Fressange no cree que lleguen al mismo nivel que las mujeres francesas, pero tampoco les falta mucho. ¡°Ellas siguen estando m¨¢s avanzadas, porque tienen muchos menos prejuicios. Los hombres franceses siguen haci¨¦ndonos creer que no se preocupan por su aspecto. Cuando te fijas bien, te das cuenta de que no es verdad¡±, asegura la autora, apuntando a una atenci¨®n mal disimulada a materias, cortes y colores.
De un tiempo a esta parte, las campa?as publicitarias empiezan a utilizar al hombre parisino como ejemplo a seguir. Una imagen vintage de Alain Delon, entonces en el culmen de su belleza ¡ªmucho antes de convertirse en votante del Frente Nacional¡ª, reina en las campa?as de los perfumes masculinos de Dior. Por su parte, Guerlain acaba de lanzar Le Frenchy, una fragancia de verbena y vetiver que se inspira, seg¨²n los argumentos del marketing, en un hombre ¡°seductor y relajado¡±, ¡°chic pero no afectado¡±. En definitiva, ¡°un h¨¦roe del siglo XXI sentado en la terraza de un caf¨¦¡±. Una imagen semificticia que no queda lejos de la que siempre ha concernido a la parisienne.
Las insignias que utilizan ese imaginario tambi¨¦n se multiplican. Existen marcas como Gar?on Fran?ais, Le Chocolat des Fran?ais, Le Bonbon Fran?ais o incluso Le Beret Fran?ais, reciente creaci¨®n de la estilista japonesa Kiriko Sato, que reinventa en versi¨®n urbana la boina tradicional que se sol¨ªa llevar en la Francia profunda. Sin embargo, la pionera fue Le Slip Fran?ais, una marca de ropa interior fabricada en Francia al 100% y cuyas campa?as est¨¢n protagonizadas por modelos que no son adonis inalcanzables, sino hombres que uno podr¨ªa cruzarse en cualquier calle.
¡°Entonces pod¨ªa parecer chovinista reivindicar al hombre franc¨¦s. En realidad, plante¨¢bamos un juego ir¨®nico respecto a nuestra imagen y a los c¨®digos visuales de los cincuenta y sesenta¡±, explica su creador, Guillaume Gibault. Nada m¨¢s parisino que tomarse a uno mismo con un poco de sentido del humor.
Este empresario de 32 a?os, que se invent¨® el concepto hace siete, ha logrado un ¨¦xito casi apote¨®sico. En 2017, registr¨® un volumen de negocio de 13 millones de euros. ¡°El mercado masculino ha explotado en los ¨²ltimos a?os. En gran parte, gracias al comercio electr¨®nico, del que dependen el 70% de nuestras ventas. Es normal que las marcas busquen nuevas im¨¢genes con las que el comprador pueda identificarse. En ese contexto aparece el chico parisino, que tambi¨¦n resulta omnipresente en los blogs y las redes sociales¡±, concluye Gibault.
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