El decadente ventr¨ªlocuo de Berl¨ªn

Se equivoca Carles Puigdemont si piensa que va a manejar eternamente los hilos de Quim Torra, el nuevo presidente de la Generalitat. La escena que se producir¨¢ hoy en Berl¨ªn (con el expresidente fugado haciendo el papel de Mari Carmen y el reci¨¦n investido, el de sus mu?ecos), del ventr¨ªlocuo actuando sin mover los labios, no puede durar mucho tiempo. Antes o despu¨¦s, Torra se dar¨¢ cuenta del poder que acumula y matar¨¢ al padre, como hizo Puigdemont con Artur Mas.

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El poder es un virus que va adue?¨¢ndose del cuerpo de la persona y que al llegar al cerebro le lleva a disfrutar de ¨¦l, aumentarlo y conservarlo el m¨¢ximo tiempo posible. Es verdad que, en este caso, el presidente que declar¨® la independencia de Catalu?a ha conseguido crear una especie de simbolismo m¨¢gico que le sit¨²a en la c¨²spide del catalanismo, pese a ser un mediocre iluminado que precipit¨® el proc¨¦s por el abismo.

La duda es cu¨¢nto durar¨¢ el ventr¨ªlocuo de Berl¨ªn hablando por la boca del Quim Torra. Y la respuesta es dif¨ªcil de concretar, teniendo en cuenta la cantidad de inc¨®gnitas que todav¨ªa persisten en Catalu?a.

En primer lugar, hay que ver qui¨¦nes forman el nuevo Gobierno de la Generalitat. Se sabe que Junts per Catalunya y ERC se repartir¨¢n los sillones a partes iguales, pero falta por confirmarse qui¨¦nes ocupar¨¢n las vicepresidencias y los cargos importantes. El expresidente fugado seguro que coloca a sus m¨¢s fieles seguidores en la c¨²spide del Gobierno, pero Oriol Junqueras, que hasta ahora no se ha atrevido a dar la batalla abierta contra el pr¨®fugo, tendr¨¢ algo que decir desde su encierro si no quiere ver c¨®mo su partido se sigue diluyendo como un azucarillo.

Adem¨¢s, los procedimientos judiciales en marcha jugar¨¢n un papel muy destacado en los pr¨®ximos meses en el devenir de la pol¨ªtica catalana. Extradiciones, inhabilitaciones, encarcelamientos... O, por el contrario, puesta en libertad de los l¨ªderes pol¨ªticos ahora en prisi¨®n provisional. Lo que decidan los tribunales de algunos pa¨ªses europeos y el propio juez Llarena dar¨¢n m¨¢s o menos protagonismo al nuevo presidente.

Y, por ¨²ltimo, la agenda electoral que decidan los partidos independentistas ser¨¢ decisiva para fijar el nivel de poder que vaya a asumir Torra. Como muy pronto, se pueden celebrar unas nuevas elecciones auton¨®micas en Catalu?a el pr¨®ximo 21 de diciembre. Tambi¨¦n hay la opci¨®n de hacerlas coincidir con las municipales de la pr¨®xima primavera. O aguantar toda la legislatura, enredando, amagando e incluso dando en un nuevo proceso hacia la independencia.

Demasiadas inc¨®gnitas sobre el tablero de un juego en el que, hasta el momento, todos pierden: los independentistas y los constitucionalistas. Lo que est¨¢ claro es que, en alg¨²n momento, Puigdemont dejar¨¢ de marcar la agenda en Catalu?a desde Berl¨ªn o Waterloo. Su tiempo est¨¢ acabando; es un ventr¨ªlocuo decadente.