No lo compres, que te lo comes
La mejor forma de combatir nuestro impulso de ingerir alimentos malsanos es no tenerlos a mano
¡°Ojos que no ven, coraz¨®n que no siente¡±. Al leer este conocido refr¨¢n, todos los nutricionistas piensan en el efecto negativo que ejerce sobre nuestro coraz¨®n (o sobre nuestro sistema cardiovascular) ingerir a menudo productos insanos. Es mejor que nuestros ojos no los vean para no sucumbir a la tentaci¨®n y da?ar a nuestro coraz¨®n. Por desgracia, los consumimos excesivamente. El ¨²ltimo estudio sobre el tema constat¨® que los espa?oles cubrimos el 31,7% de nuestras calor¨ªas con alimentos ultraprocesados, y que el 80,4% del az¨²car que ingerimos proviene de tales ¡°alimentos¡±. No es un panorama tan desolador como el de Estados Unidos, donde el 57,9% de las calor¨ªas consumidas proviene de alimentos ultraprocesados, pero que casi una tercera parte de nuestra energ¨ªa provenga de productos superfluos deber¨ªa encender sin falta todas las alarmas.
?Por qu¨¦ nos cuesta tanto evitar la tentaci¨®n? Nos cuesta, sobre todo, por cuatro factores, englobados en las llamadas ¡°cuatro pes del marketing¡±. Son las siguientes:
Publicidad (en televisi¨®n, Internet, tiendas, pel¨ªculas, series, juegos de ordenador o de tel¨¦fonos m¨®viles, etc.), particularmente perjudicial en la salud infantil.
Producto (composici¨®n, sabor, aroma, textura, densidad de calor¨ªas, tama?o de la porci¨®n, etc.), factor del que hablaremos en este art¨ªculo.
Punto de venta (no solo en supermercados [en los que encontramos muchos ¡°falsos saludables¡±, como expuso en este texto la nutricionista Luc¨ªa Mart¨ªnez], tambi¨¦n encontramos productos malsanos listos para comer en bares, restaurantes, supermercados, gasolineras, quioscos, escuelas e incluso hospitales). Hay ciertos lugares, como los parques de atracciones, que son aut¨¦nticos ¡°campos de minas¡± o, dicho de otro modo, ¡°desiertos de alimentos¡±.
Precio (cada vez es m¨¢s barato comer alimentos insanos, seg¨²n justific¨® el pediatra Carlos Casabona en su libro T¨² eliges lo que comes). Chandon y Wansink se expresaron con esta rotundidad en octubre de 2012 en la revista cient¨ªfica Nutrition Reviews: "La fijaci¨®n de precios es uno de los factores del marketing m¨¢s importantes (si no el que m¨¢s) para predecir nuestro aumento en el consumo de energ¨ªa y el incremento en las tasas de obesidad". El precio es uno de los factores que m¨¢s determina nuestra ingesta de productos insanos, y de ah¨ª que tenga sentido introducir impuestos a productos nocivos como las bebidas azucaradas, factor que en Catalu?a se ha relacionado con una reducci¨®n del 22% en su consumo.
?C¨®mo podemos luchar los consumidores contra el poderoso impacto de estas cuatro pes? En junio de 2016, propuse otras cuatro pes para contrarrestarlas:
Pensar lo que comemos (muchos de nosotros no somos conscientes de la cantidad de alimentos malsanos que ingerimos),
Planificar (imprescindible para evitar comprar de manera compulsiva),
Prescindir de alimentos superfluos y
Tener Paciencia (no es f¨¢cil reeducar a nuestro paladar).
Sea como fuere, en el presente art¨ªculo tan solo repasar¨¦ brevemente, de entre las cuatro pes del marketing, el factor ¡°producto¡±.
Producto irresistible, tentaci¨®n irrefrenable
Tenemos una tendencia innata a elegir alimentos ricos en grasa, sal y az¨²car, ya que de ello ha dependido nuestra supervivencia
La ciencia y tecnolog¨ªa de los alimentos avanza a marchas forzadas para conseguir conquistar nuestro paladar y nuestro est¨®mago, pero sobre todo nuestro bolsillo. Las empresas de alimentaci¨®n saben que mejorar la palatabilidad de sus productos se traducir¨¢ en un mayor consumo y por eso invierten un aut¨¦ntico dineral en conseguir la combinaci¨®n perfecta de textura, sabor, color, aroma y temperatura que har¨¢ que sigamos comiendo pese a estar saciados, es decir, por encima de nuestros mecanismos de hambre y saciedad. ?Por qu¨¦? Por nuestra tendencia innata a elegir alimentos ricos en grasa, sal y az¨²car, seg¨²n constat¨® una investigaci¨®n de la Universidad de Birmingham, ya que de ello ha dependido nuestra supervivencia en otros momentos de la historia.
En teor¨ªa, nuestro apetito se modula, entre otros factores, mediante un mecanismo cerebral que controla el llamado "equilibrio energ¨¦tico", tambi¨¦n conocido como "regulaci¨®n homeost¨¢tica", que pretende equiparar la energ¨ªa que gastamos con la que consumimos con los alimentos. Sin embargo, en el control del apetito inciden otras variables como la "regulaci¨®n hed¨®nica"; en ella participan factores emocionales y de motivaci¨®n, pero sobre todo la palatabilidad de los alimentos. De entre los productos m¨¢s irresistibles, la investigaci¨®n se?al¨® a los siguientes:
Dulces y postres, como el chocolate, bu?uelos, galletas, pasteles, dulces y helados de crema.
Aperitivos salados, como patatas fritas o galletas saladas.
Comidas r¨¢pidas, como hamburguesas, pizza o pollo frito.
Bebidas azucaradas, como los (mal llamados) ¡°refrescos¡± de cola, naranja o lim¨®n, el t¨¦ dulce, los batidos, el caf¨¦ dulce u otras bebidas con az¨²car.
Clifford B. Saper y colaboradores reflejaron en la revista Neuron en octubre de 2002 que tendemos a consumir sustancias dulces y saladas m¨¢s all¨¢ de la necesidad de reposici¨®n de energ¨ªa, mientras que tendemos a evitar las sustancias muy agrias o amargas, dado que se asocian en la naturaleza con alcaloides t¨®xicos o con la inmadurez de los alimentos. En el lado opuesto, los sabores dulces, grasientos o salados indican a nuestro cerebro que estamos ante alimentos con nutrientes importantes para la supervivencia. No obstante, como en nuestro medio el problema no es la falta, sino el exceso de calor¨ªas, nuestros mensajes cerebrales boicotean la regulaci¨®n homeost¨¢tica antes citada.
La sobreabundancia de productos malsanos, su enorme variedad, el mayor tama?o de las raciones de consumo, su bajo precio, las siempre innovadoras campa?as de publicidad o la f¨¢cil accesibilidad de alimentos malsanos son otros de los factores que justifican nuestra excesiva ingesta de ellos. Todo esto se traduce en un consumo exagerado de calor¨ªas, un aumento de peso y un mayor riesgo de enfermedades cr¨®nicas.
Resistir es vencer
Todo lo anterior nos lleva a un imprescindible libro titulado Consumo inteligente y publicado en 2014 por el doctor Juanjo C¨¢ceres. El doctor C¨¢ceres considera que, aunque sobre nuestras decisiones influye un amplio abanico de factores, muchos de ellos est¨¢n fuera de nuestro control. Sin embargo, a?ade que ¡°no todo est¨¢ perdido¡±, ya que ¡°los seres humanos tambi¨¦n somos racionales y podemos utilizar nuestro raciocinio para movernos con criterio en este entorno adverso¡±.
Dicho criterio pasa, seg¨²n ¨¦l, por ser conscientes del ambiente comercial que nos rodea, por comprender que nuestras decisiones est¨¢n fuertemente influenciadas, por conocer cu¨¢les son las estrategias y t¨¢cticas que se utilizan para persuadirnos, por programar las pautas de conducta que nos proteger¨¢n de cualquier injerencia en nuestros procesos de decisi¨®n y por fortalecer nuestra posici¨®n y adoptar respuestas que nos protejan. No es tarea f¨¢cil (nadie en su sano juicio considera que lo sea), pero tampoco es imposible.
El doctor C¨¢ceres emite en el citado libro una reflexi¨®n imprescindible: ¡°resistir es vencer¡±. Es algo similar a lo que sugiere un refr¨¢n relacionado con el que he empezado este texto: ¡°Lo que los ojos no ven, el coraz¨®n no lo desea¡±.
Julio Basulto (@JulioBasulto_DN) es un Dietista-Nutricionista que intenta convencer al mundo de que comer mal no se compensa con una zanahoria. Tambi¨¦n imparte conferencias, ejerce como docente en varias instituciones acad¨¦micas, colabora con diferentes medios de comunicaci¨®n y es autor de numerosas publicaciones cient¨ªficas y divulgativas (www.juliobasulto.com).
NUTRIR CON CIENCIA es una secci¨®n sobre alimentaci¨®n basada en evidencias cient¨ªficas y en el conocimiento contrastado por especialistas. Comer es mucho m¨¢s que un placer y una necesidad: la dieta y los h¨¢bitos alimenticios son ahora mismo el factor de salud p¨²blica que m¨¢s puede ayudarnos a prevenir numerosas enfermedades, desde muchos tipos de c¨¢ncer hasta la diabetes. Un equipo de dietistas-nutricionistas nos ayudar¨¢ a conocer mejor la importancia de la alimentaci¨®n y a derribar, gracias a la ciencia, los mitos que nos llevan a comer mal.
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