Diez mentiras ensartadas
La piedra de toque para Trump ser¨¢ el acuerdo nuclear con Corea del Norte
Donald Trump es incapaz de hilvanar una sola frase sin exagerar, tergiversar o decir lo contrario de la verdad, es decir, mentir. No es extra?o que su discurso para dar a conocer la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Ir¨¢n contenga al menos diez mentiras, ensartadas como en un rosario.
En la cuesti¨®n iran¨ª hay una mentira fundacional, que ni siquiera fue mencionada en el anuncio de la retirada. Pertenece a la campa?a electoral y va dirigida a desprestigiar a Obama y al entero establishment diplom¨¢ticoestadounidense, occidental e incluso internacional, puesto que dice que se trata del peor acuerdo de la historia. Como si no hubiera existido el Pacto de M¨²nich en 1938 entre Hitler y Chamberlain, por el que la Alemania hitleriana qued¨® con las manos libres para invadir Checoslovaquia, y que ha pasado a la historia como la medida de la iniquidad diplom¨¢tica, una especie de barra de platino iridiado del derrotismo y de la debilidad de las democracias ante la dictadura totalitaria, y referencia universal para la cobard¨ªa pol¨ªtica al igual que la referencia del metro, depositada en el Museo de Pesos y Medidas de Par¨ªs, sirve para la unidad de medida de la longitud.
Despu¨¦s de la mentira fundacional llega la inaugural, justo en la primera frase del discurso, en la que se atribuye a s¨ª mismo ¡°los esfuerzos para evitar que Ir¨¢n adquiera el arma nuclear¡±, cuando la ruptura del acuerdo hace todo lo contrario, puesto que deja manos libres a los iran¨ªes para que vuelvan a enriquecer uranio. En la segunda frase no hay una mentira sino dos: Ir¨¢n es el r¨¦gimen l¨ªder en el patrocinio mundial del terrorismo, que apoya a los talibanes y a Al Qaeda. Chi¨ªes que apadrinan a terroristas sun¨ªes, nada menos.
La siguiente, de mayor envergadura, tarda un poco m¨¢s en llegar en su discurso. El acuerdo, lejos de servir para frenar la bomba, ¡°permite a Ir¨¢n la continuaci¨®n del enriquecimiento de uranio y, m¨¢s tarde, alcanzar el umbral del arma nuclear¡±. Ya van cinco. La sexta es una tergiversaci¨®n por fanfarroner¨ªa. ?l lo hubiera hecho mejor: ¡°Un acuerdo constructivo podr¨ªa haberse alcanzado a tiempo, pero no fue as¨ª¡±. La s¨¦ptima llega con documentos, los suministrados por Netanyahu en su espect¨¢culo televisivo, donde nada demostr¨® que no perteneciera al pasado, antes del acuerdo, y que le permiten decir que Ir¨¢n lo incumple, cuando es ¨¦l mismo quien lo incumple y lo rompe ahora. Con la octava y la novena utiliza el truco de la inversi¨®n: atribuir al adversario los pecados propios. El acuerdo firmado por Obama ¡°no trajo la calma, no trajo la paz y nunca los traer¨¢¡±; ¡°pronto habr¨¢ una carrera armament¨ªstica en Oriente Pr¨®ximo¡±. Estos ser¨¢n los dos efectos de la retirada de Washington del acuerdo: desestabilizar la regi¨®n e incrementar el riesgo de guerra y, a la vez, estimular, la carrera armament¨ªstica. La d¨¦cima y ¨²ltima, sirve para despreciar el rigor de las inspecciones, que no sirven para ¡°prever, detectar y permiten hacer trampas¡±.
La piedra de toque para esta sarta de mentiras estar¨¢ en Corea del Norte, con la que Trump quiere obtener un acuerdo nuclear que encontrar¨¢ como patr¨®n de medida exactamente el que ahora ha rechazado.
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