¡°Los padres debemos convertir el tiempo al aire libre con nuestros hijos en una prioridad¡±
Richard Louv es autor de ¡®Los ¨²ltimos ni?os en el bosque¡¯, una llamada de atenci¨®n a padres y educadores sobre la creciente desconexi¨®n de la infancia con el medio ambiente
Richard Louv es cofundador y presidente em¨¦rito de Children & Nature Network, una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro convertida en movimiento global que busca aumentar el acceso equitativo a la naturaleza de los ni?os para que estos y los propios lugares naturales puedan prosperar. ¡°La experiencia en la naturaleza ayuda a aumentar los valores de conservaci¨®n, ahora y en el futuro¡±, afirma. Periodista de profesi¨®n, es autor de numerosos libros, entre ellos ¡®Los ¨²ltimos ni?os en el bosque¡¯ (Capit¨¢n Swing), una llamada de atenci¨®n a padres y educadores sobre la creciente desconexi¨®n de la infancia con el medio ambiente.
PREGUNTA. Aunque su libro se ha publicado en Espa?a este a?o, la edici¨®n original data de 2005. En este periodo de tiempo, ?ha encontrado motivos para el optimismo?
RESPUESTA. Las barreras entre las personas y la naturaleza siguen siendo un desaf¨ªo, pero estamos viendo ya algunos cambios. No en vano, un estudio reciente llevado a cabo en los Estados Unidos sugiere que parecemos estar mucho m¨¢s informados que hace una d¨¦cada sobre la conexi¨®n entre la experiencia de la naturaleza y la salud, aunque a¨²n no somos tan conscientes de la conexi¨®n que esta tiene con el funcionamiento cognitivo y la educaci¨®n.
En los Estados Unidos, por ejemplo, estamos empezando a ver avances en el ¨¢mbito de legislaci¨®n estatal, de escuelas, de empresas y de agencias gubernamentales. En septiembre de 2015, sin ir m¨¢s lejos, entr¨® en vigor una iniciativa de la Casa Blanca llamada Every Kid in a Park, por la que todos los estudiantes de 4? grado y sus familias tienen entrada gratuita a los parques nacionales y a otras tierras y aguas federales, un programa que se ha extendido bajo la administraci¨®n actual.
E internacionalmente, en septiembre de 2012, el Congreso Mundial de la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (IUCN) dict¨® una resoluci¨®n titulada "El derecho del ni?o a conectarse con la naturaleza y con un medio ambiente sano". Esta conexi¨®n es, de hecho, un derecho humano. Y el reconocimiento de eso ya es un progreso.
P. En Espa?a al menos, y creo que es una tendencia global, la poblaci¨®n va alej¨¢ndose de los pueblos, de los ambientes rurales m¨¢s pr¨®ximos a la naturaleza, para concentrarse cada vez m¨¢s en las grandes ciudades. ?Qu¨¦ consecuencias tiene esto para la infancia?
R. Como los j¨®venes pasan cada vez menos tiempo de sus vidas en un entorno natural, sus sentidos se reducen, fisiol¨®gica y psicol¨®gicamente. Adem¨¢s, la infancia excesivamente controlada y la devaluaci¨®n del juego no estructurado tienen enormes implicaciones para la capacidad de los ni?os de autorregularse. Esto reduce la riqueza de la experiencia humana y contribuye a una condici¨®n que llamo el trastorno por d¨¦ficit de naturaleza. Cre¨¦ ese t¨¦rmino para que sirviera de eslogan para describir lo que muchos de nosotros creemos que son los costos humanos de la alienaci¨®n de la naturaleza. Entre otros un disminuido uso de los sentidos, dificultades de atenci¨®n, tasas m¨¢s altas de enfermedades f¨ªsicas y emocionales, deficiencia de vitamina D, una tasa creciente de miop¨ªa o el incremento de la obesidad infantil y adulta. La ciencia ha correlacionado experiencias en el mundo natural con mejoras en cada uno de estos ¨¢mbitos. Obviamente, el trastorno por d¨¦ficit de naturaleza no es un diagn¨®stico m¨¦dico, aunque uno podr¨ªa pensar que es una condici¨®n de la sociedad. Eso explicar¨ªa la rapidez con la que el concepto ha entrado en varios idiomas.
P. ?Y es posible escapar de ese trastorno por d¨¦ficit de naturaleza desde las ciudades?
R. Si queremos tener experiencias significativas con la naturaleza vamos a tener que repensar la naturaleza dentro de las ciudades. Para conectarse con esa nueva naturaleza, por ejemplo, podemos caminar por nuestros vecindarios, conocer esos rincones de la naturaleza, descubrir c¨®mo protegerlos y luego aprender nuevas formas de llevar m¨¢s naturaleza a las ¨¢reas urbanas. Al menos un estudio ha demostrado que los parques urbanos con altos niveles de biodiversidad son los parques con mayores beneficios psicol¨®gicos para los seres humanos. Las ciudades pueden, de hecho, convertirse en motores de la biodiversidad. La prueba es que los grupos que ayudan a las personas a ver realmente d¨®nde viven, que fomentan una sensaci¨®n de lugar, est¨¢n creciendo en tama?o y n¨²mero. Como dice el poeta y granjero estadounidense Wendell Berry, "no puedes saber qui¨¦n eres hasta que sepas d¨®nde est¨¢s".
P. Una de las consecuencias que yo veo, adem¨¢s de las mencionadas, es lo que usted llama ¡°el s¨ªndrome del hombre del saco revisitado¡±. A causa del miedo de los padres y de la sensaci¨®n social y generalizada de peligro, los ni?os viven encerrados en sus casas, sin poder salir solos, con lo que nunca consiguen conocer sus barrios, los parques o las zonas naturales que puede haber en los m¨¢rgenes.
R. Durante varias d¨¦cadas, nuestra sociedad ha estado enviando un mensaje claro a los ni?os y a los padres. Nuestras instituciones, dise?os urbanos y suburbanos y actitudes culturales asocian consciente o inconscientemente la naturaleza con la fatalidad, mientras que disocian el aire libre de la alegr¨ªa y la soledad. Esa lecci¨®n se imparte en las escuelas, a trav¨¦s de las familias, y se ha codificado en las estructuras legales y normativas de muchas comunidades. La mayor¨ªa de los barrios de viviendas estadounidenses construidos en las ¨²ltimas dos o tres d¨¦cadas est¨¢n controlados por convenios estrictos que desalientan o proh¨ªben el tipo de juego al aire libre que muchos de nosotros disfrutamos de ni?os. Adem¨¢s de todo esto, las noticias por cable y otros medios en EE UU dan cobertura incesante a un pu?ado de tr¨¢gicos secuestros de menores, lo que condiciona a los padres a creer que los secuestradores de ni?os acechan detr¨¢s de cada ¨¢rbol. No digo que no exista ning¨²n peligro, pero s¨ª debemos pensar desde el punto de vista de riesgo comparativo: s¨ª, existen riesgos al aire libre, pero tambi¨¦n existen enormes riesgos psicol¨®gicos, f¨ªsicos y espirituales por el hecho de que los ni?os no jueguen al aire libre.
P. Usted lo dice en el libro, para los ni?os de hoy la naturaleza ha dejado de ser un lugar que ten¨ªa que ver con hacer algo, con una experiencia directa, para convertirse en algo que ver, que consumir, que ignorar.
R. Sin contacto f¨ªsico directo con el mundo natural, el conocimiento de los ni?os sobre el medio ambiente es en su mayor parte abstracto. A menudo, digo que los ni?os saben mucho sobre el cambio clim¨¢tico y la deforestaci¨®n de la selva amaz¨®nica, pero no pueden decirte qu¨¦ vegetaci¨®n y qu¨¦ fauna vive en los lagos o parques en su propia ¨¢rea. Afortunadamente, cada vez hay m¨¢s organizaciones que ofrecen salidas a la naturaleza por poco o ning¨²n costo, muchas dirigidas por naturalistas o entusiastas que se han convertido en expertos en la flora y la fauna locales. Insto a los padres o tutores a que busquen estas oportunidades de aprendizaje y gu¨ªen a los ni?os en esa direcci¨®n. El contacto con la naturaleza les permite a los ni?os ver que son parte de un mundo m¨¢s amplio que los incluye. Si a los ni?os se les da la oportunidad de experimentar la naturaleza, incluso de maneras simples, la interacci¨®n y el compromiso se dan de manera bastante natural.
P. Precisamente por ese conocimiento abstracto que menciona, se pregunta en el libro que de d¨®nde saldr¨¢n los futuros responsables de la naturaleza.
R. Si no tenemos cuidado, los futuros ambientalistas llevar¨¢n la naturaleza en sus maletines, no en sus corazones. No creo que sea una relaci¨®n sostenible. La experiencia en la naturaleza ayuda a aumentar los valores de conservaci¨®n, ahora y en el futuro. Es dif¨ªcil valorar la naturaleza de verdad a menos que aprendas a amarla en persona
P. Dice en el libro ¡°que el tiempo en la naturaleza no es un tiempo de ocio; es una inversi¨®n esencial en la salud de nuestros ni?os¡±. ?Qu¨¦ aporta el contacto con la naturaleza a la salud de nuestros hijos?
R. Volver¨ªa a escribir esa frase hoy. Mi cita parece sugerir que el tiempo libre no es valioso en s¨ª mismo. Y no, es inmensamente importante. Pero, al menos en mi pa¨ªs, el ocio se considera demasiado f¨¢cil de tener. La investigaci¨®n indica que las experiencias en el mundo natural ofrecen grandes beneficios para la salud psicol¨®gica y f¨ªsica y para la capacidad de aprender tanto de ni?os como de adultos. Los estudios sugieren que el tiempo en la naturaleza puede ayudar a muchos ni?os a aprender a construir confianza en s¨ª mismos; a reducir los s¨ªntomas del Trastorno por D¨¦ficit de Atenci¨®n e Hiperactividad, a calmarlos y ayudarlos a enfocarse. Las escuelas con espacios de juegos naturales y ¨¢reas de aprendizaje de la naturaleza parecen ayudar a los ni?os a tener mejores resultados acad¨¦micos. Y la experiencia en la naturaleza, adem¨¢s de otros beneficios psicol¨®gicos y de salud f¨ªsica, tambi¨¦n puede ser un amortiguador de la obesidad y el sobrepeso infantil.
P. Tengo que preguntarle por los padres, que desempe?amos un papel importante a la hora de revertir esta situaci¨®n. ?Qu¨¦ podemos hacer para reconectar a nuestros hijos con la naturaleza?
R. Soy padre, as¨ª que entiendo las presiones a las que estamos sometidos desde el punto de vista econ¨®mico, en t¨¦rminos de exigencias de tiempo y, por supuesto, a nivel de miedo. Cada vez nos quedamos m¨¢s tiempo dentro de casa y pasamos m¨¢s tiempo con aparatos electr¨®nicos junto a nuestros hijos. En educaci¨®n, por cada d¨®lar que gastamos en lo virtual, deber¨ªamos gastar al menos otro d¨®lar en lo real. Cuanto m¨¢s alta tecnolog¨ªa adquieren nuestras vidas, m¨¢s naturaleza necesitamos.
Por eso creo que como adultos podr¨ªamos dar un mejor ejemplo a nuestros hijos y beneficiarnos de ello, porque tambi¨¦n necesitamos los beneficios de la experiencia de la naturaleza, especialmente en lo referente a la reducci¨®n del estr¨¦s. Nunca es demasiado temprano, o demasiado tarde, para ense?ar a los ni?os o adultos a apreciar y conectarse con el aire libre. Incluso en entornos densamente urbanos, la naturaleza a menudo se puede encontrar cerca, en alg¨²n lugar del vecindario. Llevar a los ni?os al aire libre deber¨ªa ser un acto consciente por parte de los padres o cuidadores. Tenemos que convertir el tiempo al aire libre en una prioridad.
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