Centenares de cl¨ªnicas de planificaci¨®n familiar cierran un a?o despu¨¦s de los recortes de Trump
Diversos gobiernos y donantes an¨®nimos han tomado la iniciativa para suplir la falta de financiaci¨®n consecuencia de la decisi¨®n estadounidense, pero la capacidad de sus bolsillos nunca ser¨¢ suficiente
En una mano, Future Gwena lleva un preservativo, y entre el pulgar y el ¨ªndice de la otra sostiene un dispositivo intrauterino (DIU) diminuto en forma de T. Unas 25 mujeres la miran atentamente en un silencio total. En la reuni¨®n, que tiene lugar en Kwamutoko ¡ªuna peque?a ciudad del este de la provincia de Mashonaland, en Zimbabue¡ª, solo se escucha el arrullo de un beb¨¦ y el lamento lejano de un perro. Alguien se aclara la garganta nerviosamente cerca de la peque?a cl¨ªnica Mushibo, situada al final de un camino embarrado y lleno de piedras.
De repente, las compuertas se abren. ¡°Cuando llevas un DIU y tienes relaciones sexuales, ?te duele?¡±, quiere saber una mujer. ¡°?Esos alambres finos del final se pueden clavar en el pene?¡±, pregunta otra. ¡°No queremos nada que nos estropee el sexo, ?sabe?¡±, interviene una tercera.
Era abril de 2017 y, en ese mismo momento, una escena casi id¨¦ntica se desarrollaba en otras ocho poblaciones rurales de Zimbabue. Al final del d¨ªa, Futura y sus compa?eras de Population Services Zimbabwe (PSZ), una filial de la organizaci¨®n de planificaci¨®n familiar Marie Stopes International, hab¨ªan repartido anticonceptivos de larga y corta duraci¨®n a alrededor de 350 mujeres. Las cifras de la organizaci¨®n muestran que en los ¨²ltimos cuatro a?os han llegado a casi medio mill¨®n de beneficiarias.
Gran parte de estos encuentros divulgativos se parec¨ªan mucho al de Kwamutoko. Todos ellos consist¨ªan en una charla ¨ªntima, y a veces p¨ªcara, entre mujeres. Un buen d¨ªa, una mujer llegaba a la ciudad con una furgoneta llena de anticonceptivos y un equipo de enfermeras preparadas para inyectar, insertar y repartir.
Marie Stopes International calcula que en 2020 en Zimbabue la reducci¨®n de los servicios habr¨¢ tenido como consecuencia 110.000 embarazos no deseados adicionales y 32.000 abortos de riesgo
La cl¨ªnica m¨®vil de Future recib¨ªa financiaci¨®n del Gobierno de Estados Unidos a trav¨¦s de USAID, un organismo p¨²blico que ¡°trabaja para acabar con la pobreza extrema en el mundo y hacer posible que las sociedades democr¨¢ticas y con capacidad de adaptaci¨®n desplieguen su potencial¡±, seg¨²n su p¨¢gina web.
Sin embargo, hace alrededor de un a?o, en enero de 2017, la situaci¨®n de estos proyectos cambi¨® dr¨¢sticamente. El presidente estadounidense Donald Trump anunci¨® que se suprim¨ªa la ayuda econ¨®mica de su pa¨ªs a las organizaciones que ¡°llevasen a cabo [o] promoviesen activamente el aborto como m¨¦todo de planificaci¨®n familiar¡±. Casi de inmediato, la Federaci¨®n Internacional de Planificaci¨®n Familiar y Marie Stopes International, dos de las ONG de control de la natalidad m¨¢s grandes del mundo, hicieron p¨²blico que no seguir¨ªan aceptando dinero procedente de Estados Unidos.
Para ser exactos, la declaraci¨®n de Trump no significaba que se iba a dejar de financiar con d¨®lares americanos las intervenciones de interrupci¨®n del embarazo. En Estados Unidos, la ley establece que no se pueden destinar recursos federales a pr¨¢cticas abortistas, ya sea dentro o fuera del pa¨ªs. Al reinstaurar la llamada Pol¨ªtica de Ciudad de M¨¦xico, o ley mordaza global, como la conocen sus detractores, lo que Trump estaba diciendo era que se iban a recortar las subvenciones estadounidenses a servicios ¡ªcomo las cl¨ªnicas m¨®viles de control de la natalidad de PSZ¡ª y entidades considerados ¡°proabortistas¡± por un motivo u otro. La prohibici¨®n tambi¨¦n impide que los grupos proporcionen fondos, ni siquiera de terceros, a organizaciones que promuevan o practiquen el aborto.
Durante unos cuantos meses, muchas sucursales de Planificaci¨®n Familiar de Zimbabue y Marie Stopes se aferraron a sus ¨²ltimos recursos estadounidenses, pero en septiembre, cuando se acab¨® el periodo anual de financiaci¨®n de USAID, ya no les quedaba nada.
Las primeras muestras de la repercusi¨®n del decreto de Trump para las mujeres m¨¢s vulnerables del mundo empiezan a verse ahora, casi exactamente un a?o despu¨¦s de su firma. En Zimbabue, por ejemplo, cuando el presidente estadounidense hizo su anuncio, PSZ proporcionaba m¨¢s de la mitad de los anticonceptivos de larga duraci¨®n disponibles en el sector p¨²blico. Sus equipos visitaban con regularidad unas 1.200 poblaciones rurales donde los distribu¨ªan, la mayor¨ªa en sitios como la cl¨ªnica Mushimbo de Kwamutoko. Pero en septiembre se agot¨® el resto de los fondos de USAID y PSZ cerr¨® discretamente 600 de sus 1.200 centros de proximidad en zonas rurales. Marie Stopes International calcula que, cuando acabe el primer mandato de Trump en 2020, en Zimbabue la reducci¨®n de los servicios habr¨¢ tenido como consecuencia 110.000 embarazos no deseados adicionales y 32.000 abortos de riesgo. ¡°Para nosotros ya no es solo una posibilidad te¨®rica. La orden ha empezado a tener repercusiones [para las mujeres zimbabuenses]¡±, afirma Abebe Shribu, director nacional de PSZ.
En el este de ?frica, Family Health Options ¡ªla filial keniana de Planned Parenthood y la cl¨ªnica de planificaci¨®n familiar m¨¢s antigua del pa¨ªs¡ª se encuentra tambi¨¦n al borde del abismo. Ha reducido sus programas de difusi¨®n, que llegaban a unas 76.000 mujeres al a?o, y ha cerrado la cl¨ªnica que ten¨ªa en la ciudad costera de Mombasa.
¡°Esas mujeres hab¨ªan depositado su confianza en nosotros, y ahora las hemos abandonado a su suerte¡±, lamenta Amos Simpano, director cl¨ªnico del grupo. ¡°No tenemos la menor idea de a d¨®nde van a acudir en busca de esos servicios¡±. Las crisis de PSZ y Family Health Options se est¨¢n reproduciendo en toda ?frica, desde Uganda hasta Madagascar pasando por Burkina Faso.
En Sud¨¢frica, las ONG son reacias a hablar p¨²blicamente de los efectos de la prohibici¨®n. Sin embargo, seg¨²n Bhekisisa, la directiva ya ha tenido como consecuencia que algunas organizaciones hayan dejado de facilitar informaci¨®n sobre el aborto y ha creado divisiones en la sociedad civil. En noviembre, varios profesionales de la sanidad que pidieron permanecer en el anonimato contaron a Bhekisisa que la nueva pol¨ªtica ha causado temor e intranquilidad no solo en relaci¨®n con la supervivencia de las ONG, sino tambi¨¦n con las consecuencias para sus pacientes.
Los activistas aseguran que a escala internacional, sin embargo, la normativa contiene una cl¨¢usula que da a algunas organizaciones como las sudafricanas la esperanza de disponer de cierto margen aunque, de todas maneras, no les permita practicar abortos.
El documento que resume las nuevas directrices de financiaci¨®n estadounidenses establece que, cuando la legislaci¨®n del pa¨ªs obliga al personal m¨¦dico a facilitar asesoramiento o solicitar abortos, este podr¨¢ seguir haci¨¦ndolo sin infringir por ello la directiva.
¡°Esto significa que la ley mordaza queda anulada, ya que, en Sud¨¢frica, la legislaci¨®n, el c¨®digo ¨¦tico y la Constituci¨®n obliga a los m¨¦dicos a asesorar y derivar a las mujeres a un especialista¡±, explica Brian Honermann, director adjunto de pol¨ªticas p¨²blicas de la Fundaci¨®n para la Investigaci¨®n del Sida (Amfar). ¡°[La ley mordaza] no puede contravenir las leyes de un Estado soberano¡±, sostiene.
Sud¨¢frica es uno de los ¨²nicos cinco pa¨ªses africanos con leyes de aborto liberales
No obstante, afirma que las entidades locales siguen encontr¨¢ndose en una posici¨®n complicada. Seg¨²n el Instituto Guttmacher, una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro que se dedica a la investigaci¨®n de la salud p¨²blica, Sud¨¢frica es uno de los ¨²nicos cinco pa¨ªses africanos con leyes de aborto liberales. Honermann advierte de que no hay manera de evitar que Estados Unidos retire la futura financiaci¨®n a las ONG y los Gobiernos que ejerzan sus derechos bajo la ley mordaza.
Las organizaciones locales no son las ¨²nicas que se encuentran desorientadas en cuanto a qu¨¦ les permite y qu¨¦ no les permite hacer la normativa estadounidense. Muchos organismos del Gobierno de Estados Unidos que supuestamente tienen que aplicar la ley mordaza tambi¨¦n est¨¢n confusos, tal como revelaba la semana pasada un informe del Departamento de Estado.
El pol¨¦mico documento pone tambi¨¦n sobre aviso de que, debido la cantidad de ONG que no tienen claro lo que la prohibici¨®n implica para ellas, existe el riesgo de que la incumplan. Asimismo, recomienda que el Gobierno estadounidense suavice su postura, que obliga a suspender de inmediato la financiaci¨®n a los infractores y, en cambio, permite a sus organismos actuar a su criterio cuando la infracci¨®n se haya cometido por primera vez. El informe no analiza las repercusiones de la ley para las mujeres. Por ello, la diputada dem¨®crata Nita Lowey hizo una declaraci¨®n en la que lo calificaba de ¡°in¨²til¡± y ¡°superficial¡±.
El Departamento de Estado ha recomendado que en diciembre se realice una nueva evaluaci¨®n de la normativa. Sin embargo, a escala global las consecuencias de la normativa a¨²n se est¨¢n gestando. El a?o pasado, muchas mujeres se libraron de los primeros efectos del recorte de fondos gracias a una oleada mundial de justa indignaci¨®n, y a los cheques igualmente justos que la siguieron poco despu¨¦s.
En febrero de 2017, Lilianne Ploumen, ministra holandesa de Comercio Internacional y Cooperaci¨®n para el Desarrollo, anunci¨® la creaci¨®n de una ONG internacional llamada She Decides, destinada a recaudar dinero para las entidades afectadas por la pol¨ªtica de Trump.
¡°Me sent¨ª muy decepcionada y en parte conmocionada [cuando me enter¨¦ del decreto de Trump], porque estamos en 2017¡±, declar¨® entonces en una entrevista con The New York Times. ¡°Ser¨ªa de esperar que, a estas alturas, el derecho de las mujeres y las chicas a ser due?as de su cuerpo y de su vida sexual fuese un hecho¡±. La ministra se comprometi¨® a que el Gobierno holand¨¦s aportase los primeros 10 millones de euros.
En enero de este a?o, la organizaci¨®n hab¨ªa recaudado m¨¢s de 390 millones de euros para suplir la falta de financiaci¨®n internacional para la salud sexual y reproductiva consecuencia de la decisi¨®n de Trump.
Al mismo tiempo, ha habido tambi¨¦n contribuciones de particulares. En Madagascar, donde Estados Unidos financiaba pr¨¢cticamente todas las iniciativas de divulgaci¨®n de Marie Stopes, un donante estadounidense an¨®nimo aport¨® un mill¨®n de d¨®lares de su bolsillo para comprar una nueva flota de veh¨ªculos despu¨¦s de que USAID retirase los suyos.
¡°Nos pregunt¨® d¨®nde pod¨ªamos emplear su dinero para que fuese lo m¨¢s eficaz posible, y nos dijo que lo mand¨¢semos all¨ª¡±, cuenta Marjorie Newman-Williams, vicepresidenta y directora de asuntos exteriores de Marie Stopes International.
M¨¢s all¨¢ de los multimillonarios, a?ade, este a?o la organizaci¨®n tambi¨¦n ha ¡°registrado un notable aumento de las donaciones individuales. Est¨¢ claro que, cuando la gente se entera de lo que est¨¢ pasando aqu¨ª, se siente impulsada a dar¡±.
La financiaci¨®n estadounidense ha ayudado a muchos pa¨ªses a dar un impulso crucial a sus esfuerzos por ampliar el acceso a los anticonceptivos
El problema, se?ala, es que la financiaci¨®n estadounidense era una perspectiva segura a largo plazo. Con el Gobierno de Obama, llegaba puntualmente a?o tras a?o, lo cual permiti¨® a Marie Stopes International crecer y pasar de ser una ONG de planificaci¨®n familiar relativamente peque?a a una las mayores del mundo en menos de una d¨¦cada.
Por otra parte, por buenas que sean sus intenciones, ninguno de los donantes dispuestos a suplir la carencia provocada por Trump tiene un bolsillo capaz de hacer las promesas que hizo Estados Unidos en el pasado.
¡°Hay organizaciones que llevan d¨¦cadas trabajando en determinados pa¨ªses y comunidades para construir unos sistemas de salud dignos de confianza, y ahora todo est¨¢ en peligro debido a que, en muchos casos, estos sistemas se mantienen con fondos estadounidenses¡±, explica Seema Jalan, directora ejecutiva del proyecto Acceso Universal de la Fundaci¨®n de Naciones Unidas.
La financiaci¨®n estadounidense ha ayudado a muchos pa¨ªses a dar un impulso crucial a sus esfuerzos por ampliar el acceso a los anticonceptivos. Seg¨²n Newman-Williams, en particular en ?frica occidental, varios pa¨ªses han experimentado avances sin precedentes en la pasada d¨¦cada. En Burkina Faso, por ejemplo, gracias al decidido apoyo del Gobierno y a la ayuda de los donantes internacionales, el n¨²mero de mujeres que quer¨ªan evitar el embarazo pero no ten¨ªan acceso a m¨¦todos anticonceptivos se redujo de dos tercios en 2011 a un 24% en 2016, de acuerdo con los datos de Guttmachen para 2011 y las cifras del organismo de investigaci¨®n en materia de salud Performance Monitoring and Accountability 2020 para 2016.
No obstante, en 2017, Marie Stopes perdi¨® alrededor de una cuarta parte de su financiaci¨®n, que proporcionaba el Gobierno de Estados Unidos, en Burkina Faso. En consecuencia, suprimi¨® tres de sus nueve equipos de difusi¨®n y cort¨® el apoyo financiero a 80 cl¨ªnicas p¨²blicas.
En opini¨®n de Newman-Williams, estos recortes pueden crear un vac¨ªo peligroso en los servicios en un momento cr¨ªtico. La vicepresidenta de Marie Stopes International advierte: ¡°Cortar de ra¨ªz los avances de un pa¨ªs que ha llegado tan lejos como Burkina Faso, precisamente ahora, ser¨ªa una verdadera tragedia¡±.
Con la colaboraci¨®n de Pontsho Pilane
Este texto fue publicado originalmente en ingl¨¦s en la p¨¢gina web de Bhekisisa.
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