Lo que hay que hacer para beber agua en Hait¨ª
Casi la mitad de los haitianos carece de una fuente potable a menos de 500 metros de su domicilio. Una inmersi¨®n en los problemas y soluciones para un bien b¨¢sico en el pa¨ªs menos desarrollado de Am¨¦rica
Agua gratis para todos es una de las promesas electorales recurrentes en Hait¨ª. Un compromiso tan seductor como inviable en un pa¨ªs donde el acceso es escaso y tremendamente caro: a las familias se les va un 14% de sus ingresos en este l¨ªquido esencial. Por eso, en las ciudades es frecuente ver tanto tiendas privadas como dispensadores p¨²blicos ¡ªlos llamados kioscos, m¨¢s asequibles¡ª donde, generalmente las mujeres, dan cuatro y cinco viajes al d¨ªa cargando 20 litros para proveer a la familia. Tampoco es raro ver mafias saqueando estas mismas instalaciones para lucrarse con un bien b¨¢sico que en Hait¨ª se acerca m¨¢s a la categor¨ªa de lujo.
En Martissan, un barrio desfavorecido de Puerto Pr¨ªncipe ¡ªvalga la redundancia¡ª una manguera amarilla y ancha deja escapar un enorme ca?o de agua cristalina que se pierde ladera abajo. A pocos metros, un cami¨®n cargado de garrafas de pl¨¢stico hasta arriba se aleja tranquilamente de la escena. Son ladrones de agua que marchan con el bot¨ªn para venderlo en el mercado negro, ya sea en los propios bidones o envasado en bolsas de pl¨¢stico. Tienen mucha salida porque casi la mitad de los 11 millones de haitianos carece de una fuente potable a menos de 500 metros, seg¨²n datos de Naciones Unidas.
Por eso, m¨¢s de cinco millones de personas beben en manantiales desprotegidos o en fuentes que sufren filtraciones de las letrinas de las casas. Porque otro problema es la falta de saneamiento: menos de un tercio de la poblaci¨®n cuenta con un inodoro mejorado. Un chollo para el Vibrio cholerae, el bacilo que causa unas tremendas diarreas agudas que se quedar¨ªan en eso con buena asistencia sanitaria, pero que en Hait¨ª, el pa¨ªs a la cola del desarrollo en Am¨¦rica, el c¨®lera se ha cobrado la vida de m¨¢s de 10.000 personas (con m¨¢s de 800.000 afectados) desde 2010.
Con este panorama h¨ªdrico, en Jacmel, una ciudad a 90 kil¨®metros de Puerto Pr¨ªncipe, un grupo de vecinos ha decidido retener en las oficinas de la agencia municipal de aguas a un funcionario para exigir la presencia del director del organismo. El sistema, que se ha construido con fondos de la Cooperaci¨®n Espa?ola y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ¡ªque hizo posible la log¨ªstica para este viaje¡ª es mod¨¦lico en el pa¨ªs. La gran mayor¨ªa de sus m¨¢s de 180.000 habitantes s¨ª cuentan con una fuente potable a menos de 500 metros, que es lo que se define como acceso al agua seg¨²n los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Pero este grupo de vecinos quiere m¨¢s: reclama que llegue directamente a sus hogares.
El c¨®lera se ha cobrado en el pa¨ªs la vida de m¨¢s de 10.000 personas (con m¨¢s de 800.000 afectados) desde 2010
¡°Es el signo de que el sistema funciona muy bien, que el agua es de calidad y asequible, por eso todo el mundo la quiere¡±, explica Frantz Pierre-Louis, director de la agencia municipal de agua, que se persona para conversar con los vecinos y explicarles que est¨¢n trabajando para que llegue a los hogares de este barrio a lo largo del a?o. ¡°Ya hemos comenzado a pagar para garantizarnos el acceso, no tenemos problema en abonar las cuotas¡±, asegura C¨¦sar Lesly, uno de los vecinos sublevados pac¨ªficamente.
Conseguir esto no ha sido sencillo. Las promesas electorales de agua gratis provocan que muchos ciudadanos consideren que no deben pagar por ella una vez que llega a sus casas. Aunque cuando se empezaron a instalar contadores hubo algunos actos de sabotaje, el trabajo comunitario de la agencia del agua ha conseguido que eso pase a la historia. ¡°El proyecto que ha logrado cambiar el comportamiento del jacmeliano con respecto al agua, saben que no deben malgastarla, que quien lo haga tiene que pagar. El reto ahora es cobrar cada mes para asegurar la sostenibilidad del sistema¡±, explica Pierre-Louis, que asegura orgulloso que el departamento Sureste, donde se asienta Jacmel es el que tiene una tasa de c¨®lera m¨¢s baja de todo Hait¨ª.
Lo han conseguido gracias a un sistema de depuraci¨®n sencillo, pero eficaz y barato, que se basa fundamentalmente en procedimientos mec¨¢nicos y qu¨ªmicos que reducen al m¨¢ximo el consumo de energ¨ªa, uno de los grandes problemas para el suministro en un pa¨ªs donde la electricidad es muy cara, escasa (solo cuenta con ella un tercio de la poblaci¨®n) y discontinua. Forestal Yvens, el joven t¨¦cnico responsable de asegurar la salubridad muestra orgulloso una hoja con los niveles de calidad del agua, que suele estar a la altura de las capitales europeas, alrededor de 0,5 NTU, una unidad que se usa para medir la turbidez del l¨ªquido. ¡°Aqu¨ª bebo agua directamente del grifo, cuando estaba en Puerto Pr¨ªncipe ten¨ªa que clorarla yo mismo para asegurarme de que no fuera perjudicial¡±, asegura.
Colin Espelancia, de 29 a?os, todav¨ªa no cuenta con un grifo en casa, as¨ª que tiene que ir al kiosco m¨¢s cercano, que queda a unos 10 minutos. Cada d¨ªa hace varios viajes para llenar unos 10 bokits, unas garrafas de 20 litros. En su casa es la responsable del suministro, que se usa para el aseo y para cocinar, pero no para beber. ¡°No nos gusta el sabor¡±, argumenta. Esto hace que sigan comprando para el consumo, lo que le cuesta 20 gurdas por gal¨®n (25 c¨¦ntimos de euro por 3,7 litros), m¨¢s del doble de lo que paga en el kiosco.
Conseguir agua transparente y segura en los hogares de Hait¨ª es todo un logro. Pero no es menos que la empresa que lo gestiona sea sostenible
Conseguir agua transparente y segura en los hogares de Hait¨ª es todo un logro. Pero no es menos que la empresa que lo gestiona sea sostenible. Sergio P¨¦rez, especialista del BID, explica que llegar a este punto, incluso estar pensando en la expansi¨®n, como el caso de Jacmel, es algo casi ¨²nico. ¡°Ver c¨®mo funciona aqu¨ª nos hace pensar que puede ser un modelo exportable¡±, asegura. ¡°Toda la infraestructura es una donaci¨®n, ellos han de cobrar a los clientes y esto no es f¨¢cil porque muchas veces no saben ni d¨®nde est¨¢n. Antes el sistema era a mano y se tardaba una semana en tener listas las facturas. Trabajamos en informatizarlo para que se resolviera en unas horas y pudiera llegar antes a los ciudadanos que, a¨²n as¨ª, van a pagar mucho menos que si tuvieran que comprarla a vendedores informales, como sucede en muchas partes del pa¨ªs¡±. Ahora, en lugar del 14% del ingreso se acercar¨¢ m¨¢s al 3%, que es lo que Naciones Unidas considera un gasto razonable.
Todos estos logros no se podr¨ªan hacer sin las donaciones extranjeras, que abastecen el 64% de los fondos de la direcci¨®n nacional de aguas. El gran donante es la Cooperaci¨®n Espa?ola que, con una inversi¨®n de m¨¢s de 180 millones de d¨®lares pretende llevar este bien esencial a dos millones de personas. Manuel Alba, coordinador t¨¦cnico de la Aecid en Hait¨ª, expresa las mismas preocupaciones que el especialista del BID: ¡°Estamos trabajando en la parte comercial para garantizar que hay medios t¨¦cnicos y econ¨®micos para que puedan mantenerse las infraestructuras, ese es el tal¨®n de Aquiles. Porque una vez que la construyes, se puede romper una v¨¢lvula o una tuber¨ªa, problemas muy peregrinos que acaban con todo un sistema por falta de recursos para su mantenimiento¡±
Ambas instituciones, BID y Aecid est¨¢ trabajando mano a mano para llevar soluciones a Puerto Pr¨ªncipe, una enorme urbe de m¨¢s de tres millones de habitantes donde la situaci¨®n no est¨¢ tan resuelta como en Jacmel. Como explica Alba, el fondo del agua de la Cooperaci¨®n Espa?ola, una enorme donaci¨®n del Gobierno a Latinoam¨¦rica de casi 800 millones de euros desde 2007, estaba pensado para zonas rurales. ¡°Porque en otros pa¨ªses estos problemas est¨¢n solucionados en las grandes ciudades. Pero tenemos que ir donde est¨¢ la gente. Y en la capital de Hait¨ª todav¨ªa queda mucha sin agua¡±.
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