?Por qu¨¦ las ciudades no quieren ser sede del Mundial de f¨²tbol ni de otros grandes eventos?
Tanto la FIFA, como el COI necesitan replantearse sus modelos de negocio y empezar a preocuparse por las necesidades de las urbes que acogen sus competiciones
Prepararse para acoger a millones de visitantes, como lo ha hecho Rusia en Mosc¨², Sochi y otras ciudades para el Mundial de 2018, requiere a?os de planificaci¨®n y mucha construcci¨®n. Adem¨¢s, es caro: 12 estadios en 11 ciudades le ha costado a Rusia aproximadamente 11.000 millones de d¨®lares.
Cuando estos grandes eventos est¨¢n en marcha, parece que el dinero y los problemas que conllevan merecen la pena. Tras haber trabajado en tres Exposiciones Universales, haber asistido dos veces a los Juegos Ol¨ªmpicos y haber ido al Tour de Francia y al Open de Australia, he podido comprobar personalmente la emoci¨®n que desencadenan. Aunque tambi¨¦n he investigado lo suficiente como para darme cuenta de que las extravagancias internacionales no siempre benefician a los locales a largo plazo.
Formo parte de un equipo de investigaci¨®n sobre la organizaci¨®n de megaeventos de la Universidad Estatal de Michigan que identifica lo que funciona y lo que acabar¨¢ siendo un desastre.
Prioridades locales
Siempre constatamos que las organizaciones que planifican grandes eventos y el p¨²blico tienen necesidades diferentes. Los primeros necesitan principalmente promover su marca con el ¨¦xito de un evento. Los segundos quieren mejorar la percepci¨®n de su ciudad y que se construyan edificios nuevos, carreteras e infraestructuras que mejoren la calidad de vida a largo plazo sin que les salga demasiado caro.
Desde mi punto de vista, tanto la Federaci¨®n Internacional de F¨²tbol Asociado (FIFA), como el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI), que organiza los Juegos de Invierno y de Verano, necesitan replantearse sus modelos de negocio y empezar a preocuparse por las necesidades de las ciudades que los acogen. Las ¨¢reas metropolitanas que son sede de estos eventos quieren que sean un medio para un fin: convertirse en lugares mejores para vivir.
A menudo, construir lo necesario para preparar un Mundial o un gran evento coincide con las necesidades de la ciudad. Pero es m¨¢s frecuente que las prioridades locales se distorsionen. Dado que los Mundiales necesitan estadios de primera categor¨ªa de los que algunos pa¨ªses carecen, cuando estos tienen el honor de convertirse en sedes se comienza a construir de manera fren¨¦tica.
Fue lo que ocurri¨® en el Mundial de Brasil en 2014 y en Sud¨¢frica en 2010, cuando estas sedes construyeron varios estadios que luego se demostr¨® que eran innecesarios.
Asimismo, los Juegos Ol¨ªmpicos de Verano de 2016 en R¨ªo de Janeiro se vieron muy bien en la televisi¨®n, pero dejaron detr¨¢s muchas instalaciones que r¨¢pidamente se convirtieron en un caos tras un proceso plagado de corrupci¨®n que desplaz¨® a miles de personas.
Retroceder
A pesar de las promesas de los organizadores de eventos, de los comit¨¦s y de las expectativas del p¨²blico sobre que el evento pueda solucionar algunos de sus problemas cotidianos, las sedes, a menudo, terminan teniendo instalaciones que no han pedido y que no van a usar y un mont¨®n de deudas que costar¨¢ d¨¦cadas saldar.
Los Juegos Ol¨ªmpicos suelen concentrarse en una sola ¨¢rea metropolitana, y, a veces, tambi¨¦n necesitan estadios raros, como los de b¨¦isbol o los de v¨®ley-playa en Atenas o el de r¨¢pidos para canoa y kayak en los Juegos de R¨ªo.
Existe cierta incertidumbre entre el p¨²blico debido a los desastres producidos en los Juegos de Atenas, Sochi, y R¨ªo, y en los Mundiales de Sud¨¢frica y Brasil. De los seis finalistas para los Juegos de Invierno de 2022, cuatro de ellos se retiraron: Estocolmo, Suecia; Cracovia, Polonia; Lviv, Ucrania; y Oslo, Noruega, debido a la respuesta negativa de sus vecinos y a los costes que conlleva. Los ¨²nicos que quedaron fueron Almaty (Kazajist¨¢n) y el ganador del evento, Pek¨ªn.
Boston y la ciudad alemana de Hamburgo retiraron su candidatura para los Juegos Ol¨ªmpicos de 2014 debido a la oposici¨®n de la opini¨®n p¨²blica. Lo mismo pas¨® con Vancouver al echarse atr¨¢s en su oferta para ser sede del Mundial de 2026. Cuando los l¨ªderes expresan su inter¨¦s por acoger uno de estos grandes eventos, siempre aparece la incertidumbre sobre los beneficios que puede generar.
Cuatro a?os antes de que Qatar consiguiera la candidatura para el Mundial de 2022, ya demostr¨® ser un ejemplo de lo que no se debe hacer. Cientos de trabajadores murieron en la construcci¨®n de un edificio que se usar¨¢ para este evento, que seg¨²n el Human Rights Watch (Observatorio de Derechos Humanos), se tratar¨ªa de un caso marcado por la corrupci¨®n.
Mejores opciones
Pero, por supuesto, tambi¨¦n ha habido casos de ¨¦xito. Cuando los pa¨ªses ten¨ªan todos los estadios necesarios, como ocurri¨® en el Mundial de Francia en 1998 y en el Mundial de Alemania en 2006, la inversi¨®n requerida fue m¨¢s razonable y pr¨¢ctica, ya que se aseguraron de que se usaran las nuevas instalaciones.
Los ?ngeles fue la primera ciudad que, en 1984, encontr¨® una forma eficiente de acoger los Juegos Ol¨ªmpicos: usando estadios que ya ten¨ªan y cediendo servicios. Dado que la ciudad planea presentarse para los Juegos de 2028, puede que vuelva a demostrar c¨®mo una ciudad puede ser sede de los Juegos invirtiendo en la construcci¨®n de obras p¨²blicas que beneficiar¨¢n a sus ciudadanos a largo plazo.
Mark Wilson es Profesor y Director de Programas, Planificaci¨®n Urbana y Regional, Escuela de Planificaci¨®n, Dise?o y Construcci¨®n, en la Universidad Estatal de Michigan.
Este art¨ªculo fue previamente publicado en The Conversation Espa?a, que acaba de inaugurarse y se suma a la plataforma internacional de contenidos cient¨ªficos y acad¨¦micos
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