¡°Las ambiciones est¨¢n destruyendo mucho de lo poco logrado en ?frica¡±
Con dos conciertos por delante en Espa?a, la maliense Oumou Sangar¨¦ desvela por qu¨¦ sigue siendo un s¨ªmbolo de la fortaleza y la lucha incesante de la mujer africana
A pesar de haberse dedicado a la m¨²sica durante toda su infancia y adolescencia acompa?ando a su madre (Aminata Diakit¨¦) en los coros en bodas y bautizos, la carrera internacional de la maliense Oumou Sangar¨¦ no explosion¨® hasta que ten¨ªa 20 a?os. Lo hizo de forma abrumadora en 1989 con su ¨¢lbum debut Moussolou [Mujeres], que abogaba contundentemente por sus derechos. Desde esa primera declaraci¨®n de intenciones en forma de disco ya criticaba los matrimonios infantiles o la poligamia, que hab¨ªa conocido de primera mano a trav¨¦s de la experiencia de sus padres. Su voz se convirti¨® pronto en una de las m¨¢s aclamadas de ?frica occidental.
Casi tres d¨¦cadas m¨¢s tarde, Sangar¨¦ ha cosechado ¨¦xitos en todo el planeta y es una de las figuras m¨¢s potentes del panorama sonoro africano. A punto de pisar los escenarios de las fiestas de San Isidro, en Madrid, el 12 de mayo y del Primavera Sound de Barcelona el 1 de junio, la diva maliense cuenta los entresijos de su ¨²ltimo ¨¢lbum y desvela por qu¨¦ sigue siendo un icono y un s¨ªmbolo de la fortaleza y la lucha incesante de la mujer africana.
¡°Por todas las dificultades a?adidas que experimentan las africanas, tiene m¨¢s m¨¦rito cada una de sus historias de superaci¨®n. Necesitamos visualizarlo, y hablar de ello para darlo a conocer y luchar contra esa realidad¡±, dice?Sangar¨¦ cuando se le pregunta acerca de pandemias socioculturales que afectan a Mal¨ª relacionadas con la violaci¨®n de los derechos de las mujeres ¡ªpor ejemplo, la mutilaci¨®n genital femenina, practicada a cerca del 90% de las malienses, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud¡ª. Sin embargo, la artista, de 50 a?os, se niega a quedarse solo con las narrativas que se centran en lo negativo. "Poco a poco vemos mujeres que acceden a puestos de poder y que empiezan a ser escuchadas. La verdadera revoluci¨®n comienza en cada una de sus casas, han de saber que no est¨¢n solas y que las cosas est¨¢n cambiando¡±, contesta durante una entrevista realizada por correo electr¨®nico en abril.
La violencia de g¨¦nero, la feminizaci¨®n de la pobreza o la falta de acceso a la educaci¨®n de las ni?as minan las oportunidades de las j¨®venes en todo el continente. Pero el activismo de mujeres valientes es crucial para dar ejemplo, motivo por el cual la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO) la nombr¨® embajadora oficial en 2003.
Sangar¨¦ reivindica la necesidad de que la m¨²sica sea un veh¨ªculo de transmisi¨®n de conocimientos, de educaci¨®n, de cr¨ªtica social y de emancipaci¨®n colectiva
¡°Participo en programas de apoyo y formaci¨®n para dar ejemplo de c¨®mo se puede revertir la situaci¨®n de esas mujeres, el verdadero motor del continente¡±, reconoce la cantante de voz t¨®rrida y ¨¢spera, elegante e hipn¨®tica. A pesar de las lacras que azotan el pa¨ªs,?Sangar¨¦ muestra un profundo respeto por sus costumbres: ¡°Siempre he hecho bandera de las tradiciones de Mal¨ª. Aunque mi m¨²sica no es exactamente tradicional, al menos no en mi ¨²ltimo trabajo, me gusta fusionar la tradici¨®n con la modernidad. La cultura de Mal¨ª es ancestral, tiene una historia de muchos siglos y nexos de uni¨®n con otros muchos pa¨ªses de ?frica occidental de antes de la colonizaci¨®n. Es muy colorista y con gran variedad de estilos, instrumentos propios y tradiciones que se han transmitido de modo oral de generaci¨®n en generaci¨®n a trav¨¦s de la m¨²sica. De ah¨ª la importancia de las historias que narramos¡±.
Un continente de gente de hoy
Sangar¨¦ es la renovadora m¨¢s vers¨¢til de los sonidos wassoulou, estilo originario del boscoso suroeste de Mal¨ª, tradicionalmente reservado a los hombres y del que hoy es una mensajera indiscutible. Y con su wassoulou hecho pop a trav¨¦s del coqueteo natural de n'gonis, karignans y calabazas con sintetizadores y guitarras el¨¦ctricas, pisar¨¢ Madrid y Barcelona dentro de poco para presentar su quinto ¨¢lbum de estudio, Mogoya [La gente de hoy] (No Format, 2017). Grabado en Estocolmo y producido en Par¨ªs, el disco crea un sonido m¨¢s contempor¨¢neo que los anteriores, apuntando mensajes dirigidos a un p¨²blico eminentemente joven llamado a transformar el mundo.
¡°Cada vez que lanzo un nuevo ¨¢lbum la gente sabe que tengo algo nuevo que decir. No se trata solo de si puedes bailar con mi m¨²sica, si te hace mover y es pegadiza, si te cautiva por su sonido. Se trata de lo que tengo que decir a trav¨¦s de ella¡±, aclara la artista, reivindicando la necesidad de que la m¨²sica sea un veh¨ªculo de transmisi¨®n de conocimientos, de educaci¨®n, de cr¨ªtica social y de emancipaci¨®n colectiva. ¡°Hablo para toda la sociedad, mujeres y hombres, y cada vez que uno de mis temas se populariza, su mensaje tambi¨¦n se est¨¢ transmitiendo¡±.
Su carrera se desarrolla entre Par¨ªs y Bamako, dos ciudades unidas por la historia de la colonizaci¨®n y entre las que ha habido multitud de transferencias art¨ªsticas. ¡°Desde el principio de mi carrera he grabado con sellos occidentales, la verdad es que me gusta centrarme en ?frica y mi p¨²blico aqu¨ª es clave para mi vida. Pero no dejo de mirar tambi¨¦n al resto del mundo y pensar en sellos africanos con relevancia fuera del continente es dif¨ªcil. Creo que la suma de conocimientos es buena en este caso¡±.
¡°Algo del proceso tambi¨¦n tuvo lugar en Bamako, donde empezamos con ciertas voces y coros y a darle la forma inicial. Pero ah¨ª a veces no tengo la calma total o la posibilidad de encerrarme en un estudio ocho o 10 d¨ªas y centrarme nada m¨¢s que en el disco. Demasiadas distracciones y deberes¡¡±, explica Sangar¨¦. Y no es de extra?ar, porque en Bamako, como en todo Mal¨ª y en ?frica por extensi¨®n, ella es mucho m¨¢s que una cantante, una artista o una activista. All¨ª es propietaria de un hotel y una sala de conciertos y tambi¨¦n regenta un negocio de importaci¨®n de autom¨®viles y hasta cre¨® una ONG para ayudar a ni?as lazarillo. Motivos por los que probablemente ha tardado ocho a?os desde su anterior trabajo Seya (World Circuit Records, 2009), que fue nominado a un Grammy, para gozar de los nueve nuevos cortes que forman el disco. ¡°Es complicado hoy poner un nuevo disco en el mercado, toma tanto tiempo y esfuerzo, que tiene que ser algo de lo que realmente est¨¦s convencida¡±, comenta Sangar¨¦, que ha conseguido lanzar discos que valgan la pena tanto a nivel musical como simb¨®lico.
Ha sacado adelante un trabajo que ha superado todas las expectativas y que sigue lanzando dardos contra las injusticias y sirviendo como herramientas de sensibilizaci¨®n social cantadas en wassoulou n'ke, su lengua materna. En Minata waraba [Aminata la leona], rinde tributo a su madre. En la canci¨®n Yere Faga, explosivo ¨¦xito en el que participa el bater¨ªa y arquitecto del afrobeat, Tony Allen, aborda el delicado tema del suicidio.
Pero a lo largo de Mogoya, Sangar¨¦ habla de multitud de asuntos que son aut¨¦nticos recipientes de sabidur¨ªa popular. Trata de la p¨¦rdida de esperanzas entre la poblaci¨®n maliense, que acaba arriesgando su vida tratando de llegar a Europa a trav¨¦s de arriesgadas y letales traves¨ªas que, lamentablemente, vemos cada d¨ªa en los telediarios; de los peligros de hacer caso de los chismes y los rumores. Advierte a las mujeres de caer en relaciones con hombres abusivos. De la ruptura de la confianza entre las personas en la sociedad maliense tras el conflicto b¨¦lico. Pero tambi¨¦n de la crisis econ¨®mica y de valores que azota al mundo y que hace que para muchos mirar hacia ?frica sea hoy un motivo de esperanza.
"Tenemos un sentido de comunidad que es dif¨ªcil encontrar en otras partes del mundo, creo que es uno de nuestros valores positivos. Tambi¨¦n hay algo com¨²n en el car¨¢cter positivo de un africano, de saber tirar adelante a pesar de las dificultades", argumenta. Pero no duda en reconocer que ?frica tiene muchas dificultades y que es preciso revisar la historia y replantear seriamente c¨®mo solucionar los retos que atraviesa el continente. ¡°El mal tambi¨¦n nos infecta y las ambiciones est¨¢n destruyendo mucho de lo poco logrado. Tal vez toca respetarnos m¨¢s como continente desde fuera, nuestra historia de saqueos sufridos merma nuestras posibilidades, pero ahora necesitamos de ayuda exterior en modo de desarrollo propio. Incluso como mercado tenemos un gran potencial presente y futuro. Hace falta un gran cambio global dentro de nuestras particularidades. Con desarrollo propio dejaremos de ver c¨®mo nuestros j¨®venes se dejan la vida tratando de llegar a vuestras costas¡±, remata la cantante y defensora de los derechos humanos globales.
Gemma Sol¨¦s i Coll es miembro de Wiriko, un magac¨ªn especializado en artes y culturas africanas.
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