El alto precio que los guaran¨ªes pagan por volver a sus tierras
Los monocultivos, principalmente de soja y ma¨ªz, constituyen un desaf¨ªo para la supervivencia de los ind¨ªgenas guaran¨ª kaiow¨¢ de Brasil
Sentado en un peque?o banco de madera, Sim¨®n mira a un costado evitando la c¨¢mara por un instante. Entre dientes sostiene un llanto que obliga a pausar la entrevista en la que, minutos antes, hablaba de su familia; de c¨®mo hab¨ªan sido despojados de sus tierras ancestrales y c¨®mo el deseo de retornar a ellas se transmiti¨® de generaci¨®n en generaci¨®n. ¡°Mi abuela nos contaba de cuando caminaba por estas tierras con 12 a?os. Despu¨¦s que se public¨® el estudio (antropol¨®gico) de nuestro territorio, con la comunidad decidimos retomar lo que nos pertenece¡±, comenta. Cansado de ¡°esperar por la buena voluntad de la justicia¡± decidi¨® intentarlo junto a sus pares y, finalmente, lo consigui¨®.
Bajo el templo ind¨ªgena de Tey¡¯i Jusu solo se escucha el crujir del techo de hojas de palma que, secas por el devastador sol, se resquebrajan con cada ventarr¨®n. La falta de vegetaci¨®n en kil¨®metros a la redonda abre camino al viento, que acelera por los descampados que hasta hace poco m¨¢s de un a?o solo sab¨ªan de cosechadoras y agrot¨®xicos. Aquellos extensos bosques que cubr¨ªan el suroeste de Brasil son ahora peque?os oasis en interminables monocultivos que se pierden en el horizonte, principalmente de soja y ma¨ªz, lo que constituye un desaf¨ªo para la supervivencia de los guaran¨ª kaiow¨¢.
Pero en el conflicto por tierras, los ind¨ªgenas pagan dos veces: a la salida y a la entrada. Para Sim¨®n y sus compa?eros, la odisea de volver a pisar sus suelos les cost¨® varios heridos de bala y la vida de Clodiodi Aquileu, que se suma al promedio estatal de casi tres ind¨ªgenas asesinados por mes durante los ¨²ltimos tres a?os.
Como recuerdo imborrable de aquel ataque perpetrado por estancieros y pistoleros tras ocupar parte de su territorio ancestral, Sim¨®n lleva una bala en el pecho a menos de dos cent¨ªmetros del coraz¨®n que lo acompa?ar¨¢ durante toda su vida. Esta historia, o alguna parecida, se repite a lo largo y ancho de Mato Grosso do Sul, el estado de Brasil en el que m¨¢s violencia se registra contra los pueblos ind¨ªgenas.
Estado violento
Luego de la guerra de la triple alianza, que culmin¨® en 1870, Paraguay perdi¨® m¨¢s de un mill¨®n de habitantes y grandes superficies fueron absorbidas por Argentina y el Imperio del Brasil. El plan de este ¨²ltimo era hacer productivas las nuevas tierras. Para esto era necesario blanquearlas y poblarlas con colonos brasile?os, pero sus primeros ocupantes ¡ªlos guaran¨ª kaiow¨¢¡ª no fueron tomados en cuenta ni consultados al respecto. Por el contrario, fueron realojados en ocho reservas de escaso tama?o y sus tekoha (lugar donde se lleva a cabo el modo de ser guaran¨ª, en su lengua nativa) fueron cedidas en calidad de arrendamiento a la compa?¨ªa Matte Laranjeira. All¨ª, esta empresa explotar¨ªa la yerba mate, instaurando un modelo latifundista que explotaba la mano de obra ind¨ªgena.
Cuando nosotros retomamos [ocupamos] tierras, no estamos solamente recuperando lo que nos fue robado, sino tambi¨¦n recuperando nuestra cultura, nuestra religi¨®n, nuestra forma de vida
Con una superficie de 357.125 kil¨®metros cuadrados ¡ªm¨¢s de dos tercios de la superficie espa?ola?¡ª Mato Grosso do Sul es uno de los estados con mayor ¨ªndice de concentraci¨®n de tierras en todo el pa¨ªs. El informe Terrenos de la desigualdad: tierra, agricultura y desigualdad en el Brasil rural, publicado por Oxfam Brasil en 2016, expone una realidad alarmante y casi constante en Am¨¦rica Latina. Para ilustrar la situaci¨®n de la tierra y su distribuci¨®n, el informe se vale del ¨ªndice de Gini, una medida que sirve para calcular la desigualdad. Si tiende a 1, significa que es mayor el acaparamiento y por lo tanto, tambi¨¦n la disparidad. En el caso de Brasil es de 0,872 mientras que en este estado alcanza a 0,856. Dicho de otro modo, menos del 1% de los establecimientos rurales controla casi la mitad de la tierra disponible para fines agropecuarios en todo el pa¨ªs.
Los ind¨ªgenas guaran¨ªes tienen presencia en cinco pa¨ªses: Argentina, Paraguay, Bolivia, Brasil y Uruguay. Seg¨²n el Consejo Indigenista Misionero, basado en los datos de la Fundaci¨®n Nacional de Salud, en Brasil viven aproximadamente unos 60.000. La mayor concentraci¨®n ¡ªun 80%¡ª se encuentra en este estado, ocupando menos de un 0,5% del territorio. La poblaci¨®n restante se distribuye entre Rio Grande do Sul, Santa Catarina, Paran¨¢, San Pablo, R¨ªo de Janeiro y en una reserva en el estado de Par¨¢.
Con el cambio de paradigma en la producci¨®n agr¨ªcola, la br¨²jula apunta firme en direcci¨®n al agro-negocio. En la zafra 2016-2017, Mato Grosso do Sul bati¨® el r¨¦cord nacional de producci¨®n de soja con un inimaginable volumen de 8,5 millones de toneladas. El estado ¨Cque si fuese un pa¨ªs ser¨ªa el s¨¦ptimo productor mundial de este grano¨C es considerado un referente en el pa¨ªs por su capacidad de producci¨®n y su extraordinario crecimiento. As¨ª lo destaca el Gobierno estatal en una reciente publicaci¨®n en su sitio web, donde anuncia que alcanzar¨ªan este a?o el tercer puesto en el ranquin de los estados con mayor crecimiento del PIB de todo Brasil. Por encima de la media, se estima que alcanzar¨ªa un incremento del 2,4% a fin de a?o, donde el sector agropecuario se destaca con un crecimiento del 8,3% anual. ¡°Este equilibrio est¨¢ muy en l¨ªnea con lo que queremos para Mato Grosso do Sul, que es el desarrollo sustentable y esta proyecci¨®n se?ala que el Gobierno est¨¢ consiguiendo hacer lo que se propone, que es el crecimiento de todas las actividades dentro del estado¡±, destaca en la publicaci¨®n Jaime Verruck, Secretario de Medio Ambiente, Desarrollo Econ¨®mico Producci¨®n y Agricultura Familiar (Semagro).
Pero la opresi¨®n que viven los pueblos originarios no forma parte de las ecuaciones cuando se habla de PIB. Mato Grosso do Sul tambi¨¦n lidera otros listados. Seg¨²n el ¨²ltimo informe anual de violencia contra los pueblos ind¨ªgenas, publicado por el Consejo Indigenista Misionero (CIMI), esta regi¨®n fue la segunda con m¨¢s asesinatos registrados en 2016, con 15 casos. En los ¨²ltimos 13 a?os, de los 1.009 homicidios perpetuados en el pa¨ªs, casi la mitad ocurrieron all¨ª. Adem¨¢s, tambi¨¦n encabeza el ranquin de suicidios, con 30 muertes por lesiones auto-provocadas en 2016 y 782 casos desde el a?o 2000, de los cuales la quinta parte corresponde a ni?os de entre cinco y 14 a?os de edad.
Tierras Ind¨ªgenas
Otro de los dif¨ªciles cap¨ªtulos en la lucha que libran los Kaiow¨¢ por recuperar sus tekoha radica en la demarcaci¨®n de sus tierras. El proceso consta de varias etapas y puede extenderse de media por un lapso de 10 a?os. Durante este periodo el conflicto se intensifica y los ind¨ªgenas son constantemente perseguidos y atacados por los estancieros y pistoleros.
Adem¨¢s, Sim¨®n relata que quienes ocupan tierras cuya demarcaci¨®n a¨²n no fue homologada tienen dificultades para acceder a los servicios b¨¢sicos como la salud y la educaci¨®n ya que, si bien la legislaci¨®n les garantiza el acceso de forma diferenciada, muchos funcionarios de los ¨®rganos responsables se niegan a atenderlos en las zonas no regularizadas.
La ocupaci¨®n de Tey¡¯i Jusu, donde viven Sim¨®n y su familia, forma parte de un conjunto de retomadas (nombre que dan los guaran¨ªes a la ocupaci¨®n de sus tierras ancestrales) que se localizan en la Tierra Ind¨ªgena Dourados Amambai Pegu¨¢ I. El ¨¢rea fue reconocida por la Fundaci¨®n Nacional del Indio (FUNAI), en un estudio publicado en mayo del 2016, pero hasta la fecha la demarcaci¨®n no ha sido homologada por el Gobierno.
A pesar de las condiciones hostiles en las que viven, los guaran¨ª kaiow¨¢ no se dan por vencidos. El coraje es la respuesta a la milicia armada, contratada por los estancieros, que dispara contra adultos, ni?as y ni?os
Adem¨¢s de la violencia que enfrentan en sus territorios, tambi¨¦n deben resistir los constantes embates que descienden desde el Parlamento. Seg¨²n el ¨²ltimo levantamiento realizado por el CIMI, hay 33 propuestas antiind¨ªgenas en v¨ªas de aprobaci¨®n, de las cuales 17 intentan alterar los procesos demarcatorios otorgando el poder al Congreso Nacional, dejando as¨ª a la FUNAI en una posici¨®n vegetativa.
La constituci¨®n brasile?a del 5 de octubre de 1988 garantiza a los pueblos ind¨ªgenas una estructura pol¨ªtica y jur¨ªdica propias, permiti¨¦ndoles hablar en su lengua materna y manteniendo un estrecho v¨ªnculo con su cultura y sus costumbres. Tambi¨¦n les garantiza el derecho a las tierras que tradicionalmente ocupan, defini¨¦ndolas no solo como el espacio f¨ªsicamente ocupado, sino como todo el necesario para sobrevivir y para mantener la permanencia de su cultura.
Sin embargo, ni la constituci¨®n ni sus m¨¢s de 2.000 a?os habitando lo que hoy es Latinoam¨¦rica parecen ser suficientes para garantizar a los guaran¨ªes estos derechos. Una reciente jugada por parte de la bancada ruralista pone en riesgo la devoluci¨®n de sus tierras al plantear la tesis del Marco Temporal, una interpretaci¨®n que limita estos derechos a partir de la fecha de promulgaci¨®n de la Constituci¨®n, negando todo lo acontecido anteriormente. Seg¨²n esta interpretaci¨®n, cerca del 80% de las demarcaciones iniciadas podr¨ªa quedar sin efecto. ¡°Nuestra historia no comienza en 1988¡±, repiten los Kaiow¨¢ en cada manifestaci¨®n.
¡°Cuando nosotros retomamos [ocupamos] tierras, no estamos solamente recuperando lo que nos fue robado, sino tambi¨¦n recuperando nuestra cultura, nuestra religi¨®n, nuestra forma de vida. Cuando me preguntan c¨®mo imagino el futuro de nuestra comunidad, respondo que nuestro futuro qued¨® atr¨¢s. Nosotros anhelamos nuestro pasado, cuando viv¨ªamos en nuestras tierras ancestrales¡±, sentencia Elson Canteiro Gomes, l¨ªder ind¨ªgena de la retomada de Kunimy Ver¨¢ Poty, donde fue asesinado Clodiodi.
A pesar de las condiciones hostiles en las que viven, los guaran¨ª kaiow¨¢ no se dan por vencidos. El coraje es la respuesta a la milicia armada, contratada por los estancieros, que dispara contra adultos, ni?as y ni?os. La oraci¨®n los mantiene fuertes y unidos contra un enemigo de poder inmensurable, pero conf¨ªan en las palabras con que Mar?al de Souza Tupai, l¨ªder ind¨ªgena asesinado a los 32 a?os, se refiri¨® a los estancieros: ¡°Ellos creen que la soluci¨®n es enterrarnos, pero no se dieron cuenta de que somos semillas¡±.
El proceso de demarcaci¨®n de tierras ind¨ªgenas
1) Se realizan estudios antropol¨®gicos, hist¨®ricos, cartogr¨¢ficos y ambientales que fundamenten la delimitaci¨®n de la tierra ind¨ªgena por parte de la FUNAI.
2) Se publica la conclusi¨®n de los estudios en el Diario Oficial de la Uni¨®n, mientras son analizados por el Ministerio de Justicia para expedir la resoluci¨®n de Declaraci¨®n de Posesi¨®n Tradicional Ind¨ªgena.
3) El Ministerio de Justicia declara las tierras de uso exclusivamente ind¨ªgena y estas quedan listas para ser demarcadas.
4) El instituto de Colonizaci¨®n y Reforma Agraria (INCRA) hace un relevamiento de las mejoras realizadas por los expropietarios de la tierra que ahora pertenece a los ind¨ªgenas. Los anteriores due?os de la posesi¨®n la pierden, pero reciben una indemnizaci¨®n por las mejoras realizadas sobre ella.
5) Homologaci¨®n de la demarcaci¨®n de la tierra por parte del Presidente de la Rep¨²blica.
6) Son retirados los ocupantes no ind¨ªgenas del ¨¢rea junto al pago de la indemnizaci¨®n.
7) Registro de las tierras ind¨ªgenas en la Secretar¨ªa de Patrim¨®nio de la Uni¨®n, a cargo de la FUNAI.
8) Por ¨²ltimo, la FUNAI se encarga de garantizar protecci¨®n a los ind¨ªgenas que ahora habitan sus tierras.
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