La muerte de un joven viajante
Tenemos que poner fin a esta Era del Pl¨¢stico Infinito. No hay otra soluci¨®n.Est¨¢ contamin¨¢ndolo todo. ?No notan que hasta los discursos pol¨ªticos son de pl¨¢stico?
El ¨²ltimo gran cet¨¢ceo marino que vino a morir a las costas espa?olas, un cachalote (Physeter macrocephalus) macho joven de 6 toneladas de peso y 10 metros de longitud, no falleci¨® por asfixia al quedar varado por desorientaci¨®n. Su cuerpo fue encontrado en la costa del cabo de Palos, en Murcia, el pasado 27 de febrero. Seg¨²n la autopsia, muri¨® por peritonitis. Los forenses extrajeron del cad¨¢ver 29 kilos de basura pl¨¢stica. Ten¨ªa en el est¨®mago e intestinos trozos de red, cabos, bolsas, sacos de rafia (polipropileno) de los utilizados para transporte de escombros y un bid¨®n. La peritonitis aguda puede causar una muerte espantosa, una especie de implosi¨®n del cuerpo. ?Cu¨¢ntos cet¨¢ceos, cu¨¢ntas tortugas, cu¨¢ntos seres marinos estar¨¢n sufriendo hoy esta agon¨ªa cruel, esta muerte violenta por tortura pl¨¢stica?
Quiz¨¢s ese cachalote joven ten¨ªa un nombre. No lo sabemos. Los peque?os cet¨¢ceos viven un tiempo de aprendizaje con sus mayores, hay una transmisi¨®n generacional, que incluye un sistema ¡°ling¨¹¨ªstico¡± que para el o¨ªdo humano son ultrasonidos, y que pueden alcanzar millas en distancia submarina. As¨ª que en los oc¨¦anos, adem¨¢s de nuestros cables telef¨®nicos, hay rutas invisibles con ondas que transmiten sus propios c¨¢nticos, avisos, llamadas de miedo o deseo, noticias de nacimiento o muerte. S¨ª, quiz¨¢s el cachalote que agoniz¨® en el cabo de Palos, reventado por la escoria pl¨¢stica, ten¨ªa un nombre. En lengua inuit hay una expresi¨®n, Quviasuktunga tamaninnama, que significa ¡°Estoy contento de estar aqu¨ª¡±. Creo que ser¨ªa un buen nombre para un ser joven de 10 metros que se lanza a conocer los mares. La noticia de su muerte, por una vez, ha aparecido en los medios de informaci¨®n humanos. ?Qu¨¦ dir¨¢n los ultrasonidos marinos?
El mar hoy no est¨¢ para bromas. Las historias que cuenta suelen ser dram¨¢ticas. Lo hemos convertido en un gran estercolero. Vomita y vomita pl¨¢sticos. Hay ya continentes flotantes que son basureros.
Con lo que arroja a las orillas, el mar nos cuenta nuestra historia. A veces, se expresa con intriga. En el vientre del ¨²ltimo cachalote que despiezaron en la base ballenera de Caneli?as, en la costa coru?esa, felizmente paralizada desde los a?os ochenta, encontraron un elegante zapato de tac¨®n de aguja. Los operarios buscaron sin ¨¦xito el otro tac¨®n por todas las cavidades del cuerpo. Y qued¨® ese ¨²ltimo enigma surrealista para la caza ballenera. A veces, el mar act¨²a con un humor ir¨®nico. Durante un temporal, arrebat¨® dos grandes contenedores a un mercante. Los arrastr¨® hacia la costa de las R¨ªas Altas. Uno de ellos qued¨® varado en Cedeira. Quienes lo descubrieron se encontraron que estaba lleno de zapatillas deportivas de gran calidad. Pero hab¨ªa un problema. Todas eran del pie izquierdo. Ese mismo d¨ªa, a pocos kil¨®metros, en Cari?o, el mar arroj¨® otro contenedor. Lo abrieron. Magn¨ªficas zapatillas deportivas, todas del pie derecho. Entre Cedeira y Cari?o, como suele pasar entre lugares vecinos, hay una rivalidad hist¨®rica. Pero la diosa Nike consigui¨® unirlos esta vez. Quedaron en un punto intermedio, milagroso, el santo Andr¨¦ de Teixido, y all¨ª se hizo el canje para que se reencontraran los pares.
El mar hoy no est¨¢ para bromas. Las historias que cuenta suelen ser dram¨¢ticas. Lo hemos convertido en un gran estercolero. Vomita y vomita pl¨¢sticos. Hay ya continentes flotantes que son basureros. El m¨¢s extenso se encuentra en el Pac¨ªfico Norte, y se extiende entre California y Haw¨¢i. Su ¡°geolog¨ªa¡± est¨¢ formada por alrededor de 100.000 toneladas de desperdicios pl¨¢sticos, en gran parte redes abandonadas, botellas y dep¨®sitos, cacharrer¨ªa electr¨®nica, juguetes infantiles, mobiliario, un infierno pavimentado por una masa de caucho y cajones y bolsas de pl¨¢stico, todo generando la gran sopa de micropl¨¢sticos que llegan hasta el ¨²ltimo rinc¨®n del planeta. La extensi¨®n de la Gran Mancha equivale en superficie a cuatro veces la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Pero se est¨¢n formando ya otros continentes de basura en el Atl¨¢ntico Norte y el Pac¨ªfico Sur. Y el Mediterr¨¢neo est¨¢ amenazado por el envenenamiento pl¨¢stico.
Tenemos que poner fin a esta Era del Pl¨¢stico Infinito. No hay otra soluci¨®n. Est¨¢ contamin¨¢ndolo todo. ?No notan que hasta los discursos pol¨ªticos son de pl¨¢stico?
Hay voluntarios que recogen cada d¨ªa, en una sola playa, mil bastoncillos de limpiar los o¨ªdos. La persona que arroja directamente al retrete los dichosos bastoncillos o es muy ignorante o tiene la conciencia plastificada. Deber¨ªa meter la cabeza en el mar hasta o¨ªr el canto de agon¨ªa de los cet¨¢ceos.
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