Mujer, m¨¢s de 40 a?os, quiero sexo y elijo.
Los estr¨®genos son las hormonas sexuales femeninas. Las que nos ponen las pilas. Las que tambi¨¦n nos hacen explotar y las que echamos de menos en cuanto se van. Las pulsaciones de cada una de nosotras, al menos las m¨ªas. Ahora que estoy m¨¢s cerca de perderlas, y ya las echo de menos, aspiro a cualquier sustitutivo, legal o ilegal, que supla su carencia. Me niego a perder ni una sola de las ventajas de haber aprendido a disfrutar con ellos. Lo que ha costado que nos queramos a nosotras mismas, que tratemos de entendernos en vez de sacrificarnos. Inventamos la sororidad porque nadie nos ense?¨® a protegernos y esa tela de ara?a que hemos tejido nos ampara unidas. Me crie?bajo el sacro manto del miedo al qu¨¦ dir¨¢n, me rebel¨¦ a que mi intimidad pudiera ser objeto de debate. Todo este feminismo hace que nos replanteemos los modelos sociales, pol¨ªticos y hasta sexuales bajo los que nos adoctrinaron. Solo por eso merece la pena.
?ltimamente critican que me haga la terapia con lo que escribo. Da igual el soporte en el que llegue a ustedes; hay quien pretende incluso que lo impida. Un saludo a los que han mencionado de mi Diario Vivo que hice terapia y que termin¨¦ llorando. Un saludo a todos los testoster¨®nicos que siguen con los mismos discursos que sus padres. Veo que siguen pretendiendo que contenga mis emociones hasta cuando les cuente mi vida. El autocontrol ha sido una de las premisas de la feminidad en la que nos criaron. Ni?a, no seas exagerada. Ni?a, no llores en p¨²blico. Ni?a, qu¨¦ melodram¨¢tica eres. Llevo desde los 15 a?os escuchando todas las suposiciones del ciclo menstrual en el que pudiera encontrarme; a veces hasta acertaban, nos ha jodido.
Con la llegada del Consejo de ministras a nuestros juramentos patrios cada vez me aferro m¨¢s a mis estr¨®genos, blandi¨¦ndolos orgullosa. Qu¨¦ bueno ha sido que empez¨¢ramos a exigir que primero nos incluyeran, que despu¨¦s nos propusieran y que finalmente elijamos con qui¨¦n quedarnos. La sexualidad femenina se ha invisibilizado por sistema, por costumbre y por doctrina, pero todo este feminismo est¨¢ reventando esos par¨¢metros. Cuando me lleg¨® el libro de Anna Freixa de Sin reglas, yo andaba terminando Oculto sendero,?de Rosa Mar¨ªa Casta?os, a la que no tendr¨¢n la suerte de (re)conocer si no es por su seud¨®nimo m¨¢s famoso, el de Elena Fort¨²n. Siendo Encarnaci¨®n Aragoneses a la pobre no la dejaron ser quien era. Ni amar como ella amaba. Desde el m¨¢s profundo desprecio hacia su propia orientaci¨®n sexual, la escritora hila lentamente su biograf¨ªa. Anna Freixas san¨® todo el escozor y dolor que me provoc¨® un sendero tan oculto como el de la mam¨¢ de mi tocaya. Aunque se supone que a¨²n no he llegado a mi fase menop¨¢usica (hoy por hoy menstr¨²o), me alivi¨® pensar que las viejas ya pasean por sexualidades propias y ajenas: "Si las viejas somos m¨¢s felices, libres y divertidas, las j¨®venes podr¨¢n mirarse en nosotras."Yo quiero imitar a estas viejas. Yo quiero ser una mujer desgarradora cuando encarte, tan fuerte como necesite. Llevo d¨¦cadas escap¨¢ndome de todos los modelos femeninos que me mostraban al no poder quitarme nunca ni los kilos de m¨¢s ni poder pagar las cremas que evitan que se te caiga la cara.
No s¨¦ c¨®mo van a llevar algunos que en el Ejecutivo haya tanta menstruante, lo mismo ahora no queda otra que debatir en el Congreso lo de bajar el impuesto de los productos higi¨¦nicos. El flamante presidente se comprometi¨® en 2016 a plante¨¢rselo cuando sacamos esta campa?a en Change.org. Ir¨¦ a la tribuna de p¨²blico a blandir mis tampones como testigo de semejante acto con tal de ver la cara de aquellos diputados que tienen la desfachatez de decir que no bajan ese IVA porque no ven necesaria la contenci¨®n de mis hemorragias. Feminizar la vida pasa por normalizar mis reglas. Y en estas reglas entran tambi¨¦n las que manchan.?
No fui yo quien defini¨® lo de agarrada a mis estr¨®genos. Siento haber perdido el dato de la magn¨ªfica mujer que me lo ense?¨®. Pero nunca me he sentido tan identificada con una definici¨®n para describir las ganas que tengo de sexo, eligiendo con qui¨¦n, atrevi¨¦ndome a pasearlo sin que me juzguen todos esos que callan. Asumo que esos estr¨®genos poco a poco se escapar¨¢n de mi cuerpo, pero jam¨¢s huir¨¢n de mis entra?as.
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