El coraje de Teresa Valcarce para que EE UU cumpliera una promesa hecha en el siglo XVIII
Cuando asumimos la responsabilidad por lo que luchamos, en el camino est¨¢ la victoria
Los ¡°imposibles¡± dejan de serlo por el coraje de alguien. As¨ª lo demuestra el documental Una promesa casi olvidada, dirigido por la canaria Mar¨ªa Rozm¨¢n, que acaba de conseguir el Emmy al mejor reportaje hist¨®rico cultural. En 1783 el Congreso de Estados Unidos dicta una orden para que se cuelgue el retrato del militar espa?ol Bernardo de G¨¢lvez, en reconocimiento a la ayuda que hab¨ªa prestado en la Guerra de la Independencia. Pero aquel cuadro nunca se colg¨® y hubo que esperar hasta 2014 para que una espa?ola, Teresa Valcarce, consiguiera el ¡°imposible¡±. Teresa es un ejemplo de coraje y de determinaci¨®n pura. Vive en Washington D.C., trabaja como administrativa en una entidad de educaci¨®n y de manera completamente fortuita supo de esta promesa incumplida. Cuando le pregunto sobre qu¨¦ le despert¨® su coraje, comparte las siguientes claves que podemos aplicar cada uno de nosotros en nuestros objetivos:
- Asumir la responsabilidad. ¡°Soy madre. Al igual que lucho por mis tres hijos, tambi¨¦n lo hago por los objetivos en los que creo¡±, dice Teresa. La mayor parte de las personas caemos en la queja, en lo que deber¨ªa hacerse y no ocurre. Se ve en las empresas, en las familias o en la sociedad en su conjunto. Sin embargo, las personas-coraje luchan. No se quedan de brazos cruzados, esperando a que alguien venga a resolverles la vida. Teresa pod¨ªa haber criticado la situaci¨®n y haber aguardado a que desde alg¨²n despacho importante se enviaran m¨¢s cartas. Pero no. Ella lo vivi¨® como una responsabilidad personal, que le empuj¨® a dar su primer paso.
- El camino es la victoria. Para Teresa su ¨¦xito no fue solo que se colgara el cuadro (que por supuesto), sino la cantidad de aprendizajes, experiencias y las m¨¢s de 1.500 personas que ha conocido durante los dos a?os que llev¨® el proceso. Y es ah¨ª donde hay que poner el foco. Como reconoce: ¡°No existe ninguna universidad en el mundo que me pudiera ense?ar algo tan poderoso como lo que aprend¨ª en t¨¦rminos legales, hist¨®ricos, diplom¨¢ticos¡ incluso de lobbies en el mismo Washington¡±.
- Sin miedo a las ca¨ªdas. El miedo paraliza la pasi¨®n. Si pretendes conseguir algo que nadie ha hecho antes y tienes p¨¢nico a equivocarte, es posible que desistas. Hay siempre mil argumentos para ello. En su proeza, Teresa se encontr¨® con un sinf¨ªn de obst¨¢culos, incluso de lugares y de personas que nunca pod¨ªa imaginar a priori. ¡°Pero no desist¨ª, porque saboreaba el camino y lo que estaba aprendiendo¡±.
- Generosidad. A Teresa no le motivaba algo relacionado con el dinero. Era un ideal. Creci¨® viendo a su padre involucrado en causas que cre¨ªa que hab¨ªa que mejorar o cambiar y ¡°los amores de familia nos marcan a fuego¡±, reconoce. Y es posible que las causas limpias, sin recovecos, sean las m¨¢s poderosas, las que despiertan la generosidad en el otro. ¡°Si he conseguido que se colgara el cuadro fue gracias a la ayuda de muchas personas: de senadores estadounidenses, de los medios de comunicaci¨®n que me ayudaron incluso desde el principio, del mundo universitario, de historiadores, de la Asociaci¨®n Bernardo de G¨¢lvez¡¡±.
En pocas palabras, coraje es un t¨¦rmino que proviene del lat¨ªn y significa ¡°poner el coraz¨®n por delante¡±. Si somos capaces de asumir la responsabilidad por lo que luchamos, entendemos que en el camino est¨¢ la victoria, no tenemos miedo a las ca¨ªdas y realmente somos generosos, es posible que tengamos m¨¢s capacidad de encontrar el coraje para luchar por nuestros sue?os. As¨ª le ocurri¨® a Teresa Valcarce y as¨ª nos puede suceder a cada uno de nosotros.
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