En la piel de Malaui
La autora cuenta su experiencia al atender las enfermedades cut¨¢neas de los pacientes en un pa¨ªs donde la esperanza de vida es de 54 a?os
A finales de 2014, Manuel y Brian, dos misioneros de la Comunidad Misionera San Pablo Ap¨®stol que trabajan en Benga (Malaui) me visitaron en Madrid. Sab¨ªan a trav¨¦s de una paciente que yo estaba involucrada en proyectos de cooperaci¨®n internacional y quer¨ªan trasladarme su preocupaci¨®n por la salud dermatol¨®gica de los habitantes de la zona. "Muchas personas tienen costras, ¨²lceras y erupciones purulentas en la piel", me dijeron.
Ellos atienden a los habitantes de la zona y dedican sus esfuerzos de manera preferente a mejorar el acceso de la poblaci¨®n al agua, los alimentos y la educaci¨®n.
Hasta ese momento, era un pa¨ªs desconocido para m¨ª. A vista de p¨¢jaro, con su clima benigno, un 20,6% de superficie cubierta por las aguas del bell¨ªsimo lago Malaui, el color rojo intenso de la tierra, los paisajes de acacias y baobabs, matorrales verde intenso y alguna monta?a siempre en el horizonte, puede parecer el para¨ªso. Si a esto unimos la mirada profunda, la sonrisa amplia y el intenso colorido de las ropas de sus habitantes, la buena impresi¨®n aumenta. Con la fresca sensaci¨®n que transmite encontrarse un porcentaje tan grande de ni?os y j¨®venes de rostros agraciados y tan escaso de ancianos, si adem¨¢s tienes la suerte de disfrutar de la sorprendente armon¨ªa de sus cantos a mil voces, Malaui es sin duda un pa¨ªs exultante. ?Nos acercamos un poco m¨¢s?
Seg¨²n el Banco Mundial, Malaui es uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del planeta. El 40% de la poblaci¨®n est¨¢ por debajo del umbral de la pobreza. Es el pa¨ªs con mayor prevalencia y con m¨¢s hu¨¦rfanos de sida del mundo. La mortalidad infantil y materna son muy elevadas.
Durante las estancias trabajamos sin tregua, atendemos enfermos dermatol¨®gicos a demanda y sin restricciones, parando solo para comer y dormir
Su recurso natural es la tierra, que est¨¢ en riesgo constante de degradaci¨®n por la presi¨®n demogr¨¢fica y los m¨¦todos rudimentarios de agricultura. En un pa¨ªs ocupado en un 20,6% por agua, la ausencia de infraestructuras hace que la agricultura dependa por completo de la lluvia. Los a?os con escasez de lluvia son a?os de hambruna.
La desnutrici¨®n, el elevado n¨²mero de personas con un sistema inmunol¨®gico deprimido por el sida, la falta de higiene por la dificultad de acceso al agua y el escaso o nulo acceso a la sanidad y a los medicamentos, se traducen en una esperanza de vida de 54 a?os. Las enfermedades dermatol¨®gicas son muy prevalentes y adquieren manifestaciones cl¨ªnicas de dimensiones impensables en nuestro medio.
Solo Lilongwe y Blantyre (capitales pol¨ªtica y econ¨®mica, respectivamente) tienen hospitales medianamente dotados. El acceso a estos centros sanitarios para la poblaci¨®n rural es muy dif¨ªcil si no imposible. En las zonas rurales, como Benga, hay peque?os dispensarios sin agua ni corriente el¨¦ctrica, donde no hay ning¨²n m¨¦dico. Est¨¢n atendidos por t¨¦cnicos entrenados en tareas sanitarias.
Con las dificultades administrativas, econ¨®micas y log¨ªsticas que conlleva un proyecto de este tipo, gracias al apoyo de muchas personas y entidades, logramos aterrizar all¨ª por primera vez en mayo de 2015 cargados de ganas, medicamentos y material m¨¦dico. Desde entonces, el proyecto crece por s¨ª mismo a un ritmo exponencial. La necesidad es real. Nosotros intentamos seguirle el ritmo cada vez con m¨¢s personal sanitario, m¨¢s medios, m¨¢s zonas atendidas y m¨¢s viajes.
Nuestro objetivo primordial es la actuaci¨®n en estrecha colaboraci¨®n ¡ªcooperaci¨®n mutua y docente¡ª con el personal sanitario local y en escrupulosa comunicaci¨®n con las autoridades sanitarias. Adem¨¢s de las actividades m¨¦dicas propiamente dichas, ponemos especial inter¨¦s en la formaci¨®n docente en h¨¢bitos saludables e higi¨¦nicos y en cuidados y prevenci¨®n de las enfermedades de la piel, mediante actividades y charlas en los centros sanitarios y en escuelas locales.
Durante las estancias trabajamos sin tregua, atendemos enfermos dermatol¨®gicos a demanda y sin restricciones, parando solo para comer y dormir. En ning¨²n momento se termina la cola de pacientes que esperan a ser atendidos desde el punto de la ma?ana a la tarde, o al d¨ªa siguiente o al a?o pr¨®ximo...
Cuando no estamos all¨ª, la atenci¨®n se mantiene. Desde el primer viaje, establecimos una red de tele-dermatolog¨ªa con los sanitarios de los distintos centros de salud. Esta red se va ampliando y perfeccionando. Cada vez son m¨¢s los t¨¦cnicos que nos remiten casos, y de una manera m¨¢s adecuada para facilitar el tele-diagn¨®stico. Cada vez se ampl¨ªa m¨¢s la red de dermat¨®logos espa?oles que ayudan en los casos dif¨ªciles o comprometidos. Recibimos casos a diario y en la gran mayor¨ªa podemos diagnosticar y recomendar tratamiento entre los medicamentos que dejamos all¨ª clasificados a su disposici¨®n.
Tanto de forma presencial como a distancia, hemos asistido a pacientes en situaciones graves, algunos muy graves, pero la gran mayor¨ªa sufren enfermedades comunes y de f¨¢cil curaci¨®n si se diagnostican y se tratan. En un alto porcentaje, son infecciones cut¨¢neas, pero la intensidad de presentaci¨®n de esta patolog¨ªa com¨²n alcanza unos grados inimaginables. Con 30 a?os de especialidad a mis espaldas y otras experiencias de cooperaci¨®n internacional, no he dejado de sorprenderme. Es la consecuencia de la suma de las malas condiciones de vida, la desnutrici¨®n, el Sida y la falta de acceso al tratamiento. Ti?as, imp¨¦tigos, sarnas y eccemas que nos resultar¨ªa intolerable para uno de nuestros ni?os.
En ocasiones ha sido muy duro, como cuando llegamos tarde, o las caracter¨ªsticas del proyecto no han sido suficientes y hemos tenido que reconocer la impotencia. El trabajo es muy satisfactorio. Poder diagnosticar y despu¨¦s curar, o entregar en mano el medicamento adecuado para el paciente y sus familiares afectados, y explicar las medidas preventivas para evitar la reca¨ªda, no tiene precio.
Cristina Galv¨¢n es dermat¨®loga del Hospital Universitario de M¨®stoles y miembro de la Academia Espa?ola de Dermatolog¨ªa y Venereolog¨ªa (AEDV)
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.