El d¨ªa en que un cura asturiano y unos azucareros de Colombia cambiaron su destino
El misionero espa?ol Jose P¨¦rez ?lvarez puso en marcha hace medio siglo un sistema educativo para los hijos de los trabajadores de la ca?a que ahora forma a 4.000 j¨®venes
Lleg¨® a Colombia hace 60 a?os para impartir unas charlas formativas en El Cerrito, cerca de Cali. El padre Jos¨¦ P¨¦rez qued¨® prendado por el olor a hierba h¨²meda, las monta?as del Valle del Cauca, el afecto y la humildad de aquellos hombres tiznados de holl¨ªn que le recordaban a los mineros de carb¨®n de aquella Asturias natal que hab¨ªa dejado atr¨¢s hace a?os. Eran los trabajadores de la finca de Ingenio Providencia, dedicada a la ca?a de az¨²car.
¡°Los corteros y acarreadores viv¨ªan en peque?os barracones en los mismos terrenos de la empresa, rodeados de ca?averales, de manera insalubre y sin m¨¢s enseres personales que una olla para cocinar y un machete para trabajar¡±, recuerda el padre P¨¦rez. Aquella visi¨®n le hizo no volver a hacer la maleta e implicarse por esos obreros del az¨²car de rostro amargo que se mostraban incr¨¦dulos porque alguien se preocupase por ellos.
¡°Hab¨ªa desconfianza y cierta hostilidad entre empresa y trabajadores, unos trece mil en aquella ¨¦poca. Estaban inc¨®modos por dos razones: viv¨ªan hacinados en casas nada dignas, burdas y miserables. Adem¨¢s, sent¨ªan una gran preocupaci¨®n por el futuro de sus hijos, tampoco ten¨ªan escuela¡±, indica. ¡°Un d¨ªa me lleg¨® un tipo enorme que me dijo: 'Mire, padrecito, nosotros hemos nacido esclavos y esclavos moriremos. Nuestra suerte est¨¢ echada y no hay remedio. Si puede, haga algo por nuestros hijos para que no tengan que correr la misma perra suerte¡±. Fue el detonante. Se qued¨® 25 a?os, primero como capell¨¢n y, m¨¢s tarde, como director de relaciones humanas con el objetivo de mejorar la situaci¨®n de los trabajadores de las empresas que integraban la empresa Ingenio Providencia y que, en su mayor¨ªa, a excepci¨®n de directivos y t¨¦cnicos, eran analfabetos.
El Centro de Formaci¨®n Integral Providencia surgi¨® hace 56 a?os, cuando aquel tipo enorme le mostr¨® que el verdadero problema en el Valle del Cauca era la falta de educaci¨®n.¡°Me d¨ª cuenta de que ser¨ªa el hombre m¨¢s feliz del mundo si lograba abrir un centro de formaci¨®n para sacar adelante a esos hijos¡±.
En 1961 comienzan las obras con la cesi¨®n por parte de la empresa de los terrenos de ocho hect¨¢reas y el esfuerzo de los trabajadores que iban a ser la mano de obra durante sus fines de semana de descanso. Ese fue el germen de la mayor obra social del sector azucarero en Colombia en un esfuerzo tan tenaz como voluntarioso.
¡°Cuando tuvimos el terreno nos pusimos a trabajar con el poco material que conseguimos comprar, el resto lo ¨ªbamos sacando de chatarra, de material donado o del que recog¨ªamos de una manera u otra por los terrenos de la finca: los antiguos rieles de los trenes de az¨²car son hoy las vigas de los talleres mec¨¢nicos¡±. Esas apropiaciones de material le cost¨® decenas de conflictos con alguno de los directivos.
Los m¨¢s viejos del lugar recuerdan bien al cura con sotana y sombrero, conduciendo aquella furgoneta que apodaban Mac Macho y un remolque atado atr¨¢s cargado de trabajadores y de material de construcci¨®n que iba apa?ando por ah¨ª. Tampoco olvidan el rostro de orgullo de aquellos corteros cuando se graduaban sus reto?os y entraban a trabajar en el ingenio como sus jefes.
Los primeros beneficiarios del centro fueron esos hijos de los trabajadores de la azucarera, la mayor¨ªa acabaron como t¨¦cnicos especialistas. Todo un hito social en una sociedad estratificada en niveles sociales. Actualmente trabajan con m¨¢s de cuatro mil j¨®venes y el sistema de formaci¨®n ha sido implantado con gran ¨¦xito en pa¨ªses como Per¨² y Ecuador. Fue premiado por el Ministerio de Educaci¨®n al mejor Centro Regional de Educaci¨®n Superior en 2008.
¡°Es un sistema autosuficiente gracias a los frentes productivos que mantienen, como la divisi¨®n de confecci¨®n donde realizan uniformes laborales para las empresas m¨¢s importantes de Colombia¡±. El centro tambi¨¦n pretende contribuir al desarrollo social y econ¨®mico de la comarca, en los talleres de corte y confecci¨®n generan formaci¨®n y empleo a madres solteras adem¨¢s de brindarles la oportunidad de darle a sus hijos educaci¨®n b¨¢sica primaria y secundaria.
El Gobierno colombiano condecor¨® al padre P¨¦rez en 1982 por este trabajo educativo con la medalla c¨ªvica Camilo Torres, aquel cura guerrillero muerto en combate y con el que, curiosamente, manten¨ªa una buena amistad ¡°el sacerdote m¨¢s culto, sencillo y elegante que conoc¨ª, y por el que he llorado mil veces recordando el d¨ªa que se despidi¨® de mi para irse a la guerrilla del ELN¡±.
Los corteros y acarreadores viv¨ªan en peque?os barracones en los mismos terrenos de la empresa, rodeados de ca?averales, de manera insalubre y sin m¨¢s enseres personales que una olla para cocinar y un machete para trabajar
Una vez terminada esa obra comenz¨® a luchar por una vivienda digna para los empleados. Con su terquedad y diplomacia involucr¨® de nuevo a la empresa y a un buen pu?ado de obreros para construir, en 1967, un barrio para los 72 trabajadores m¨¢s humildes, el barrio Oviedo, ¡°en honor a mi ciudad del alma¡±. Calles y casas de planta baja situadas justo enfrente del centro formativo. M¨¢s adelante construir¨ªa el barrio de El Carmen para otras doscientas familias m¨¢s. ¡°Est¨¢n edificadas? seg¨²n las exigencias de la Convenci¨®n de Bruselas de 1927, en la que se dec¨ªa que la vivienda del trabajador debe estar cerca pero fuera de las empresas y tener un peque?o huerto para desestresarse pero tambi¨¦n como una fuente de ingresos¡±.
Hoy, en las calles del barrio Oviedo apenas quedan un pu?ado de aquellas casas intactas. Esas familias fueron creciendo y con ellas su vivienda. Muchas han doblado la altura y han dividido su huerto para que sus hijos construyeran sus propios hogares. ¡°Casi todos trabajan en el sector azucarero y la gran mayor¨ªa como mandos intermedios gracias a sus estudios en el Centro de Formaci¨®n Integral¡±.
Tras la jubilaci¨®n regres¨® a Espa?a por un periodo de tiempo y fund¨® en 1995 la instituci¨®n Padrinos Asturianos, desde donde presta ayuda a menores en situaci¨®n de extrema pobreza a los que brinda apoyo social y formativo, implicando para ello a profesionales que trabajan de manera voluntaria. A d¨ªa de hoy Jos¨¦ P¨¦rez ha retornado a vivir a Cali donde a sus 92 a?os continua supervisando los programas de formaci¨®n o visitando a alguno de los mas de mil estudiantes de entre los 5 y los 18 a?os y de escasos recursos.
La educaci¨®n lo es casi todo. ¡°Y cultivarla es una obligaci¨®n de los gobiernos y de todos. ?Qu¨¦ ser¨¢ ma?ana de los ni?os que hay en Colombia con hambre y sin escuela? ?Van ser agentes de paz o de violencia? Todos podemos ayudar para poder hacer frente al problema de estos desamparados¡±, dice.
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