Del Portugal negro, al Cabo Verde mitificado
La pel¨ªcula 'Djon ?frica' refleja la vida de un joven portugu¨¦s de ascendencia africana que viaja a Cabo Verde en busca de su padre
El sentido de la ubicuidad a veces es perverso. Estar en varios lugares al mismo tiempo, pero con la salvedad de no querer hacerlo. O al menos no de forma premeditada. Sentirse extranjero y que te hagan sentirlo en cada mirada inquisidora y en los dos espacios geogr¨¢ficos: donde naciste y en el que has vivido toda tu vida. Girar y girar en el abismo de la burocracia porque ¡°?t¨², negro, de d¨®nde eres?¡±. Quedarse atrapado entre lo que corre por tus venas y lo que te dicen que eres. Bingo.
As¨ª es y siente Miguel Moreira, un m¨²sico portugu¨¦s con ascendencia caboverdiana que se identifica como africano a pesar de que nunca ha estado en el continente. Un guion que se riza al poco de comenzar la pel¨ªcula Djon ?frica (2018), dirigida por los realizadores portugueses Filipa Reis y Jo?o Miller Guerra, producida por Terratreme, y recientemente programada en el Festival de Rotterdam. Un d¨ªa despu¨¦s de que una persona en la calle reconozca en los rasgos de Miguel a los de un hombre que conoci¨® en Cabo Verde, le pide a su abuela, con la que vive, m¨¢s informaci¨®n sobre su historia. Es justo ese momento donde la frontera entre la felicidad y la tortura se fusionan. Y nada bueno. Al parecer, su padre era un vendedor de humo, un estafador con antecedentes penales, pero lo ¨²nico que la abuela sabe es que su yerno ten¨ªa una hermana en la capital del pa¨ªs, Praia.
El protagonista de Djon ?frica vive dos identidades en conflicto y al mismo tiempo en armon¨ªa. De hecho, la pel¨ªcula comienza explorando la realidad de un suburbio en la capital lisboeta, alejado del crujir de los turistas que beben vino en el barrio de La Alfama. Son nacidos aqu¨ª, pero el sistema los aleja irremediablemente a unos m¨¢rgenes inciertos. Seg¨²n el ¨²ltimo censo elaborado en Portugal en 2011, los pa¨ªses africanos m¨¢s numerosos en el pa¨ªs lus¨®fono son Cabo Verde (36.578), Angola (16.994) y Guinea-Bissau (15.653). Tambi¨¦n las nacionalidades m¨¢s empobrecidas en esta tierra. Pero hay espacio para so?ar, para buscar las ra¨ªces blanqueadas por la historia oficial y colonial portuguesa. As¨ª que decidido y sin un plan real, Miguel compra un billete de ida a la naci¨®n isle?a.
El protagonista vive dos identidades en conflicto y al mismo tiempo en armon¨ªa
Y el viaje. Durante la escena a bordo del avi¨®n una conversaci¨®n con una joven caboverdiana hace reflexionar al protagonista. ¡°T¨² no puedes decir que eres caboverdiano si has nacido en Portugal¡±. Pero en pleno vuelo metaf¨®rico para redefinir su construcci¨®n identitaria, Miguel se imagina el avi¨®n lleno de hermosas mujeres j¨®venes que bailan en los pasillos y lo miran coquetamente. Una sutil manera de encapsular el imaginario ex¨®tico que tiene sobre esta naci¨®n ba?ada por el Atl¨¢ntico, de la que, en realidad, no sabe nada. Una vez que llega a Praia se entera de que su t¨ªa ha muerto, su ¨²nica esperanza de ara?ar la historia de su padre, un acontecimiento que le har¨¢ saltar a Tarrafal o S?o Nicolau, enclaves donde se mostrar¨¢ la cultura local con altas dosis de cahupa (comida local) y grogue (ron caboverdiano).
La fotograf¨ªa realizada por Vasco Viana es atractiva, pero sin exotizar o convertir la pel¨ªcula en un anuncio de viajes, aunque para muchos mochileros que no est¨¦n familiarizados con los encantos de Cabo Verde, el paisaje de costa y monta?a junto con la famosa m¨²sica local que inunda la pel¨ªcula har¨¢n colocar a este destino insular en su lista de favoritos.
Se trata el tema de la identidad de una manera m¨¢s profunda y simb¨®lica: la paternidad y las ra¨ªces africanas
En el documental Li K¨¦ Terra (2010), Miguel era uno de los personajes principales junto a Rub¨¦n, descendientes de emigrantes caboverdianos indocumentados que viv¨ªan en Portugal. Sin embargo, en Djon ?frica se trata el tema de la identidad de una manera m¨¢s profunda y simb¨®lica: la paternidad y las ra¨ªces africanas. Un trabajo que se encuentra en el l¨ªmite entre el lenguaje documental y la narraci¨®n ficticia. Y parece necesario una pel¨ªcula como esta para mitigar las inquietudes que surgen a menudo con la nueva generaci¨®n de h¨ªbridos de ficci¨®n documental. Filipa Reis y Jo?o Miller Guerra juegan casi perversamente con la incapacidad de los espectadores para distinguir entre la verdad y la fantas¨ªa. Un guion amasado a lo largo de varios a?os en el que han conseguido sacar la esencia de Miguel, un actor no profesional, y la realidad por la que pasan muchos europeos, hijos de emigrantes africanos.
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