As¨ª sobrevive un refugiado sirio en Turqu¨ªa con 200 euros mensuales
El 90% de refugiados sirios en el pa¨ªs se aloja en poblaciones. Visitamos Gaziantep, una de las que m¨¢s recibe. El sistema de atenci¨®n apoyado por la UE les proporciona dinero en met¨¢lico, un peque?o alivio
Nahla (49 a?os) no recuerda nada de la noche en la que por fin pudo abandonar Alepo (Siria), ciudad muy afectada por la guerra que asola el pa¨ªs desde hace ya siete a?os. Fue poco despu¨¦s de la muerte de su marido, Mohamed, quien pis¨® una mina cuando volv¨ªa a casa de su trabajo como obrero. Ella se march¨® por la seguridad de sus nueve hijos, que despu¨¦s de esta p¨¦rdida no pod¨ªan ni dormir. A finales de 2013 pagaron a un contrabandista, y recorrieron junto a ¨¦l la frontera norte durante varias horas. Al llegar a un punto, un coche les estaba esperando y les condujo a Gaziantep, una de las ciudades del sur de Turqu¨ªa que m¨¢s exiliados recibe desde que comenz¨® el conflicto, que ya ha expulsado del pa¨ªs a cinco millones de personas. El pa¨ªs acoge a 3,7 millones de personas refugiadas o solicitantes, de los que 3,4 son sirios, y 325.000 est¨¢n registrados en esta provincia a 100 kil¨®metros de la frontera. "Estaba tan traumatizada que no recuerdo nada de los primeros d¨ªas aqu¨ª", explica sentada en el sof¨¢ de su casa junto a sus hijos peque?os, Isra, de 11 a?os y Nuri, de nueve.
El 90% de los refugiados que vive en Turqu¨ªa habita en pisos alquilados. Lo prefieren porque les da m¨¢s libertad y seguridad que permanecer en un campo. "Primero llegaron los que ten¨ªan m¨¢s posibilidades econ¨®micas y se instalaron en zonas acomodadas, lo que hizo que se inflaran los precios. Despu¨¦s, cuando comenzaron a salir en masa del pa¨ªs, se quedaron con las casas m¨¢s humildes", explica Abdullah, propietario de un peque?o supermercado y que tiene un vecino sirio. La inmensa mayor¨ªa se concentra en las provincias de Hatay, Kilis, Gaziantep, Sanliurfa, Mardin y tambi¨¦n en Ankara y Estambul. En los 21 campos que hay en suelo turco viven unas 230.000 personas. "No tengo ninguna intenci¨®n de irme de aqu¨ª, este sitio me recuerda a Alepo y adem¨¢s estamos cerca de nuestro pa¨ªs", apunta Nahla. Su casa tiene tres habitaciones, aunque viven principalmente en la ¨²nica que se calienta gracias a una estufa de carb¨®n. Est¨¢ llena de humedades, pero a ella le basta con tal de garantizar seguridad a su familia. Algunos parientes de su difunto marido viven cerca.
El pol¨¦mico acuerdo por el que la Uni¨®n Europea se compromet¨ªa a aportar hasta 6.000 millones de euros a Turqu¨ªa para contener el flujo migratorio y que los refugiados no salieran de ese pa¨ªs ha garantizado ingentes recursos a los organismos y ONG que operan en la zona. La mitad ya se ha invertido. "Creo que es la primera vez en mi vida en la que no tememos quedarnos cortos de fondos, estamos aprovechando para ofrecer todo lo que podemos", reconoce B¨¹lent ?zt¨¹rk, coordinador de la Media Luna Roja turca en Gaziantep. "Europa nos da dinero para que paremos la salida de inmigrantes y eso es lo que hacemos. El acuerdo est¨¢ siendo un ¨¦xito. Estamos aqu¨ª para ayudar, pero no somos un pa¨ªs rico, as¨ª que necesitamos los fondos de la UE a largo plazo", apunta Levent Yuncu, que dirige una de las oficinas de servicios sociales del Gobierno turco. Estas se coordinan con las ONG y organismos internacionales sobre el terreno para atender a los refugiados.
El pol¨¦mico acuerdo por el que la Uni¨®n Europea se compromet¨ªa a aportar hasta 6.000 millones de euros a Turqu¨ªa ha garantizado ingentes recursos a los organismos y ONG que operan en la zona
Jane Lewis es la directora de la oficina en Ankara de ECHO (la agencia europea de ayuda humanitaria y protecci¨®n civil) y ha sido una de las art¨ªfices del protocolo de atenci¨®n a los refugiados denominado Red de Emergencia Social (ESSN por sus siglas en ingl¨¦s), que se aplica solo para aquellos que viven en pisos (los de los campos tienen otro sistema). Lewis explica que en algunas de sus experiencias de auxilio en otros pa¨ªses ha constatado c¨®mo un refugiado llega a recibir de los diferentes organismos y ONG hasta 15 tarjetas diferentes para recibir ayuda y que su objetivo en esta crisis fue mejorar la eficiencia centralizando toda la ayuda en una sola cartilla. "Las entidades trabajamos por sectores. Por ejemplo, en cada caso hay una organizaci¨®n que se encarga de la protecci¨®n a la infancia, otra que proporciona alimento, otros, ropa, otros, medicamentos... Eso hace que las familias pasen por decenas de evaluaciones y entrevistas".
Desde finales de 2016 los refugiados reciben una tarjeta de d¨¦bito por unidad familiar en la que cada mes se les ingresa una determinada cantidad en funci¨®n del n¨²mero de hijos, de si estos van al colegio y de si la familia cuenta con personas dependientes. No todos reciben esta ayuda, si no cumplen los criterios de vulnerabilidad, se les deniega. Pueden retirar el dinero de los cajeros o bien pagar con la tarjeta en los comercios. La creadora del sistema asegura que el hecho de que puedan gestionar sus propias finanzas "mejora su dignidad de vida". Nils Grede, director de la misi¨®n del Programa Mundial de Alimentos de la ONU en Turqu¨ªa tiene el mismo punto de vista: "Llevamos siete a?os as¨ª, y al finalizar cada uno nos damos cuenta de que la situaci¨®n no ha mejorado, as¨ª que hab¨ªa que buscar una f¨®rmula para dignificar su estancia aqu¨ª una vez que se suplieron las carencias b¨¢sicas".
La cantidad que se les ingresa de media son 720 liras turcas mensuales (unos 156 euros) que muchos de ellos complementan con empleos informales
La cantidad que se les ingresa de media son 720 liras turcas mensuales (unos 156 euros) que muchos complementan con empleos informales (es casi imposible para ellos obtener un contrato de trabajo). Hay que tener en cuenta factores como que si hay ni?os yendo a la escuela, Unicef ingresa un dinero extra en la tarjeta cada mes. El salario m¨ªnimo en Turqu¨ªa son 2.057 liras turcas (443 euros).? "Con este sistema garantizamos que el 85% del presupuesto que recibimos acabe directamente en las manos de los solicitantes", asegura Lewis. En algo m¨¢s de a?o y medio que lleva en marcha se han distribuido alrededor de un mill¨®n de estas tarjetas (144.000 en Gaziantep). El presupuesto de este programa fue en 2017 de 348 millones de euros, y hasta el primer trimestre de 2019 se destinar¨¢n m¨¢s de 600 millones. Los fondos provienen de Echo y el organismo encargado de implantarlo es el Programa Mundial de Alimentos.
Otra de las caracter¨ªsticas de este sistema, cuyos promotores ahora quieren exportar a otros pa¨ªses y otras crisis, es la implicaci¨®n del Gobierno. Esto garantiza que no hay que empezar de cero, sino que ya existen las infraestructuras educativas, de salud, trabajadores sociales y, en general, todos los elementos del sistema de ayuda que ya funcionaban en el pa¨ªs para atender a los m¨¢s vulnerables. Como ejemplo, el Ejecutivo turco reparte cada a?o entre los hogares m¨¢s desfavorecidos carb¨®n para las estufas en los meses invernales y desde 2017 incorporaron a las familias de refugiados a este reparto. Otra muestra es que los ni?os sirios pueden ir a las escuelas turcas desde hace m¨¢s de un a?o.
Una familia formada por un matrimonio o un solo progenitor con cuatro hijos ingresar¨¢ de media, por tanto, unos 200 euros mensuales: la ayuda proporcionada en la tarjeta m¨¢s los ingresos por trabajos no oficiales. ?C¨®mo los administran? "La mayor parte de ese dinero lo invertimos en el alquiler, desde que la tenemos hemos perdido el miedo a que el casero nos eche del piso en cualquier momento", comenta Ahmed, de 30 a?os. Vive en un piso de dos habitaciones y cocina junto a su mujer Rukye (25 a?os) y sus hijos Lujain (siete), Orjuan (seis), Omar (cuatro) y Hadija (ocho meses). La menor naci¨® en Turqu¨ªa y la madre cuenta que solo fue una vez al m¨¦dico para recibir atenci¨®n prenatal y que tuvo suerte porque tanto el embarazo como el parto fueron "muy buenos".
La mayor parte de ese dinero lo invertimos en el alquiler, desde que lo tenemos hemos perdido el miedo a que el casero nos eche de casa en cualquier momento
En general, todas las familias sirias consultadas coinciden en que este dinero ha servido para quitarles de encima el peso de pagar cada mes el alquiler. "Muchos turcos no quieren alquilar sus casas a los refugiados, antes de estar aqu¨ª vivimos en una tienda y un s¨®tano", detalla Ahmed. Ellos pagan 560 liras turcas (120,5 euros) cada mes entre el alquiler y las facturas. Con el poco dinero que resta, compran productos de primera necesidad como alimentos, leche en polvo para los beb¨¦s y pa?ales. El sistema social turco les proporciona gratis algunos medicamentos. Ahmed tiene trabajos espor¨¢dicos en la construcci¨®n.
Para obtener la tarjeta es necesario un proceso burocr¨¢tico que en ocasiones se puede complicar. El hecho de que muy pocos sirios hablen turco dificulta las gestiones. Los solicitantes deben acudir primero a uno de los centros gubernamentales para registrarse como inmigrantes y, en segundo lugar, acudir a una de las oficinas preparadas por la Media Luna Roja para empadronarse y solicitar la ayuda. Este sistema ha conseguido que muchos de los exiliados que antes no ten¨ªan ning¨²n aliciente para registrarse, lo hagan y as¨ª exista un mayor control y conocimiento de cu¨¢ntos son y d¨®nde est¨¢n. El tiempo entre el que se solicita la tarjeta y se concede es de, al menos, 45 d¨ªas. Huda lleg¨® a Gaziantep hace dos a?os y medio. Su hijo mayor est¨¢ en la escuela y ella ha ido a hacer la compra a un mercado en compa?¨ªa de sus otros hijos: Mar¨ªa, de tres a?os, y Mahmoud, de ocho meses. "En la direcci¨®n en la que nosotros estamos viv¨ªa antes otra familia que no comunic¨® que se iba a mudar, por eso cuando nos inscribimos tuvimos algunos problemas y por eso el proceso se alarg¨®", detalla.
"Dios no se lleva a la gente que quiero de mi lado", reza una pintada que ha hecho uno de los hijos de Nahla en su vivienda de Gaziantep. Encima de una mesa, un mont¨®n de suelas de calzado que ella elabora para proporcion¨¢rselas a una empresa local. Con este trabajo puede estar en casa cuidando a sus hijos y, a la vez, aportar unos peque?os ingresos a la econom¨ªa familiar. "Echo de menos mi hogar y a mi gente, pero hasta que no sea completamente seguro, no volveremos".
"?C¨®mo no les vamos a acoger, si esto nos podr¨ªa pasar a nosotros?"
El impacto en Turqu¨ªa de la masiva llegada de refugiados y el acuerdo con la Uni¨®n Europea para "contenerlos" en el pa¨ªs ha tenido un gran impacto en la poblaci¨®n. Uno de los objetivos del Gobierno ha sido evitar las fricciones entre los ciudadanos turcos y los inmigrantes y solicitantes de asilo. Algunos municipios han llegado a doblar su poblaci¨®n.
Con el sistema de ayuda puesto en marcha, los refugiados han pasado a recibir en muchas ocasiones los mismos servicios de asistencia que la poblaci¨®n local vulnerable. Jane Lewis, directora de la oficina en Ankara de ECHO (el organismo europeo de ayuda humanitaria y protecci¨®n civil) reconoce que uno de los principales puntos de fricci¨®n en las negociaciones con Turqu¨ªa fue el hecho de que en un primer momento la cantidad que se iba a asignar a los refugiados era mayor que la que reciben los ciudadanos locales por parte de sus servicios sociales. "Nos pidieron que rebaj¨¢ramos esa cantidad", explica.
Tanto los trabajadores humanitarios, como los propios refugiados y vecinos consultados aseguran que la convivencia entre los locales y los refugiados es buena pero que no llega a haber integraci¨®n, principalmente por la enorme barrera del idioma. Abdullah, propietario de un comercio en el que compran los sirios y que vive cerca de un matrimonio de esa nacionalidad, cuenta que ¨¦l si que tiene relaci¨®n con ellos porque el marido habla turco: "Nos visitamos en casa para tomar t¨¦ de vez en cuando".
Fatma, una anciana que pasea por una zona de Gaziantep en la que viven muchos solicitantes de asilo afirma: "?Pero, c¨®mo no les vamos a acoger, c¨®mo vamos a ponerles m¨¢s problemas, si esto nos podr¨ªa pasar a cualquiera de nosotros?". A unos metros, el propietario de una farmacia comenta que en general no hay problemas, pero cuenta que entre los vecinos s¨ª que se ha comentado el hecho de que algunos de los terroristas que luego han atentado en Europa entraran al continente a trav¨¦s de Turqu¨ªa y que algunos de sus clientes se quejan de que ellos tengan que pagar los medicamentos y los sirios no.
Nils Grede, director de la misi¨®n del Programa Mundial de Alimentos en Turqu¨ªa, asegura que la asistencia a tres millones de refugiados pod¨ªa generar problemas con la poblaci¨®n turca, pero que precisamente los fondos concedidos por la Uni¨®n Europea, "han servido para mitigar esas posibles tensiones".
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
M¨¢s informaci¨®n
Cada vez m¨¢s ni?as esposas en el campo de refugiados sirios de Zaatari
Archivado En
- PMA-WFP
- Guerra Siria
- Siria
- Primavera ¨¢rabe
- Guerra civil
- Turqu¨ªa
- Refugiados
- Pobreza
- Protestas sociales
- Revoluciones
- Balcanes
- V¨ªctimas guerra
- ONU
- Malestar social
- Oriente pr¨®ximo
- Europa sur
- Conflictos pol¨ªticos
- Asia
- Organizaciones internacionales
- Guerra
- Europa
- Relaciones exteriores
- Problemas sociales
- Sociedad
- Pol¨ªtica
- Planeta Futuro