¡®Pax Trumpia¡¯
Una guerra comercial transatl¨¢ntica de represalias mutuas causar¨ªa perdedores en todos lados. La UE no tiene otra opci¨®n que negociar, aunque sea a rega?adientes
El desprecio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por el sistema internacional, es real y se est¨¢ reflejando en pol¨ªticas concretas. Su decisi¨®n de imponer?50.000 millones en grav¨¢menes punitivos a la importaci¨®n de muchos bienes chinos podr¨ªa afectar seriamente el comercio global; y si bien exim¨®, a ¨²ltimo minuto, los productos de la Uni¨®n Europea, todav¨ªa puede que Europa acabe en la l¨ªnea de fuego.
Est¨¢ claro que el enfoque ¡°Am¨¦rica, primero¡± no dejar¨¢ intactas las reglas sobre las que se sustenta el orden internacional. EE UU desarroll¨® el orden de posguerra y por d¨¦cadas hizo predominar sus reglas. Pero ya no es el caso. Las medidas recientes de Trump no giran solamente en torno al comercio, sino al abandono de la Pax Americana misma.
Pocos pa¨ªses est¨¢n m¨¢s conectados al orden de posguerra que Alemania que, al igual que Jap¨®n, debe su resurgimiento econ¨®mico, a partir de 1945, al nuevo sistema comercial internacional. La econom¨ªa alemana depende fuertemente de las exportaciones, lo que significa que es muy vulnerable a las barreras comerciales y a los grav¨¢menes punitivos que impongan sus socios m¨¢s importantes.
Adem¨¢s, las pol¨ªticas proteccionistas de Trump retan el modelo econ¨®mico alem¨¢n tal como ha existido desde la d¨¦cada de los cincuenta. No es un mero detalle el hecho de que Trump haya se?alado una y otra vez a Alemania, uno de los m¨¢s cercanos aliados de EE UU en Europa. Si bien los optimistas dir¨¢n que los ladridos de Trump son peores que su mordida ¡ªque sus declaraciones sobre el comercio, al igual que las amenazas a Corea del Norte, forman simplemente parte de una estrategia de negociaci¨®n¡ª, los pesimistas pueden responder con una pregunta razonable: ?Qu¨¦ pasa si Trump realmente cree en lo que dice?
Alemania no deber¨ªa hacerse ilusiones frente a una guerra comercial transatl¨¢ntica. A pesar de pertenecer a la UE y al Mercado ?nico, ser¨ªa uno de los mayores perdedores, debido a su dependencia comercial y al estado actual de las relaciones transatl¨¢nticas.
Seguramente que los Estados miembros de la UE que han acusado a Alemania de arrogancia podr¨ªan ver este resultado con algo de schadenfreude (complacencia malsana), pero un debilitamiento de la mayor econom¨ªa de la UE tendr¨ªa de inmediato efectos negativos sobre todo el bloque. El retiro del Reino Unido de la UE ya est¨¢ causando disonancias pol¨ªticas entre los Estados miembros, y los populistas antieuropeos acaban de ganar la mayor¨ªa parlamentaria en Italia.
"Una guerra comercial transatl¨¢ntica de represalias mutuas causar¨ªa perdedores en todos lados y abrir¨ªa un nuevo periodo de aislacionismo y proteccionismo"
Para empeorar las cosas, ni Alemania ni la Comisi¨®n Europea, que trata los problemas comerciales en representaci¨®n de los Estados miembros de la UE, se encuentran en una posici¨®n de solidez para enfrentarse a Trump. La insensatez de las autoridades alemanas, que escogieron ignorar las cr¨ªticas sobre el persistentemente alto super¨¢vit acumulado en el balance en cuenta corriente del pa¨ªs, ha quedado al descubierto. Si el ¨²ltimo Gobierno alem¨¢n hubiera reducido este super¨¢vit ¡ªque el a?o pasado bati¨® un nuevo r¨¦cord¡ª al impulsar la inversi¨®n interna, Alemania estar¨ªa en mejor posici¨®n para responder a las amenazas de Trump.
Al pensar en la posibilidad de una guerra comercial transatl¨¢ntica, deber¨ªamos recordar el dicho, que se suele atribuir al Mahatma Gandhi: ¡°ojo por ojo, y acabaremos todos ciegos¡±. Una guerra comercial transatl¨¢ntica de represalias mutuas causar¨ªa perdedores en todos lados y abrir¨ªa un nuevo periodo de aislacionismo y proteccionismo. Si va demasiado lejos, incluso podr¨ªa llevar a un colapso de la econom¨ªa global y a la desintegraci¨®n de Occidente. Por esta raz¨®n, la UE no tiene otra opci¨®n que negociar, aunque sea a rega?adientes.
Una consecuencia previsible de la revoluci¨®n comercial de Trump es que empujar¨¢ a Europa hacia China, que ya est¨¢ alcanzando a la UE a trav¨¦s de su Iniciativa Belt and Road de inversiones y proyectos de infraestructura a lo largo de Eurasia. A medida que en los pr¨®ximos a?os aumenten las alternativas al transatlanticismo orientadas hac¨ªa Oriente, Europa se ver¨¢ ante el dif¨ªcil reto de encontrar el equilibrio justo entre Oriente y Occidente. Los europeos ahora tienen que preocuparse no solo por Rusia, sino tambi¨¦n por la nueva superpotencia: China.
"Cualquiera podr¨ªa creer que el principal objetivo de pol¨ªtica exterior de Trump es ayudar a los chinos en su lucha por la influencia global"
Ni Estados Unidos, ni Europa, tienen inter¨¦s en destruir o perturbar las relaciones comerciales transatl¨¢nticas. Los dirigentes chinos estar¨¢n probablemente celebrando en privado la promesa de la administraci¨®n Trump de ¡°volver a hacer grande a Estados Unidos¡±, porque hasta ahora no ha hecho m¨¢s que socavar los intereses estadounidenses y anunciar la pr¨®xima grandeza de China. De hecho, pese a los grav¨¢menes aduaneros que Trump quiere imponer a China ¡ªen respuesta a sus supuestas violaciones a la propiedad intelectual¡ª cualquiera podr¨ªa creer que el principal objetivo de pol¨ªtica exterior de Trump es ayudar a los chinos en su lucha por la influencia global.
Una de las primeras medidas de Trump tras asumir el cargo fue retirar a Estados Unidos de la Asociaci¨®n Transpac¨ªfico, un acuerdo comercial que habr¨ªa creado un dique de contenci¨®n contra China en la regi¨®n Asia-Pac¨ªfico. Hoy China tiene la posibilidad de fijar las reglas del comercio en un ¨¢rea que cubre cerca del 60% de la econom¨ªa planetaria. De la misma manera, lo m¨¢s probable es que los grav¨¢menes a la importaci¨®n de acero y aluminio ayuden a China y afecten negativamente a los aliados europeos de EE UU. No se puede culpar a los chinos por tratar de capitalizar esta oportunidad ca¨ªda del cielo.
En los pr¨®ximos meses, la debilidad fundamental de Europa se har¨¢ cada vez m¨¢s evidente. La prosperidad europea depende de la voluntad de EE UU de dar garant¨ªas de seguridad y guiar el orden internacional liberal. Sin EE UU, encerrado en un nacionalismo at¨¢vico, los europeos se han quedado solos. Cabe esperar que sean capaces de actuar con rapidez para preservar su unidad y salvar el sistema internacional que, desde d¨¦cadas, les ha proporcionado paz y prosperidad.
Joschka Fischer fue ministro de Relaciones Exteriores y vicecanciller de Alemania entre 1998 y 2005 y l¨ªder del Partido Verde alem¨¢n durante casi 20 a?os.Traducido del ingl¨¦s por David Mel¨¦ndez Tormen.?Project Syndicate, 2018. www.project-syndicate.org
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