¡°No damos abasto con la cantidad de psic¨®logos y psiquiatras que se necesitan¡±
La presidenta de la Asociaci¨®n Estadounidense de Psiquiatr¨ªa habla de la importancia de los f¨¢rmacos para algunos enfermos o de la dificultad de tratar el suicidio
Mar¨ªa Oquendo (Santiago de Compostela, 1960), medio espa?ola y medio puertorrique?a, es desde este a?o presidenta de la Asociaci¨®n Estadounidense de Psiquiatr¨ªa. Esta profesora de psiquiatr¨ªa de la Universidad de Columbia, en Nueva York, lleva casi treinta a?os ayudando a pacientes con depresiones graves y, en muchos casos, tendencias suicidas. Sobre este problema, que solo en Espa?a acaba con la vida de m¨¢s de 3.500 personas al a?o, m¨¢s del doble que los accidentes de tr¨¢fico, afirma que son necesarios programas de prevenci¨®n espec¨ªficos. Adem¨¢s, se?ala una particularidad que dificulta su prevenci¨®n: ¡°Es la ¨²nica enfermedad en la que el paciente, que quiere morir, tiene un inter¨¦s distinto del m¨¦dico, que quiere salvarlo¡±.
La semana pasada, Oquendo particip¨® en las II Jornadas Internacionales de Psiquiatr¨ªa Basada en el Paciente del Hospital Universitario Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz, y habl¨® sobre algunos de sus objetivos para mejorar el tratamiento de las enfermedades mentales.
Pregunta. ?Cu¨¢les son los retos para la psiquiatr¨ªa en los pr¨®ximos a?os?
Respuesta. En primer lugar, las tasas de enfermedades psiqui¨¢tricas han subido a nivel mundial. Esto se une a que no damos abasto con la cantidad de psic¨®logos, psiquiatras y otros profesionales que necesitamos para atender a todas las personas que lo necesitan. Incluso en pa¨ªses del primer mundo. Si observamos a los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, a¨²n es m¨¢s dif¨ªcil. Y en tercer lugar, en muchos pa¨ªses, especialmente en los que est¨¢n en v¨ªas de desarrollo, no cuentan con una pol¨ªtica de salud mental. Se dedica muy poco porcentaje del presupuesto de salud en general a la salud mental.
El estigma en la psiquiatr¨ªa hace que muchas personas piensen que la influencia de las farmac¨¦uticas es mayor
Estos tres problemas influyen adem¨¢s en otras enfermedades. Por ejemplo, la persona que padece de diabetes y depresi¨®n, va a tener mucha m¨¢s dificultad para cumplir con el tratamiento de la diabetes, para seguir una dieta, para hacer ejercicio, para tomarse los f¨¢rmacos, ir a las citas del m¨¦dico.
P. Hay investigadores como Peter G?tzsche que consideran que se hace un uso excesivo de los f¨¢rmacos en el tratamiento de enfermedades psiqui¨¢tricas. ?Le parece que es as¨ª?
R. Para tratar algunas enfermedades psiqui¨¢tricas, los f¨¢rmacos son esenciales. Por ejemplo, la esquizofrenia no se puede tratar con una psicoterapia. El trastorno bipolar, tampoco. Sin embargo, para la depresi¨®n y la ansiedad hay algunas psicoterapias espec¨ªficas, como por ejemplo, la cognitiva conductual, que funcionan muy bien. Pero el decir de una forma superficial que se usan demasiados f¨¢rmacos me parece incorrecto. Es importante que cuando uno habla de estos temas, defina bien cu¨¢les son las enfermedades psiqui¨¢tricas que s¨ª se pueden tratar solo con psicoterapia y cu¨¢les requieren otros tratamientos som¨¢ticos, como el electroconvulsivo, la estimulaci¨®n magn¨¦tica o los f¨¢rmacos.
P. ?Influye m¨¢s la industria farmac¨¦utica en la cantidad de medicamentos que se dan en la psiquiatr¨ªa?
R. La industria influye en toda la medicina. Creo que el estigma en la psiquiatr¨ªa causa que muchas personas piensen que la influencia es mayor. Yo no creo que eso sea cierto. Tambi¨¦n existe la idea de que estamos creando un sistema que propone que ser diferente es tener patolog¨ªas y, sin embargo, dentro del campo de la psiquiatr¨ªa, hay mucho margen dentro de lo que no se considera patol¨®gico. Las personas a las que tratamos con f¨¢rmacos est¨¢n sufriendo gravemente, no son personas que sencillamente se sienten mal.
En Mozambique, para una poblaci¨®n de 24 millones de personas tienen 13 psiquiatras
P. ?Hay una relaci¨®n entre pobreza o falta de recursos y dolencias psiqui¨¢tricas?
R. Muchos de los soci¨®logos y economistas piensan que las tasas altas de depresi¨®n se deben a las tasas de probreza. Pero a¨²n en pa¨ªses ricos hay mucha depresi¨®n. En Escandinavia, donde hay pa¨ªses muy ricos, hay problemas de depresi¨®n muy importantes. Sin embargo, tienen un sistema de seguridad social que le da apoyo a la mayor¨ªa de la poblaci¨®n. Hay pa¨ªses con mucha pobreza donde no parece haber tasas tan altas de depresi¨®n. As¨ª que no es que la pobreza cause problemas de depresi¨®n.
S¨ª sabemos que los pa¨ªses pobres no tienen acceso a servicios psiqui¨¢tricos. Yo tengo varios proyectos en el ?frica subsahariana, y por ejemplo, en Mozambique, el pa¨ªs que conozco mejor porque llevo tres a?os trabajando all¨ª, para una poblaci¨®n de 24 millones de personas, tienen 13 psiquiatras y 250 psic¨®logos. Obviamente en un pa¨ªs como ese, la pobreza tiene un peso importante.
P. El suicidio es un problema de salud p¨²blica de grandes dimensiones. ?Se debe acotar como una patolog¨ªa separada para afrontar el problema?
R. Yo propuse, junto a un colega en 2008, que debe considerarse una patolog¨ªa separada. Hoy, en los criterios de problemas psiqui¨¢tricos, solo aparece el intento de suicidio y la ideaci¨®n suicida como s¨ªntoma de depresi¨®n mayor, ya sea unipolar o bipolar, o trastorno lim¨ªtrofe. Sin embargo, sabemos que las personas se suicidan si tienen alcoholismo, si tienen esquizofrenia, estr¨¦s postraum¨¢tico...
Tener una restricci¨®n conceptual reduce al suicidio a estar vinculado con problemas espec¨ªficos, ya sea la depresi¨®n o el trastorno de personalidad lim¨ªtrofe. Eso nos causa un problema conceptual al llevar el impacto del suicidio a trav¨¦s de todas las enfermedades psiqui¨¢tricas, y valga decir que hay algunas personas que no aparentan tener ning¨²n problema psiqui¨¢trico que tambi¨¦n se suicidan. Tenemos que pensarlo de otra forma y hemos propuesto una serie de s¨ªntomas y criterios para poder evaluar el comportamiento suicida.
P. ?Cu¨¢les son los rasgos que predicen el suicidio?
R. Hay muchas cosas que predicen el suicidio. Por ejemplo, si hay historial familiar de suicidio o intento de suicidio o la presencia de impulsividad y agresividad. En la psiquiatr¨ªa, no somos muy buenos en prediciendo el suicidio. Tambi¨¦n es un problema porque a diferencia de todos los otros problemas m¨¦dicos en general, es el ¨²nico en el que el paciente tiene una meta diferente a la del m¨¦dico. Porque el paciente se quiere morir y el m¨¦dico le quiere salvar. Esta divergencia causa problemas muy graves porque hoy por hoy dependemos de que el paciente nos quiera decir que se quiere suicidar.
Hay una percepci¨®n de que la persona deprimida no quiere mejorar porque uno de los s¨ªntomas m¨¢s importantes es que tiene un grado de apat¨ªa profund¨ªsimo. Y mucha desesperanza
P. Los enfermos mentales tienen muchas veces el problema de que no se les considera enfermos de verdad, que se les juzga como si tuviesen una falta de car¨¢cter.
R. Es necesario educar al p¨²blico para que se acepte que estas son enfermedades reales y tratar de ayudar a que la gente sepa definir qu¨¦ son problemas psiqui¨¢tricos. Otra cosa que ayuda mucho es que personas con mucho ¨¦xito p¨²blico reconozcan que tienen problemas de salud mental. Eso ayuda, porque por lo general la percepci¨®n del p¨²blico es que la persona con un problema psiqui¨¢trico es menos que otras. Y eso hace que la persona que padece un problema psiqui¨¢trico no lo quiera decir y a lo mejor no busque ayuda. Cuando vemos a gente como Ted Turner o Brooke Shields decir que padecen problemas psiqui¨¢tricos, eso ayuda a la gente a aceptar su condici¨®n y busque tratamiento. El tercer abordaje importante son las medidas biol¨®gicas para definir la enfermedad. Eso va a facilitar que el p¨²blico acepte que esto son enfermedades m¨¦dicas, no una flaqueza moral. Y estamos trabajando mucho en desarrollar eso.
P. ?C¨®mo se puede encontrar un equilibrio para aceptar la enfermedad de una persona deprimida y no quitarle motivos para luchar y salir adelante?
R. Creo que hay una percepci¨®n de que la persona deprimida no quiere mejorar porque uno de los s¨ªntomas m¨¢s importantes de una persona que padece depresi¨®n es que tiene un grado de apat¨ªa profund¨ªsimo y adem¨¢s tiene mucha desesperanza. La desesperanza como s¨ªntoma es lo m¨¢s dif¨ªcil de la depresi¨®n, porque si el enfermo supiese que se le iba a pasar ma?ana o el mes que viene, se iba a sentir mejor. Pero la sensaci¨®n es de que nunca va a pasar. Cuando tienes apat¨ªa y desesperanza puedes proyectar la idea de que no te quieres mejorar. Y sin embargo, hablando con personas con depresi¨®n, casi todas pueden pasar m¨¢s all¨¢ de la desesperanza y decir, quiero mejorarme aunque no creo que me vaya a funcionar. No es que no quieran, es que sienten que no vale la pena hacer el esfuerzo porque nada va a cambiar.
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