As¨ª se propaga un virus en un avi¨®n
Los pasajeros sentados cerca del primer infectado son los m¨¢s expuestos pero el vector m¨¢s peligroso es la tripulaci¨®n de cabina
El 25 de abril de 2009, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) alertaba de un brote en M¨¦xico de lo que entonces llamaron gripe porcina y ped¨ªa medidas para evitar su expansi¨®n internacional. Lo que no sab¨ªan entonces las autoridades sanitarias es que el virus (la gripe A H1N1) ya hab¨ªa llegado hasta Auckland, en Nueva Zelanda, a bordo de un avi¨®n. Ahora, un estudio ha modelado el riesgo que existe de que una enfermedad infecciosa se propague durante un vuelo. Aunque es baja, la probabilidad de infecci¨®n aumenta cuanto m¨¢s cerca del primer infectado o si este es un miembro de la tripulaci¨®n.
Horas antes de que la OMS lanzara su alerta sobre la nueva gripe, hab¨ªa aterrizado en el aeropuerto de Auckland un Boeing 747 procedente de San Diego (EE UU). Entre sus casi 400 pasajeros regresaban una veintena de estudiantes que hab¨ªan estado en el norte de M¨¦xico. nueve de ellos subieron al avi¨®n ya enfermos. 13 horas m¨¢s tarde, otras cinco personas, quiz¨¢, ocho, bajaron enfermas del avi¨®n. En las siguientes semanas, m¨¢s de 1.000 personas tuvieron que ser hospitalizadas y durante toda la pandemia, murieron 49 neozelandeses. Al acabar 2009, el 18% de la poblaci¨®n de Nueva Zelanda hab?a estado expuesta al virus, es decir, llevaban anticuerpos contra esa cepa del H1N1.
No hay manera de saber si, en esos d¨ªas, solo aquellos estudiantes llevaron la nueva gripe a Nueva Zelanda, pero s¨ª "fueron los primeros casos de gripe pand¨¦mica conocidos en Nueva Zelanda", cuenta en un correo el epidemi¨®logo de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda), Michael Baker. "Fueron detectados el 25 de abril de 2009, el mismo d¨ªa en que la OMS declar¨® que el brote de la nueva pandemia A/H1N1 era una emergencia de salud p¨²blica de importancia internacional", a?ade.
Baker pudo hacer el seguimiento de los chicos y a un centenar de personas que se sentaron con ellos en la parte posterior del avi¨®n. Aquel seguimiento permiti¨® comprobar que los pasajeros que se infectaron durante el vuelo estaban a no m¨¢s dos filas de distancia de alguno de los estudiantes enfermos, ya fuera hacia adelante, hacia atr¨¢s o a los laterales. "La pandemia nos ofreci¨® una oportunidad ¨²nica para investigar el riesgo de transmisi¨®n de la gripe durante un vuelo. Al tratarse de un virus completamente nuevo en Nueva Zelanda, sab¨ªamos que el ¨²nico punto del que pod¨ªa venir era de otros pasajeros de ese vuelo", escrib¨ªa entonces el epidemi¨®logo neozeland¨¦s. "Tranquiliza saber que fueron pocas infecciones y solo se produjeron entre pasajeros que estaban cerca de las personas infectadas. Lo que sugiere que la transmisi¨®n se produjo m¨¢s por gotitas expulsadas al toser o estornudar que mediante min¨²sculos aerosoles dispersados a trav¨¦s del sistema de aire acondicionado del avi¨®n", a?ade.
El virus H1N1 lleg¨® a Nueva Zelanda con un grupo de estudiantes que contagiaron a varias personas en el avi¨®n
Esta cercan¨ªa a los primeros infectados se conoce con la norma de las dos filas y ha sido comprobada en otros casos de infecciones en vuelo. Incluso la OMS y las autoridades de aviaci¨®n civil la incluyen en sus gu¨ªas para examinar y controlar a los pasajeros en caso de alertas de epidemia. Sin embargo, un grupo de matem¨¢ticos y sanitarios acaban de confirmar la norma pero con matices. Adem¨¢s de la posici¨®n en la que los pasajeros estaban sentados, hay que tener en cuenta todos sus movimientos y los de los tripulantes de cabina.
En el mayor experimento hecho hasta ahora sobre la posible propagaci¨®n de virus en vuelo, los investigadores realizaron una decena de vuelos en aviones de l¨ªnea regular. Partiendo desde Atlanta (EE UU), viajaron hasta varios destinos de la costa oeste de EE UU, San Diego, Los ?ngeles, San Francisco o Portland, en viajes de ida y vuelta. En cada vuelo anotaron cada movimiento que hac¨ªan los pasajeros, si se levantaban a coger algo del portaequipajes, si iban al ba?o, si tocaban con sus manos el respaldo de los asientos...
"Las enfermedades respiratorias se propagan a menudo en las poblaciones mediante el contacto cercano", recuerda la profesora en la escuela de enfermer¨ªa de la Universidad de Emory (EE UU) y principal autora del estudio, Vicky Hertzberg. "Quer¨ªamos determinar el n¨²mero y duraci¨®n de los contactos sociales entre pasajeros y tripulaci¨®n", a?ade.
Las personas situadas dos filas por delante, por detr¨¢s o sentadas a los lados de un enfermo tienen un 80% de probabilidades de ser infectadas
Lo que han encontrado, publicado en la revista PNAS, es que, de los 1.540 pasajeros controlados, un 38% no se levant¨® de su asiento en todo el vuelo, otro 38% lo hizo una vez, un 13% dos veces y un 11% m¨¢s de dos. De media, pasaron 5:25 minutos en movimiento. El destino principal de sus ideas y venidas fue el ba?o. Tambi¨¦n comprobaron que hay una relaci¨®n entre la ubicaci¨®n del asiento y la probabilidad de levantarse, lo que parece l¨®gico: alrededor del 80% de los que ten¨ªan asiento de pasillo se levantaron, el 60% de los de en medio y solo cuatro de cada diez de los que se hab¨ªan pedido ventanilla.
Aunque no era el primer objetivo de la investigaci¨®n, los autores del estudio tomaron muestras de aire y de puntos clave de la cabina, como reposabrazos, mesitas plegables o la puerta del ba?o. A pesar de que la mayor¨ªa de los vuelos se produjeron en plena temporada de gripe, no detectaron ning¨²n caso de infecci¨®n y tampoco la presencia de alguno de los 18 tipos de virus respiratorios que buscaron en las muestras.
Basados en los patrones de conducta, los investigadores estimaron la probabilidad de contagio si uno de los pasajeros (situado virtualmente en el asiento 14 C) o un tripulante subieran al avi¨®n con gripe u otro virus respiratorio. Estimaron que la probabilidad de que un pasajero cualquiera se contagiara durante el vuelo era muy baja, cercana al 3%. Sin embargo, el porcentaje sube hasta el 80% si tenemos la mala pata de estar sentados una fila delante o detr¨¢s o a dos asientos laterales. La posici¨®n pierde fuerza como factor de riesgo si el primer infectado es un miembro de la tripulaci¨®n. En ese caso, la clave es la cercan¨ªa con el tripulante, que puede infectar hasta a 4,6 personas por vuelo.
Un 'surfista'? infect¨® a varias personas de sarampi¨®n y oblig¨® a vacunar a otras 70.000 tras coger cinco vuelos
"Los patrones de movimiento son esenciales y se producen miles de contactos cercanos", comenta el profesor de matem¨¢ticas de Georgia Tech (EE UU) y coautor del estudio, Howard Weiss. "Sin embargo, la cantidad total de tiempo que un pasajero sano pasa dentro del rango de un metro de un pasajero infectado es peque?a si no est¨¢s sentado a un metro de ¨¦l", a?ade.
Los autores del estudio reconocen algunas limitaciones que podr¨ªan rebajar sus resultados. Por un lado, no hicieron el estudio con un enfermo confirmado ya en cada vuelo. Adem¨¢s, los vuelos duraron entre tres y cinco horas y media. La cosa cambiar¨ªa en un vuelo intercontinental. Pero el mayor problema es que hay virus que se transmiten sin necesidad de toser, por el aire y no es sencillo modelar el movimiento del aire dentro de una cabina durante un vuelo de varias horas. Todas estas limitaciones debilitan la ley de las dos filas.
Una peligrosa excepci¨®n a esa norma se produjo en junio de 2005. Un surfista brasile?o que regresaba de una competici¨®n en las olas de Maldivas lo hizo infectado de sarampi¨®n, virus del que no estaba vacunado. Hasta llegar a casa y durante el periodo de incubaci¨®n y capacidad de contagio tom¨® cinco aviones. Hasta seis personas con las que viaj¨® acabaron infectadas. En uno de los vuelos, contagi¨® a un adulto y a un ni?o, ambos no vacunados. Lo llamativo del caso es que ninguno de ellos cumpl¨ªa la norma de las dos filas, se encontraban sentados m¨¢s all¨¢. Aunque la vacunaci¨®n generalizada impidi¨® que el brote fuera a m¨¢s, unas 72.000 personas tuvieron que ser vacunadas en Brasil.
" Determinadas infecciones son m¨¢s f¨¢ciles de transmitir que otras. Por ejemplo, el sarampi¨®n es muy contagioso y muchas personas podr¨ªan infectarse en el avi¨®n si no est¨¢n vacunadas y hay alguien con sarampi¨®n en el mismo vuelo", comenta el experto en enfermedades contagiosas del Instituto de Investigaci¨®n del Hospital General de Toronto (Canad¨¢), Isaac Bogoch, que ha estudiado desde los riesgos de propagaci¨®n de la peste desde Madagascar hasta la eficacia de los controles aplicados en los aeropuertos durante la epidemia de ?bola de 2014. "Existe el riesgo de infecci¨®n del virus ?bola pero tendr¨ªan que tener un contacto muy cercano con el pasajero enfermo", recuerda. Son riesgos que hay que determinar. No en vano, son m¨¢s de 3.000 millones de personas las que suben a un avi¨®n cada a?o.
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