Las bestias de la playa
Arte, filosof¨ªa, t¨¦cnica: las esculturas cin¨¦ticas de Theo Jansen asombran al mundo
PODEMOS EXPLICAR qu¨¦ es con exactitud el arte? ?Una sinfon¨ªa mel¨®dica, un lienzo con trazos de color, una escultura amasada con la mano? Hace un siglo, Marcel Duchamp sacudi¨® los juicios can¨®nicos al presentar un urinario en la exposici¨®n de una Sociedad Art¨ªstica, y desde entonces ha habido muchas revoluciones est¨¦ticas que han ido cuestionando siempre los l¨ªmites de lo que consideramos arte.
El holand¨¦s Theo Jansen es una de esas figuras subversivas que crea con absoluta libertad, sin tomar la tradici¨®n como una jaula. Tiene formaci¨®n cient¨ªfica y ha llegado a afirmar que ¡°las fronteras que separan el arte y la ingenier¨ªa s¨®lo existen en nuestra imaginaci¨®n¡±. Sus obras son grandes esculturas cin¨¦ticas a las que llama strandbeest, bestias de playa. Se trata de armazones gigantescos realizados con tubos de pl¨¢stico, botellas recicladas, bridas o maderas. Tienen el aspecto de animales prehist¨®ricos, de esqueletos colosales que perviven desde otro tiempo.
Su gran singularidad es que est¨¢n construidos para cobrar vida. Jansen fabrica dos al a?o y las pone a prueba en las playas de La Haya, la ciudad holandesa en la que vive. Las bestias, dise?adas con inteligencia cin¨¦tica, se mueven por esas playas empujadas por el viento. El espect¨¢culo es fabuloso. Parecen seres reales, con vida propia, e incluso son capaces de inspirar cierta ternura con sus cuerpos colosales y solitarios. ¡°Es realmente extra?o que la gente encuentre vida en mis bestias¡±, dice Jansen. ¡°Tal vez lo logr¨¦ simplemente porque segu¨ª el proceso darwiniano de la evoluci¨®n. Es decir, no fui yo quien hizo los animales: s¨®lo acat¨¦ las reglas que dictaban los tubos con que est¨¢n fabricados¡±.
Jansen tiene una visi¨®n providencial de la vida que la ciencia no acaba nunca de explicar del todo. ¡°Veo la vida como un gran milagro, en efecto. El hecho de que existimos y el hecho concreto de que yo existo. De que soy consciente de que existo. De que pienso, luego existo. De que yo llegu¨¦ a mi cuerpo y cada uno lleg¨® al suyo. Esto realmente es un milagro, y la teor¨ªa de la evoluci¨®n de Darwin no da ninguna pista sobre ello. Ese milagro es el que hay que disfrutar, y estar en la playa todo el verano, sintiendo el viento y paseando a la orilla del mar, me hace muy feliz. Espero que la compa?¨ªa de las bestias en la playa proporcione a otras personas esa misma felicidad¡±.
Aunque se trata de esculturas independientes, todas las piezas de Theo Jansen son resultado de una visi¨®n renacentista que combina el arte, la t¨¦cnica y la filosof¨ªa. En oto?o, las piezas mueren y desaparecen. El autor, entonces, aplica lo que ha ido aprendiendo en las series anteriores y crea nuevas bestias. As¨ª, cada generaci¨®n de criaturas tiene mayores habilidades y funciona mejor; es decir, posee m¨¢s autonom¨ªa y est¨¢ mejor preparada para sobrevivir en el mundo. El propio Jansen establece eras o periodos para sus bestias, con l¨ªneas evolutivas malogradas y otras exitosas. Su gran sue?o es que sus creaciones sean capaces de sobrevivir y pensar por s¨ª mismas, sin ning¨²n tipo de intervenci¨®n humana.
¡°Pero aun as¨ª¡±, asegura, ¡°aunque las bestias pudieran llegar a ser completamente aut¨®nomas alg¨²n d¨ªa, pasado un tiempo necesitar¨ªan personas para repararlas o mantenerlas. Por eso, durante mi vida he tratado de infectar lo m¨¢s posible a todos los que estaban a mi alrededor con el virus Strandbeest, con la esperanza de que los j¨®venes se hagan cargo de las bestias cuando yo deje el planeta.¡±
Ese virus tiene forma de algoritmo: trece n¨²meros que permiten que las criaturas se muevan como seres vivos. Jansen ha publicado ese algoritmo, y hay miles de estudiantes de ingenier¨ªa y de fans de sus Strandbeest que tratan de replicarlas y de extenderlas por las playas y paisajes de todo el mundo. Theo Jansen cree que ese impulso de imitaci¨®n o de devoci¨®n forma parte del ciclo reproductivo de las bestias. Es decir, el darwinismo aplicado al arte.
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