Un a?o m¨¢s en la frontera serbia
Miles de personas contin¨²an esperando poder continuar su camino
Grecia ocupaba los titulares, movilizaba miles de voluntarios y se hac¨ªa con gran parte de la ayuda que europeos avergonzados por las decisiones de sus gobiernos enviaban o llevaban en persona. Y de repente, unos pocos fot¨®grafos mostraron al mundo c¨®mo cerca de mil refugiados, casi todos hombres y j¨®venes, se helaban de fr¨ªo en pleno centro de Belgrado, la capital serbia. 15 grados bajo cero, eso dec¨ªan los term¨®metros. Hace un a?o ahora de aquellos momentos en los que un viejo y abandonado almac¨¦n detr¨¢s de la estaci¨®n de trenes de la ciudad, cubierto de nieve, y vivienda improvisada de las personas atrapadas tras los controles policiales y las vallas en las fronteras de la Uni¨®n Europea, recorrieron medios de comunicaci¨®n y redes sociales.
Esas horribles im¨¢genes no fueron m¨¢s que el reflejo de una realidad atroz que estaba pasando en plena Europa: personas escapando de conflictos, abandonados al fr¨ªo, entre plagas de chinches y sin escapatoria por el refuerzo del control fronterizo. Eso llam¨® la atenci¨®n de las organizaciones que centraban sus esfuerzos en Grecia y de muchos europeos que decidieron movilizarse desde sus pa¨ªses. Comenz¨® a llegarles comida caliente, luego tambi¨¦n cenas, mantas, madera que se pudiera quemar sin t¨®xicos para calentar los espacios.
La antigua estaci¨®n de tren constaba de tres barracas con goteras, sin luz y llenas de humo del fuego, d¨®nde los refugiados hab¨ªan puesto las tiendas, sacos y mantas que los voluntarios les procuraban. Los menos afortunados ten¨ªan que dormir en casetas o vagones abandonados. Era un sitio muy sucio y lleno de basura, pero con las ganas de trabajar de los j¨®venes y la ayuda de las oeneg¨¦s, fue poco a poco mejorando hasta crearse un sitio decente, a pesar de la situaci¨®n. Se pusieron estufas, hab¨ªa desayuno, comida y cena; hab¨ªa duchas, repartos de ropa y zapatos; se pod¨ªa aprender ingl¨¦s, franc¨¦s y alem¨¢n, jugar a cartas o simplemente tener una conversaci¨®n. As¨ª, lo recuerdan los creadores de la No Name Kitchen, una de las primeras asociaciones en formarse, por voluntarios llegados desde Espa?a. En cuesti¨®n de semanas, la organizaci¨®n ciudadana hab¨ªa creado una red de ayuda en torno a las necesidades de una crisis humanitaria sin precedentes en la reciente historia de Europa.
Muchas cosas han pasado en este a?o, con un agotador verano de altas temperaturas por medio, porque si de algo entienden los Balcanes es de extremos. Aunque las necesidades de los refugiados siguen siendo las mismas¨C su autoestima est¨¢ m¨¢s mermada y tienen m¨¢s traumas a sus espaldas¨C las im¨¢genes de este a?o son menos fuertes. Casi todos los refugiados que contin¨²an atrapados en Serbia est¨¢n metidos en campos. En abril se demolieron esos almacenes y ahora se construye un complejo de lujo que albergar¨¢ el mayor centro comercial de Europa.
Sin embargo, unos 400 j¨®venes contin¨²an viviendo al fr¨ªo de este invierno. Les urge irse y ese es el sacrificio que pagan por ello. Viven en edificios abandonados o tiendas al aire libre y dependen de lo que las oeneg¨¦s independientes les puedan ofrecer de comida, ropa y duchas para poder as¨ª estar cerca de la frontera con Croacia para intentar probar cruzar. Tambi¨¦n los que est¨¢n en campos siguen probando suerte, aunque eso suponga el gasto extra del tren o del autob¨²s cada vez que tienen que trasladarse al comienzo de la aventura a la que llaman ¡®The Game¡¯.
En todo este a?o, han pasado cosas. Hungr¨ªa ha comenzado a retener en unos centros que funcionan como c¨¢rceles de m¨¢xima seguridad, a aquellos pocos refugiados a los que acepta tramitar su asilo. Serbia ha aumentado el espacio destinado a los refugiados ¨Cahora tiene 18 centros con una capacidad para 6000 personas¨C , pero los tr¨¢mites para aceptar refugiados como ciudadanos de pleno derecho no avanzan.
Europa ha concluido su plazo de acogida a personas llegadas de pa¨ªses en conflicto sin que ninguno de los pa¨ªses haya cumplido el acuerdo. Y aunque no se ofrecen v¨ªas claras para que los solicitantes de asilo se labren un futuro en Occidente, los gobiernos de los Balcanes todav¨ªa siguen trat¨¢ndolos como residentes provisionales. Es decir, que no tienen los mismos derechos que el resto de personas: no pueden trabajar, ni escoger a qu¨¦ colegio llevar a sus hijos (a veces ni tienen acceso a ellos), ni pueden alquilarse una casa o transportarse en el coche privado de un amigo ya que si alguien lo hace, pueden acusarle de tr¨¢fico de personas.
As¨ª est¨¢n las cosas. Un a?o m¨¢s tarde. Igual, pero con im¨¢genes menos impactantes.
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