Abrir un negocio contra el estigma de la violaci¨®n
Las mujeres de Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo tratan de recuperarse y ganarse la vida tras sufrir agresiones sexuales y el rechazo de sus comunidades
Esperance Uzamukunda trabajaba en el campo con su marido cerca del pueblo cuando se acercaron tres hombres armados. Llevaban uniformes militares y rifles. Mataron a su marido delante de ella y luego la violaron. Esperance, incapaz de pedir ayuda, permaneci¨® en el campo durante dos d¨ªas hasta que otra mujer la encontr¨® y la llev¨® al hospital.
Cuando Esperance volvi¨® a casa en Kiwanja, un pueblo al Este de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, casi toda la comunidad la abandon¨® y la trat¨® como si la agresi¨®n hubiese sido una maldici¨®n para ella. A menudo, las supervivientes son rechazadas por sus familias y sus vecinos, y se les impide volver a casarse si tambi¨¦n han perdido a sus maridos. Despu¨¦s de un a?o y medio, Uzamukunda sigue enfrent¨¢ndose al estigma por haber sido violada.
Esta no es una historia aislada en el pa¨ªs africano, desangrado por la violencia. Especialmente en Kivu del Norte, una regi¨®n donde el ¨ªndice de violaciones es m¨¢s elevado que en cualquier otra zona. Kiwanja se encuentra en los alrededores del Parque Nacional de Virunga, en el centro de numerosos territorios rebeldes, lo que lo convierte en una zona propicia para los secuestros, las violaciones y las escaramuzas entre grupos armados.
Hortense Kalamata, una letrada de la Organizaci¨®n Din¨¢mica de Abogadas, ofrece a las mujeres asesoramiento y ayuda para a entablar acciones legales despu¨¦s de una agresi¨®n. Kalamata afirma que las violaciones est¨¢n arraigadas en la sociedad en Kivu del Norte. ¡°Desde la afluencia de refugiados ruandeses en 1994 ... han tenido lugar varias guerras que han provocado la aparici¨®n de los rebeldes de las FDLR [Fuerzas Democr¨¢ticas para la Liberaci¨®n de Ruanda]. Muchos de estos grupos armados en la regi¨®n han usado las violaciones como arma de guerra¡±, asegura.
Su asociaci¨®n trabaja para proteger y ayudar a las supervivientes, pero Kalamata se?ala que muchas mujeres no piden ayuda porque la violaci¨®n se considera tab¨², y denunciar a sus agresores equivaldr¨ªa a hacer p¨²blicas sus agresiones.
La p¨¦rdida de un marido en Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo puede ser desastrosa para las familias, que se quedan sin el principal sustento econ¨®mico del hogar. Esperance Uzamukunda, que tiene dos hijos que mantener y no puede volver a su anterior trabajo de bracera por temor a que la vuelvan a violar, necesitaba una forma de ganarse la vida.
La mujer que la salv¨® le dio el equivalente a 50 d¨®lares para crear una empresa. Desde entonces,?Uzamukunda elabora chikwangue, un tipo de pan local hecho a base de harina de mandioca. ¡°Vendo mis productos en el mercado local aqu¨ª en Kiwanja, y a veces tengo clientes que hacen el viaje desde Goma para compr¨¢rmelos, lo que me da dinero¡±, explica.
El hogar de Speciose Mapendo, de 61 a?os, no est¨¢ muy lejos de la casa de Esperance. Su marido y ella tambi¨¦n fueron atacados cuando estaban en el campo por los rebeldes de las FDLR. Estos se llevaron al hombre como reh¨¦n, y violaron a Mapendo. ¡°Han pasado dos a?os y medio y no he visto a mi marido desde entonces¡±, dice. ¡°Creo que le han matado¡±. La historia posterior al ataque se repite. ¡°Desde que me violaron, la gente de la comunidad desconf¨ªa de m¨ª¡±, se?ala. ¡°Es como si despu¨¦s de que te violen, te volvieses in¨²til¡±.
Pero Mapendo asegura que su nuevo negocio, de tejer cestos la est¨¢ ayudando a acabar con ese estigma. Gente que antes probablemente la habr¨ªa evitado viene a su casa para comprarle cestos por el equivalente a un d¨®lar cada uno. ¡°Mi negocio me acerca a la gente que parec¨ªa desconfiar de m¨ª¡±, asegura. ¡°Cada vez que vienen a comprarme, tienen que olvidarse de que me han violado¡±.
A Felicite Kabuo, de 31 a?os, las FDLR se la llevaron como reh¨¦n y la violaron varias veces. Como no puede volver a su anterior trabajo, ahora elabora carb¨®n vegetal, que vende para mantener a sus cuatro hijos. La producci¨®n de este carb¨®n es una tarea pesada que consiste en recoger le?a de los ¨¢rboles fuera del pueblo y carbonizarla sobre una fuente de calor lento y con poco ox¨ªgeno. El proceso requiere mucho tiempo para los ingresos que genera, pero su iniciativa ya ha llamado la atenci¨®n de otras mujeres, que ahora la tratan de manera diferente.
¡°A pesar del desprecio de los miembros de mi comunidad, mi peque?o negocio les ayuda a ver que soy una mujer fuerte y valiente. En vez de mendigar, uso mi negocio para recuperar mi dignidad perdida¡±, remacha. Pero Kabuo no cree que vender carb¨®n vegetal sea suficiente para mantener sola a su prole, as¨ª que quiere empezar un nuevo emprendimiento, como hacer rosquillas o cultivar jud¨ªas.
Crear sus propios negocios ha ayudado a estas mujeres a reintegrarse en sus comunidades tras una agresi¨®n aunque no generen demasiados ingresos. Pero todav¨ªa se enfrentan a un importante obst¨¢culo: el Gobierno. La Direcci¨®n General de Impuestos y el departamento de Medio Ambiente han gravado con nuevas tasas a los peque?os negocios en los ¨²ltimos meses, incluidas las actividades informales como el tejido de cestos y la elaboraci¨®n de pan.?
Uzamukunda y Mapendo se quejan de que estos nuevos tributos les impiden tener beneficios. ¡°Al principio obten¨ªa unas ganancias de 12 d¨®lares, pero desde que el Gobierno congole?o ha establecido impuestos incluso para los peque?os negocios, tengo que pagar al menos 10 d¨®lares de impuestos¡±, explica la primera.
Mapendo, que siente una frustraci¨®n parecida, afirma que esa tasa es el mayor obst¨¢culo para que su negocio evolucione, y que ha tenido que aumentar sus precios en consecuencia, lo que hace que muchos clientes no puedan permitirse comprar los cestos. ¡°No puedo vender mis productos como antes¡±, lamenta. ¡°La gente no viene a comprar como antes, pero tengo la esperanza de que el futuro ser¨¢ mejor¡±.
La creaci¨®n de un peque?o negocio puede haber ayudado a estas tres mujeres a recuperarse de sus agresiones, pero Kalamata se?ala que, en el fondo, lo que debe cambiar son las normas sociales en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, no los supervivientes, y dice que se tiene que restablecer la seguridad totalmente en la regi¨®n para impedir futuras agresiones. ¡°Tambi¨¦n es importante seguir con las campa?as de sensibilizaci¨®n junto con los medios de comunicaci¨®n locales para destacar el valor de las mujeres y la dignidad humana¡±.
Este texto fue publicado originalmente en ingl¨¦s en la p¨¢gina web de Newsdeeply en este enlace.
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