El encierro de la ciudad
La ciudad fragmentada y las consecuencias de la privatizaci¨®n del espacio
Seg¨²n datos de las Naciones Unidas, mientras que en el a?o 1950 solo un 30% de la poblaci¨®n mundial viv¨ªa en ciudades, en el a?o 2013 el porcentaje alcanz¨® el 54%. Fue entonces cuando el mundo ya se consider¨® 'oficialmente' urbano. Pero, se pronostica que en 2030 se llegar¨¢ a m¨¢s de un 60%, es decir, habr¨¢ 8.500 millones de personas viviendo en ciudades.
Actualmente, Asia alberga el 53% de la poblaci¨®n urbana mundial, seguida de Europa (14%) y Am¨¦rica Latina y el Caribe (13%). Pero, seg¨²n la citada organizaci¨®n, en esta ¨²ltima regi¨®n el nivel de urbanizaci¨®n se ha incrementado en un 240% en las ¨²tlimas tres d¨¦cadas.
Hasta hoy, Am¨¦rica Latina y Caribe ya cuenta con tres megaciudades (Ciudad de M¨¦xico, Sao Paulo y Buenos Aires), con poblaciones superiores a los 10 millones de habitantes; y pa¨ªses como Argentina, Chile, Uruguay y Venezuela exhiben tasas de urbanizaci¨®n superiores al 86%.
Para hacernos una idea de la dimensi¨®n de una megaciudad, ya que en Espa?a no hay ninguna, podr¨ªamos tomar como referencia lo que equivaldr¨ªa a dos veces Madrid con sus alrededores; o la suma de Madrid, Barcelona y Zaragoza con sus correspondientes ¨¢reas urbanas.
El crecimiento demogr¨¢fico tanto de estas megaciudades como de las metr¨®polis de la regi¨®n de Latinoam¨¦rica y Caribe sigue en alza, lo que plantea y genera importantes problemas urbanos en el continente. La segregaci¨®n residencial es uno de ellos, considerada un fen¨®meno urbano que no solo afecta al entorno f¨ªsico construido sino tambi¨¦n las relaciones sociales dentro de la ciudad.
La ciudad ya no es entendida como una sola unidad sino m¨¢s bien, como un conjunto de unidades [o fragmentos] que conviven entre s¨ª separados por barreras, rejas, muros, c¨¢maras, sistemas de vigilancia y seguridad... Estos elementos divisores se convierten en herramientas indispensable para asegurar el funcionamiento de cada 'unidad' delimitando claramente una relaci¨®n adentro-afuera, inclusi¨®n-exclusi¨®n, residente-for¨¢neo...
"La segregaci¨®n es un proceso dial¨¦ctico, en que la segregaci¨®n de unos provoca al mismo tiempo y por el mismo proceso, la segregaci¨®n de otros. Sigue la misma dial¨¦ctica del esclavo y el se?or. (¡) La segregaci¨®n es un proceso necesario a la dominaci¨®n social, econ¨®mica y pol¨ªtica por medio del espacio". Fl¨¢vio Villa?a, en Espa?o intra-urbano no Brasil.
En estas l¨ªneas no vamos a contextualizar ni teorizar sobre la segregaci¨®n residencial en Latinoam¨¦rica sino m¨¢s bien, explicar c¨®mo poco a poco se van perdiendo los espacios p¨²blicos de las ciudades.
?sta es una de las rutas peatonales m¨¢s utilizadas en la zona de los Arcos en #Quer¨¦taro. Gracias a @MarcosAguilar y diputados Queretanos, los vecinos hicieron esto. ?Y el derecho a la movilidad; y el discurso de que la calle es espacio p¨²blico? pic.twitter.com/sOuFUxscBD
— Ximena Ocampo (@xoaa) February 6, 2018
Es interesante destacar que la mayor¨ªa de estos procesos de segregaci¨®n conllevan a la privatizaci¨®n de ciertos espacios de la ciudad que alguna vez fueron p¨²blicos como las aceras, plazas, espacios verdes, calzadas, parques, etc. Generalmente, estos espacios pasan a ser mantenidos por empresas privadas, contratadas por los mismos residentes, que se encargan de la seguridad en el per¨ªmetro, la vigilancia de la calle, la recolecci¨®n de basura...
As¨ª, la privatizaci¨®n del espacio p¨²blico genera la p¨¦rdida de significaci¨®n social de los espacios que antes eran p¨²blicos, y a la vez, conlleva un desprecio hacia lo com¨²n y compartido en una ciudad abierta para quienes deciden excluirse. El encierro no hace m¨¢s que endurecer el aislamiento de espacios urbanos y difunde, de alguna manera, una atm¨®sfera de exclusividad.
Pero este problema no solo radica en las causas estructurales como pueden ser la violencia, la desigualdad social, la dejadez, la escasa acci¨®n estatal para disminuir los actos delictivos¡ sino tambi¨¦n se atribuyen a causas relativas a los actores sociales, quienes toman la decisi¨®n de excluirse, y a los mismos entes gubernamentales que autorizan y apoyan esta acci¨®n.
Las autoridades competentes de estas ciudades deber¨ªan reconocer que muchas pol¨ªticas p¨²blicas se est¨¢n convirtiendo en mecanismos de segregaci¨®n tanto residencial como socio-espacial, cerrando pasajes, caminos peatonales, parques, espacios de juego y zonas verdes... A fin de cuentas, ?de qui¨¦n es la ciudad? ?D¨®nde est¨¢ el derecho a ella? ?A qui¨¦n pertenecen los espacios p¨²blicos?
Es un buen momento para cuestionar la situaci¨®n de las ciudades frente a estos nuevos rumbos y reflexionar sobre la importancia de implementar pol¨ªticas integradoras que aseguren la desfragmentaci¨®n de estas urbes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.