¡°No estamos hechos para vivir en una sociedad masificada¡±
El investigador suizo presenta en su libro 'Individualidad humana' una propuesta para reconocer nuestro potencial y nuestras limitaciones y adaptarnos al entorno
Imaginen un mundo paralelo creado por un dios s¨¢dico, en el que Lionel Messi se viese obligado a intentar triunfar como presentador de telediarios, Isabel Coixet como levantadora de pesas y Mariano Rajoy como bailar¨ªn del Teatro Real. Probablemente, esos tres personajes de ¨¦xito en nuestro universo ser¨ªan tres desgraciados incapaces de cumplir con sus expectativas y las de los dem¨¢s en ese mundo imaginario.
El pediatra suizo Remo H. Largo (Winterthur, 1943) recuerda que el ¨¦xito y la satisfacci¨®n con la vida de cada uno no se puede medir con baremos universales. Dependen en realidad de una buena adaptaci¨®n entre nuestras capacidades y nuestro entorno. Y no solo se trata de elegir una forma de vida acorde a nuestras tendencias o habilidades. Tambi¨¦n hay que saber controlar la ambici¨®n para no caer en el aburrimiento por falta de alicientes o verse aplastado por el estr¨¦s por fijarse objetivos superiores a los talentos.
La afirmaci¨®n puede parecer m¨¢s o menos obvia, pero llevarla a la pr¨¢ctica no lo es. Largo, aplicando conocimientos de m¨¢s de tres d¨¦cadas estudiando el desarrollo de ni?os como director del departamento de Crecimiento y Desarrollo del Hospital Infantil de la Universidad de Zurich, acaba de publicar un libro en el que trata de ofrecer una gu¨ªa para reconocer las particularidades de cada ser humano y buscar entornos para que se desarrollen. En Individualidad humana (Debate) expone parte de lo que ha aprendido sobre la educaci¨®n de los ni?os a los que, considera, hay que facilitar el acceso a los medios y los incentivos para que desarrollen sus propias capacidades seg¨²n sus inclinaciones.
Largo asegura que todos tenemos un potencial innato que hay que desarrollar hasta el m¨¢ximo, pero ir m¨¢s all¨¢ es un camino hacia la frustraci¨®n. Esta falta de adecuaci¨®n entre nuestra naturaleza, fruto de milenios de evoluci¨®n, y el entorno en el que vivimos, es otro de los desajustes que nos pueden hacer infelices y a ellos dedica buena parte de su libro que, como todo lo relacionado con la educaci¨®n, resultar¨¢ controvertido.
Tengo la sospecha que los adultos hoy en d¨ªa no son tan competentes desde el punto de vista social
Preguntaba. ?Cu¨¢l era el objetivo de un libro tan ambicioso como este?
Respuesta. Pretend¨ªamos, por un lado, comprender cu¨¢les ser¨ªan las leyes del desarrollo de los ni?os y por otro, cuan diverso puede ser ese desarrollo y por qu¨¦. Es decir, qu¨¦ aporta la herencia gen¨¦tica, qu¨¦ aporta el entorno. Con el tiempo me di cuenta de que los ni?os tienen en cada edad determinadas necesidades y, como consecuencia, necesitan tambi¨¦n un determinado entorno. Por ejemplo, no es suficiente que el ni?o disponga de dos padres. Existe un dicho africano que dice que para criar a un ni?o es necesaria toda la aldea. Sobreestimamos la familia e infravaloramos la convivencia en sociedad en la educaci¨®n.
La comunidad est¨¢ definida por un grupo de 100 o 150 personas, un n¨²cleo peque?o comunitario en el que todo el mundo se conoce muy bien. Esto significa que en este tipo de comunidad cada uno aporta sus fortalezas para hacer que esa comunidad funcione y es aceptado como es, con sus debilidades. En los ¨²ltimos 200.000 a?os, el ser humano siempre ha vivido en ese tipo de n¨²cleos comunitarios, y sigue siendo el caso en muchas zonas del mundo. Pero con la revoluci¨®n industrial, en los ¨²ltimos 150 a?os hemos creado una sociedad de masas an¨®nima y esa vida en comunidad se ha perdido.
P. Pero para muchas personas, vivir en un pueblo de 200 habitantes puede resultar muy hostil. En muchas de esas comunidades a la gente no se la acepta como es, en su orientaci¨®n sexual, por ejemplo, y en muchos casos es m¨¢s dif¨ªcil desarrollar talentos personales particulares.
R. Estoy totalmente de acuerdo. Un pueblo tal como exist¨ªa anta?o no era un para¨ªso, en absoluto. Hab¨ªa muchos conflictos sociales y tambi¨¦n se encasillaba a las personas, que carec¨ªan de libertad, por ejemplo si pensamos en la homosexualidad o las personas trans. Pero una comunidad del futuro no tiene por qu¨¦ tener necesariamente ese aspecto. Muchas de las tareas van a ser asumidas por el estado y ese era un punto de conflicto en los pueblos. Por ejemplo, el sistema sanitario o el sistema educativo los desarrollar¨¢ el estado. Pero lo que quiero incidir es en que dentro de ese n¨²cleo comunitario peque?o uno no pod¨ªa ser expulsado. Uno pod¨ªa sentirse infeliz, pero se sent¨ªa involucrado, mientras que en la sociedad masificada, uno vive socialmente aislado. Un caso extremo es el de los ni?os y otro son los ancianos.
P. ?Cu¨¢l ser¨ªan los efectos en los ni?os de la falta de ese apoyo en su educaci¨®n del resto de la comunidad m¨¢s all¨¢ de los padres?
Las mujeres y los hombres siempre han sido diferentes, han tenido tareas diferentes. No se les puede hacer iguales
R. En pa¨ªses como Espa?a disponemos de un buen sistema educativo. Todos los ni?os aprenden a leer, escribir, matem¨¢ticas... Pero si pensamos en la forma en que los ni?os alcanzan sus competencias sociales, el proceso no funciona dici¨¦ndoles c¨®mo tienen que comportarse sino que se produce a trav¨¦s de los modelos que se les transmiten. Los ni?os no solo necesitan a los padres sino que necesitan otros referentes para aprender a gestionar sus relaciones y tienen que aprender que las personas son diversas. No puede existir un buen desarrollo, especialmente en los primeros a?os, si el ni?o no tiene la posibilidad de relacionarse con otros ni?os o con otras personas, porque mucho de lo que aprenden los ni?os lo aprenden a trav¨¦s de otros ni?os que en cierta medida son como m¨ªnimo tan importantes como los propios padres.
Yo tengo la sospecha que los adultos hoy en d¨ªa no son tan competentes desde el punto de vista social. No lo puedo demostrar, pero si vemos c¨®mo resuelven los conflictos, llegamos a esa conclusi¨®n.
P. En el libro plantea que todos tenemos un potencial limitado y es importante ser conscientes para no tener aspiraciones excesivas. ?C¨®mo hacemos para conocer nuestro potencial y no quedarnos cortos y aburrirnos o exigirnos demasiado y vivir agobiados por el estr¨¦s?
R. Cuando se aprende un idioma se llega a una meseta en una curva de aprendizaje. En alg¨²n momento nos damos cuenta de que no podemos seguir avanzando por mucho que nos esforcemos. Ese es el indicio.
Hace seis a?os un americano que entonces ten¨ªa 20 a?os decidi¨® entrenar todos los d¨ªas jugando al golf para ser profesional en seis a?os. Despu¨¦s de seis a?os, ¨¦l se ha vuelto un muy buen golfista, pero no profesional. Lleg¨® a un punto en el que no pod¨ªa seguir avanzando.
En el caso de los ni?os, el mecanismo es mucho m¨¢s sencillo. En cuanto se les sobrecarga o adoptan una actitud de negaci¨®n o se deprimen o enferman. Los ni?os quieren aprender, todos, sin excepci¨®n. Incluso los ni?os discapacitados, a su propio ritmo. Los ni?os quieren aprender a su ritmo y nuestra tarea consiste en facilitarles las experiencias que necesitan.
Anta?o hab¨ªa que enfrentar los retos de la naturaleza, pero no se hac¨ªa de forma aislada sino en comunidad
Si nos fijamos en los j¨®venes con 15 a?os, d¨®nde se encuentran respecto a la escritura o la lectura, la sexta parte de los j¨®venes de 15 a?os est¨¢ al nivel de un ni?o de 6 o 7 a?os y todos han cursado los mismos estudios. A pesar de estos hay una diferencia importante. Las dotes o los talentos pueden ser muy variados. Mi preocupaci¨®n estriba en qu¨¦ va a hacer esa sexta parte en el mundo laboral.
P. Habla de que la sociedad actual empuja a los ni?os a aprender determinadas cosas por necesidades de la econom¨ªa, pero no creo que el entorno de la prehistoria fuese mucho m¨¢s respetuosa con las inclinaciones de cada individuo. Mucha gente tendr¨ªa que aprender cosas para las que no estaba especialmente dotada con tal de sobrevivir.
R. El ser humano ha pasado su vida en contacto con la naturaleza durante los ¨²ltimos 200.000 a?os y hoy tenemos principalmente entornos urbanos. La forma en que viv¨ªamos anta?o ha marcado nuestro comportamiento. No tenemos una capacidad de adaptaci¨®n ilimitada. No estamos hechos para vivir en una sociedad masificada. Cada vez hay m¨¢s personas que tienen fobias sociales, que no quieren salir a la calle. Jap¨®n es un extremo. Muchas personas viven en sus pisos, en sus viviendas, a oscuras y alejadas porque no soportan la sociedad. Eso de tener que enfrentarse constantemente a personas desconocidas es insoportable para mucha gente.
Otro aspecto importante es que anta?o se ten¨ªan que enfrentar a los retos de la naturaleza, pero no lo hac¨ªan de forma aislada sino en comunidad. Puede que la comunidad sucumbiera, pero siempre juntos. Hoy, en esta sociedad, somos luchadores individuales. Si no me preocupo yo por conseguir un puesto de trabajo nadie me va a ayudar a hacerlo. Es posible que lleguen los servicios sociales y me pregunten por qu¨¦ no estoy trabajando, pero no es igual.
P. En su libro habla de las diferencias innatas de potencial entre individuos. ?Hay diferencias entre hombres y mujeres que se deben considerar?
R. Las mujeres y los hombres son muy diferentes. Siempre han sido diferentes, han tenido tareas diferentes. No se les puede hacer iguales. Por ejemplo, un comportamiento de cuidado del otro, c¨®mo tratamos a los ni?os, a las personas mayores, a los discapacitados. Hay grandes diferencias.
P. S¨ª, pero habr¨¢ gente que diga que esto es una construcci¨®n cultural.
R. Decir eso es una buena estrategia b¨¦lica. Pero no es verdad. Se puede medir en el cuidado por los otros, por ejemplo. Las mujeres siempre se han ocupado de los ni?os peque?os. En su capacidad para hacer una lectura de los ni?os y sus necesidades hay una enorme diferencia con los hombres. Es una aptitud social. Por ejemplo, la m¨ªmica, el contacto visual, la voz, la modulaci¨®n de la voz. Y las mujeres lo han necesitado para poder cuidar de los ni?os.
Tambi¨¦n ocurre que en el caso de las mujeres hay diferencias. Hay mujeres que no sienten la necesidad de cuidar a nadie. Yo he conocido a tres madres a lo largo de un estudio longitudinal que realizamos, que abandonaron a sus hijos de la noche a la ma?ana y no volvieron nunca m¨¢s. Hay diferencias, tambi¨¦n entre mujeres, y si observamos qu¨¦ ocurre con los hombres, tambi¨¦n vemos que los hay que tienen esa competencia social.
P. Pero por la divisi¨®n hist¨®rica de las tareas, hasta hace poco tambi¨¦n nos habr¨ªa parecido que las mujeres no estaban dotadas para la ciencia. ?No puede ser algo que en 100 a?os veamos que depend¨ªa de un reparto social de las tareas circunstancial?
R. Eso es as¨ª, claro. En la ciencia o el arte ocurre eso. Pero si reflexionamos sobre lo que ha ocurrido en los ¨²ltimos 200.000 a?os, est¨¢ claro que las mujeres cuidaban de los ni?os y por eso han adquirido esas competencias. Los hombres, no todos, pero eran cazadores. Y como consecuencia de eso, hoy observamos que los hombres tienen una capacidad espacial mucho m¨¢s desarrollada que la mujer. Probablemente haya m¨¢s mujeres que necesiten el navegador, pero si pensamos en el pensamiento l¨®gico, por ejemplo, la capacidad num¨¦rica, no hay razones por las que los hombres tengan que tener mayor competencia que las mujeres. Tambi¨¦n las mujeres contaban lentejas o guisantes. Donde s¨ª existe tambi¨¦n una diferencia es en la competencia expresiva, del habla. Especialmente en c¨®mo nos comunicamos.
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