Intentemos acabar con las miserias del mundo
La ayuda al desarrollo debe integrar la lucha contra las nuevas injusticias y las antiguas batallas. Si los fondos son cada vez mayores, los recursos tambi¨¦n deben serlo
Una particularidad de la ayuda al desarrollo es que no puede permitirse empeorar la situaci¨®n de una de sus variables para mejorar otra. Ni siquiera si la situaci¨®n global mejora. Voy a intentar explicar mi idea partiendo de un supuesto simplificado en el que solo hay dos variables: la protecci¨®n del medioambiente y la lucha contra el hambre.
Las organizaciones no gubernamentales representan una cara importante de la ayuda al desarrollo. Muchas de ellas se crearon inicialmente con el objetivo de combatir el hambre en el mundo. Posteriormente, a medida que la sociedad iba tomando conciencia de nuevos problemas, estas organizaciones fueron incorporando a sus objetivos el trabajo contra ellos: tras descubrirse el deterioro generalizado del medioambiente en el mundo, muchas ONG (y, en general, el mundo de la ayuda al desarrollo) convirti¨® la protecci¨®n al mismo en una de sus variables prioritarias.
Y esa capacidad de adaptaci¨®n es, sin duda, algo bueno. Pero el hecho de tratar distintos problemas de manera simult¨¢nea puede ocasionar ciertos problemas. Pueden surgir, por ejemplo, confrontaciones tanto t¨¦cnicas como econ¨®micas entre las distintas problem¨¢ticas.
Primero, desde un punto de vista t¨¦cnico y volviendo a nuestro ejemplo inicial, la lucha contra el hambre fomenta, en algunos casos, una producci¨®n no sostenible de alimentos y, por tanto, un emperamiento del medioambiente. Seg¨²n datos de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas, existen actualmente en el planeta 815 millones de hambrientos. Al tratar de solucionar este problema, se incurre en procesos de sobreexplotaci¨®n agr¨ªcola. Estos, a su vez, derivan en r¨¢pidos procesos de degradaci¨®n de suelos, oc¨¦anos, bosques, agua potable y biodiversidad. Por ello, el segundo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible defiende "poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrici¨®n y promover la agricultura sostenible". No solo para mejorar la situaci¨®n de los millones de hambrientos que existen hoy en el mundo. Tambi¨¦n para alimentar a los 2.000 millones de personas adicionales que vivir¨¢n en el a?o 2050.
Segundo: en la ayuda al desarrollo, como en todo, los recursos econ¨®micos son limitados: ?de d¨®nde salen los fondos necesarios para luchar contra nuevas problem¨¢ticas? Dicho de otra forma y retomando el supuesto inicial, ?para mejorar una de sus variables (la lucha contra el hambre, por ejemplo), la ayuda al desarrollo deber¨¢ sacrificar otra de estas variables (la defensa del medioambiente)?
Existen disciplinas que aceptan intercambios entre sus variables. En macroeconom¨ªa, por ejemplo, la teor¨ªa de la curva de Philips demuestra que, al menos en el corto plazo, se puede hacer intercambios entre paro e inflaci¨®n. Es decir, podemos reducir el paro aumentando el nivel de inflaci¨®n. ?Podemos hacer algo as¨ª en la ayuda al desarrollo? ?Es posible luchar contra el hambre a expensas de la defensa del medioambiente?
Yo creo que esto no es posible. Primero, por motivos pr¨¢cticos. Ahora no se pueden detener proyectos de protecci¨®n del medioambiente que se iniciaron hace a?os. Los beneficios de estos solo se obtienen si se implanta la totalidad del proyecto. Detenerlos a mitad de la vida del proyecto significar¨ªa tirar por tierra toda la inversi¨®n realizada hasta ahora. Y segundo, por motivos ¨¦ticos: pienso que ni los m¨¢s ac¨¦rrimos luchadores contra el hambre estar¨ªan dispuestos a que su lucha se sustente a costa de la defensa del medioambiente.
Hay que lograr una f¨®rmula que asegure los fondos de ayuda al desarrollo, con independencia de momento que viva la econom¨ªa
Bajo esta perspectiva, solo veo dos salidas. La primera es que una de las problem¨¢ticas de la ayuda al desarrollo desaparezca: por ejemplo, que la situaci¨®n del medioambiente mejore tanto que ya no requiera fondos de la ayuda al desarrollo. As¨ª, los fondos que hasta entonces se destinaban a su protecci¨®n pasar¨ªan a destinarse a la lucha contra el hambre¡ Desgraciadamente pienso que la protecci¨®n al medioambiente va a requerir recursos durante muchos a?os a¨²n.
Y eso nos lleva hasta la segunda salida, que consiste en asegurar el incremento constante de los fondos que se destinan a la ayuda al desarrollo. Habr¨ªa que encontrar una f¨®rmula que asegure la disponibilidad en el tiempo de los fondos de la ayuda al desarrollo, con independencia de momento que viva la econom¨ªa (bonanza o crisis).
Sin embargo, esta posibilidad me parece hoy irreal: lo acontecido en 2008 demuestra que los fondos de la ayuda al desarrollo se reducen enormemente en periodos de crisis econ¨®micas: el informe titulado La realidad de la ayuda 2013 explica la participaci¨®n que ha tenido la ayuda p¨²blica en la cooperaci¨®n internacional al desarrollo en el periodo 2008-2012 (es decir, en los a?os inmediatamente posteriores a la crisis). Dicho informe concluye que la Ayuda Oficial al Desarrollo espa?ola tuvo un espectacular recorte del 70% en esos cuatro a?os.
El ser humano toma conciencia continuamente de nuevas injusticias. Y la ayuda al desarrollo debe integrar la lucha contra esas injusticias en sus actividades sin por ello descuidar sus antiguas batallas. Puesto que la actividad de la ayuda al desarrollo es cada vez mayor, los recursos de los que dispone deben ser, tambi¨¦n, cada vez mayores.
Miguel Forcat Luque es economista y trabaja para la Comisi¨®n de la Uni¨®n Europea. El prop¨®sito de este art¨ªculo fue escrito por el autor por su propio nombre y no refleja necesariamente el punto de vista de la instituci¨®n para la que trabaja. El prop¨®sito de este art¨ªculo no compromete la responsabilidad de esta instituci¨®n.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.